Texto íntegro del discurso de Barack Obama sobre la reanudación de
relaciones EU-Cuba 17 dic 2014 18:12 Washington.
A continuación, la alocución presidencial del presidente Barack Obama
en la que anunció el restablecimiento de relaciones diplomáticas en
Cuba.
Buenas tardes. Hoy, Estados Unidos de América empieza a cambiar
su relación con el pueblo de Cuba.
En el cambio más significativo de nuestra política en más de cincuenta
años, terminaremos con un enfoque obsoleto que por décadas fracasó en
promover nuestros intereses y, en cambio, comenzaremos a normalizar la
relación entre los dos países. A través de estos cambios, es nuestra
intención crear más oportunidades para el pueblo estadounidense y para
el pueblo cubano y comenzar un nuevo capítulo entre las naciones del
continente americano.
La historia entre Estados Unidos y Cuba es complicada. Yo nací en
1961, justo dos años después de que Fidel Castro tomara el poder en
Cuba y unos meses después de la invasión en la Bahía de Cochinos, en
la que se intentó derrocar a su régimen. En las siguientes décadas, la
relación entre nuestros países tuvo lugar frente al trasfondo de la
Guerra Fría y la firme oposición de Estados Unidos al comunismo.
Solamente nos separan 90 millas. Pero año tras año, se endureció la
barrera ideológica y económica entre los dos países.
Mientras tanto, la comunidad de exilados cubanos en Estados Unidos
contribuyó enormemente con nuestro país, en la política, los negocios,
la cultura y los deportes. Como otros inmigrantes lo habían hecho
previamente, los cubanos ayudaron a reconstruir a Estados Unidos, a
pesar de sentir una dolorosa nostalgia por la tierra y las familias
que dejaron atrás. Todo esto forjó una relación única entre Estados
Unidos y Cuba, al mismo tiempo amigos y enemigos.
Nos enorgullece que Estados Unidos ha apoyado la democracia y los
derechos humanos en Cuba en estas cinco décadas. Lo hemos hecho
principalmente a través de políticas dirigidas a aislar a la isla, y
evitar que las personas que viven en Estados Unidos viajen o comercien
allí, a diferencia de lo que sí puede hacer en cualquier otro lado. Y
si bien esta política se originó con la mejor intención, ninguna otra
nación se ha unido a nosotros para imponer estas mismas sanciones, y
ha tenido muy poco efecto fuera de otorgarle al gobierno cubano una
lógica para aplicar estas restricciones sobre su propia gente. Hoy,
Cuba todavía está bajo el gobierno de los Castro y el Partido
Comunista que tomó el poder hace medio siglo.
Esta rígida política no sirve ni al pueblo estadounidense ni al pueblo
cubano y se origina en hechos que ocurrieron antes de que muchos de
nosotros naciéramos. Piensen que por más de 35 años hemos tenido
relaciones con China, un país mucho más grande y también gobernado por
el Partido Comunista. Hace casi dos décadas, restablecimos relaciones
con Vietnam, donde luchamos una guerra en la que perecieron más
estadounidenses que en ninguna confrontación de la Guerra Fría.
Por eso es que, cuando asumí el cargo de Presidente de Estados Unidos,
prometí volver a revisar nuestra política con Cuba. Para comenzar,
levantamos restricciones para los estadounidenses de origen cubano
para que pudieran viajar y enviar giros a sus familias en Cuba. Estos
cambios, aunque fueron polémicos, ahora se ven como obvios. Los
estadounidenses de origen cubano se han reunido con sus familias y han
sido los mejores embajadores de nuestros valores. Y a través de estos
cambios, una nueva generación de estadounidenses de origen cubano ha
cuestionado más y más un enfoque que lo que más hace es mantener a
Cuba excluida de un mundo interconectado.
Aunque personalmente he estado listo para tomar pasos adicionales
desde hace algún tiempo un gran obstáculo se interpuso en el camino:
la injusta encarcelación de Alan Gross en Cuba, un ciudadano
estadounidense y contratista de USAID, por cinco años. Durante muchos
meses mi administración ha mantenido discusiones con el gobierno
cubano sobre el caso de Alan y otros aspectos de nuestra relación. Su
Santidad el papa Francisco apeló personalmente y urgió para que yo y
el presidente de Cuba, Raúl Castro, resolviéramos el caso de Alan y
para que atendiéramos el interés de Cuba en la liberación de tres
agentes cubanos que habían estado encarcelados en Estados Unidos
durante 15 años.
