Irán, Hollywood y el papel de la oposición
2013 |
Los vínculos entre las
producciones de Hollywood y los vaivenes y necesidades políticas de Washington
no son un dato novedoso. Una muestra de esto fue lo ocurrido en la noche del
lunes, cuando en la entrega de los premios Oscar, la frutilla del postre en la
gala fue la presentadora de la mejor película del año: nada menos que la
primera dama de los Estados Unidos, Michelle Obama, quien desde la Casa Blanca
anunció el triunfo de Argo.
El film
elegido por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas tiene una
fuerte impronta política. Dirigida y protagonizada por Ben Affleck –quien ya
representó al heroico y exitoso agente de la CIA, Jack Ryan, evitando una
guerra nuclear entre Estados Unidos y Rusia-, la película transcurre durante la
crisis de los rehenes en Teherán en 1979. En un arriesgado y original plan, agentes
de la CIA logran rescatar y sacar de Irán a los seis diplomáticos que pudieron
escapar de la embajada durante la toma de rehenes, refugiándose en la
residencia del embajador canadiense.
La crisis de
los rehenes en Irán comenzó en noviembre de 1979, en medio de la revolución
encabezada por Jomeini que derrocó al régimen del Sha Reza Pahlevi, cuando
cientos de estudiantes iraníes invaden la embajada estadounidense en Teherán
tomando 66 rehenes diplomáticos y ciudadanos de los Estados Unidos. Los últimos
rehenes fueron liberados por las autoridades iraníes en enero de 1981.
En una crisis
extensa que se desarrolló durante más de un año, Hollywood recorta una pequeña
parte en la que, casualmente, los agentes de los EE UU lograr un rotundo éxito
ante los iraníes de Jomeini.
¿Cuál fue la
película completa? Washington intentó en otras dos oportunidades liberar por la
fuerza a los rehenes en Teherán. Fracasó en ambos intentos, siendo la caída más
dura aquella que le costó la vida a ocho marines, cuyos cuerpos fueron
expuestos en la capital iraní durante protestas callejeras delante de cámaras
de televisión que emitían para todo el mundo. El entonces, el presidente James
Carter se responsabilizó públicamente del fracaso. En noviembre de 1980 perdió
la reelección presidencial en manos del republicano y ex actor Ronald Reagan.
El final de la
crisis se logró luego de extensas negociaciones entre Washington y Teherán,
diálogos que en algunos casos se realizaron con la participación del gobierno
de Argelia. Los últimos rehenes consiguieron partir de Teherán luego de que
Wa-shington accediera a cumplir con ciertas demandas de los iraníes, como el
descongelamiento de fondos en bancos estadounidenses y la cancelación de
demandas contra Irán.
El durísimo
gobierno republicano de Reagan no tuvo más remedio que sentarse a negociar con
los revolucionarios de Jomeini para terminar con la crisis. Esto no lo muestra
la película de Ben Affleck que premió la propia esposa del presidente Barack
Obama.
Esta semana se
define en la Cámara de Diputados la suerte del Memorándum de Entendimiento
acordado entre los gobiernos de la Argentina e Irán para que se pueda
interrogar en Teherá0n a cinco iraníes sospechosos de haber participado en el
sangriento atentado contra la sede de la AMIA en 1994. El tratado ya tiene el
acuerdo del Senado y le falta el voto positivo de los diputados para
convertirse en ley.
Tal como
ocurrió durante su tratamiento en la Cámara Alta, oficialismo y oposición
matienen posiciones irreconciliables. Desde el Frente para la Victoria se
sostiene que este acuerdo es un paso para destrabar una causa que no avanza
desde hace 19 años, que la cuestionada comisión de la verdad no tendrá ninguna
injerencia en los interrogatorios del juez argentino y que, en el peor de los
casos, si todo sale mal la causa judicial quedará como antes del acuerdo y los
iraníes volverán a demostrar al mundo que son ellos quienes frenan el avance
del tema.
La oposición
mantiene como el centro de sus argumentos en contra del acuerdo que no se puede
negociar con el régimen iraní. Que no es confiable y que será una manera de
alejarnos del mundo occidental. Ellos son culpables y entablar cualquier
negociación con un régimen de niega el Holocausto es entregarse de pies y manos
al "eje del mal" que declaró Estados Unidos. Este rechazo a cualquier
acercamiento con Irán es la posición que, después de algunos cambios, mantienen
las dirigencias de la AMIA y la DAIA.
La Argentina
no puede sentarse a negociar con Irán. Sostiene la oposición, la AMIA y la
DAIA, así como en el tablero internacional es la postura que mantienen Israel y
Estados Unidos.
En momentos en
que el plan nuclear iraní sigue avanzando y la posibilidad de una invasión o un
"ataque preventivo" contra el país gobernado por Mahmoud Ahmadinejad
parece cada vez más cercana, la promocionada Argo cae como anillo al dedo.
El ejemplo de Hollywood premiado por la primera dama estadounidense es el de un Occidente que no negocia con el malvado régimen iraní, sino que logran quitarles a los rehenes por la fuerza. La realidad va por otra vereda, y fueron las negociaciones con un régimen poco confiable y declarado enemigo de Washington –porque eran ellos los que tenían los rehenes, no otros-, las que llevaron a que la totalidad de los rehenes pudieran finalmente lograr la libertad.
El ejemplo de Hollywood premiado por la primera dama estadounidense es el de un Occidente que no negocia con el malvado régimen iraní, sino que logran quitarles a los rehenes por la fuerza. La realidad va por otra vereda, y fueron las negociaciones con un régimen poco confiable y declarado enemigo de Washington –porque eran ellos los que tenían los rehenes, no otros-, las que llevaron a que la totalidad de los rehenes pudieran finalmente lograr la libertad.
Esta semana en
el Congreso se volverá discutir si hace bien o mal la Argentina en sentarse en
una mesa de negociación con Irán para intentar un avance en la causa judicial
por el atentado contra la sede de la AMIA en Buenos Aires. ¿Qué película
elegirá ver la oposición?