EL
CONDOR NO PASA (vea este artículo
tocando el link el condor no pasa)
¿ Por qué se los juzga ? Por
esto:
Ricardo Carpani los pintó (a los represores)
Artículo de Martín Caparrós en la revista VIVA del periódico de
Bs. As. "Clarín" 15/2/98 (Fragmento)"Paren, boludos, ¿ qué nos van a traer, a todo ALPI (1) ?" Dicen que dijo, en esos días, un torturador de El Olimpo cuando vio que le llevaban más y más lisiados.
En El Olimpo -el centro de detención clandestino que la Policía Federal operaba en Ramón L. Falcón y Olivera, en el barrio de Floresta-, el Turco Julián -el sargento de Policía Julio Héctor Simón-, Colores -el oficial Juan Antonio del Cerro- y otros torturadores se ensañaron con José Poblete. Lo llamaban "El Cortito" y lo torturaron con saña. Lo picaneaban, le pegaban, lo subían auna escalera y, desde dos metros de altura, lo tiraban al suelo. José, sin piernas , caía sin defensas. A Gertrudis Hlaczik también la torturaron mucho. Y se llevaron a Claudia Victoria, su hija de ocho meses, que nunca más apareció.
A Mónica Brull, ciega, embarazada de dos meses, la torturó el Turco Julián. Ella pudo contarlo:
-Me llevaron a una habitación y empezaron a golpearme. Uno me arrancó la camisa y me tiraron sobre la plancha metálica donde me ataron los pies y las manos. Les dije que estaba embarazada de dos meses y el Turco Julián me contestó: "Si la otra con seis meses aguantó, como no vas a aguantar vos. Además, viólenla". Los torturadores se ensañaron conmigo por dos razones: porque era de familia judía y porque no lloraba (3), cosa que los exasperaba...
Mónica perdió el embarazo. Uno de esos días, encadenada en un calabozo, recibió el reto de un general que había ido de visita:
-¡Pelotuda, tapate los ojos!¿No te das cuenta que acá los que nos ven son los que no van a vivir?
Juan Guillén, su marido, que estaba encadenado al lado, tuvo que explicarle que no se preocupara, que su esposa era ciega. En un descuido de sus carceleros, Mónica Brull llegó a hablar unas palabras con Gertrudis y José Poblete. Cuando la soltaron, el 21 de diciembre, sus compañeros todavía estaban vivos. Esa Navidad, en El Olimpo, los carceleros organizaron un "festejo" donde varios secuestrados escucharon a José cantando y tocando la guitarra.
Pocos días después, ya en enero de 1979, los secuestrados de El Olimpo supieron que se estaban llevando a algunos de ellos para un "traslado": para ejecutarlos. Sucedía casi todas las semanas. Esa noche, alguien vio la silla de ruedas de José Poblete, vacía, abandonada en un rincón. Nunca nadie volvió a saber nada de él, ni de Gertrudis Hlaczik, su mujer. José acababa de cumplir 24 años; Gertrudis, 21. Su hija, Claudia Victoria Poblete, debe tener, ahora, 19 años: sus familiares todavía siguen buscándola.
(1) ALPI : asociación de discapacitados