Devolveme
la radio
Por Alejandro Carrizo
En mi opinión, en la espontaneidad reside la verdadera
ideología. Corría 1976y empezaba la dictadura más sangrienta de la historia
argentina. Hugo “El coya” Condorí –obrero del ingenio Ledesma– ya se había
“salvado” varias veces de la muerte, la última vez que había estado en la
cárcel logró “confundirse” con los contraventores, aunque era uno de los presos
políticos más buscados.
Pasó el pabellón de la
muerte, pasó la tortura, pasó la muerte, las desapariciones, pasó el tiempo,
volvió la democracia, volvió la lucha ahora con los organismos de derechos
humanos, empezaron los juicios por la verdad, luego los juicios de lesa
humanidad (de la mano de Néstor y Cristina), y, hace unos días en Jujuy, se
presentó la oportunidad de tener a los cinco represores frente a frente. El
testimonio de El Coya fue singular, uno de los mejores aportes para la condena
de los carceleros y de los abyectos como Blaquier (incluso si se profundiza la
investigación, con la posibilidad de encontrar los cuerpos).
Al final del alegato,
Condorí–el único sobreviviente de la histórica y combativa obra social– miró a
uno de ellos a los ojos y le dijo: “Devolveme la radio”.