Entrevista al Dr. Rafael Hernández, científico social cubano. Director de la revista TEMAS.
-EG: Siguiendo con el proceso de reformas en Cuba, quisiera pedirle que nos aclare sobre una especie de prólogo que hace la mayoría de los especialistas cuando van a referirse a los cambios en la isla; casi todo el mundo señala que las reformas tienen enemigos, que hay personas revolucionarias que están en contra de las reformas en Cuba; ahora bien, ¿se puede identificar alguno de estos adversarios más allá del término general de “la burocracia”?; siempre se dice “la burocracia”, pero, ¿existe algún documento, existe algún libro o algún discurso de alguien, hablo de nombres, que permita decir “miren, aquí está, este es un documento de la contrarreforma en Cuba, esto es lo que están diciendo algunos dirigentes que se oponen a la reforma”, existe eso, usted conoce algo así?
-RH: Bueno, yo creo que no. Yo creo que las expresiones de resistencia al cambio son expresiones que yo, por andar rápido, llamaría oposiciones que no son negativas, que son constructivas; y otras que son francamente negativas. Yo entre las constructivas indicaría aquellos grupos que obviamente no van a recibir un beneficio instantáneo y directo porque no participan de los espacios y de las nuevas oportunidades que se abren con el trabajo por cuenta propia, y con la ampliación del sector no estatal; entre otros las personas que tienen una edad que ya no les permite poder incorporarse a la fuerza laboral o iniciar un nuevo proyecto de vida, aquellas personas que están definidas como bajo el nivel de pobreza, lo cual ha crecido en el período de la crisis, algunos sociólogos estiman esto en alrededor de un 20% de la población, estas personas no necesariamente disponen de los recursos para poder aprovechar los cambios que están teniendo lugar, con lo cual, existe la necesidad de una política social que aproveche el crecimiento de la economía para dirigirse a apoyar esta posición desventajosa de estas personas que se enfrentan a la reformas, a los cambios, con una determinada incertidumbre, con una considerable incertidumbre, porque no representan para ellos una clara oportunidad de recuperación de su estándar de vida; esas personas no necesariamente se colocan frente a la reforma con expectativa, con las ganas y con el entusiasmo de otras, que sí tienen estas condiciones.
Hay también una resistencia negativa que ha sido identificada por la dirección del gobierno explícitamente que es la burocracia. La burocracia no se opone a través de discursos, la burocracia no se opone tampoco a través de un documento; se opone en la lentitud con la que se implementan las medidas ya adoptadas, ya aprobadas; en lo que Raúl Castro describe como una vieja mentalidad de los cambios, como rémora, como la ineptitud de un estilo de trabajo anticuado, y que se manifiesta, por ejemplo, en unos medios de comunicación que son un insulto al nivel educacional incluso de los militantes del Partido. Esta crítica a esta inercia con la cual el aparato burocrático se demora en adoptar unas nuevas reglas, en adoptar unos nuevos patrones, en operar de acuerdo con los nuevos criterios y los nuevos enfoques, es posiblemente lo más difícil de cambiar, de transformar, y desde mi punto de vista hará que la Conferencia del Partido tenga este como uno de sus puntos centrales.
De manera que a tu pregunta de si hay un, como le llaman aquí en Estados Unidos, un “revólver que echa humo”, un “smoking gun”, un lugar donde uno vaya y lea que fulano de tal, con nombre y apellido, que vive en tal lugar, se opone ferozmente a los cambios, yo creo que ese no es el principal… aunque sí, puede haber personas que se manifiesten públicamente en contra de los cambios, y de hecho, en algunas publicaciones uno lo puede ver, y en Internet, como algunas personas recelan de si estos cambios, por ejemplo, no van a dar lugar a la emergencia de una pequeña burguesía, y de cierta forma de expresiones de capitalismo.
Esa vieja mentalidad, que observa en cada tramo del mercado, y en cada segmento de la pequeña propiedad privada la emergencia del capitalismo, es muy lógico que exista porque ha habido durante mucho tiempo una manera de enfrentar los cambios que estigmatiza esta emergencia de nuevos actores y de nuevos espacios para el mercado y que toma como definición absoluta de socialismo, el socialismo estado céntrico, que ha imperado en Cuba durante todos estos años. O sea que es lógico que existan esas expresiones de mentalidad que digan, bueno, estos son males necesarios; pero está claro, y este es uno de los aspectos más importantes del momento actual, que en el último año la posición del gobierno cubano ha sido no solo la de legalizar sino la de legitimar la presencia de estos nuevos sectores en la economía en la sociedad cubana como parte de la familia socialista; estos, los trabajadores por cuenta propia, los cooperativistas, la gente que funciona en el terreno de la pequeña empresa, no son emisarios del capitalismo, son parte de la familia socialista, son parte de la familia revolucionaria, y así ha sido reiterado por la máxima dirección del gobierno.
