domingo, 3 de febrero de 2013

CHE GUEVARA SAN JORGE Y EL DRAGON CAPITALISTA LEONARDO BOFF SAINT GEORGE AND THE DRAGON JUNG GANDHI

Vean esta interpretación porque en mi opinión es muy acertada.

No hace falta que pensemos en figuras de santos y demonios, simplemente que DENTRO NUESTRO

Todos nosotros y PARA SIEMPRE llevamos esas dos caras BONDAD Y MALDAD,  SALUD y ENFERMEDAD,

Y debemos a diario luchar para domesticar a la mala para que prime la buena.  Y no se termina NUNCA

Así será todos los días de la vida.    Toto

San Jorge y el Dragón: dos dimensiones del ser humano

2013-01-25



Toda religión, también el cristianismo, tiene muchas valencias. Además de centralizarse en Dios, elabora narraciones sobre el drama paradójico del ser humano, generando sentido, una interpretación de la realidad, de la historia y del mundo.

Ejemplar es la leyenda de san Jorge y el combate feroz con el dragón narrada en el artículo anterior. En primer lugar, el dragón es dragón, por lo tanto una serpiente. Pero alada, con una enorme boca que emite fuego y humo y un olor mortífero.

En Occidente representa el mal y el mundo amenazador de las sombras. En Oriente es un símbolo positivo, símbolo nacional de China, señor de las aguas y de la fertilidad (long). Entre los aztecas la serpiente alada (Quezalcoatl) era un símbolo positivo de su cultura. Para nosotros occidentales el dragón es siempre terrible y representa la amenaza a la vida o las duras dificultades de la supervivencia. Los pobres dicen: “tengo que matar un dragón cada día, tal es la lucha por la supervivencia”.

Pero el dragón, como lo mostró la tradición psicoanalítica de C. G. Jung con Erich Neumann, James Hillmann, Etienne Perrot y otros, representa uno de los arquetipos (elementos estructurales del inconsciente colectivo o imágenes primordiales que estructuran la psique) más ancestrales y transculturales de la humanidad.

Y junto con el dragón viene siempre el caballero heroico que se enfrenta a él en lucha feroz. ¿Qué significan estas dos figuras? De la mano de categorías de C. G. Jung y sus discípulos, especialmente de Erich Neumann que estudió específicamente este arquetipo (A história da origem da consciência, Cultrix 1990), y de la psicoterapia existencial-humanística de Kirk J. Schneider (O eu paradoxal, Vozes 1993) procuremos entender lo que está en juego en ese enfrentamiento. Él enseña y nos desafía.

El camino de la evolución lleva a la humanidad del inconsciente al consciente, de la fusión cósmica con el Todo (Uroboros) a la emergencia de la autonomía del ego. Este paso, totalmente realizado, es dramático; por eso, el ego debe retomarlo continuamente si quiere gozar de libertad y de autonomía.

Es importante reconocer que el dragón aterrador y el caballero heroico son dos dimensiones importantes del mismo ser humano. En nosotros el dragón es nuestro universo ancestral, oscuro, nuestras sombras, de donde surgimos hacia la luz de la razón y de la independencia del ego. No sin razón en algunas iconografías, especialmente en una de Cataluña (es su patrono) el dragón aparece envolviendo todo el cuerpo del caballero. En un grabado de Rogério Fernandes (com.br) el dragón aparece envolviendo el cuerpo de san Jorge, que lo sujeta con el brazo, y tiene su rostro, nada amenazador, a la altura del de san Jorge. Es un dragón humanizado formando una unidad con san Jorge. En otras imágenes (en Google hay 25 páginas de san Jorge con el dragón) el dragón aparece como un animal domesticado al cual san Jorge, de pie, conduce sereno, no con la lanza sino con un bastón.

La actividad del héroe, en este caso san Jorge, en su lucha con el dragón, muestra la fuerza del ego, valeroso, iluminado, que se afirma y conquista autonomía, pero siempre en tensión con la dimensión oscura del dragón. Conviven, pero el dragón no consigue dominar al ego.

Dice Neumann: «La actividad de la conciencia es heroica cuando el ego asume y realiza por sí mismo la lucha arquetípica con el dragón del inconsciente, llevándola a una síntesis satisfactoria» (Op. cit. p. 244). La persona que hace esta travesía no reniega del dragón, pero lo mantiene domesticado e integrado como su lado de sombra. Por esta razón, en la mayoría de los relatos, san Jorge no mata al dragón, solamente lo domestica y lo reinserta en su lugar, dejando de ser amenazador. Ahí surge la síntesis feliz de los opuestos; el yo paradójico encuentra su equilibrio pues alcanza la armonización del ego con el dragón, del consciente con el inconsciente, de la luz con la sombra, de la razón con la pasión, de lo racional con lo simbólico, de la ciencia con el arte y con la religión (Cf. Schneider, p. 138).

El enfrentarse a las oposiciones y la búsqueda del equilibrio constituye la característica de personalidades maduras, que integraron las dimensiones de sombra y de luz. Así lo vemos en Buda, Francisco de Asís, Jesús, en Gandhi y en Luther King.

