Buenos Aires, 17 de Marzo de 1993.
Queridos hermanos y hermanas cubanos: 12 de Febrero del corriente, el micro
(guagua) me lleva silenciosamente en medio de la noche por las calles de La
Habana, hacia el Martí (aeropuerto). Todavía
no consigo hilvanar nada de lo sucedido, nada de lo vivido... van pasando
fantasmagóricas imágenes desordenadas, mezcladas, tierra colorada, fogosa, de
Cubitas... cítricos, escuelas, hogares, hospitales, niños, gente siempre
alrededor mío, lágrimas y sonrisas, sonrisas y lágrimas, morir y revivir en
cada abrazo en cada mirada, decaigo en forma total, en 20 días las emociones
fuertes golpearon mi corazón y mi cuerpo, pero traté de endurecerme y arremeter
nuevamente, unos me tildaron de pulmón, otros de hormiguita laboriosa, me dan
una mención y me hacen hablar ante numerosísimas gentes, me ofrecen más de lo
que tienen, yo siento que todo es un sueño, una irrealidad. Las calles de la noche que me despide en
silencio y el aire quieto, que me ven partir por 3ª vez de esta isla llena de
una sublime fatiga y la pesadumbre de sentir que no hice todo lo que hubiera
querido hacer, ni dije todo lo que ahora aflora en la mente, ¿que hice? ¿qué
dije? Llego al aeropuerto, después de
algunas rutinas y un café, veo un sillón largo y rojo y allí me zambullo y como
en un estertor me entrego y quedo. Una
voz en off llama a embarque, como un zombie me incorporo y lentamente, con
pensamientos idiotas, para no sufrir, me embarco hacia Argentina. Hoy después
de 6 días de reposo, la mente en blanco, lejos muy lejos de mi casa, sola con
Toto y mis hijos Demián y Manuel, sin timbres ni teléfono, sin compañeros que
se interesan, ni nada de nada, por verdadera necesidad espiritual, tomo un
papel y transcribo lentamente todo o casi todo.
A un año de los sucesos de Tarará, hoy Enero del 93, ya robustecidos los
lazos argentino-cubanos por 459 cartas, contestadas todas (algunas, muchas por
mí además de Toto, el generador de ello) conocemos a una mujer, Nora Puchulu
(39 años casada, una hija) oriunda de la ciudad de La Plata, pvcia de Bs. Aires
a 70 km de mi casa, que viaja constantemente hacia la Capital, forcejeaba para
materializar el afecto que nació en su vida, tal vez como en la mía. Se produce
una conversación telefónica: Nora – tengo, creo una posible forma de envíos
solidarios. Yo – (escéptica) Ah, ¿sí?
Nora: (queriendo que sí) casi lo
tengo arreglado. Yo (más escéptica que
antes). Bueno, probemos. Así comienzan
las cosas respecto de nosotras dos, apenas vernos una sola vez en mi casa: 1.30
hs. a.m. y ella luego de concurrir al recital de Pablito Milanés. Yo tratando
de escuchar con paciencia sus poesías y pensando, ella con poemas y yo con mi
habitual ansiedad por lo que hay que hacer.
Fue así de simple, empezar a trabajar con ansiedad y poesía. Toto vaya a saber que pensaba mientras dale
que dale a su maquinita de escribir amores. Decir torbellino es poco para
calificar lo que fue ocurriendo día a diá a partir de esos momentos, como
brotando de la tierra misma, fueron surgiendo Juanitas, Marías, Gracielas,
Gabrielas, Julios, Fernandos, Hugos, Irmas, Axeles, Rubenes, Migueles,
Franciscos, Mirtas, Susanas, Marías Teresas, ¿cuántos?, ¿cuantos me olvido?
