DE STELLA CALLONI EN CUBADEBATE SOBRE PANAMÁ Y NORIEGA
Estimados receptores de este correo escrito por una intelectual
,periodista, poeta y mujer extraorinaria, testigo de nuestra
historia en los años previos a la invasiòn, autora de libros
sobre geopolìtica que deben ser leidos por quien se precie de
culto. Su claridad y responsabilidad conmovedora, su testimonio
veraz hace que la sintamos como una panameña (de las mejores, de
las siempre dignas). Escritora ,es coautora de La Guerra
Encubierta Contra Contadora que se refiere a Panamà. En nuestro
paìs, se vinculò a los sectores y organismos populares y tuvo el
privilegio de conocer y tratar a los lìderes Torrijos y Noriega.
El compromiso de esta dama ha sido, es y serà siempre con la
verdad, la justicia, la paz y la lucha de los pueblos agredidos.
Inescrupulosos, venales, que hacen del crimen , la difamaciòn,
el odio, la injusticia , la corrupciòn, la traiciòn y otras
infamias su "bandera de lucha", hallaràn que la palabra de
Stella Calloni los despoja de màscara, los pone al descubierto.
Un abrazo a la compatriota latinoamericana, hoy 16 de Diciembre,
Dìa de la Lealtad.
moravia
ARTÍCULO DE STELLA CALLONI EN CUBADEBATE SOBRE
PANAMÁ Y NORIEGA
LO QUE NO SE QUIERE RECORDAR
Panamá: El revés de la trama
Por: Stella Calloni
Debate
El envío del general Manuel Antonio Noriega a Panamá por
decisión del gobierno y la justicia de Francia, adonde fue
enviado ilegalmente desde Estados Unidos, en abril de 2010
cumpliendo oscuros acuerdos bajo la mesa entre Washington y
París, vuelve a poner en escena el revés de la trama.
A los 77 años y enfermo llegó detenido a su país, a sólo diez
días de conmemorarse la trágica fecha de la invasión de Estados
Unidos a Panamá que comenzó a última hora del 19 y en la
madrugada del 20 de diciembre de 1989 y, que dejó entre cinco y
siete mil muertos y desaparecidos.
Panamá tenía entonces dos millones de habitantes, que fueron
víctimas de una invasión que partió del propio territorio cuando
aún estaba el Comando Sur estadounidense en la Zona del Canal
con la serie de bases militares, pensadas para el control de
América Latina. Esas tropa s, aviones y helicópteros sólo debían
cruzar una avenida y lo hicieron bombardeando una ciudad de unos
600 mil habitantes,
Se destruyeron barrios enteros con pérdidas humanas y materiales
millonarias y fueron también desarticuladas las incipientes
Fuerzas de Defensa que estaban siendo preparadas para cuidar el
Canal cuando se fueran las tropas de Estados Unidos, que buscaba
excusas para quedarse.
Nada de todo esto se dirá, ni se contará la historia real de ese
país olvidado, cuyo pueblo tuvo jornadas heroicas de lucha
anticolonial y al que América Latina, bajo el influjo de una
temible desinformación dejó sólo en el momento de la invasión,
salvo honrosas excepciones.
No es coincidencia el traslado de Noriega en este momento donde
el gobierno de Ricardo Martinelli intenta crear una nueva cortina
de humo, para encubrir los nuevos pasos de entrega de soberanía a
favor de Washington. .
Noriega llega en momentos en que José Raúl Mulino, ministro de
Seguridad del gobierno del empresario derechista Martinelli,
acaba de anunciar que Estados Unidos, y Panamá instalarán una
academia militar de estudio y entrenamiento “en patrullajes de
frontera” (PL, 6-12-11).
Mulino dijo a los periodistas que la academia ofrecería formación
a unidades de policía de Centroamérica y permitiría a Panamá
jugar “un rol de liderazgo en materia de seguridad”.
En las declaraciones que circulan en estas horas el ministro
precisó que en esa entidad se formarán unidades especializadas
“en combatir el tráfico de drogas, a los indocumentados y en la
vigilancia fronteriza en áreas de difícil acceso”.