Los cariocas tienen gran veneración por san Jorge, más que por san Sebastián, patrono oficial de la ciudad. Éste es un guerrero, acribillado por las flechas, por lo tanto, “derrotado”. El pueblo siente necesidad de un santo guerrero valiente que vence las adversidades. Y san Jorge representa el santo ideal.

Tal vez los que veneran a san Jorge ante el dragón no saben nada de esto. No importa. Su inconsciente lo sabe y activa y realiza en ellos su obra: el deseo de luchar, de afirmarse como egos autónomos que se enfrentan e integran las dificultades (los dragones) dentro de un proyecto positivo de vida (san Jorge héroe victorioso). Y salen fortalecidos para la lucha de la vida.

 

 

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Saint George and the Dragon: two dimensions of the human being


Leonardo Boff


Theologian-Philosopher


Earthcharter Commission




Every religion, including Christianity, is multi-faceted. Besides being centered in God, it develops narratives about humanity's paradoxical drama, creating meaning, an interpretation of reality, history, and the world.

An example is the legend of Saint George and his ferocious combat with the dragon, recounted in the previous article. In the first place, the dragon was a dragon, and consequently a snake. But it was a winged one, with an enormous mouth that belched fire, smoke, and a deadly odor.

In the West, the snake represents evil and the menacing world of darkness. In the East, the snake is a positive symbol, the national symbol of China, lord of the waters and fertility, (long). Among the Aztecs the feathered serpent (Quezalcoatl), is a positive symbol of their culture. To us Westerners, the dragon is always terrible and represents the threats to life or the harsh obstacles to survival. The poor say: “I have to kill a dragon every day, such is the struggle for survival”.

But the dragon, as shown by the psychoanalytic tradition of C. G. Jung with Erich Neumann, James Hillmann, Etienne Perrot and others, represents one of the most ancestral and cross-cultural archetypes (structural elements of the collective unconscious or primordial images that structure the psyche), of humanity.

And alongside the dragon, the heroic horseman always appears to confront it in ferocious fight. What do these two figures mean? Following the categories of C. G. Jung and his disciples, especially Erich Neumann, who specifically studied this archetype (A história da origem da consciência, Cultrix 1990), and the existential-humanistic psychotherapy of Kirk J. Schneider (O eu paradoxal, Vozes 1993), we can try to understand what is at stake in this confrontation. It teaches and challenges us.

The path of evolution takes humanity from unconsciousness to consciousness, from cosmic fusion with The Whole (Uroboros) to the emergence of the autonomy of the ego. This step, fully realized, is dramatic; therefore, the ego must continuously renew it, if it wants to enjoy liberty and autonomy.

It is important to recognize that the terrifying dragon and the heroic horseman are two important dimensions of the human being. To us, the dragon is our ancestral universe, darkness, the shadows from which we emerge towards the light of reason and the independence of the ego. It is not for nothing that in some iconographies, especially in that of Catalonia (Saint George is its patron saint), the dragon appears wrapped around the entire body of the horseman. In an engraving by Rogério Fernandes (com.br) the dragon appears enveloping the body of Saint George, who supports him with his arm, and has its face, not threatening at all, level with the face of Saint George. It is a humanized dragon making a whole with Saint George. In other images (Google has 25 pages devoted to Saint George with the dragon), the dragon appears as a domesticated animal that Saint George, afoot, serenely leads, not with a spear but with a staff.

The activity of the hero, in this case Saint George, in his struggle with the dragon, shows the strength of the ego, valiant, illuminated, that affirms itself and conquers autonomy, but is always in tension with the dark dimension of the dragon. They coexist, but the dragon never dominates the ego.

Neumann says: «The activity of consciousness is heroic when the ego assumes and realizes by itself the archetypical struggle with the dragon of the unconscious, taking it to a satisfactory synthesis» (Op. cit. p. 244). The person who undergoes this journey does not disown the dragon, but maintains it, domesticated and integrated as his shadowy side. Therefore, in the majority of the narratives, Saint George does not kill the dragon, he only domesticates it and puts it in its place, no longer threatening. This is the happy synthesis of opposites; the paradoxical ego finds equilibrium because it harmonizes the ego with the dragon, consciousness with unconsciousness, light with shadow, reason with passion, the rational with the symbolic, science with art and religion (Cf. Schneider, p. 138).

Confronting the opposites and searching for equilibrium are characteristics of mature personalities, who have integrated the dimensions of dark and light. We see it in the Buddha, in Francis of Assisi, Jesus, Gandhi and Martin Luther King.

The Cariocas greatly venerate Saint George, more than Saint Sebastian, the official patron saint of the city. Saint Sebastian is a warrior riddled by arrows, consequently, "defeated". The people feel the need for a warrior saint who overcomes adversities. And Saint George represents the ideal saint.

Perhaps those who venerate Saint George confronting the dragon know nothing of this. It does not matter. Their unconscious knows it and activates and realizes its work in them: the desire to fight, to affirm themselves as autonomous egos that confront and integrate hardships (the dragon) within a positive project of life (Saint George, the victorious hero). And they are strengthened for the life struggle.


01-25-2013

Free translation from the Spanish sent by

Melina Alfaro, alfaro_melina@yahoo.com.ar,

done at REFUGIO DEL RIO GRANDE, Texas, EE.UU.

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