En el día de hoy, Alan volvió a su casa y finalmente se reunió con su
familia. El gobierno cubano liberó a Alan por motivos humanitarios.
Por otro lado, y como intercambio por los tres agentes cubanos, Cuba
hoy liberó a uno de los más importantes agentes de inteligencia que
Estados Unidos tuvo en Cuba, y que había estado prisionero durante
casi dos décadas. Este hombre, cuyo sacrificio era conocido sólo por
unos pocos, le dio a Estados Unidos la información necesaria para
arrestar a la red de agentes cubanos que incluía a los hombres que hoy
se envían a Cuba, como también a otros espías en Estados Unidos. Este
hombre está a salvo ahora en nuestro territorio.
Habiendo recuperado a estos dos hombres que se sacrificaron por
nuestro país, puedo entonces ahora tomar las medidas necesarias para
establecer, como centro de nuestra política, el interés de los pueblos
de ambos países.
Primero, he instruido al Secretario de Estado Kerry a que comience
inmediatamente las discusiones con Cuba para restablecer las
relaciones diplomáticas que han estado interrumpidas desde enero de
1961. En adelante, Estados Unidos restablecerá una embajada
estadounidense en La Habana, y funcionarios de alto rango visitarán
Cuba.
En donde podamos promover intereses compartidos, lo haremos, en
asuntos como salud, inmigración, antiterrorismo, tráfico de drogas y
respuesta a catástrofes. De hecho, ya hemos observado los beneficios
de la cooperación entre nuestros países antes. Fue un cubano, Carlos
Finlay, quien descubrió que los mosquitos transmiten la fiebre
amarilla. Su trabajo ayudó a Walter Reed en su lucha. Cuba ha enviado
a cientos de trabajadores de la salud a África a ayudar en la lucha
contra el ébola y creo que los trabajadores de salud de Estados Unidos
y Cuba deberían trabajar, mano a mano, para detener la transmisión de
esta enfermedad fatal.
Ahora bien, en donde estamos en desacuerdo, plantearemos esas
diferencias de manera directa, como lo continuaremos haciendo con los
asuntos relacionados con la democracia y los derechos humanos en Cuba.
Pero yo creo que podemos hacer más para apoyar al pueblo de Cuba y
promover nuestros valores mediante la participación. Después de todo,
estos 50 años han demostrado que el aislamiento no funcionó. Es hora
de un nuevo enfoque.
Segundo, he instruido al Secretario Kerry para que revise la
calificación de Cuba como un Estado que patrocina el terrorismo. Esta
revisión será guiada por los hechos y las leyes. El terrorismo ha
cambiado en las últimas décadas. En un momento en el que nos
concentramos en las amenazas desde al Qaida hasta ISIS, una nación que
cumple con nuestras condiciones y renuncia al uso de terrorismo no
debería enfrentar esta sanción.
En tercer lugar, estamos tomando las medidas para aumentar el
transporte, el comercio y el flujo de información de y hacia Cuba.
Fundamentalmente, esto se trata de la libertad y la apertura, y
también manifiesta mi creencia en el poder de participación entre las
personas. Con los cambios que estoy anunciando hoy, será más fácil
para las personas que viven en Estados Unidos viajar a Cuba. Ellos
podrán usar tarjetas de crédito y débito de Estados Unidos en la isla.
Nadie representa los valores de Estados Unidos mejor que su gente y yo
creo que este contacto, en última instancia, hará más para empoderar a
la gente de Cuba.
También creo que más recursos deberían llegarle a la gente de Cuba.
Así que aumentamos significativamente la cantidad de dinero que se
puede enviar a Cuba y eliminamos los límites en giros que apoyan
proyectos humanitarios, al pueblo de Cuba y a su emergente sector
privado.
Creo que las empresas estadounidenses no deberían estar en desventaja
y que un aumento del comercio es bueno para los estadounidenses y los
cubanos. Por lo tanto, facilitaremos transacciones autorizadas entre
Estados Unidos y Cuba. Se permitirá a las instituciones financieras de
Estados Unidos abrir cuentas en instituciones financieras cubanas. Y
será más fácil para exportadores de Estados Unidos vender productos en
Cuba.