Sostuvo también que Estados Unidos y Colombia se han comprometido
en “cooperar” y dar asistencia a esa academia, para lo cual fue
rubricado un acuerdo con ambos países.
Otro acuerdo con Estados Unidos también permitirá el
entrenamiento a pilotos panameños en el manejo de helicópteros
tipo Bell-2-2. , añadió el titular, aunque no hay fuerza aérea ni
ejército panameño desde la invasión.
Las naves “permitirán hacer vuelos nocturnos para la interdicción
en casos de narcotráfico o en trabajos de rescate”.
Detalló que se hará un rediseño de la seguridad en el Aeropuerto
Internacional de Tocumen para evitar su uso en el tráfico de
dinero. ¿Se instalarán más asesores de Estados Unidos en el ex
aeropuerto Omar Torrijos, bautizado Tocumen después de la
invasión?
A estas altura pocos pueden dudar de que la Academia se trata de
una nueva “Escuelita de las Américas” y una reocupación de
Panamá, país donde el gobierno de Martinelli a tres meses de su
asunción en 2009 firmó un compromiso con la Secretaria de Estado
norteamericana Hillary Clinton para instalar bases militares de
Estados Unidos en ambas costas oceánicas de Panamá y en la
estratégica frontera con Colombia, un viejo diseño de los Planes
Colombia y Puebla Panamá.
Pero también la “extradición” de Noriega se produce en el marco
de una fuerte rebelión popular de trabajadores, intelectuales,
estudiantes y otros contra un gobierno, que ya ha dejado varias
víctimas por represión y cuando casi el 60 por ciento de los
panameños no aprueban su gestión.
Familiares cercanos al presidente han sido detenidos en México
por el tema de narcotráfico y abundan las denuncias por
corrupción y abuso contra su administración.
Una nueva ola de desinformación sobre la historia real de lo que
realmente sucedió en Panamá se extiende por el mundo, entretenido
en una historia falsificada sobre Noriega, que en realidad desde
septiembre de 2008 debiera estar libre por haber cumplido el
tiempo de su condena en Estados Unidos que establecen los
reglamentos internacionales.
Todo ha sido ilegal desde su traslado desde Panamá a Estados
Unidos en diciembre de 1989, violando el acuerdo y las
convenciones en materia de prisioneros de guerra en caso de una
invasión como la de Panamá, hasta su escandaloso juicio en Miami,
con testigos en su contra conformados por una serie de
narcotraficantes menores a los que se le descontó años de prisión
y se les dieron otros beneficios para que acusaran al general
panameño, aún sin conocerlo ni haberlo visto nunca, como está
comprobado.
En las últimas horas el ingreso a Panamá estuvo teñido de
ilegalidad ya que no se lo pudo ver como era obligatorio en esas
circunstancias y cuando era trasladado en silla de ruedas.
Para humillarlo más se le impuso cárcel común, en un país donde
se instalarán nuevas bases militares de los mismos que
invadieron y mataron miles de panameños, sin recibir nunca
condena alguna.
Ninguna ley se cumple como no cumplió el general Marc Cisneros, a
cargo de la invasión, quien tomó compromisos en sus trámites con
altos dignatarios de la Iglesia , como Monseñor Sebastián Laboa
los que nunca respetó.
Uno de los testigos para condenar a Noriega fue el poderoso
narcotraficante colombiano Carlos Ledher, preso en Estados
Unidos, a quien la justicia entregó documentos falsos como
testigo protegido y al que liberó unos ocho millones de dólares
de una cuenta que le habían incautado. Con otro nombre y millones
de dólares Ledher y su familia se fueron a vivir a Francia. Al
general panameño no se le permitió hablar en su defensa aduciendo
“razones de seguridad para Estados Unidos”,
Nadie menciona esto ahora. Sólo el ex procurador de Estados
Unidos Ramsey Clark habló con verdad y claridad en su momento
contra la brutal invasión a Panamá, denunció las muertes y la
destrucción y las mentiras del gobierno de su país en este caso.
