miércoles, 13 de mayo de 2015

Grecia un argentino en marcha de protesta bandera palestina Plaza Sintagma Parlamento Griego

Varias horas que resultaron totalmente insuficientes cuando el Museo Nacional cerró y debimos salir.   Es una maravilla lo que se expone, aunque vimos solo una décima parte y lo que vimos fue a paso de hombre, sin detenerse, sin profundizar.  En el subterráneo al volver al hotel un griego atildado que habla perfecto inglés me orienta pero sugiere que evite salir en la estación Sintagma (allí se ubica el Parlamento Griego) que pudiera resultar peligroso. La dejo a Irene en el hotel y me apresuro a la plaza donde coincido con la llegada de la primera columna de manifestantes que con pasacalles y pancartas que no logro descifrar vocalizan consignas de las que solo capto el tono emocional.  Muchos miles de personas pasan encolumnados, de todas las edades, muy bien vestidos, semblante firme muchas familias con niños. Extraño los petardos bombos y redoblantes de mi país.  La primera bandera palestina me aclara el tenor de la protesta y me sumo emocionado aunque no entiendo nada.  Camino tras un gran pasacalle que ocupa la avenida y que portan una veintena de jóvenes y algún adulto, tras ellos sus amigos responden a la convocatoria que lanza el que porta el altavoz.

Reparto tarjetas del museo del Che y evidentemente el castellano con el que están escritas no facilita nada. De todas formas camino con mis dos brazos en alto y rítmicamente sacudo con mis manos ambas banderas la Argentina y la Cubana.  Me miran con curiosidad y quedo como aceptado.    No se ven las sogas perimetrales que los minigrupos argentinos utilizan para evitar infiltrados como yo.  Marchamos frente a las fuerzas policiales que por los gigantescos escudos y bastones, se parecen a las argentinas.    Algunos kilómetros después aparecen treinta camiones policiales que paragolpe con paragolpe semejan la rueda de carretas que los pioneros formaban, ante el ataque de indios.  Solo que esta vez rodean la Embajada de los EEUU en Atenas.  Algunos pañuelos blancos y negros que jóvenes lucían sobre los hombros se transforman en pasamontañas que niegan identidad a las piedras que raudas parten hacia la muralla azul que separa a la multitud del objeto del odio.

 




Avast logo

El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
www.avast.com