Puros y hermosos como los brotes de la tierra, esta tierra bendita y pisoteada,
otrora rica, ahora saqueada. Digo que surgieron hermosos a la superficie estos
amados compañeros argentinos, pues para mí son un milagro. Saber que aquí
también estaban, pero no se notaba, así de silenciosos pero con su torrente de
amor sin poder canalizarlo, simultáneamente nace un libro, hijo de un hombre
que plasma en él sus vivencias y sus amores en esa “Cuba Existe, es Socialista
y No está en Coma” su título. En uno de sus capítulos cuenta la experiencia de
Toto y así deja flotando en el aire la idea de que la hermandad se ha gestado y
todo puede ser. Rodolfo Livingston lo
intuye, lo proyecta y como un hada con una varita mágica nos toca con ella y se
produce el encanto, cada vez somos más, son centenares de llamados, de
encuentros, de ver que se puede hacer, nos vamos descubriendo, nos vamos
sintiendo y descubriendo que no eramos tan pocos, nos faltaba el toque ese y
aquí estamos entrelazando sueños y esfuerzos. Ahora vuelven las imágenes, ese
viaje programado para dar y recibir amor, eran en ése momento 300 familias
aproximadamente que había que convocar y ver. Yo hacía dos semanas que no
dormía pensando cómo, de que manera, mis compañeros me decían: No te preocupes, los mismos cubanos te van a
ayudar, y como no que me ayudaron, mi sueño era que Toto se pudiera encontrar
con todos y así entregarles su libro, el libro en el que ellos figuran y además
algún paquetito de afectos y etc. etc. era difícil pero se pudo hacer casi todo
y con la gran ayuda de Uds. Mismos.
Llegada 22 de Enero, Martí nos recibe y en él periodistas de todos los
medios y alguien pequeñita por fuera y muy grande por dentro Selma Díaz nos
saluda desde lejos, esa arquitecta cubana, admirable mujer, soldado, madre y
amiga nos recibe con una sorpresa, citando en su casa viejos amigos cubanos y
también a los nuevos. ¡El primer golpe
al corazón! ¡Qué bien sabés golpear Selma!
¡Gracias!, nuestra gratitud eterna.
Despedida rápida para no pensar y “CAMAGUEY” ya no habrá paz, ICAP,
niños nos reciben con palabras, besos y orquídeas y el corazón galopa loco y
tímido y querer hablar y no poder y llorar para poder aflojar un poco, allí te
conozco Paquito, señor del ICAP hombre íntegro, revolucionario 1000x1000,
tierno y aguerrido, amigo de siempre, mitigaste mi fatiga y endulzaste nuestra
estancia, cada minuto de ella, no hay palabras para agradecerte. Vos sa´bes
hermano, lo que quiero decirte, pues juntos desandamos las rutas camagüeyanas.
Jordán dueño de Norita, poeta anónimo, tu familia maravillosa y vos fueron los
amigos entrañables que uno siempre soñó encontrar. Sigo nombrando pero
imposible plasmar en una hoja centenares de nombres amados, todos giran en mi
mente y apretan mi corazón, Finita, Daisy, Sonia, Bárbara, aquellos niñitos
vestidos de malevos cantándonos los tangos argentinos, aquel día de lluvia en
un colegio y las niñas bailando para todos nosotros bajo la mirada atenta de
esas maravillosas profesoras, aquella noche en Sola, donde bailé con un ex
combatiente y sentí que abrazaba la Revolución y los dos lloramos confundidos
en sus queridos recuerdos, todos ustedes, son héroes vivientges, ejemplo de
todos los tiempos. La guagua en ruta
nuevamente y sintiendo aún la despedida cruel con las muchachas del hotel de
Cubitas y mirando de a ratos la cestilla con frutas que la noche anterior nos
habían obsequiado en la casa del ideólogo, su hermosa mujer y sus niños, en
fin, rumbo a Santiago de Cuba, histórica, sombreada y luminosa, voluptuosa y
sencilla, solo nombraré a uno que encierra a todos los santiagueros Don
Abelardo Castellanos, 96 jóvenes primaveras, tu casa fue recepción para todos
los argentinos que estábamos allí y los santiagueros que logré reunir. Don
Abelardo, el número 1 de la lista de corresponsales de Todo, la primera carta
llegada de la isla, te imagino querido Abelardo corriendo por esas bellísimas
callejas hasta el correo. Nos cantaste y recitaste esa noche durante horas y te
tuvimos y disfrutamos junto a tu familia. Gracias. “HOLGUIN” ¿hace falta nombrarte? Pues digo
Holguín, Holguín, Holguín me matas y me vuelves a matar y mil veces te vuelvo a
nombrar. La catarsis total, aún no habíamos llegado y ya yo escuchaba la voz de
Martín Arranz Fuentes y fue llegar y ver detrás de los vidrios de la guagua una
multitud y ni querer bajar, todos ustedes allí amados míos, con flores, música
desde un órgano antiguo,, otro momento de aquellos que son ya históricos para
argentinos y cubanos, cuanto han realizado, cuanto han corrido para brindarnos
tanto. ¿Como agradecer tantos desvelos? ¿Se puede escribir con letras lo que uno
siente grabado a sangre? ¿Hago nombres?