-EG: Vamos al tema del Congreso y de la Conferencia del Partido; casi se ha consolidado como otro lugar común, y quisiera saber su opinión. Hay analistas, los llamados cubanólogos u observadores de la realidad cubana, que aceptan como un hecho que los Lineamientos al pasado Congreso del Partido, son el documento rector de las transformaciones, de la actualización del socialismo, y que están en él las propuestas suficientes como para actualizar el modelo de socialismo. Sin embargo, esos mismos tienen una posición de alguna manera más crítica con el documento de la Conferencia Nacional del Partido; algunos dicen que las propuestas no son semejantes. Mis preguntas específicas serían, ¿percibe usted distancia entre ambos documentos, entre el del Congreso y el de la Conferencia del Partido?, y unido, le voy a tirar tres en una, ¿cree usted que el Partido avance en su propio proceso de democratización?, y finalmente, ¿qué espera usted de la Conferencia del Partido que se celebrará en enero? Ahí tiene, tres en una.
-RH: Yo creo que los contenidos de los Lineamientos económicos y sociales, tal y como fueron adoptados en el Congresos, tienen naturalmente carencias, tienen espacios vacíos, y esos espacios vacíos fueron suscitados durante los debates que varios millones de personas sostuvieron sobre los Lineamientos durante varias semanas.
Yo creo que no se puede entender la proyección de los Lineamientos si no va acompañada del Discurso Inaugural al VI Congreso del Partido por parte de Raúl Castro, quien dice claramente que sin que haya una transformación del estilo de trabajo político, sin que haya un cambio en la manera de concebir el papel del Partido, sin que haya un cambio también en la democracia dentro del Partido, en la participación, en el estilo de trabajo del Partido en sus relaciones con la población, sin que haya ese cambio, las reformas no van a tener éxito. Y yo creo que eso, obviamente, está llamando la atención sobre el hecho de que los ejes que atraviesan estos Lineamientos económicos y sociales, son ejes políticos; la mayor parte de los analistas adoptan el criterio de que se trata de una serie de medidas estrictamente económicas, como si en un país como Cuba, con el tipo de sistema político y social que tiene, pudieran hacerse cambios económicos de fondo, que modifiquen estructuralmente el orden existente en el terreno de la economía sin cambiar lo demás.
Si uno lee detenidamente los Lineamientos económicos y sociales, se va a encontrar que el tema de la descentralización, el tema de la desestatización, el de la desburocratización, y el del imperio de la ley, el del uso de la legalidad como un instrumento de los cambios, como un marco dentro del cual los cambios no solamente se adoptan sino que consolidan y se hacen permanentes, que es un dato muy importante, un aspecto muy importante, esos cambios, son cambios políticos; son cambios políticos obviamente, son cambios que tienen que ver con la redistribución del poder; con quitarle poder a las estructuras centrales y entregarles más poder a las estructuras de base, a las estructuras locales y eso tiene que ver con la democratización del sistema.
Posiblemente muchos de los que critican el documento de la Conferencia del Partido esperaban encontrar este tema de la democratización o este tema de las ausencias, de las omisiones en los Lineamientos, por ejemplo, el papel de los sindicatos, el papel de los trabajadores en los centros de trabajo, en las decisiones que se toman en los centros de trabajo, etc., como el eje central del documento, yo pienso, si tomamos en cuenta lo que ocurrió, que la Conferencia del Partido puede retomar y abundar sobre todos estos problemas que están ahí, que están en el mismo centro de la problemática política cubana; y lo digo porque una de las cosas, que fue realmente admirable en el Congreso del Partido es que en el Congreso hubo un congreso, hubo una discusión; nosotros vimos por la televisión, los cubanos y no cubanos pudimos ver por la televisión un debate real en torno al borrador que se debatió por parte de la población.
El Congreso tuvo un contenido, no fue simplemente un ejercicio ritual para ponerle un cuño a una política ya decidida, sino que en el Congreso se tomaron decisiones, se adoptaron cambios que no estaban ahí. Es de esperar que en la Conferencia del Partido se haga cambio de lo mismo; se haga cargo de lo que significan las expectativas de la población y se haga cambio por supuesto de esto que yo decía hace un rato que es lo más difícil, es quizás el desafío más grande, que es cambiar el estilo político. El estilo político, que no quiero decir estilo en el sentido de la forma de hacer las cosas, se trata de toda una concepción en relación con lo que es la política, con lo que es la participación de los ciudadanos y con lo que es la relación con eso que el Che Guevara llamaba la vanguardia y la masa; que ya hoy es más la relación entre los dirigentes y los dirigidos, es más la relación entre las instituciones políticas representativas de la población, de los intereses y deseos de la población, y las respuestas que las instituciones políticas le dan a esos intereses y deseos de la población; la capacidad para dialogar, la capacidad para gobernar respondiendo a la gente, no como un paquete de políticas que se tienen que aplicar, no importa lo que las personas piensen.
