Tras la llegada al memorial de los restos del
Comandante Ernesto Guevara, en octubre de 1997, esta ciudad empezó a conocerse
más ampliamente en el mundo, incluso en lugares donde posiblemente jamás habían
pronunciado su nombre
El monumento fue inaugurado el 28 de diciembre de 1988
por el hoy Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de
Ejército Raúl Castro. Autor: Jorge
Camarero Leiva
Nelson García Santos
digital@juventudrebelde.cu
26 de Diciembre del 2013 0:26:44 CDT
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26 de Diciembre del 2013 0:26:44 CDT
SANTA CLARA, Villa Clara.— El brío, el esfuerzo, el cansancio y la alegría
quedaron atrapados para la historia en las fotos sobre la construcción del
Complejo Escultórico Comandante Ernesto Guevara en esta ciudad, inaugurado el
28 de diciembre de 1988 por el hoy Presidente de los Consejos de Estado y de
Ministros, General de Ejército Raúl Castro.
A partir de ese momento y, en especial, con la llegada al memorial de
los restos del Comandante Ernesto Guevara en octubre de 1997, esta ciudad
empezó a conocerse más ampliamente en el mundo, incluso en lugares donde
posiblemente jamás habían pronunciado su nombre.
El Che Guevara liberó la ciudad, ayudó decisivamente a su desarrollo
social e industrial, y, como si fuera poco, la universalizó. Se cuentan por
millones las personas que llegan hasta aquí de casi todos los confines del
planeta para rendirle tributo al héroe, y de paso recorren la urbe en busca de
sus huellas, que afloran en disímiles lugares.
El amor resulta la palabra exacta para connotar la consagración con que
asumieron los villaclareños la construcción del Complejo Escultórico Ernesto
Che Guevara. Puedo dar fe de ello, porque fui testigo desde los inicios de la
obra hasta su conclusión.
Fue masivo el apoyo de la población al Contingente 14 de Julio, que lo
construyó, como lo confirman las miles y miles de horas de trabajo voluntario
aportadas.
Al pedido de recolectar el bronce para la confección de la figura del
Guerrillero Heroico de 6,8 metros, la avalancha del mineral no se hizo esperar.
También se utilizó para realizar las letras de las jardineras.
Allí trabajaron, en jornadas memorables, desde sus compañeros de lucha
hasta trabajadores de distintos sectores, campesinos y jóvenes para quienes su
entrega, más que una obligación, constituía un privilegio.
Los artífices
Los proyectos de la monumental obra estuvieron a cargo del escultor José
de Lázaro Bencomo (Delarra) y los arquitectos Jorge Cao Campos y Blanca
Hernández Guivernau.
El complejo lo integran la plaza, que mide más de 17 550 metros
cuadrados, dedicada a la realización de actos políticos y culturales, con una
capacidad superior a las 50 000 personas. En esta área hay 14 palmas a cada
lado que simbolizan el 14 de junio de 1928, fecha del nacimiento del
Guerrillero Heroico.
En la tribuna, con capacidad para 900 personas, se levanta, en un
pedestal de 16 metros, la estatua del Comandante Che Guevara —con su uniforme
verde olivo, su boina, su fusil en la mano y el brazo en cabestrillo—, que está
orientada hacia el sur de nuestra América.
También posee un mural a relieve que muestra diferentes etapas de la
lucha del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra, la figura del líder histórico
de la Revolución Fidel Castro, al inolvidable Comandante Camilo Cienfuegos, la
invasión de las columnas guerrilleras desde Oriente hasta el Occidente del
país; al Che en el Escambray y la Batalla de Santa Clara.
En el Memorial se encuentran los nichos donde reposan los restos del
Comandante Guevara y una parte de sus compañeros caídos en la gesta de Bolivia.
El impresionante lugar semeja la selva donde libró sus combates; mientras que
en el museo se exhiben fotos, documentos y objetos personales de su niñez,
adolescencia, juventud y de la lucha revolucionaria en Cuba, el Congo y
Bolivia.
La obra que nos distingue
El complejo escultórico constituye un significativo exponente del
eclecticismo local, aplicado a la arquitectura, y es uno de los sitios mejor
conservados y con mayor frecuencia de visitantes de nuestro país.
A un cuarto de siglo de terminada, la obra de significativos valores
socio-culturales, asociada a la personalidad histórica del Guerrillero Heroico
y sus compañeros de lucha, se ha erigido en símbolo por antonomasia de la
ciudad donde el Che, sin dudas, experimentó grandes satisfacciones desde
aquellos días en que, con su brazo en cabestrillo, paseó su victoria, la del
Ejército Rebelde y el pueblo, en medio de la aclamación popular.