Pero si voy a dejar de nombrar a hermanos que amo profundamente, que las
circunstancias me impidieron registrar en una fría agenda, pero que quedaron
grabados en mi corazón. Martín, Dalia (mi secretaria) , Alma, vuestra casa
abierta y generosa, los agotamos, eran más de trescientos hermanos en ella,
¡qué día! Todos hablando, besando, contando, todos unidos y al mismo tiempo
confundidos de tanto sentir, gracias mil.
Luego la noche en la Casa de los Ex – combatientes, noche de lujo
escuchando tangos y poesías interpretados por ellos mismos y recibiendo todo lo
humano y hermoso de esos militares, que no estamos acostumbrados a tener, y
entre nuestro asombro y alegría, sentir envidia sana y llorar a rabiar con
bronca y desesperación cuando uno de ellos nos cantó un tango de su autoría
sobre los desaparecidos de nuestra patria, justamente un militar, regalándonos
esa joya de honra a nuestros jóvenes que ya no están. Gracias en nombre del pueblo argentino. Como
no mencionar la visita al Diario Ahora, donde vimos con admiración como la
gente que no tenía actividad por el bloqueo, realizaba trabajos artesanales
resolviendo de esa manera la situación. Más que una visita a un diario, de la
mano de Mayra Romero gran valor de allí, parecía una convocatoria de una
fiesta, en sus patios brindamos, bailamos y cantamos y recibimos muchos
obsequios. El mejor fue una foto de vuestro Comandante Fidel Castro, la cual
estará en el lugar de honor en mi casa, ó donde se destine otra vez. Gracias
por todo ese amor. De todas las noches, la noche. La noche especial fue aquella
en que partiendo desde la casa de Arranz con su familia y amigos cambiamos un
plan de salida y como se dice aquí “salimos de ronda”. Casa por casa, tocando puertas y confundiéndonos
en abrazos. Madelín, Víctor en vuestra casita de amor nuestros amigos, sellaron
con un inolvidable discurso y una condecoración, para nosotros y los de aquí,
en la cual lloraron hasta los adoquines, y la noche holguinera se mostró más
hermosa y coqueta cuando todos emocionados y en silencio, transitábamos
noctámbulos los empedrados plateados de tus calles, e ir de Clara Alvarez y
despertar sus niños. El cierre de oro fue la casa de Angel López Castillo,
Clarisbel, Leticia y Lisseth, esa tribu como él la llama y subiendo una
escalerita que lleva a las estrellas, compartimos una vez más con los amigos y
pucha, si se me hace que puedo dar la vuelta de una esquina y encontrarte
querido Angel. Todos pactamos no despedirnos, pero el día fatal, ya desde
temprano estaban todos. Chau Marilyn,
Chau Víctor, Chau Hiram Pérez y señora, Chau Ena querida, Chau Dr. Lorenzo y
Pura Avilés, tuve un arrebato de besar vuestras manos, ¿y el Dr. Polanco? Muy
tempranito tocó nuestra puerta para decirnos hasta siempre y nosotros
agradecerle avergonzados su deferencia (no estamos acostumbrados en Argentina
que estos gigantes de la medicina sean humildes y humanos), en fin nada parece
real y en un sueño todo es posible, ¿verdad? Adiós maestra de Rolando Pérez
Quintosa, viniste estando enferma para saludarnos y nosotros querríamos haberte
abrazado más tiempo en nombre de tus niños. Chau Vernet y disculpá nuestros
abusos y tardanzas. Chau Betancourt, poeta y talentoso músico, Chau Alicia,
Puppo y señora, diputados y delegados, ¡Chau nó!, digo ¡Hasta Siempre!, digo,
“Hasta la Victoria Siempre” a todos esos niños y jóvenes holguineros que ya
ganaron la batalla y que tengo en la retina, despidiéndonos desde las terrazas
de las escuelas, todos sonrientes y agitando sus manitas... siempre estaré
volviendo, quizá nunca me haya ido. Después, vendrían también Trinidad la
indescriptible, Sancti Spiritus donde hasta el ICAP llegaron María de los
Angeles con sus negritos, temblando y lagrimeando al estrecharnos y también
Tamara, Marlene y Teresa, bellas y dignas y salir sin aliento y tratando de
endurecerte y no volver la cabeza para no verlos alejarse... Cienfuegos, te
saludo y te reconozco, eres hermosa y por tus calles anduve con mis hijos hace
justo un año. Sentí una vaga congoja al no
tenerlos conmigo esta vez para recordar esos días pasados. De vuelta ya en La
Habana solo quedaba lo más importante: llegar hasta tu casa, golpear tu puerta,
abrazar a tus padres, a tu mujer, a tu hijo.
