Muchas gracias, muy
buenas tardes a todos y a todas: quiero agradecer, en primer término, la
presencia hoy, compartiendo este momento histórico al señor secretario
general de la UNASUR, compañero Alí Rodríguez y a los señores ministros
de Defensa de las hermanas repúblicas de Chile y Suriname.
Hoy, hace exactamente 185 años, no solamente se ordenaba la creación
de la Comandancia General y Militar de nuestras Islas Malvinas, sino que
por primera vez allí, su gobernador, el Comandante Luís Vernet, izaba
por primera vez el pabellón nacional.
Cuando hoy le di la orden al jefe del regimiento de Granaderos, que
izará el pabellón nacional, en este lugar, sentí una gran emoción, no
solamente por lo que la fecha significa, sino porque, a no confundirse,
que esto no es una construcción edilicia, esto que hoy inauguramos es la
construcción histórica en honor a Malvinas más importante de la
República Argentina. (APLAUSOS).
Hoy, contra mi costumbre, voy a omitir los miles de metros cuadrados,
o las cifras que costó esta construcción, porque esos son detalles.
Esta construcción tuvo otros costos, esta construcción que hoy estamos
aquí tuvo el costo de vidas de argentinos. Algunos descansan allá en el
cenotafio; otros en el fondo del mar; otros no descansarán nunca porque
los perseguirá siempre el fantasma terrible de la guerra. También aquí
porque no acostumbramos a tomar la historia con beneficio de inventario,
la historia argentina es una sola y no se puede fragmentar ni separar.
Por eso, también, hemos decidido que esta construcción, que este
Museo, tuviera lugar en este sitio de la memoria, en la ex ESMA, por
esto que acabo de mencionar, que la historia no se puede fragmentar ni
tomar con beneficio de inventario. Y nosotros que tenemos en la memoria
uno de los pilares fundamentales de nuestras políticas, hemos querido
también hacerlo aquí.
En el recorrido uno puede ver todos los recursos naturales, de los
cuales hoy estamos privados. Quiero agradecer también el invalorable
aporte del ministerio de Educación, del Canal Encuentro, de Paka-Paka,
de los biólogos, de todos los científicos que han colaborado en este
desarrollo, de los cineastas como Tristán Bauer también. (APLAUSOS). En
un recorrido que es geográfico, que es biológico, que es político,
profundamente político. Por eso, en uno de los espacios, también están
lo que se denominan Las Tres Plazas: la Plaza del 30 de Marzo; las del 2
y 10 de abril y la del 14 de junio.
Por esas casualidades o licencias que se toma la historia, uno nunca
sabe, mi compañero - que ya no está - estuvo en la primera de las
plazas, en la Plaza del 30 de marzo, circunstancialmente, por cuestiones
de trabajo estaba aquí, en Buenos Aires y la CGT, en ese momento, había
organizado una marcha de protesta para llegar a la plaza. Y él fue,
junto a otros, y junto al amigo que le acompañaba y bueno corrió la
misma suerte, no la misma suerte, a algunos se los llevaron presos, a él
no se lo llevaron preso. Los corrieron y los gasearon.
En la plaza, del 2 de abril, que bueno es también recordarlo, estaba
repleta y uno podía ver carteles de: ¡Malvinas sí, dictadura no¡ yo no
estuve, pero hubo muchas plazas en toda la república. En Río Gallegos,
donde yo estaba también hubo una plaza, en realidad no hubo una plaza,
se congregaron en el centro, que es donde se conmemora todo que, en ese
entonces, era la Avenida San Martín y Roca, y que hoy es San Martín y
Kirchner. Les aseguro que hubiera querido que se siguiera llamando
Roca). Ahí yo no fui, ahí me pidió ir mi hijo Máximo, que tenía cinco
añitos recién cumplidos y que como tantos niños y tantos adultos creían
en lo que estaban viendo y quería ir con su banderita argentina a
conmemorarlo. Yo, por supuesto, le dije: “no te voy a llevar” y él
insistió así que… no sé si va a enojar que cuente esto, pero lo quiero
hacer porque es parte de la historia de vida y de todos también y lo
hice acompañar por una persona que trabajaba con nosotros en el estudio y
allá fue Máximo con su banderita y sus 5 inocentes años, porque vivía
todo el día mirando la televisión, hablando de la Isla Schefil y de los
aviones y jugaba con soldaditos porque para él la guerra, con cinco
años, no podía ser nada más que un juego. Todavía sigue recordando con
muchísimo cariño, una de sus canciones preferidas de Víctor Heredia:
“Soldaditos de plomo”.