Se adoptó una medida, que es la medida de la nacionalización, del empleo, hay más de un millón de empleos sobrantes, es un análisis económico; sin embargo, la demora en la aplicación de estas medidas, obviamente ha sido el resultado de darse cuenta de que la población estaba angustiada, que había una angustia en la gente en relación con el tema del desempleo; una angustia natural, una preocupación natural.
Yo creo que el mismo gobierno al demorar la aplicación de estas medidas ha demostrado un alto grado de sensibilidad política. Yo creo que una cosa que distingue a la dirigencia cubana, es esa sensibilidad política respecto a lo que la población siente y piensa; es difícil creer, aunque hay quien lo cree, que la máxima dirección cubana no está al tanto de lo que la gente en la calle siente y piensa, y en un momento como este, en donde los cubanos se expresan en diferentes espacios, en donde hacen sentir sus ideas, hacen sentir sus intereses y sus puntos de vista, que no son homogéneos obviamente, estamos hablando de debate, siempre que hablamos de un espacio de intereses y de ideas estamos hablando de diferencias, estamos hablando de no coincidencias, pero escucharlas y reflexionar sobre ellas, y asumir responsablemente esos intereses y esos deseos de la población, yo creo que está en el centro de la preocupación del gobierno cubano actual. Y pienso que lo que se adopte, igual que los lineamientos económicos y sociales adoptados por el Congreso, lo que se adopte no es una varita mágica, lo que se adopte no va a ser una camisa de fuerza, un plan que se va a aplicar como si fuera un librito, una biblia, sino que va a ser un instrumento de trabajo que se va a ir transformando en la medida en que a lo largo de los próximos meses se implementen, sin prisa, sin precipitación, pero sin pausa.
-EG: Le pido su capacidad de síntesis pues nos quedan varios temas. Número uno, qué impresión le da que la Enmienda del Congresista cubanoamericano Mario Diaz-Balart no haya podido ir como un arete en el presupuesto para el funcionamiento del gobierno de los Estados Unidos; aquí tuvimos que dar una gran batalla en los medios alternativos para que se tomara conciencia sobre eso… ¿qué opinión general le merece todo esto que ha sucedido este fin de semana en Washington y Miami?
-RH: Mire, yo pienso que los cambios oficiales, los cambios reales en la política de Estados Unidos hacia Cuba, realmente se reducen a lo que el Presidente Obama prometió en su campaña respecto a facilitar el encuentro, facilitar la ayuda de los cubanos que viven aquí con los cubanos que viven en la isla; y realmente eso se adoptó en un momento determinado y… retraerse, retroceder frente a un grupo de presión como este y fallarle a las promesas hechas, y a las aspiraciones, y a los intereses legítimos de los cubanos que viven en Estados Unidos en relación con sus familiares, hubiera sido una prueba no solamente de inconsecuencia en relación con esta base electoral de la Florida sino una prueba de debilidad política, no solo en relación con Cuba. Y yo creo que la administración respondió mostrando que tiene una capacidad y una determinación como ejecutivo de enfrentar estos desafíos que no tienen ninguna base legítima; porque en realidad, pedir desde la perspectiva de una supuesta representación de los intereses de la comunidad cubana en los EE.UU., pedir desde la perspectiva de ellos al gobierno que bloquee la posibilidad de que ayuden a sus familiares, la posibilidad de que visiten, es un sinsentido, es una contradicción flagrante en los términos, es la prueba más palpable de que este grupo de interés político no está representando los intereses y deseos de la mayoría de los cubanos en los Estados Unidos; y mucho menos responde a una motivación de democracia y de libertad en Cuba. Esa es la base de legitimización pretendida de la política de bloqueo que va a cumplir cincuenta años. Esa inconsistencia para mí hubiera sido un signo, una seña de debilidad que va más allá, repito, de la relación con Cuba en un contexto donde la administración se encamina, ya, directamente hacia la campaña del año que viene, la campaña electoral.
