martes, 26 de febrero de 2013

IRAN ARGENTINA HOLLYWOOD OSCAR A LA OPOSICION Museo Che Guevara

IRAN ARGENTINA HOLLYWOOD OSCAR A LA OPOSICION Museo Che Guevara

Irán, Hollywood y el papel de la oposición
2013 |
Los vínculos entre las producciones de Hollywood y los vaivenes y necesidades políticas de Washington no son un dato novedoso. Una muestra de esto fue lo ocurrido en la noche del lunes, cuando en la entrega de los premios Oscar, la frutilla del postre en la gala fue la presentadora de la mejor película del año: nada menos que la primera dama de los Estados Unidos, Michelle Obama, quien desde la Casa Blanca anunció el triunfo de Argo.


 El film elegido por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas tiene una fuerte impronta política. Dirigida y protagonizada por Ben Affleck –quien ya representó al heroico y exitoso agente de la CIA, Jack Ryan, evitando una guerra nuclear entre Estados Unidos y Rusia-, la película transcurre durante la crisis de los rehenes en Teherán en 1979. En un arriesgado y original plan, agentes de la CIA logran rescatar y sacar de Irán a los seis diplomáticos que pudieron escapar de la embajada durante la toma de rehenes, refugiándose en la residencia del embajador canadiense.

La crisis de los rehenes en Irán comenzó en noviembre de 1979, en medio de la revolución encabezada por Jomeini que derrocó al régimen del Sha Reza Pahlevi, cuando cientos de estudiantes iraníes invaden la embajada estadounidense en Teherán tomando 66 rehenes diplomáticos y ciudadanos de los Estados Unidos. Los últimos rehenes fueron liberados por las autoridades iraníes en enero de 1981.

En una crisis extensa que se desarrolló durante más de un año, Hollywood recorta una pequeña parte en la que, casualmente, los agentes de los EE UU lograr un rotundo éxito ante los iraníes de Jomeini.

¿Cuál fue la película completa? Washington intentó en otras dos oportunidades liberar por la fuerza a los rehenes en Teherán. Fracasó en ambos intentos, siendo la caída más dura aquella que le costó la vida a ocho marines, cuyos cuerpos fueron expuestos en la capital iraní durante protestas callejeras delante de cámaras de televisión que emitían para todo el mundo. El entonces, el presidente James Carter se responsabilizó públicamente del fracaso. En noviembre de 1980 perdió la reelección presidencial en manos del republicano y ex actor Ronald Reagan.

El final de la crisis se logró luego de extensas negociaciones entre Washington y Teherán, diálogos que en algunos casos se realizaron con la participación del gobierno de Argelia. Los últimos rehenes consiguieron partir de Teherán luego de que Wa-shington accediera a cumplir con ciertas demandas de los iraníes, como el descongelamiento de fondos en bancos estadounidenses y la cancelación de demandas contra Irán.

El durísimo gobierno republicano de Reagan no tuvo más remedio que sentarse a negociar con los revolucionarios de Jomeini para terminar con la crisis. Esto no lo muestra la película de Ben Affleck que premió la propia esposa del presidente Barack Obama.

Esta semana se define en la Cámara de Diputados la suerte del Memorándum de Entendimiento acordado entre los gobiernos de la Argentina e Irán para que se pueda interrogar en Teherá0n a cinco iraníes sospechosos de haber participado en el sangriento atentado contra la sede de la AMIA en 1994. El tratado ya tiene el acuerdo del Senado y le falta el voto positivo de los diputados para convertirse en ley.

Tal como ocurrió durante su tratamiento en la Cámara Alta, oficialismo y oposición matienen posiciones irreconciliables. Desde el Frente para la Victoria se sostiene que este acuerdo es un paso para destrabar una causa que no avanza desde hace 19 años, que la cuestionada comisión de la verdad no tendrá ninguna injerencia en los interrogatorios del juez argentino y que, en el peor de los casos, si todo sale mal la causa judicial quedará como antes del acuerdo y los iraníes volverán a demostrar al mundo que son ellos quienes frenan el avance del tema.

La oposición mantiene como el centro de sus argumentos en contra del acuerdo que no se puede negociar con el régimen iraní. Que no es confiable y que será una manera de alejarnos del mundo occidental. Ellos son culpables y entablar cualquier negociación con un régimen de niega el Holocausto es entregarse de pies y manos al "eje del mal" que declaró Estados Unidos. Este rechazo a cualquier acercamiento con Irán es la posición que, después de algunos cambios, mantienen las dirigencias de la AMIA y la DAIA.

La Argentina no puede sentarse a negociar con Irán. Sostiene la oposición, la AMIA y la DAIA, así como en el tablero internacional es la postura que mantienen Israel y Estados Unidos.

En momentos en que el plan nuclear iraní sigue avanzando y la posibilidad de una invasión o un "ataque preventivo" contra el país gobernado por Mahmoud Ahmadinejad parece cada vez más cercana, la promocionada Argo cae como anillo al dedo.
El ejemplo de Hollywood premiado por la primera dama estadounidense es el de un Occidente que no negocia con el malvado régimen iraní, sino que logran quitarles a los rehenes por la fuerza. La realidad va por otra vereda, y fueron las negociaciones con un régimen poco confiable y declarado enemigo de Washington –porque eran ellos los que tenían los rehenes, no otros-, las que llevaron a que la totalidad de los rehenes pudieran finalmente lograr la libertad.

Esta semana en el Congreso se volverá discutir si hace bien o mal la Argentina en sentarse en una mesa de negociación con Irán para intentar un avance en la causa judicial por el atentado contra la sede de la AMIA en Buenos Aires. ¿Qué película elegirá ver la oposición?