Y por esas cosas de la vida, el 14 de junio, la que estaba en Buenos
Aires era yo, por cuestiones de trabajo. Había llegado unos días antes y
salí de La Plata, de mi casa aquí, para Buenos Aires, donde también
tenía mi casa, porque tenía cuestiones de trabajo, y cuando llegué me
enteré lo que había pasado y también me comentan que había comenzado a
congregarse gente en la Plaza de Mayo. Serían las 14, 15 horas, primero
éramos grupos muy pequeños, pero a eso de las 6, 7 de la tarde,
coincidiendo con la salida de los colegios, las oficinas, de los bancos
la Plaza estaba repleta, la gente – lo recuerdo como si fuera hoy –
tiraba monedas contra los camiones de exteriores, de los canales de
televisión, quemaba diarios “La Razón”, en aquel momento “La Razón”,
vespertina y decían: “cayó Puerto Argentino”, y quemaban los diarios.
Estaban todos muy enojados y finalmente también – como aquel 30 de marzo
– vino la
represión. ¿Por qué recuerdo esto? Porque tal vez algunos se preguntarán
y por qué no lo quiso llevar a su hijo, el día 2 de abril a la Plaza.
Porque yo tengo una mirada y una comprensión de que nuestro Ejército,
nuestras Fuerzas Armadas solamente han salido victoriosos, a lo largo de
nuestra historia, cuando han combatido junto al pueblo y nunca contra
el pueblo.
Por esa razón, solamente por esa razón porque no se pueden construir
victorias sobre la sangre del pueblo, con la sangre del pueblo se han
construido grandes victorias, nuestra independencia, nuestra libertad,
pero no contra la sangre del pueblo.
Pero hoy estamos aquí para recordar también, en otro lugar, lo que
son los vestigios de la forma de colonialismo más obsoletas y más
antiguas, ya casi olvidadas del siglo XIX y XX, que son las del
colonialismo militar. Por eso hay una espacio también, dentro de este
mismo Museo, donde se puede – mediante un sistema interactivo – ver
cuáles son los últimos 17 enclaves coloniales, a nivel global, que
solamente son de carácter militar, la mayoría son ingleses, porque las
formas del colonialismo han cambiado.
Ya no son de toma de territorio, ya no son, por lo menos en la
mayoría de los casos, de orden militar, son más sutiles, más invisibles,
tienen que ver con la cultura, tienen que ver con la economía, tienen
que ver con las finanzas, tienen que ver con el comercio, tienen que ver
en definitiva, con lo que sí es una constante a lo largo de toda la
historia de la humanidad que es de la relación de fuerza que tienen los
pueblos, de aquellos pueblos que quieren vivir en libertad sin oprimir a
otros y de aquellos otros que solamente conocen una forma que es la
opresión sobre otros para poder subsistir.
La Argentina es un país de paz, es un país que en su historia ha
hecho de la paz, también una diplomacia muy importante. Es más, algunos
dicen que hemos ganado batallas que luego la diplomacia nos ha hecho
perder por otros intereses. Pero eso será parte de la historia.
Yo quiero recordar hoy a los veteranos de Malvinas, a los jóvenes que
fueron a pelear, a los oficiales y suboficiales que también perdieron
la vida en combate, con honor y gloria y también el compromiso
definitivo de la Argentina de que la soberanía solo se construye sobre
las ideas de la paz, la memoria y la diplomacia.