¿QUIEN ESCRIBE LA HISTORIA HOY?’
Para advertir hasta qué punto la banalización informativa
funciona en estos días es necesario aclarar en primer término,
que Noriega al que mencionan como “dictador brutal y ex
presidente de Panamá”, nunca fue presidente de ese país.
No se dice tampoco que cuando se produjo la invasión de Estados
Unidos a Panamá, de la que fui testigo como corresponsal de
periódicos mexicanos, “el dictador” era tan terrible que no había
un solo opositor preso.
Unas horas antes de la iniciar esa invasión, soldados de Estados
Unidos entraron tranquilamente a la ciudad de Panamá y se
llevaron a la sede del Comando Sur en la entonces Zona del Canal
que ocupaban militarmente, a Guillermo Endara, Ricardo Arias
Calderón y Guillermo Ford, a quines nombraron allí presidente y
vicepresidentes de Panamá.
Los principales opositores estaban tranquilamente en sus casas, a
pesar de haber realizado una serie de acciones desestabilizadoras
y golpistas contra el gobierno panameño, y apoyado la
intervención a su propio país. Habían creado una alianza
opositora supuestamente “democrática” recibiendo millones de
dólares desde Washington, donde tenían la principal sede de esa
oposición.
Así mientras comenzaba la invasión los jefes militares
estadounidense nombraron, nada menos que en el Comando Sur, al
gobierno que iban a imponer en el país invadido.
El único preso “político” era el agente de la CIA estadounidense
Frederick Musse, quien había sido detenido cuando se le encontró
una radio clandestina para hacer propaganda contra el gobierno y
documentos que lo ligaban a la inteligencia del Comando Sur. El
fue el primer objetivo de rescate de los invasores con un duro
ataque al realmente pequeño cuartel Central de las Fuerzas de
Defensa panameñas, empleando helicópteros y artillería.
George Bush dio la orden de la invasion
PRESIDENTES PANAMEÑOS ENTRE 1968 y EL 20 DE DICIEMBRE DE 1989
Para que quede muy claro de cómo se desinforma, ni el general
Noriega ni tampoco el general Omar Torrijos, líder panameño,
fueron nunca presidentes de Panamá.
Torrijos, al frente de un grupo de militares de la entonces
Guardia Nacional se rebeló el 11 de octubre de 1968 derrocando
al gobierno oligárquico y pro estadounidense de Arnulfo Arias
Madrid.
Poco más de un año después en diciembre de 1969 el Comando Sur
junto a algunos militares panameños preparó un golpe contra
Torrijos mientras este estaba fuera del país.
Pero el 16 de diciembre en una acción audaz, y con el apoyo del
mayor Manuel Antonio Noriega, Torrijos logra regresar en un
viejo avión alquilado en México, donde se encontraba, para
aterrizar clandestinamente en Chiriquí, departamento panameño
fronterizo con Costa Rica.
La ayuda de Noriega, quien lo esperaba iluminando una pista con
antorchas en ese lugar, fue clave para el retorno de Torrijos.
Mientras los golpistas derrotados huían y se refugiaban en el
Comando Sur de Estados Unidos en la Zona del Canal, Torrijos
entró de lleno en la lucha por recuperar el estratégico Canal y
Noriega fue nombrado jefe de inteligencia. Torrijos murió en mayo
de 1981 junto a un grupo de escoltas y acompañantes en un extraño
accidente de aviación atribuido a la CIA por sus familiares e
investigadores durante un corto vuelo doméstico.
En 1983 Noriega llegaría a la jefatura de las Fuerzas de
Defensa de Panamá, que reemplazaron a la Guardia Nacional ,
creada en los años en que Estados Unidos se apoderó de ese país
para construir el Canal,
Después del golpe fracasado en contra de Torrijos en 1969 fue
nombrado presidente Demetrio Basilio Lakas, quien gobernó hasta
1978.
La figura preponderante fue Torrijos, líder de la Revolución
panameña que significó un viraje de 180 grados en ese país.