Yo creo en el libre flujo de información. Desafortunadamente, nuestras
sanciones sobre Cuba han negado a los cubanos el acceso a tecnología
que ha empoderado a individuos en todo el mundo. Por lo tanto, he
autorizado el aumento de las conexiones de telecomunicaciones entre
Estados Unidos y Cuba. Las empresas podrán vender los productos que
les darán a los cubanos la habilidad para comunicarse con Estados
Unidos y otros países.
Estas son las medidas que yo puedo tomar como Presidente para cambiar
esta política. El embargo que se ha impuesto durante décadas se
encuentra en una legislación. A medida que estos cambios se
desarrollan, espero poder involucrar al Congreso en una discusión
seria y honesta sobre la eliminación del embargo.
Ayer, hablé con Raúl Castro para ultimar los detalles de la liberación
de Alan Gross y el intercambio de prisioneros y para describir cómo
progresaremos de ahora en adelante. Le dejé claro que creo firmemente
en que la sociedad cubana está oprimida por las restricciones
impuestas sobre sus ciudadanos. Además del regreso de Alan Gross y de
la liberación de nuestro agente de inteligencia, nos da gusto la
decisión de Cuba de liberar a un gran número de prisioneros, cuyos
casos fueron planteados directamente por mi equipo al gobierno cubano.
Nos agrada la decisión de Cuba de proveer un mayor acceso a internet a
sus ciudadanos y la continua participación de sus instituciones
internacionales como las Naciones Unidas y el Comité Internacional de
la Cruz Roja, que promueve valores universales.
Pero no dudo que persisten trabas para la libertad para los cubanos de
a pie. Estados Unidos cree que ningún cubano debe enfrentar acosos,
arrestos o golpizas simplemente porque ejerce el derecho universal de
expresar su pensamiento, y continuaremos apoyando a la sociedad civil
en ese asunto. Si bien Cuba ha hecho reformas para abrir su economía
de manera gradual, continuamos creyendo que los trabajadores cubanos
deben ser libres para crear sindicatos, de la misma manera que sus
ciudadanos deben ser libres para participar en el proceso político.
Además, dada la historia de Cuba, también espero que Cuba siga
aplicando políticas que, a veces, estarán en franco desacuerdo con los
intereses de Estados Unidos. No espero que los cambios que estoy
anunciando hoy brinden una transformación de la sociedad cubana de la
noche a la mañana. Pero estoy convencido que a través de una política
de participación, podemos defender nuestros valores de una forma más
efectiva y ayudar a los cubanos a que se ayuden a sí mismos a medida
que entran en el Siglo XXI.
Para aquellos que se oponen a los pasos que anuncio hoy permítanme
decirles que respeto su pasión y comparto su compromiso con la
libertad y la democracia. La cuestión es cómo mantenemos ese
compromiso. No pienso que podamos seguir haciendo lo mismo durante más
de cinco décadas y esperar un resultado distinto. Además, intentar
empujar a Cuba al colapso no beneficia a los intereses de Estados
Unidos ni los de los cubanos. Incluso si eso funcionara, lo cual no ha
funcionado durante 50 años, sabemos por experiencia que es más
probable que los países disfruten de una transformación duradera si la
gente no está sujeta al caos. Hacemos un llamado a Cuba para que
desencadene el potencial de 11 millones de cubanos para poner un punto
final a las innecesarias restricciones impuestas en sus actividades
políticas, sociales y económicas. Con ese mismo espíritu, no debemos
permitir que sanciones de Estados Unidos impongan una carga aún mayor
a los ciudadanos cubanos, a quienes estamos intentando ayudar.
A los cubanos, Estados Unidos les extiende una mano de amistad.
Algunos de ustedes nos han buscado como fuente de esperanza, y
continuaremos alumbrando una luz de libertad. Otros nos han visto como
un pasado intento de colonización para controlar su futuro. José Martí
una vez dijo, "la libertad es el derecho que tienen las personas de
actuar libremente, pensar y hablar sin hipocresía". Hoy, estoy siendo
honesto con ustedes. Nunca podremos borrar la historia entre nosotros,
pero creemos que deben estar empoderados para vivir con dignidad y
autodeterminación. Los cubanos tienen un dicho sobre la vida diaria:
"No es fácil". Hoy, Estados Unidos quieren ser un socio para hacer que
la vida de los cubanos ordinarios sea un poco más fácil, más libre y
más prospera.
