En el recuerdo y homenaje que merecen, no alcanza el sentido de las palabras que hoy podemos escribir o pronunciar para que lo entiendan las nuevas generaciones: todo lo que los jóvenes ahora pueden ser, todas las conquistas en materia de libertades sociales e individuales que hoy celebra nuestra ciudadanía, en buena parte, se les debe a Hernández y Sinigaglia: ambos defendieron y creyeron en las caridades y fortalezas de la República y de la Ley. Como eminentes y corajudos abogados que sin duda fueron, pagaron con su vida la lealtad a sus juramentos. Fueron sinceros y valientes. ¡Qué maravilla de hombres; qué conciencia, que manera de ennoblecer una profesión honrosa y servicial!
¿Qué queda de esas virtudes?
¿Cómo entenderlos hoy ante el escarnio de los principios jurídicos y la legalidad que propician sus máximos exponentes?
Gracias Carlos Cruz
Ernesto Jauretche
¡HASTA LA VICTORIA, ABOGADOS DEL PUEBLO!
Mario Hernández [1]
“Un abogado dotado de un natural talento jurídico y una indeclinable vocación por las luchas obreras’ (Carlos González Gartland).[2]
Mario Ángel Hernández nació en Mar del Plata el 12 de diciembre de 1936.
Era abogado, periodista y amante de la música clásica. Estudió en el Liceo Militar General San Martín y se casó con Bárbara Civita[3].
Tenía una profunda vocación por analizar y debatir acerca de cuestiones de índole social. En 1967, utilizó los honorarios ganados en un juicio para comprar una oficina sobre la calle Corrientes donde funcionaría el Instituto de estudios argentinos y latinoamericanos, cuyo principal propósito consistía en difundir el pensamiento nacional.
Como abogado, se ocupó de la defensa de presos políticos. En el marco de esta labor se fue acercando a Ortega Peña, Duhalde y Sinigaglia, con quienes conformó el llamado grupo de los “cuatro históricos[4]”. En 1970 juntos fundaron la Gremial de Abogados: ante “la necesidad de juntar a los abogados peronistas que actuaron conjuntamente en la defensa de los presos políticos y sociales”[5]
En su rol de abogado, también se destacó en la defensa de algunos de los acusados por la muerte de Aramburu, de los presos políticos masacrados en la “Matanza de Trelew” y en la organización de la Comisión Argentina de Derechos Humanos (CADHU)[6].
En 1972, fue convocado para viajar y divulgar fuera de la Argentina, en especial en Europa, la situación de los presos de la dictadura de Lanusse. Más adelante sería nombrado asesor permanente de la comisión legislativa que redactó la ley de amnistía de 1973.
Quienes lo conocieron aseguran que trabajaba intensamente llevando adelante cientos de defensas de presos políticos, en las que se comprometía sin percibir réditos económicos e incluso poniendo en riesgo su vida.
Militó en el peronismo combativo. Como periodista se desempeñó como co- director de la revista Militancia y director de El descamisado.
Participó también de la Agrupación de Abogados Peronistas de la Ciudad de Buenos Aires.
Andrea Benites Dumont recuerda “en una oportunidad en que se había recaudado entre colegas y estudiantes, una cantidad para que pudiera trasladarse al interior del país, Jorge Horacio Teste, quien llevaba el dinero, se encontró a Mario preparando un escrito en la máquina de escribir sobre un cajón de manzanas, ya que le habían sido embargados todos los muebles del estudio, con excepción de la máquina de escribir”.
“En la época del gobierno de Cámpora, durante la gestión de Mario Kestelboim (1973) fue nombrado Secretario Académico de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Recuerdo que en el ejercicio de esta función le correspondió recibir la renuncia –reclamada por los estudiantes – de distintos profesores que habían sido nombrados durante la dictadura del período 1966-1973, como ser los casos de: Díaz Reynolds, Roberto Aleman y Enrique Ramos Mejía. Asimismo se ocupó de impulsar la reforma de los planes de estudio de la Facultad, tarea esta para la que contó con la colaboración, entre otros, de los profesores Lucas Galignana, del procesalista Spota, Rodolfo Bledel y Enrique Mariscal. Esta reforma implicó una gran transformación respecto al Plan de Estudios de 1961 –de carácter enciclopédico – ya que preveía dos ciclos: uno Básico y luego un ciclo de Orientaciones por especialidad, a la vez que promovía –siguiendo los lineamentos de Paulo Freire– sustituir el modelo pedagógico de “enseñanza bancaria” (de mero depósito de información) por un sistema de “enseñanza–aprendizaje” de carácter “problematizador” y reflexivo. Este Plan de Estudios –celosamente ocultado – fue un antecedente directo de la reforma del Plan de Estudios de la Facultad de Derecho que aprobáramos en el Consejo Directivo de la Facultad en el año 1985” (Carlos Cruz)
Fue secuestrado el 11 de mayo de 1976. Su lucha y su compromiso perduran en la memoria colectiva, así como en la calle de Villa Mercedes (San Luis) que lleva su nombre.