Yo pienso que la resonancia de las voces de la sociedad civil real, de la auténtica sociedad civil, de los cubanos de EE.UU., de órganos como la radio alternativa, que tú representas muy bien con tu programa, y de tantos americanos que están interesados también en que los cubanos puedan continuar visitando y que ellos mismos pudieran conocer por su propia mirada, por su propia mano, por sí mismos tocar directamente a la isla, yo creo que eso, es un consenso claro, que es evidente, que se manifiesta; y esto fue una prueba de fuerza, donde la derrota de ese grupo de interés fue lo suficientemente elocuente, no solamente porque no pudieron lograrlo sino porque mostraron su naturaleza, mostraron su verdadera índole, que repito no es representativa de los cubanos aquí.
-EG: Déjeme decirle que finalmente estaban tratando de defender lo de restringir los viajes a Cuba mezclándolo con cualquier tema. Entre los temas que trataron de mezclar estuvo el tema de Alan Gross, que se encuentra preso en Cuba, algo que es bien conocido; y mi pregunta específica sería, esto lo hice como un comentario, ¿cómo ve el problema de Alan Gross y el problema de Los 5 héroes de la República de Cuba, luchadores antiterroristas, dígame si usted visualiza una salida, a corto o mediano plazo?
-RH: Bueno, yo creo que el cariz con el cual se desarrolló todo el juicio que llevó a la condena de Los 5 cubanos, cuatro de los cuales siguen presos, uno de los cuales ya ha sido liberado pero todavía no puede regresar a su país, así que de cierta forma sigue preso, contaminó, como muchos otros momentos en la historia de los Estados Unidos, contaminó el juicio, contaminó el carácter verdaderamente justiciero del proceso, del fallo del tribunal; sobre eso no tengo que extenderme porque ha sido muy comentado.
De manera que estos presos son presos políticos; son presos que están ahí por haber cometido una falta política y la posibilidad de que sean soltados yo creo que responde a la justicia; después de haber extinguido quince años de prisión. Eso debería suceder sin que ocurriera nada del lado de Cuba, pero si hubiera gestos, o actos o cambios del lado de Cuba que pudieran citarse como cambios importantes en relación con el comportamiento del gobierno cubano en torno a tener personas en prisión, hace pocos meses, en un diálogo con la Iglesia Católica, el gobierno cubano como resultado de ese diálogo liberó a más de cincuenta personas que estaban presas en Cuba con cargos de conspiración con una potencia extranjera, y eso lo hizo en un gesto que no fue un quid pro quo, fue a cambio de nada, lo hizo unilateralmente y lo hizo por un acto de justicia, a partir de que entendió que era conveniente, que era justo, que era razonable que se aceptara a partir de la demanda presentada por la Iglesia Católica. Le respondió a la Iglesia Católica de Cuba; yo creo que el papel que la Iglesia Católica de Cuba ha tenido en modular en el diálogo con el gobierno el avance, el progreso… el diálogo de la Iglesia Católica con el gobierno cubano se ha profundizado y ha adquirido una calidad nueva en los últimos años; desde la visita de Juan Pablo II y en la próxima visita del Papa.
Yo creo que en el contexto de la visita del Papa a Cuba, tanto el gobierno de los EE.UU. como el gobierno de Cuba deberían pensar, o podrían pensar, yo no soy quien para decirles lo que tienen que hacer, pero sí creo que podrían pensar en la conveniencia, en la oportunidad, de lo razonable de considerar la situación de estas personas que están presas; por estos motivos, por haber violado la ley de ambas partes, pero donde obviamente el contexto político ha sobrecargado… ambos casos, yo no creo que podría afirmarse que la politización tuvo el mismo carácter de ambos lados, pero en cualquier caso se trata de situaciones judiciales en donde el factor político tiene un peso importante, y definitivamente yo creo que los cambios y el relajamiento de tensiones, de diferencias acumuladas a lo largo de cincuenta años, es de la responsabilidad de los dos gobiernos; y yo diría que en términos generales hay una larga lista de medidas, incluidas todas estas reformas que están teniendo lugar en estos momentos, y con las cuales está empeñado el gobierno cubano y la población en Cuba, todos estos cambios forman parte de una serie de transformaciones ocurridas en Cuba durante los últimos veinte años, sin que lamentablemente del lado de los Estados Unidos haya habido una acción favorable, de ningún tipo.
-EG: Muchas gracias al Dr. Rafael Hernández; finalmente, para terminar la entrevista, estamos en Navidad, en fiestas de fin de año, ¿a Usted con qué le gusta más celebrar estas fiestas, con villancicos o con los Van Van?
-RH: Bueno, los Van Van pueden cantar villancicos también… Yo creo que a ritmo de timba.
-EG: Muchas gracias al Dr. Rafael Hernández, muchas otras preguntas se me quedaron, ya preparadas; por cuestión de tiempo no se pudieron realizar. Muchas gracias, feliz Navidad y felices fiestas.