miércoles, 24 de agosto de 2011

la abuela te espera con panqueques niño argentino desaparecido

Esto no es solo una noticia.  Es una invitación a que participes, cuando veas fotos

De algún chico que es buscado, recortala y pegala en forma visible en la vidriera

De tu comercio o si vivís en Planta Baja en el vidrio de tu ventana que da a la calle.

Eladio González  toto

 

De: Observatorio de Trata Córdoba [mailto:observatoriodetratacba@gmail.com]
Enviado el: Miércoles, 24 de Agosto de 2011

Se pierden tres chicos por día y crecen las denuncias

19/08/11 

El dato es de Missing Children. En 2010 hubo 1.088 denuncias, contra unas 523 de 2007. Muchos son recuperados, pero todavía buscan a 210. Ayer, los padres se reunieron a reclamar que aparezcan.

 

Por  Diego Geddes 

Chicos perdidos. Chicos que se fueron de su casa. Chicos arrastrados por mamá o por papá. Chicos abusados. Chicos robados. Chicos que son una incógnita. Chicos que no tienen entidad. Chicos que no están. Chicos desaparecidos. En la Argentina hay 210 menores de 18 años que actualmente son buscados por la asociación Missing Children. En 2010 hubo 1.088 denuncias, lo que equivale a casi tres por día, y en los últimos cuatro años la cifra de pedidos de paradero se duplicó .

 

Retiro, 6 de la tarde. Miles de personas abducidas por la terminal de trenes pasan por la plaza de la Torre de los Ingleses frente a un grupo de 70 padres que muestran un collage enorme de fotos, con las caras de sus hijos. Son padres que buscan una respuesta, que luchan por saber qué fue lo que pasó con ellos. Algunos buscan desde hace dos meses, como el caso de Florencia Machado; otros desde hace 6 años, como el de Alan Solís. Sueltan globos y prenden velas. Y no dejan de mirar, buscando en cada cara que pasa una pista o una señal de lo que perdieron.


“Es difícil explicar por qué un chico se va de la casa. A veces se va, a veces desaparece, otras se lo lleva el papá o la mamá. En todos los casos hay una historia trunca que merece recomponerse, por más que no siempre el chico termina volviendo con su familia biológica”, explica Lidia Grichener, presidente de Missing Children. “Creemos que es importante mostrar las fotos, que se vean y algún chico pueda reconocerse”, dice Grichener.


Sobre los chicos perdidos en 2010, en dos de cada tres casos se fueron de sus casas por conflictos familiares o crisis de identidad . Y 281 chicos fueron sustraídos del hogar (el 26% del total), la mayoría (261) por su papá o mamá. El problema atraviesa todas las clases sociales , y en cuanto a las edades predominan los adolescentes: el 63% tiene entre 13 y 17 años, el 19% entre 7 y 12, y el 17% es menor de seis años.


Las denuncias fueron en aumento: en 2007 hubo 523, contra las 1.088 de 2010. Según los integrantes de Missing Children, esto se debe también a que tuvieron más difusión como asociación civil.


Desde 2000, registraron 6.456 denuncias por chicos perdidos, y lograron recuperar a casi todos.

 


El porcentaje de eficacia supera el 90% . “Cuando se concreta un encuentro es un momento muy emocionante y muy especial. Es gente que dice ‘gracias por haberme ayudado, por haber pensado en lo que era mejor para mí, por contenerme y sentir que era especial para alguien”, dice Grichener.


Desde el 2000 hasta hoy, Internet ha influido de manera directa en la desaparición y también en la búsqueda de las personas. Por un lado representa una red de conexión cada vez más poderosa en cuanto a la difusión, pero también es una forma de captar gente para redes de trata o pornografía.


Sandra Angel, de San Fernando, cuenta que su hija de 16 años desapareció el 2 de junio pasado. “Se enamoró de una persona de 29 años. Ella era muy buena alumna, pero desde ese día no va más al colegio. Se sacaban fotos teniendo sexo y él las subía a Internet. Hasta que un día desapareció. La DDI está trabajando, hubo allanamientos, pero no sé donde está el seguimiento. Los tiempos de la Justicia no son los míos. Yo quería que hubiera vuelto el día uno”, dice esta madre.


En cuanto al poder de búsqueda del Estado de los chicos desaparecidos, las opiniones de los familiares se dividen en dos: los que buscan desde hace poco y los que hace ya tiempo que sufren esta pesadilla. Los primeros aseguran que la Policía moviliza sus recursos, con allanamientos o interviniendo teléfonos para dar con el menor en cuestión. Los otros aseguran que la pesquisa se va apagando con los años, ante la falta de pistas.


Cristina Becerra asegura que buscó por todo San Cristóbal y más allá, en la Capital, a su hijo Franco, de 16 años. Hacía poco que él había llegado de Santa Fe, donde se crió con la tía. “El 8 de julio tuvimos una discusión porque había dejado de estudiar, dejó la escuela el año pasado. A la tarde fue a la vuelta de mi casa, a hacer un trabajo de pintura, y nunca más lo vi. Se fue con lo puesto, sin documento, sin ropa. Llamamos a todos los conocidos y buscamos en Internet sus contactos, pero ninguno sabía dónde se había ido. En Santa Fe tampoco saben nada. Pusimos fotos por todos lados en Constitución. Hice la denuncia. La Policía está un poco quedada. Dicen que no está en ninguna comisaría ni hospital, pero no me termina de convencer”.


Las historias se repiten y, a la vez, cada una es un mundo. Como la de una abuela que busca a su nieto, que desapareció en la villa La Cava. “A Matías le gustaban los panqueques que yo le hacía. Se fue un día y desde entonces trato de encontrarlo”, dice. Lo dulce se volvió amargo. Pero para Adriana Sellan, voluntaria de Missing Children, “todo se puede solucionar, la única manera de curar y sanar algo que pasó es poder hablarlo. Le dijimos a esta señora que pegue carteles, que le diga a su nieto que lo espera con panqueques”. La esperanza también se alimenta de estos pequeños gestos.

 


 

Observatorio de Trata Cordoba