Presidente Obama 1° de Enero de 2015.
The White House
1600 Pennsylvania Avenue N.W.
Washington DC 20500
Señor Presidente,
Como millones de personas aferradas a la libertad, tuve una tremenda emoción al conocer su decisión de dejar en libertad a los tres últimos de los cinco cubanos injustamente encarcelados en los Estados Unidos. Este primer paso, así como el restablecimiento anunciado, de las relaciones diplomáticas entre su país y Cuba, debería iniciar una nueva era de respeto mutuo entre ambos países.
No dudo de que esta decisión habrá agregado un toque de felicidad dentro de su propia familia para estas fiestas de fin de año.
Con esta carta, que es la septuagésima cuarta sesenta que le escribo, me gustaría hablar de otro caso doloroso, mantenido en silencio, vinculado a las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, él de Ana Belén Montes.
Este caso tendría algo que ver con este "espía cubano misterioso" que las autoridades cubanas liberaron con Alan Gross. Usted incluso no mencionó su nombre, pero según la revista Newsweek, este hombre es probablemente Rolando Sarraff Trujillo quien, mientras trabajaba en la dirección de la Inteligencia Cubana, estaba al servicio de la CIA.
Este Rolando Sarraff Trujillo estaría implicado en un principio en la detención de los Cinco y de Ana Belén Montes.
Esta última fue detenida el 20 de septiembre de 2001, cuando tenía 44 años, por espionaje en beneficio de Cuba. En octubre de 2002, fue sentenciada a 25 años de prisión. Ella apenas ha escapado a una condena de muerte. Está, desde entonces, en una celda de aislamiento de la prisión de la Federal Medical Center, ubicada en las instalaciones de la estación naval aérea de Fort Worth, Texas. Se queda sin correo, con visitas únicas de la familia más llegada. No puede tener relaciones con cualquiera otra detenida, tampoco llamar por teléfono, ni recibir un periódicos o incluso ver la televisión; nadie puede solicitar información sobre su salud. Existe solamente como la prisionera FMC 25037-016.
Antes de su arresto, fue jefe superior a la DIA (Defense Intelligence Service) y por lo tanto sabía acerca de la política hostil de su país hacia Cuba.
Dijo después de tener conocimiento de su condena:
"Honorable, yo me involucré en la actividad que me ha traído ante usted porque obedecí mi conciencia más que obedecer la ley. Yo considero que la política de nuestro gobierno hacia Cuba es cruel e injusta, profundamente inamistosa, me consideré moralmente obligada de ayudar a la isla a defenderse de nuestros esfuerzos de imponer en ella nuestros valores y nuestro sistema político.
"Nosotros hemos hecho gala de intolerancia y desprecio hacia Cuba durante cuatro décadas. Nosotros nunca hemos respetado el derecho de Cuba a definir su propio destino, sus propios ideales de igualdad y justicia. Yo no entiendo cómo nosotros continuamos tratando de dictar… como Cuba debe seleccionar sus líderes, quienes no deben ser sus dirigentes y que leyes son las más adecuadas para dicha nación. ¿Por qué no los dejamos decidir la forma en que desean conducir sus asuntos internos, como Estados Unidos ha estado haciendo durante más de dos siglos?
"Mi mayor deseo sería ver que surja una relación amistosa entre Estados Unidos y Cuba. Espero que mi caso, en alguna manera, estimule a nuestro gobierno para que abandone su hostilidad en relación con Cuba y trabaje conjuntamente con La Habana, imbuido de un espíritu de tolerancia, respeto mutuo y entendimiento.
"Hoy vemos más claro que nunca que la intolerancia y el odio – por individuos o gobiernos- lo único que disemina es dolor y sufrimiento. Yo espero que Estados Unidos desarrolle una política con Cuba fundamentada en el amor al vecino, una política que reconozca que Cuba, como cualquier otra nación quiere ser tratada con
dignidad y no con desprecio".
De hecho de cierta manera, Ana Belén Montes, obedeciendo a su conciencia, ha sido una precursora de los primeros frutos recogidos de las nuevas relaciones entre Cuba y Estados Unidos establecidas hoy.
Esta mujer, que merece todo nuestro respeto, si a su vez fuera liberada, pondría un punto final a las arrestaciones dolorosas vinculadas a décadas de política escandalosa de su país hacia Cuba.
Su indulto para Ana Belén Montes, Señor Presidente, nos daría la hermosa imagen de los Estados Unidos desarrollando una política con Cuba fundamentada en el amor al vecino, una política que reconozca que Cuba, como cualquier otra nación quiere ser tratada con
dignidad y no con desprecio.
Por favor acepte, señor Presidente, la expresión de mis más sinceros sentimientos humanistas.
PS: Le adjunto la letra de la canción "Ana Belen Montés" escrita por el cantante David Rovics.
Jacqueline Roussie
64360 Monein (France)
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