Y también, mirando estos 200 años de historia y mirando también a
esas otras naciones que todavía aún dominan parte del mundo desde la
economía o desde lo militar, cuánto también tenemos que aprender de
ellos, no de lo malo, sino de lo bueno. Porque cada vez que repaso y
releo la historia y cada vez que me toca vivir como Presidenta de la
República Argentina diferentes circunstancias durante la gestión de mi
compañero o durante mi propia gestión, veo que los principales
inconvenientes en la construcción de un gran país, no han sido como
pensaba yo desde joven que han venido desde afuera. Al contrario, creo
que los principales problemas que hemos tenido y la principal
responsabilidad que hemos tenido en no construir una gran nación, ha
sido desde aquí adentro, no de todos, por supuesto, porque decir
responsabilidad de todos, es decir responsabilidad de nadie. (APLAUSOS)
Y digo esto porque hubo un hecho, un ejemplo ilustra más que mil
discursos o mil palabras, hubo un hecho durante esta semana o la semana
pasada, la semana pasada fue exactamente, que le llamó la atención a
muchísimos argentinos. Y fue el pronunciamiento de 106 parlamentarios
británicos que apoyaban el reclamo argentino frente a los fondos
buitres.
Hasta ese momento, nuestros legisladores, los legisladores del
oficialismo, los legisladores del Gobierno estaban solos porque, bueno,
nadie quería acompañarnos a ningún lado. Y sin embargo, fíjense, 106
ingleses, para muchos de ellos seguramente seremos los “arcGis”, como
despectivamente nos llaman algunos. Pero, ¿saben qué? Antes que pensar
en eso, pensaron en que su país, como una de las grandes plazas
financieras del mundo junto a Wall Street, yo diría a Londres y Wall
Street, las dos grandes plazas financieras del mundo, se vería
seriamente perjudicada si se caía la reestructuración de deuda argentina
porque entonces ya nadie haría reestructuración de deudas y, por lo
tanto, se perderían jugosos negocios y muchísimos trabajos, un 33 por
ciento del PBI de Inglaterra es hoy sector financiero: securitización,
finanzas, bancos, etcétera.
Fíjense, qué diferente manera de mirar la realidad, qué diferente
manera de abordar los intereses nacionales. Es ahí cuando siento una
profunda envidia de esas naciones que son capaces de tener tal grado de
comprensión cultural, que actúan siempre de acuerdo con sus propios
intereses y únicamente a sus propios intereses como país, no como
partido ni como sector ni como región. (APLAUSOS)
Fíjense, en el día –qué paradoja-, en el día de la reafirmación de
nuestros derechos soberanos sobre nuestras islas Malvinas, tomando como
ejemplo a la conducta de 106 parlamentarios británicos.
Pero bueno, nobleza obliga y hay que reconocer y hay que además y
fundamentalmente, entender, develar, decodificar entre todos lo que nos
ha pasado en todos estos años y porque este maravilloso país, octavo en
superficie del mundo, con recursos naturales inagotables, con una
población altamente educada, tal vez los recursos humanos con mayor
potencialidad de toda la región, educación pública nacional y gratuita,
desde que los niños van al preescolar hasta que terminan la universidad.
¿Qué es lo que nos ha pasado entonces? Yo creo que ha sido esto, el
no poder distinguir los intereses partidarios y sectoriales de los
intereses nacionales.
Muchas veces, claro, incentivados desde afuera, pero fundamentalmente
por un modelo de visión cultural. Sigo afirmando que la peor
colonización, no es la militar ni la geográfica ni siquiera la
económica. Todas esas se pueden llevar a cabo si previamente nos han
colonizado culturalmente. (APLAUSOS)
Yo creo que en esta tarea de reafirmación en el día de hoy, debe ser
no solamente luchar diplomáticamente. En todos los foros internacionales
hemos hecho grandes progresos, impensables progresos, era impensable
que desde México, Caribe hasta Tierra del Fuego, foros internacionales
nos apoyaran en nuestro reclamo. Pero nuestro gran compromiso debe ser
ese, el tema cultural.
Por eso, hay una sala aquí dedicada, construida por Paka Paka,
nuestra señal nacional infantil que no habla de “aparca el carro” ni
“dame leche de la nevera”, sino que habla de “heladera” y “estacioná el
coche”, que es como tenemos que hablar los argentinos, y que esa
construcción cultural…No se rían porque eso es cultura. Y esa
construcción de zamba que le va a enseñar a nuestros chicos la historia,
su historia, nuestra historia.
