jueves, 25 de agosto de 2011

Duda metafísica Nerón argentino y cortesanas felinas Eduaro de la Serna

 Freud y niña liviana.JPG   

 

 No  estoy  seguro…

Eduardo de la Serna

 

Como algunos me enseñan cotidianamente –quizás más con la palabra que con el ejemplo- qué debo y qué no debo decir,

ahora me encuentro confundido. Porque me parece que “asco” no puedo decirlo, para no correr el riesgo de que los

fiscales morales de la Nación me quieran hacer juicio.   Tampoco puedo decir nada que tenga que ver con las “camas de

ninguna o ninguno, porque me enseñaron que no debería entrometerme en la vida privada de nadie.   Creo que tampoco

puedo decir “macho” aplaudiendo al que logró conseguir a la chica más linda del barrio, ni tampoco “prostituta” a una

que aprovechó sus atributos para recibir regalos, prebendas, y algunas cositas más…   Claro que hay cosas que tienen su

límite, y si los regalos son robados, secuestrados, confiscados por el “macho” a víctimas inocentes, secuestradas y

encapuchadas, la cosa es diferente; si se trata de llegar a la cima (cima bastante chata, por cierto) a costa de favores;

si para eso se acuesta con uno de los seres más repugnantes de nuestra historia, la cosa sigue cambiando de color.

Si se banaliza el dolor, la muerte, la sangre de otros,  ¡de tantos!,  el color se oscurece más aún.   Pero como también me

enseñaron que “no hay mal que por bien no venga”, a lo mejor quizás sigamos aprendiendo que muchos y muchas

que todavía están allá arriba, en el chato “arriba” de la superficialidad, no llegaron siquiera por chatos méritos, sino por

atributos. Y no será la primera –vimos fotos de un tigre con un gato, por ejemplo- y tampoco hace falta más que hacer

memoria y recordar quienes fueron tapas y quienes eran exitosos a diario en los tiempos oscuros de la Dictadura genocida

o la Dictadura económica riojana, para sospechar, al menos sospechar, si una vez más, los Medios no nos vendieron gato

por liebre (gato total, en este caso), y alguna vez nos hicieron creer que eran personas importantes.

         

                                                                                                                                       Y quizás me dé asco.       Perdón.