Para aquellos que han respaldado estas medidas, les agradezco por ser
socios de nuestros esfuerzos. En particular, quiero agradecer a Su
Santidad el papa Francisco, cuyo ejemplo moral nos muestra la
importancia de proseguir en el mundo de la manera que tiene que ser,
en lugar de simplemente dejarlo como está; al gobierno de Canadá, que
ha sido sede de nuestros debates con el gobierno cubano; y a un grupo
bipartidista de congresistas que han trabajado sin descanso para la
liberación de Alan Gross, y por un nuevo enfoque con respecto a
nuestros intereses y valores en Cuba.
Finalmente, nuestro cambio de política hacia Cuba llega en un momento
en el que hay un liderazgo renovado en el continente americano. Para
abril, todos tenemos preparada una reunión en la que Cuba se una a
otras naciones del hemisferio en la Cumbre de las Américas. Pero
insistiremos para que la sociedad civil se una a nosotros, y para que,
de esa forma, los ciudadanos y no sólo los líderes, formen nuestro
futuro. Y hago un llamado a que los demás líderes le brinden un
significado a este compromiso con la democracia y los derechos humanos
que están en el corazón de la Convención Interamericana de Derechos
Humanos. Permítanos dejar atrás el legado de la colonización y el del
comunismo, la tiranía de los carteles de droga, de dictadores y farsas
electorales. Es posible tener un futuro con mayor paz, seguridad y
desarrollo democrático si trabajamos juntos, no para mantener el
poder, no para asegurar el interés personal, sino para promover los
sueños de nuestros ciudadanos.
Estimados conciudadanos, la ciudad de Miami se encuentra a solo 200
millas o menos de La Habana. Un sinnúmero de cubanos ha emigrado a
Miami, en aviones y balsas improvisadas; algunos han venido sin más
que una camiseta y la esperanza en su corazón. Hoy, a menudo se le
refiere a Miami como la capital de Latinoamérica. Pero también es una
ciudad profundamente estadounidense; un lugar que nos recuerda que los
ideales importan más que el color de nuestra piel, o las
circunstancias de nuestro nacimiento; una demostración de lo que los
cubanos pueden lograr, y la apertura de Estados Unidos con nuestra
familia con el sur. Todos somos americanos.
El cambio es duro, en nuestras propias vidas y en las vidas de las
naciones. Y el cambio es aún más duro cuando llevamos el peso de la
historia en nuestros hombros. Pero hoy estamos haciendo estos cambios
porque es lo correcto que hay que hacer. Hoy, Estados Unidos elige
deshacerse de las cadenas del pasado para poder llegar a un mejor
futuro para los cubanos, para los estadounidenses, para todo el
hemisferio y para el mundo.
Gracias. Que Dios los bendiga y que Dios bendiga a los Estados Unidos.
Durante dieciséis años los periodistas argentinos mencionados a continuación
nos ocultaron la existencia de los cinco cubanos héroes presos en Estados Unidos.
Ciudadanos y medios INTACHABLES: no entran en un tacho de basura.
¿ QUÉ TIENEN EN COMUN ?
Ambito Financiero, diario Clarín, La Nación, Adelina Dalesio de Viola, Baby Echecopar, Chiche Gelblung, Ernestina Herrera De Noble, González Oro, Hadad, Feinman, Lage, Jorge Lanata, Manzano, Mariano Grondona, Mario Markic, Mirta Legrand, Nelson Castro, Openheimer, Petinato, Rolando Hanglin, Susana Gimenez, Gerardo Sofovich, Julio Bárbaro, Chiche Duhalde, Jorge Giacobbe, Felipe Solá, Beatriz Sarlo, Joaquín Morales Solá, Juan Sebrelli, Salvia, Mariano Grondona, Mauro Viale, Tenenbaun, Majul y algunos otros. Aunque "siniestro" es sinónimo de izquierda, entre estos comunicadores sociales, medios y personajes políticos hay algunos de derecha (diestra). Eso sí, todos coinciden siniestramente en denostar con fruicción a la Revolución cubana.
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