Fidel Castro escribe a Nicolás Maduro.
El martes, 23 de septiembre, había escuchado la intervención del Presidente de la
República Bolivariana de Venezuela en la Asamblea General de la ONU.
Habló 12 minutos. Era inobjetable.
Al anochecer, la representación venezolana se trasladó al Bronx donde una entusiasta
población los esperaba. Allí había estado Hugo Chávez quien dejó entre ellos
imborrables recuerdos. A la altura del momento internacional que se está viviendo,
numerosas personas expresaron ideas y pensamientos profundos. En ese histórico
encuentro podría afirmarse que, a través de las pantallas de televisión, participamos
millones de personas. Decidí enviarle al día siguiente una felicitación al presidente
venezolano, pero como ignoraba su itinerario le solicité a nuestro Ministro de
Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, que también está en Nueva York,
le hiciera llegar el mensaje al presidente venezolano.
Por mi parte, ni siquiera sospechaba que a la misma hora en que yo preguntaba a
Bruno si le había hecho entrega de lo que había escrito por la mañana, este me
responde con la noticia de que Maduro comenzaba otro discurso ante la Asamblea
General. ¡Escúchalo!, le dije. Sintonicé de inmediato a TeleSur y allí comenzaba su
segundo discurso a la Asamblea General, y el tercero en Nueva York. Esta vez habló
media hora y no quedó punto esencial sin abordar. Hugo se habría sentido orgulloso
de ver a uno de sus hijos revolucionarios decir lo que dijo y cómo lo dijo.
Por ello menciono en la carta solo dos discursos y no tres. Añado únicamente que
cuando Bruno entregó el texto de mi mensaje, él solo preguntó si yo tenía objeción
en que se publicara. “Por supuesto que no”, pedí se le respondiera. ” Es un gran honor”.
Fidel Castro Ruz
Septiembre 25 de 2014
11 y 15 a.m.
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