Sócrates (470-399 a.C.), fue proclamado
por la sacerdotisa del Oráculo de Delfos
el más sabio de todos los hombres.
Para asegurarse de esto él examinó el saber de los demás
y llegó a la conclusión de que la sabiduría que se le atribuía
consistía en saber que no sabía nada.
Es famosa su frase "sólo sé que no sé nada".
Se limitó a vivir su filosofía y jamás escribió nada,
aunque existen numerosos escritos de otros autores
(Platón, Jenofonte, Aristófanes, Aristóteles, Aristoxeno).
Su método denominado mayéutica (el arte de alumbrar los espíritus)
parte de la base de no saber y suponer que su interlocutor sí,
para que este último encontrara su verdad
a base de hacerle preguntas.
Fue posiblemente el primer mártir del pensamiento,
pues fue condenado por un tribunal a beber el veneno de la cicuta
sin que él quisiera defenderse, acusado de corromper a la juventud
enseñándole a someter a crítica y revisión el saber tradicional.
El caso de Sócrates fue emblemático porque el ateniense
utilizó su propio sacrificio para condenar a sus jueces
y con esto logró que su enseñanza fuera
una de las más revolucionarias que recuerda la historia.