CUBA.= HISTORIA.= Bolivia: Las pertenencias del Che fueron repartidas entre
militares
LA-RAZON.COM –
18-06-2013 –
Horas después de
que Ernesto Guevara de la Serna dejara de respirar, aquella tarde del 9 de
octubre de 1967, sus pertenencias fueron a parar a distintas manos. Incluso
desde que estaba prisionero, sus objetos personales eran motivo de disputa
entre militares. Todavía ahora sus prendas más valiosas tienen un destino
desconocido.
Juan Carlos Gutiérrez (sonidista) argentino finge filmar el cadáver
del Che Guevara en el lavadero del hospital en Valle Grande, Bolivia.
Una de ellas era un
auténtico tesoro. Se trata de un reloj suizo Rólex, que allá por los años 50
era símbolo de estatus y poderío económico. No cualquiera podía lucir uno de
estos brazaletes elegantes y cómodos, pero había revolucionarios cubanos que sí
llevaban aquellas pulseras a sitios lejanos.
El militar boliviano
retirado Gary Prado Salmón, quien era la cabeza visible de la lucha
antiinsurgente durante el gobierno del general René Barrientos Ortuño, en 1967,
charló con Informe La Razón sobre este asunto en el salón de estudios de su
casa en Urbarí, en la ciudad de Santa Cruz.
la orden de asesinar al prisionero está cumplida.
Confesiones. Sentado en su silla de ruedas, recuerda que el Che le entregó su Rólex y el de Tuma, uno de sus camaradas cubanos cuyo nombre real era Carlos Coello, lugarteniente del líder argentino-cubano en su travesía por el país. El comandante Guevara rescató el reloj cuando su compañero fue asesinado por el Ejército en Ñancahuazú, el 26 de junio de 1967. Lo tenía guardado en uno de los bolsillos de su pantalón y su plan era devolverlo a su familia, en Cuba. Era un rito sagrado y silencioso entre los guerrilleros.
Otra versión señala que
el Rólex del Che está en manos de particulares, en la ciudad de Cochabamba. El
“dueño” sería el allegado político de un oficial importante que luchó contra la
guerrilla de Ñancahuazú. Mientras que la pieza de Tuma tuvo otro destino; tras
el asesinato de Guevara, de acuerdo con Prado, el reloj quedó en poder del
mayor Miguel Ayoroa y no se sabe su paradero. No obstante, el coronel en retiro
Diego Martínez Estévez postula que el Comandante poseía cuatro relojes y que
todos se encuentran en manos de civiles.
Eso no es todo. Prado
confiesa que apenas el Che fue detenido, el 8 de octubre de 1967, dos
soldados fueron los encargados de quitarle sus otras pertenencias: dos mochilas
y dos armas. Más aún, resalta que la noche de la captura, él pudo leer con
detenimiento el diario de campaña de Guevara y, además, le preguntaba a éste el
significado de algunas frases ilegibles porque el insurgente tenía una “letra
del infierno”.
Entre sus objetos, el
Comandante llevaba una pistola sin cargador que el teniente Huerta le rogó a
Prado tenerla; el entonces capitán dice que accedió. La carabina fue presentada
por el coronel Joaquín Zenteno Anaya en la conferencia de prensa que se dio tras
la detención del Che. El arma se encuentra en el Museo Militar de la zona de
Irpavi, en La Paz, en la sala denominada Che Guevara. Allí hay material quirúrgico,
recortes de periódicos, una brújula, mapas, una cámara fotográfica y otras
prendas del guerrillero. También está el jeep de Tania, la combatiente
argentina Tamara Bunke que fue parte de la milicia.
invitación a la inauguración del local del museo.
La boina negra, la pipa y las mochilas con unos 20 rollos de fotos sin revelar fueron enviadas en un helicóptero, junto al oficial Andrés Selich. Por entonces, él era quien guiaba al piloto de la aeronave. Según dos fuentes confidenciales, Selich no entregó todas las reliquias del Che y se quedó con algunas, especialmente fotografías.
‘Pacho’. Loyola Guzmán,
quien también fue parte de la organización de la milicia bajo el pseudónimo de
Toyota Frías —porque su nombre rimaba con la marca de coches y era una mujer
estricta—, rememora que ella tuvo en sus manos un repelente de mosquitos del
Che. Pero devolvió el frasco a la familia del líder en Cuba. “No tengo nada
más”, cuenta.
Hay más historias sobre
piezas perdidas de la
guerrilla. En 1984, un tesoro apareció prácticamente de la nada. Prado comenta
que él estaba en su trabajo y recibió a un benemérito de la Guerra del Chaco
que le dijo: “Mi general, lo busqué porque mi sobrino fue su soldado en la
guerrilla y ahora se ha ido a Estados Unidos; él me dejó esta agendita para
usted”. El militar tomó la libreta y vio la letra minúscula, “para leer con
lupa”. Ordenó a su secretaria y a un soldado que lean y transcriban el texto.
Descubrió que se trataba del diario de Pacho.
Alberto Fernández
Montes de Oca, alias Pacho, participó en la insurgencia cubana de fines de los
años 50 y obtuvo el grado de capitán. Fue director de Minas en el Ministerio de
Industrias y ocupó cargos importantes en Cuba. Estuvo en el grupo de avanzada
del Che y se encargó de los operativos
previos a su incursión. Igualmente fue
abatido el 9 de octubre de 1967.
el doctor Alberto Granado, argentino, padrino del museo en homenaje a su amigo Ernesto Che Guevara de visita en el Museo.
La agenda cabe en la
palma de una mano y hasta hace 29 años no se sabía de su existencia ni de su
contenido. Después Prado la publicó íntegramente con un prólogo de su autoría.
No obstante, la célebre libreta se encuentra en alguna parte de la vivienda del
militar retirado en la capital oriental. “Mucho tiempo ha pasado desde entonces
y no sé en qué depósito estará aquel diario”, remata.
Eladio González (Toto) fundador y director del primer museo suramericano "Comandante Ernesto Che Guevara" fotografiado por Reginaldo Ustariz Arce médico boliviano residente en San Pablo, Brasil. Ustariz Arce cuando joven estuvo con el cadáver del Che en el lavadero y como médico denunció que no había sido muerto en combate cosa que lo obligó a exhilarse en Brasil. Allí escribió un hermoso libro "Vida Morte e Resurreciao do Che Guevara". La foto muestra el gran salón del museo con el gran busto del Che pintado por el plástico argentino Carlos Terribili. Sobre el piano que se ve al fondo bajo la bandera del 26 de Julio se distingue parada la hermosa escultura del Che realizada por el artesano argentino Carlos Baños, para el museo y la Escuela de Solidaridad Chau Bloqueo.