Ese es el gran compromiso que tenemos que tener los argentinos con
tantos otros que dieron la vida. Recordamos aquí, hoy estamos colocando
también la última bandera de aquel Grupo Cóndor que allá por los años 60
desvió un avión de Aerolíneas Argentinas, que era argentina, porque hay
que reconocerlo también, estábamos en dictadura pero no habían
privatizado nada, a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del
César también, y aterrizaron en Malvinas.
Me acuerdo con mucha emoción el día que María Cristina Verrier, en
ese momento novia, compañera de Dardo Cabo, más tarde esposa de él, me
vino a ver para entregarme las banderas y decirme el destino de dos de
ellas: una, la más embarrada, la más sucia, la que más había flameado,
la que había en el mausoleo de Néstor en el Sur y, la otra, en la
Basílica, en la Capilla de la Virgen de Itatí en Corrientes porque ella y
Dardo Cabo eran devotos de la Virgen de Itatí.
Y cumplimos el mandato y además le agregamos el resto de las banderas
en el Patio de Malvinas, en la Casa Rosada, en la sede del pueblo, en
la Cámara de Diputados de la Nación, aquí en este Museo, en la Basílica
de Luján, patrona de los argentinos. En fin, todas las banderas han sido
colocadas.
foto museo Che Guevara CABA-llito - Fitzgerald y su avión cuando trabajando para "Crónica" voló hasta Valle Grande, Bolivia donde habían asesinado a Ernesto Che Guevara. Con lentes Juan Carlos Gutiérrez (sonidista) argentino que trabajaba para CBS News agencia noticiosa norteamericana. .
También quiero agradecer a la familia Fitzgerald. Fitzgerald es el
propietario de ese avión que ustedes pueden ver allí, antes de Dardo
Cabo también había habido otro argentino que en ese pequeño avión, ya no
de Aerolíneas Argentinas, sino en ese pequeño avión, violó…voló, y sí
violó también porque no podía ser, pero hay violaciones que están muy
bien hechas, esta es una. Mañana me dicen que…titula que “Cristina está
de acuerdo con las violaciones”. Acuérdense, así que, se los aviso. Voló
y la familia…le agradezco a la familia la donación para que este avión,
que es histórico y estaba en un viejo aeródromo, hoy esté aquí también.
foto Museo Ernesto Che Guevara - Identificación del sonidista argentino Juan Carlos Gutiérrez, enviado a Valle Grande y a quien le tocó cubrir la muerte de Ernesto Che Guevara.
Y quiero también agradecer la formación de los que son los guías que
van, como su nombre lo indica, a conducir a los visitantes de este Museo
y cuyo jefe es el nieto del general Rattenbach. El jefe de los guías,
es el nieto del general Rattenbach, aquel militar al que se le encargó
la misión de informar lo que había sucedido en Malvinas y que me fuera
entregado oportunamente en mi carácter de Comandante en Jefe de las
Fuerzas Armadas y que hiciéramos público.
Quiero también para todos los familiares, las mamás, las hermanas,
las novias, los padres, los hermanos, simbolizados tal vez en el soldado
Estéban, que hoy me acaba de entregar una zapatilla original, que la
tenía guardada, inclusive con la greda de las islas, proveniente de
allí, y que hasta tiene una pluma, se ve de las aves del lugar, y que va
a estar aquí junto a los otros objetos, algunos donados por
excombatientes y otros que Tristán Bauer encontró en las islas y solo
sabe Dios a quién pertenecieron cuando filmó “Iluminados por el fuego”.
Por eso digo que esto no es una construcción edilicia, es una
construcción histórica y colectiva y, fundamentalmente, un compromiso a
no abandonar jamás por parte de ningún gobierno lo que constituye, sin
lugar a dudas, una política de Estado y que es terminar con el último
vestigio de colonialismo como es el del colonialismo inglés sobre
nuestras islas Malvinas.
Adelante argentinos, a no abandonar ese reclamo histórico ni esa
lucha histórica. Tenemos, no solamente la razón, sino también la verdad,
la memoria y la voluntad de seguir adelante como siempre lo hemos
hecho.
foto museo che guevara - Juan Carlos Gutiérrez (sonidista argentino) finge pilotear el avión de Fitzgerald, el argentino que voló solitario hasta las Islas Malvinas.
Muchas gracias por estar acompañándonos hoy aquí, en nombre de todos aquellos que descansan en paz.
Muchas gracias.