De lo que no fue a lo que somos
por Pedro González Munné
por Pedro González Munné
Aquellos grandiosos artífices del simplismo encontrando acomodo en el halago sin fin al poderoso, la calumnia miserable al prójimo y el arte de la holgazanería explícita, les digo: no entiendan como cobardía la honestidad, ni el cultivo cotidiano de la familia, o el simple hecho de la pedantería del creyente, no conjeturen explicaciones al honor pero bien sospechen de la virtud.
Quienes ostentan el poder, por descendencia, causa o malevolencia cotidiana, desconfían del halago y temen al libre pensar, se rodean de cortesanos y bufones, pero mantienen el afilado rencor por quien, al vender su honor al baratillo, se aparcan con aquellos dependientes de las migajas de la mesa poderosa, nutrida con el atraco rapaz al sudor del obrero y la voluntad seducida del combatiente.
Poco a poco los pueblos despiertan, se desperezan de la cadena de quimeras y prórrogas del gobernante, rompen uno a uno los eslabones forjados de oprobio, farsas, rencores y odios, descubren la inconfundible llama de la fe, reconocen el incompleto parto de las revoluciones postergadas y, en fin, se unen en familia en el amplio concierto de la verdad y el amor.
Esa hora llega y mientras las alimañas corren al resguardo yermo del otrora poderoso, cuando las llamas barren las costras de rencores y el acero se tiñe con la sangre del culpable, aparece al fin, en su lúcida coraza de vida, el nuevo adalid de la nostalgia, el príncipe bendito de la esperanza, el alabardero feraz de la promesa, procreando, en este yermo de vidas aplazadas y marchitos bríos de congoja, la semilla del futuro, hoy en verdad, más allá de promesa, fe.
Es hoy, Patria y Nación, es, para siempre, con Todos y por el Bien de Todos.
Quienes ostentan el poder, por descendencia, causa o malevolencia cotidiana, desconfían del halago y temen al libre pensar, se rodean de cortesanos y bufones, pero mantienen el afilado rencor por quien, al vender su honor al baratillo, se aparcan con aquellos dependientes de las migajas de la mesa poderosa, nutrida con el atraco rapaz al sudor del obrero y la voluntad seducida del combatiente.
Poco a poco los pueblos despiertan, se desperezan de la cadena de quimeras y prórrogas del gobernante, rompen uno a uno los eslabones forjados de oprobio, farsas, rencores y odios, descubren la inconfundible llama de la fe, reconocen el incompleto parto de las revoluciones postergadas y, en fin, se unen en familia en el amplio concierto de la verdad y el amor.
Esa hora llega y mientras las alimañas corren al resguardo yermo del otrora poderoso, cuando las llamas barren las costras de rencores y el acero se tiñe con la sangre del culpable, aparece al fin, en su lúcida coraza de vida, el nuevo adalid de la nostalgia, el príncipe bendito de la esperanza, el alabardero feraz de la promesa, procreando, en este yermo de vidas aplazadas y marchitos bríos de congoja, la semilla del futuro, hoy en verdad, más allá de promesa, fe.
Es hoy, Patria y Nación, es, para siempre, con Todos y por el Bien de Todos.
* Director de www.lanacioncubana. Cinco libros publicados, uno en edición. Cuatro premios nacionales de periodismo en Cuba, Vanguardia Nacional del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Cultura de Cuba.