“¿No amerita que diga qué pasó con
Ana?”, planteó Estela de la Cuadra sobre Bergoglio.
ESTELA
DE LA CUADRA ALERTO SOBRE LA DESIGNACION DE BERGOGLIO
“Es la impunidad total”
Al ahora papa recurrió su padre en 1977, cuando su hermana Elena
fue secuestrada durante la dictadura y dio a
luz una niña que aún ignora su identidad. Bergoglio, entonces sacerdote, lo
mandó a hablar con el obispo auxiliar de La Plata y se desentendió del caso.
En
octubre de 1977, mientras Alicia Zubasnabar de De la Cuadra marchaba con las
primeras Madres en Plaza de Mayo y organizaba la incipiente agrupación Abuelas Argentinas con Nietitos Desaparecidos, su esposo fue
recibido por el sacerdote Jorge Bergoglio. Elena de la Cuadra había sido
secuestrada en febrero, embarazada de cinco meses, y al momento del contacto
con el provincial de los jesuitas sus padres sabían, por un anónimo y por un
sobreviviente de la Comisaría 5ª de La Plata, que el 16 de junio había tenido
una niña en cautiverio y que ya se la habían quitado. Bergoglio escuchó el
relato del hombre a pedido del superior general de la Compañía de Jesús, padre
Pedro Arrupé. En cuatro líneas derivó el tema al obispo auxiliar de La Plata,
Mario Picchi, y se desentendió para siempre, según admitió al declarar en la
causa por el Plan Sistemático de Robo de Bebés. Licha de la
Cuadra se convirtió poco después en la primera presidenta de Abuelas de Plaza
de Mayo, pero el cura tampoco se enteró: supo de Abuelas en 1985, durante el
juicio a los ex comandantes, aseguró bajo juramento de decir verdad.
“Es
un desastre, es la impunidad total”, reflexiona Estela de la Cuadra ante la consulta por la
designación de aquel sacerdote como papa de la Iglesia Católica. Estela es
hermana de Elena y tía de Ana Libertad, que aún ignora su identidad, y no sale
de su asombro de tener que responder decenas de llamados de periodistas de todo
el mundo sobre el pasado del flamante papa Francisco. “Pero hay que seguir
luchando –propone–. Bergoglio tiene muchas explicaciones que dar. Hay que
seguir reclamando para que se abran los archivos del Episcopado durante la
dictadura y también los del Movimiento Familiar Cristiano, que tuvo íntima
vinculación con la apropiación de niños. ¿Quién puede asegurar que ahí no
figure el destino de Ana?”, se esperanza.
Bergoglio
recibió a Roberto Luis de la Cuadra en San Miguel el 28 de octubre de 1977,
según consta en la nota que escribió para que lo recibieran en el obispado
platense. “Tuve una conversación por especial pedido del P. Arrupé”, le aclaró
a Picchi. “El le explicará a usted de qué se trata y le agradeceré todo lo que
pueda hacer”, apuntó. Los padres de Elena supieron desde el comienzo que estaba
secuestrada “en los alrededores de La Plata” porque se los había dicho Emilio
Graselli, secretario del vicariato castrense. Por el sobreviviente Luis Velasco
y por anónimos que les dejaron bajo la puerta tuvieron la certeza de que la
nieta había nacido. “16/6 la señora tuvo una nena, que no saben dónde está la
nenita, los padres están bien, De la Cuadra”, decía un escrito que alguien les
hizo llegar al día siguiente del parto.
El
padre Picchi no tuvo mayores inconvenientes para conocer la verdad que miles de
padres desesperados buscaban sin suerte. El dato preciso se lo aportó el
subjefe de la Policía Bonaerense, coronel Reynaldo Tabernero, quien murió
impune antes de llegar a juicio. El segundo de Ramón Camps le confirmó que la
nena había nacido, que había sido entregada a un matrimonio que no podía tener
hijos y que sobre el destino de Elena y su compañero Héctor Baratti “no hay
vuelta atrás”.
Licha
de la Cuadra, que también perdió en manos del terrorismo de Estado a su hijo
Roberto José, siguió adelante y se convirtió en la primera presidenta de
Abuelas. En 1999, en el Juicio por la Verdad ante la Cámara Federal de La
Plata, su hija Estela relató por primera vez la breve gestión de Bergoglio.
Volvió a recordarla en septiembre de 2007, en el juicio oral al capellán
Cristian von Wernich. “Ese silencio de Bergoglio me indigna. ¿Acaso no tiene
nada que decir?”, preguntó ante los jueces. Antes de ser condenado, Von Wernich
invocó a Bergoglio para intentar ensuciar a los testigos del juicio. “El
cardenal fue muy clarito”, advirtió. “Dice que el demonio es un testigo falso
porque está en la mentira, no está en la verdad. Están preñados de malicia”,
agregó. Bergoglio no acusó recibo de la invocación ni de la condena.
En
2010, citado por los secuestros de Orlando Yorio y Francisco Jalics en el
primer juicio a represores de la ESMA, el cardenal declaró que supo de la
existencia de Abuelas durante el Juicio a las Juntas. “¿Por qué no lo citan?
¿No amerita que diga qué pasó con Ana?”, preguntó Estela al año siguiente, en
el juicio por el Plan Sistemático. Los abogados de Abuelas y el fiscal federal
Martín Niklison hicieron el pedido y la jueza María del Carmen Roqueta,
presidenta del tribunal, debió enviar las preguntas por escrito, privilegio de
los altos dignatarios eclesiástico al que decidió acogerse el campechano
Bergoglio.
El
cardenal juró decir la verdad “por Dios y los Santos Evangelios”, recordó que
Arrupé les recomendaba escuchar a quienes pedían ayuda “sobre la búsqueda de
sus seres queridos”, pero la memoria le jugó una mala pasada. “No recuerdo los
pormenores de la entrevista” con De la Cuadra, afirmó. “No recuerdo que me haya
referido que su hija se encontraba embarazada”, escribió bajo juramento. “No
recuerdo haber tenido conocimiento de las reuniones que podría haber realizado
monseñor Picchi”, apuntó. Aseguró que no informó de la denuncia a otra
autoridad que no fuera Picchi y admitió que no hizo ninguna gestión para ayudar
a la familia De la Cuadra. Reiteró que supo de la existencia de Abuelas durante
el juicio a los comandantes y no se privó de elogiarlas: “Han realizado y
continúan haciendo una tarea ciclópea”.