Roberto Sinigaglia[7]
“Uno de los principales referentes de un pensamiento jurídico avanzado” [8]. (Matarollo)
Roberto Sinigaglia nació el 6 de noviembre de 1934 en Rafaela, provincia de Santa Fe y se recibió de abogado en la Facultad del Litoral de esa provincia.
Tras su paso como docente en un colegio, es recordado por colegas como un hombre muy caballero del que muchas profesoras se enamoraban.
Como abogado trabajó fundamentalmente defendiendo presos políticos, poniendo su profesión al servicio de la militancia. Militó en Acción Revolucionaria Peronista en la década del sesenta. En 1962, formó parte de la Convención constituyente de Santa Fe, donde su participación fue notable. Siendo el líder de la bancada peronista, se retiró tras el derrocamiento del presidente Frondizi. En ese entonces, Sinigaglia anunció la retirada del bloque peronista porque "no puede intervenir en debates sobre derechos, garantías y libertades que en nuestro país ya no existen". Más tarde, en al año 1973, participó del gobierno peronista del Presidente Héctor Cámpora como uno de los asesores del Ministro del Interior, Esteban Righi.
Este peronista revolucionario es recordado con afecto por el Dr. Eduardo Luis Duhalde[9]: “Roberto era un bohemio capaz de ver amanecer en una mesa de mármol, con migas de medialuna, en ‘La Giralda’ de la calle Corrientes, recitando Shakespeare, en largas parrafadas de memoria, con su voz seductora, a alguna circunstancial compañía femenina. Tenía la escuela del antihéroe aprendida en su permanencia al lado de John William Cooke. La muerte de éste y la del Che –que dejó pendiente su encuentro en Bolivia- le habían dejado una suerte de esplín alimentado de nostalgias, que le acompañó en los últimos años. Era un tierno a flor de piel, pero con la pétrea firmeza de su vida. Militante de la Resistencia Peronista, fundador de las primeras corrientes del peronismo revolucionario, ex preso CONINTES, abogado de raza pero que solo ejerció en pleno su profesión como defensor de presos políticos, y de vez en cuando con algún cliente ajeno al mundo militante, pero para poder comer, aunque salteado. Roberto era un político florentino, en el mejor sentido del término, poco afecto a la exposición mediática. De una valentía sin estridencias, como también vivió con parecido recato su vastísima cultura, su genio intelectual, la docencia y sus colaboraciones periodísticas de muy buena pluma”.
Además, Roberto trabajó como periodista en el diario montonero Noticias y en las revistas partidarias Nuevo Hombre, Militancia Peronista para la Liberación y El Descamisado.
El 11 de mayo de 1976, a los 40 años de edad, fue secuestrado mientras ingresaba a su Estudio jurídico.
[1] Fuentes Consultadas: Baschetti, Roberto, Militantes del peronismo revolucionario uno por uno, disponible en http://www.robertobaschetti.com; el ortiga.org. Agradecemos los aportes de Andrea Benites Dumont y Carlos Cruz.
[2] Unión de trabajadores de prensa de Buenos Aires (UTPBA), 1986, Periodistas desaparecidos. Las voces que necesitaba silenciar la dictadura, Bs. As.: Norma.
[3] Baschetti, Roberto: Militantes del peronismo revolucionario uno por uno, disponible en http://www.robertobaschetti.com/biografia/t/4.html [visitado el 13 de diciembre de 2012]
[4] Unión de trabajadores de prensa de Buenos Aires (UTPBA), 1986, Periodistas desaparecidos. Las voces que necesitaba silenciar la dictadura: Bs. As.: Norma.
[5] Ibídem, pág. 141.
[6] Baschetti, Roberto: Militantes del peronismo revolucionario uno por uno, disponible en:http://www.robertobaschetti.com/biografia/t/4.html [visitado el 13 de diciembre de 2012]
[7] Bonasso, Miguel, 2010, Diario de un clandestino, Bs. As.: Planeta.
Se han corroborado datos personales y vinculados a la desaparición con la información de la causa caratulada: “Suárez Mason, Carlos Guillermo y otros s/ privación ilegal de la libertad...” y conexas, en las que se investigó el accionar de la dictadura militar que tuvo inicio el 24 de marzo de 1976.
Ernesto Jauretche
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