¡FIFA decime qué se siente!
"La pelota no se mancha" dijo Diego Maradona hace unos años y las autoridades norteamericanas se han tomado muy en serio dicha sentencia. Es por eso que han montado un megaoperativo digno de una película de Hollywood en donde no han faltado ni infiltrados con micrófonos disimulados entre sus ropas ni espectaculares redadas para capturar a los malvados dirigentes corruptos de la FIFA. Bueno, quizá no haya sido precisamente el afán de terminar con las millonarias coimas en el fútbol lo que movilizó a los EEUU a "tocar pito" sino más bien otra de las tantas "jugadas" de la burguesía imperialista norteamericana para mostrarle desesperadamente una nueva "tarjeta roja" al próximo anfitrión del venidero mundial de fútbol de 2018 que no es ni más ni menos que… ¡Rusia! (1). Es para asombrarse hasta dónde puede caer la desesperación de los yanquis ante la crisis que, hasta ahora, parece que no le va a dar tiempo suplementario.
Las provocaciones por parte de la Casa Blanca al Kremlin no se circunscriben solamente a las canchas de balompié, sino que abarcan también otros terrenos. En la reunión del G7 celebrada el lunes en Alemania, no sólo no se invitó a las autoridades del país eslavo, sino que además los países miembros se pronunciaron en favor del endurecimiento de las sanciones contra Rusia (2). Otro de los temas salientes abarcados en la cumbre fue la consolidación de la llamada Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión, TTIP por sus siglas en inglés, que incentiva el alicaído comercio entre la Unión Europea por un lado y los EEUU por el otro (3). Tenemos elementos para sospechar que, más allá de la pompa levantada por los medios burgueses occidentales, de poco van a servir este tipo de acuerdos económicos en medio de la crisis de superproducción capitalista. Es probable que estos temas sean abordados, a la vez, por el nunca bien ponderado grupo Bilderberg, conformado por lo más rancio de la burguesía financiera imperialista y los políticos de los países económicamente más poderosos (a excepción de los BRICS), que se encuentra reunido en Austria desde ayer (4 y 5).
Se siguen sumando las bravatas militares hacia Rusia en un contexto de enfrentamientos cada vez mayores, como venimos sosteniendo, entre el eje Rusia-China y los EEUU y sus aliados de la UE, sumados a las monarquías petroleras de Medio Oriente. Seguiremos señalando que la burguesía financiera imperialista, con su hegemonía desvaneciéndose cada vez más, está empeñada en lograr una nueva guerra a gran escala para así poder lograr un nuevo reparto del mundo y mantener su tasa de ganancia. Tanto los aviones y buques destructores en el Mar Negro, como los ejercicios militares de la OTAN en Ucrania, son provocaciones para hacer caer a Rusia en su juego para desatar una contienda (6 y 7).
En Yemen, donde está fracasando estrepitosamente la invasión liderada por Arabia Saudita, socia de los yanquis, la resistencia popular es cada vez más feroz. Hace tres días fue abatido el comandante de la fuerza aérea saudí en represalia a un ataque en Yemen sobre la población civil en donde calculan no menos de 4.000 muertos (8). De poco sirvió el intento del ejército de disfrazar el hecho como un "paro cardíaco" cuando en realidad se trató de un misil certero que hizo impacto en donde debía hacerlo. Por otro lado, el Estado Islámico, promovido y financiado directamente por EEUU, Israel y sus socios (9), sigue acumulando reveses en Siria e Irak a manos de los ejércitos de dichos países y de Hezbollah, que está prestando una colaboración cada vez más activa en contra de estos mercenarios asesinos (10, 11 y 12).
Mientras rueda la pelotita, el efecto del imperialismo capitalista en África nos muestra su rostro más siniestro: miles de seres humanos en balsas precarias se lanzan al mar con la ilusión de llegar a Europa y ser explotados como esclavos, quizás solamente por un plato de comida. Hombres, mujeres y niños son tragados por el mar diariamente ante la indiferencia de una parte de la humanidad criminal y cínica, burgueses que juegan a cambiar a unos fascistas declarados por socialismos a la violeta que claramente van llegando a los límites de sus pretendidas reformas, como son los casos de España, Grecia e Italia.
Insistimos, solamente la unidad de los trabajadores podrá evitar la guerra devastadora imperialista, establecer el socialismo y terminar con la locura criminal en la que nos están sumergiendo.
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