miércoles, 16 de julio de 2014

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  MEDIO ORIENTE

JUEVES 10 DE JULIO DE 2014 17:18

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El ex jefe de la fuerza de inteligencia interna y un reconocido escritor e intelectual hicieron oír su voz frente a una sociedad que ha construido un muro de silencio acerca del histórico conflicto con Palestina.

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Por Ezequiel Kopel

Los dos son judíos; el primero pasó casi cuarenta años en las fuerzas de seguridad israelíes, el segundo es hijo de un prestigioso político que  pertenece al laborismo, el mismo partido que creó los asentamientos israelíes en Cisjordania, el Sinaí y Gaza. Uno, fue reclutado desde 1978 por el servicio secreto del Estado de Israel para estudiar y combatir a las organizaciones palestinas. El otro, inició una fructífera carrera en el mundo de las letras y en 2010 recibió, de manos del primer Ministro, el Premio Nacional a la Literatura Hebrea. Uno fue nombrado jefe del Shin Bet en 2005, una suerte de Mossad "interno" para actuar dentro del Estado israelí y los territorios ocupados; el otro fue líder de un grupo de poetas y escritores que le exigió a su país un cese al fuego en la guerra del Líbano de 2006.  Uno decidió quién vivía y moría en los territorios palestinos, quién era detenido y liberado; el otro provocó que el Festival Internacional de Literatura en Jerusalén introdujera un nuevo requisito a todos sus oradores: una copia escrita de sus palabras para someter a revisión, luego de que en 2010 pronunciara un histórico discurso donde sentenció que "bajo el amparo de colocarnos como las mayores víctimas de la historia, justificamos la violación sistemática de los derechos de los no-judíos en el Estado de Israel y los territorios ocupados".

Las siguientes no son las palabras de dos militantes palestinos ni de dos ciudadanos árabes, mucho menos de dos extremistas judíos; éstas son las voces de dos  ciudadanos israelíes: uno que ha dedicado su vida entera a cuidar la seguridad del Estado de Israel y el otro ha puesto su inteligencia al servicio del enriquecimiento de las letras y la cultura hebreas. Son dos personas a las que a muchos propagandistas sin información les gustaría catalogar como anti-israelíes; son dos voces -muy potentes por la estatura política, social e intelectual de sus figuras- de las muchas más que vendrán a romper el muro de negación y silencio que recubre a la sociedad israelí y a las comunidades judías de todo el mundo, en donde, para no convertirse en un traidor a Israel, se debe aplaudir y aceptar las matanzas, las detenciones ilegales, la superioridad moral y la mentira. Un muro de silencio que sólo se abre para afirmar que los israelíes son las únicas e incriticables víctimas; que cataloga el odio de  los palestinos como irracional y se los acusa de ser "nacidos  para matar"; que sostiene que "los palestinos no son seres humanos como nosotros". Un muro de silencio creado por un sociedad sin ningún tipo de dudas morales, sin ningún tipo de signos de interrogación, con apenas un mínimo debate público y que le permite hablar de "alcanzar la paz" mientras mantiene una dictadura militar de mas de cuarenta años en Cisjordania.

Quién quiera oír que oiga.

Esto dijo días atrás Yuval Diskin, jefe del Shin bet entre 2005 y 2011 y uno de los responsables máximos de terminar con la segunda Intifada palestina:

"Queridos amigos: Tómense unos minutos para leer estas palabras y compartirlas con otros. Veo el deterioro grave y rápido de la situación de seguridad en los territorios ocupados, Jerusalén y las ciudades árabes,  y no me sorprende. No se dejen confundir por un momento. Este es el resultado de la política llevada a cabo por el actual Gobierno Israelí cuya esencia es ´Vamos a asustar al pueblo sobre todo lo que está sucediendo a nuestro alrededor en el Medio Oriente, vamos a demostrar que no hay interlocutor palestino, vamos a construir más y más asentamientos y crear una realidad que no se puede cambiar, vamos a continuar no tratando con los graves problemas del sector árabe en Israel, vamos a continuar sin resolver las carencias sociales graves en la sociedad israelí.´ Esta ilusión funcionó de maravilla, siempre y cuando el sistema de seguridad fuera capaz de proporcionar una impresionante calma en los últimos años como resultado de la alta calidad y la dedicación de la gente del Shin Bet, el ejército israelí y la Policía de Israel, así como de los palestinos, cuya significativa contribución a la relativa tranquilidad en Cisjordania no se debe tomar a la ligera.

