viernes, 7 de noviembre de 2014

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Norma Estela Ferreyra: La desculturización; el arma de destrucción masiva más poderosa del capitalismo

 

Enviado por Barometro Internacional el miércoles, 05 noviembre, 2014 a las 0:23

 

Etiquetas: bi Mauricio Macri barómetro capitalismo

 

 

La cultura de mi país, Argentina, acaba de recibir un ataque de la derecha capitalista, que siempre cuenta con vende patrias en el lugar donde libran sus batallas. En este caso, fue el  Jefe del Gobierno Porteño, Mauricio Macri,  quien distinguió, recientemente a Marcelo Tinelli, nada menos que en el recinto de la Legislatura de la Ciudad de Bs As, como personalidad “destacada de la cultura” en dicha Ciudad.

El conductor televisivo del programa “Show Match”, era un muchacho, casi tímido, cuando un día  llegó a un canal televisivo pero, seguramente, luego se dio cuenta de que para ganar dinero, debía hacer una especie de  circo humano, vulgar y lleno de payasos, para promocionar la prostitución vip, un evento muy rentable, donde se presentan, algunas muchachitas desconocidas, que son tomadas como un objeto o una cosa, para ser promocionadas para los hombres de la política,  o empresarios, como si fueran prostitutas vip y que  cobran en dólares por ser mostradas semi desnudas. Naturalmente, que el oscuro negocio subyacente queda oculto, Y el conductor del programa, no se da por aludido, aunque nadie le cree.

Así, la derecha representada por Mauricio Macri y siguiendo las costumbres del capitalismo mundial, que mira a las personas como si fueran bienes que producen ganancias, provoca un acto de  desculturalización  insoportable y agraviante, para quienes nos tomamos en serio al arte y la cultura.

Esta especie de “Bomba” que nos cayó sobre nuestras cabezas, no provocó heridas sangrantes, ni quemaduras, ni destruyó a la naturaleza, tampoco contaminó la tierra, ni las plantas ni a los animales, empleando tóxicos, sino que, destruyó la moral de los argentinos, especialmente de quienes  nos avocamos a restaurar, día tras día, la cultura y al arte, que fueron ya muy desvalorizados por los gobiernos militares de facto.

Lo que sucede, es que estamos en una guerra de opresión psicológica y de confusión de valores que viene envasada en las latas del llamado Primer Mundo, pero que no es otra cosa, que una denigración integral programada del ser humano. Un arma que se las trae.

Los aviones no tripulados, las bombas de fósforo o nucleares, no van a ser los principales protagonistas en esta Tercera guerra mundial, que ha comenzado desde hace tiempo, pero que se está acelerando de una manera inesperada. Y no lo digo por esta incursión salvaje orquestada en el medio oriente, eso es sólo la distracción necesaria, para que pensemos que está recién por comenzar y que la guerra está en otra parte, cuando en  realidad, estos poderes mundiales, ya están a punto de lograr la aniquilación del ser humano, como ser pensante y sujeto cultural.

Es que  esta vez, las batallas no pueden ser contaminantes, porque el planeta dejaría de existir y no  serviría a los fines que se han propuesto,  los señores de este grupo diabólico, pero muy inteligente, que  nos bombardea con armas que no son químicas ni atómicas, sino aún más  letales para la raza humana, pero que dejaría vivos a una tercera parte de la humanidad, aunque con otras características. Una especie de seres desculturizados, al estilo zombies, ignorantes de la realidad, esclavos especializados en la producción de bienes, y que deberán consumir, ellos mismos, compulsivamente.

Basta con observar a nuestro alrededor, para ver lo que está ocurriendo. Pero vayamos por parte. Hace mucho tiempo, que en nuestro planeta, están trabajando para el dominio total de la mente humana y  hace unos años, se comenzó a hablar de la instauración de un Gobierno Global. Sin dudas, que esa globalización es  el plan que se está llevando a cabo.

Pero a esta guerra, la vamos a solventar todos, sin que nos demos cuenta. No sé si será más sangrienta que las anteriores, pero sí que aniquilará al ser humano pensante, para transformarlo en un robot que produzca bienes y los consuma, en beneficio económico del Poder mundial globalizado.

Las muertes serán selectivas y para ello se está atacando por aire, agua y tierra. Pero no con aviones, submarinos ni ejércitos. La Tercera Guerra Mundial que comenzó hace unos cuantos años en Africa y cuyo final, se está acelerando, es una “Guerra Inteligente”, donde nadie se da  cuenta de que se está librando.

Si no tomamos medidas urgentes, con nuestros hijos y con nosotros mismos y no reflexionamos sobre esto, muy pronto, seremos los personajes de la nave espacial de la película WALLY, donde cada uno, sentado en una silla móvil con control remoto incorporado, se comunicaba por computadora y comía alimentos en pastillas. La diferencia, con nosotros, será que no tenemos sillas móviles sino fijas frente a la pantalla.

Si observamos, cómo utilizan a la tecnología los niños, los jóvenes y hasta algunos adultos de mi país, vamos a ver que es muy triste, verlos con la cabeza hacia abajo, observando el Chat de su celular, donde quizás se esté comunicando con la persona que está a su lado. En las aulas, los chicos hacen silencio y hay orden, debido a su ensimismamiento con el chat, que mantienen activado por debajo del banco o la mesa, que le sirve de pupitre. Hacen evaluaciones escritas ayudados con grabaciones de voz o texto desde los celulares y en general, los docentes no tienen problemas disciplinarios, debido a que sus alumnos, están convertidos en robots humanos que, por supuesto, no causan problemas de conducta si los dejamos vivir en su mundo virtual.

La cosificación del hombre, sería el mayor logro obtenido por este poder mundial inteligente, que por ahora, nos está ganando la guerra. ¿Pero dejaremos que eso ocurra? ¿O comenzaremos a actuar, poniendo límites, para el uso de tantos juguetes electrónicos que invaden nuestra vida y destruyen la sociedad, la solidaridad, la comunicación y el contacto físico con los seres humanos? ¿Seguiremos consumiendo la televisión basura, como la de Marcelo Tinelli y tantos otros, para sentirnos cada vez menos valorizados? ¿Recuperaremos la capacidad de pensar por nosotros mismos? ¿Seremos capaces de volver a mirarnos a los ojos?  ¿Dejaremos que nuestros niños usen como quieran la tecnología  o les enseñaremos a usarla o a hacer  un barrilete? Por ahora, las bicicletas se oxidan en el patio trasero. Los niños no saben el color de ojos que tienen sus tíos, ni cómo estaba vestida su hermana, cuando salió de casa.¿Seremos capaces de torcerle el brazo a este capitalismo criminal y salvaje, que se instaló en nuestros hogares? Presiento que si no actuamos hoy, mañana será tarde. ¡Hagámosle un paro general al capitalismo e intentemos salvarnos! ¿Te animás?  Yo, ya estoy lista.

 

normaef10@hotmail.com

 

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