Entre 1978 y la invasión estadounidense de 1989 fueron
presidentes de Panamá Arístides Royo (78-82) y Ricardo de la
Espriella (82-84). Este renunció el 13 de febrero de 1984 y fue
reemplazado transitoriamente por el abogado y diplomático Jorge
Illueca hasta octubre de ese mismo año, en que se realizaron
elecciones en las que resultó electo Nicolás Arditto Barletta.
Barletta gobernó hasta 1985.
Lo sucedió Eric Del Valle, en momentos complejos para el país.
En 1988 asume la presidencia Manuel Solís Palma, quien a su vez
en 1989 es reemplazado por Francisco Rodríguez.
Este era el presidente de Panamá cuando se produjo la brutal
invasión, y Noriega, comandante de Fuerzas de Defensa, había
sido nombrado cuatro días antes por la Asamblea de
representantes de Corregimientos como Jefe de Gobierno,
manteniendo la presidencia Rodríguez, en un intento por frenar
cualquier tipo de acción estadounidense contra el país.
Muchos panameños fueron desaparecidos y encontrados cuando las
madres de las víctimas y organismos humanitarios lograron que se
abrieran algunas de las fosas comunes que existen en ese país,
donde había decenas de cadáveres y algunos militares que
defendieron Panamá, habían sido sacados de los hospitales donde
estaban con heridas y fracturas(enyesados varios de ellos) y
ejecutados con un disparo en la cabeza.
De todo eso hay documentación suficiente como de las armas
probadas, entre estas los aviones silenciosos F17 Stealth,
granadas especiales, los nuevos helicópteros Apache con un
sistema de visión nocturna que permitía ver como si fuera de día.
Panamá fue la Guernica de América Latina entonces. En enero de
1990 el jefe suplente del estado mayor del ejército
norteamericano Jimmy Ross recordó a un periodista de la agencia
británica Reuter que se sentían orgullosos por la “demostración”
(invasión) y atribuyó al éxito a la nueva tecnología probada
allí. “Todo funcionó mejor de lo esperado” dijo.
El Apache había sido diseñado para destruir los tanques del
Pacto de Varsovia, cargar misiles Helfire y cañones de fuego
rápido de 30 Mm . Este helicóptero reemplazó al Cobra AH-1 usado
en Vietnam.
“Hablé con pilotos que utilizaron el Apache con el que ellos
podían suspenderse y observar más o menos desde unos mil metros y
ver, por ejemplo, cuando entraban las tropas nuestras por algún
lugar y el enemigo salía por detrás”. Eso explica por qué los
hombres de la resistencia -que la hubo en Panamá- eran
literalmente “cazados” en sus desplazamientos.
La prueba de armas incluyó sensores y cañones láser, rayos
infrarrojos, bombas y granadas especiales, algunas tipo napalm
que pulverizaba o derretía metales y otras que podían entrar en
una casa y convertir en cenizas a los seres humanos y dejar todo
el mobiliario y la estructura en perfectas condiciones.
Los cascos y chalecos utilizados por las tropas eran de Kevlar un
material delgado como la hoja de un papel, pero más duro que el
acero. Cascos y chalecos tenían por los menos 16 capas delgadas y
livianas que impedían el paso de las balas. Los defensores de
Panamá armas livianas y alguno que otro mortero. Era realmente
David contra Goliat.
La invasión ya era un crimen, pero los delitos cometidos contra
la población fueron de lesa humanidad. Esos crímenes no serán
juzgados y menos aún bajo el actual gobierno que hizo
retroceder la historia panameña a los tiempos de la primera
ocupación norteamericana.
Tony se llama Antonio Guerrero Rodríguez, es revolucionario cubano y lleva doce larguísimos años preso en
la cárcel de Florence, en el estado de Colorado en los Estados Unidos. Condenado por investigar a los terroristas
que la CIA norteamericana apaña pasa sus días pintando, dibujando y escribiendo poesías. El mismo drama sufren
sus cuatro hermanos cubanos que como él son rehenes de Obama para extorsionar a Cuba la libérrima. Eladio González toto director Museo Che Guevara Buenos Aires