Sin embargo, el rápido deterioro que estamos experimentando en la situación de seguridad no vino por el asesinato vil de Naftalí, Eyal y Gil-Ad (los tres jóvenes israelíes secuestrados) cuyas memoria sean bendecidas. El deterioro es, ante todo, el resultado de la ilusión de que la inacción del gobierno en todos los frentes puede congelar la situación con los palestinos, la ilusión de que las "etiqueta de precio"(ataques racistas israelíes) no son más que un par de consignas en la pared y no racismo puro. LA ILUSIÓN DE QUE TODO SE PUEDE RESOLVER CON UN POCO MAS DE FUERZA. LA ILUSIÓN DE QUE LOS PALESTINOS VAN A ACEPTAR TODO LO QUE SE HACE EN CISJORDANIA Y QUE NO RESPONDERÁN A PESAR DE LA RABIA, DE LA FRUSTRACIÓN Y DEL DETERIORO DE LA SITUACIÓN ECONÓMICA; la ilusión de que la comunidad internacional no va a imponer sanciones contra nosotros, que los ciudadanos árabes de Israel no saldrán a las calles al final del día debido a la falta de atención a sus problemas, y que el pueblo israelí continuará, sumiso, aceptando la impotencia de su gobierno para hacer frente las brechas sociales que sus políticas han creado y continúan empeorando la situación mientras que la corrupción continúa envenenando todo lo bueno. Y así sucesivamente."

Esto escribió ayer el escritor Nir Baram luego de contemplar la ofensiva israelí en Gaza:

"Mientras hacemos el duelo por el horrible asesinato de los tres niños israelíes en manos de asesinos despreciables, una vez más se escuchan las pronunciaciones en Israel de que´en momentos así no hay izquierda y derecha. Estamos todos juntos´. Si bien no hay 'izquierda y derecha', el parlamentario Yariv Levin llama a hacer frente a los musulmanes israelíes y hacerles entender que ´lo que fue ya no volvera a ser´, el ministro Ysrael Katz llama a hacer temblar las casas en Gaza; el también ministro Naftalí Bennett, como siempre, quiere sangre mientras turbas inflamadas están persiguiendo y golpeando a árabes (algo que siempre sucede en circunstancias similares, incluso en la década de 1980 en Jerusalén); un niño palestino es brutalmente asesinado y su primo es duramente golpeado por la policía israelí; el canciller Liberman sostiene que el castigo de la diputada árabe Haneen Zoabi debe ser el mismo que el de los secuestradores palestinos, y en los asentamientos israelíes están convocando a más construcción como una reacción a los asesinatos cuando en realidad siguen construyendo, como si nada, todos los días.

Y esto es sólo el comienzo. Siempre hay derecha e izquierda. ESTÁN LOS QUE GRITAN Y LOS QUE SE QUEDAN EN SILENCIO. La mayoría de la opinión pública israelí esta convencida de que siempre es la víctima y ha creado un MECANISMO DE NEGACIÓN QUE SE INTERPONE ENTRE ELLOS Y LA REALIDAD:´nuestros hijos son asesinados brutalmente y cada niño palestino que muere viene con una automática justificación´, recitada como una repetición robótica de las noticias de la televisión israelí. Sin embargo, niños que no han hecho nada están siendo asesinados por el fuego directo de soldados isralíes, como en Beitunia (ciudad palestina de Cisjordania), como el bombardeo de una casa de familia en Gaza (borrada por entero), como otros incontables casos de disparos contra niños inocentes. A los ojos de los palestinos, y con toda razón, son todos niños masacrados. Más de 1.300 niños palestinos fueron asesinados en los últimos 14 años. Pero el mantra perezoso continúa: el ejército israelí no mata en vano, nosotros no matamos niños a propósito, nosotros hacemos las cosas bien. SOMOS MORALMENTE SUPERIORES. La recitación robótica y moral de superioridad oculta la realidad y crea un sentimiento falso y peligroso de ser las eternas víctimas del pasado y del presente. UNA SOCIEDAD VIOLENTA Y OCUPADORA SE HA FORMADO EN ISRAEL, UNA SOCIEDAD VIOLENTA QUE ESTÁ EN UNA CONSTANTE POSICIÓN DE VICTIMIZACIÓN: VEMOS LOS RESULTADOS AHORA Y LOS VEREMOS EN LOS TIEMPOS POR VENIR".




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