Vos , que generaste todo, que lo diste todo, aún con tus cortos
años. Vos, espíritu de lealtad y
patriotismo hijo digno de la Revolución en vos, reconozco a esa juventud entera
y dignacomo soñaron Martí y Fidel. Solo quedaba llegar hasta tu puerta y cuando
llegamos, la abriste y ví como te abrazabas con Toto y guiñándole un ojo le
decías:
“¿Cuántas cartas, verdad?, así es mi país, así
soy yo. ROLANDO PEREZ QUINTOSA. “Hasta la Victoria _Siempre, Irene”.
Al grupo “Chaubloqueo” (poema) Vamos a trabajar hermano, no me preguntes
nada, vamos a conjugar el verbo del sudor y el insomniol/está abierta una
brecha/histórica, genuina, valiente y altanera, la tierra caimanera/vamos a
trabajar hermano/no me preguntes nada/ solo se que están/que existen y que
aman/vamos a trabajar hermanos/juntos en esta patriada/la de los infinitos, la
de los que no se cansan/la de los que no cuestionan/pues sienten con el alma/
vamos a trabajar y duro/estoy enamorada.
Irene. (7 de Marzo de 1993).
Ahora va la transcripción del reportaje a
Irene hecho en Radio Rebelde en Febrero de 1993. “Soy Irene Perpiñal, la esposa de Toto, les
hago un breve racconto, sepan disculpar porque estoy bastante embriagada y
emocionada por tanta amistad y calor humano, les contaba que el día 22 pisamos
suelo cubano, estuvimos solamente un día en La Habana y ya rápidamente fuimos a
Camagüey y ahí empezó lo que yo llamaría en este momento , inspirándome, una
trayectoria de amor, de solidaridad, de hermandad, de cosas increíbles. Los
veintitantos argentinos, que están con nosotros, imbuídos y casi en catarsis
extrema, habiendo recorrido: les cuento, Círculos infantiles,
preuniversitarios, hospitales, algunas veces pudiendo hablar después de tanta
emoción y ahí un poco risueñamente, le decía a algunos hermanos por las
provincias, bueno, de Santiago, de Holguín, de Sancti Spiritus, de todos los
lugares donde estuvimos, les hacía un pedido a esos cubanos que nos dan todo,
el pan que tienen, la cama que tienen, las casas hermosas y limpias, ¡sin
jabón!, limpias y brillantes ¡sin jabón! Y esta gente tan digna y entonces yo
les decía: Oigan, porque no nos prestan aunque sea por dos o tres meses algo
que les voy a pedir. Entonces abrían grandes los ojos y decían, que sí, que
pidiéramos lo que quisiéramos, entonces yo les decía: bueno queríamos un
prestamo por tres o cuatro meses, pero con la condición de devolverlo, y ellos
decían: “Sí, ¿pero qué?, y yo: “Nosotros queremos a Fidel” “Queremos dos o tres
meses a Fidel, después se lo devolvemos, aunque sea para saber lo que se siente
al tener un hombre tan digno, tan entero como el que necesitamos los
argentinos, que nunca tuvimos y menos ahora.
Hermanos, estoy temblando, (con voz quebrada por la emoción y el
llanto que le suben al pecho) yo solo quiero decirles a todos, que los
quiero muchísimo, muchísimo y que me siento cubana, (llorando) cubana,
me siento cubana... adiós. (Programa “Protagonistas” Radio Rebelde).