De: Reynaldo Sarraute [mailto:rdsarraute@gmail.com]
Enviado el: miércoles, 11 de mayo de 2016 01:44 p.m.
Para: Colectivo Ex- Presos Politicos y Sobrevivientes Rosario; LANUEVA COMUNA; Ernesto Jauretche; Ernesto Jauretche; Agrupacion Envar el Kadri; Eladio González; Eladio González Rodríguez
Asunto: Un programa de acción...
Un programa de acción para revertir la actual situación
Por Nahuel Silva y Reynaldo Sarraute (*)
Después de unos meses de prudente y democrático silencio, Cristina Fernández de Kirchner volvió. Y lo hizo pisando fuerte en la arena política nacional.
A la luz del impacto que tuvo su regreso, se despejaron no pocas dudas. De propios y ajenos. Y quedó nuevamente muy claro su rol como destacada líder en la sociedad argentina. Absolutamente diferente, excepcional. Por inteligencia, por sensibilidad, por responsabilidad social e institucional… Nadie en nuestro país se le compara.
El imponente acto de bienvenida del miércoles 13 tuvo una visible continuidad con aquel otro del 9 de diciembre. En ambos, gigantescas multitudes escucharon sus palabras con silenciosa emoción y dijeron a "la presidenta", con amable convicción colectiva, "con vos, Cristina, vamos a volver".
En su discurso del 13A y en las reuniones que mantuvo días después, Cristina Fernández de Kirchner delineó (y puso en debate) una sugestiva propuesta a la sociedad argentina al destacar la necesidad de construir un amplio y diverso frente ciudadano, patriótico. Propuesta que, en el marco de la grave situación que estamos viviendo en el país y a la luz de la experiencia histórica de los últimos cien años, constituye todo un programa de acción, no solamente para superar la actual coyuntura, sino sobre todo para reencaminar al país de manera sustentable en el rumbo de la libertad y la igualdad, del bienestar y la industrialización, del desarrollo científico y la soberanía.
¿Por qué un frente ciudadano, patriótico?
Porque la historia nacional enseña que el principal obstáculo para el desenvolvimiento de la sociedad argentina no es otro que el enorme poder de la oligarquía y su alianza con el imperio de turno, con las empresas transnacionales y con la usura financiera internacional. Obstáculo que perjudica a la inmensa mayoría de los habitantes de nuestro suelo, que va en contra de los intereses reales del 95 por ciento de la ciudadanía. Y sólo la fuerza de rotundas y potentes mayorías ciudadanas, unidas, organizadas y movilizadas, podrá vencer tan poderoso adversario.
¿Y por qué la posibilidad, ahora, de realizarlo?
Porque el agudo contraste entre la situación que el pueblo, el país y la Nación vivían antes del 10 de diciembre y la que viven ahora, es inmediato y brutal. Y esto es un hecho absolutamente nuevo en la historia nacional.
Alto contraste, diría un joven. Ayer nomás nos movilizaban la esperanza, la alegría, el entusiasmo (incluso de quienes creyeron en el cambio). Y hoy, de golpe, nos agobian la tristeza, la desazón, la incertidumbre. Para la mayoría de la sociedad es una experiencia en tiempo real. Los trabajadores urbanos y rurales, los sectores humildes y más precarizados, las PYMES del campo y la ciudad, los comerciantes, los talleristas, los profesionales, los artistas e intelectuales, los científicos y técnicos, los profesores y estudiantes, los jubilados…, todos (unos más otros menos, pero todos) viven ese colosal contraste en carne propia, o en la de alguien de su entorno cercano.
La vida cotidiana del país fue cortada por un rayo. De la preocupación por sostener el mercado interno con políticas públicas y así defendernos de la crisis mundial, en un abrir y cerrar de comicios, se pasó sin escalas a la angustia por la aplicación de medidas que destruyen el empleo, achican el salario y el consumo, rematan la industria nacional, aplastan el desarrollo científico-técnico y debilitan gravemente la soberanía nacional al encaminarnos hacia una fuerte recesión. El país, que estaba prácticamente desendeudado, es sumergido en un nuevo ciclo de endeudamiento.
La simultaneidad de ambos proyectos hace que estén a flor de piel en todas las franjas etarias de la población, desde los niños con uso de razón a los ancianos que se conservan en sus cabales. Y esta circunstancia pareciera facilitar un rápido reacomodamiento social y político.
Nada enseña mejor que la lección de la experiencia. Algunos hechos así lo prueban.
-- Día a día, más y más sectores sociales de todo el país se movilizan en defensa del empleo, el salario, la industria, las economías regionales, la ciencia, la salud, la educación.
-- Cristina fue autocrítica (1). Llamó a una nueva dinámica en la actividad política, con más debate interno (2). Delineó el amplio universo social que nos debe motivar (3). Planteó la necesidad de una nueva forma de hacer política, más horizontal (4). Estimuló a la militancia a trabajar por una mayor y mejor inserción en los barrios y en las organizaciones libres del pueblo; así como a adoptar las nuevas tecnologías de las redes sociales como instrumentos de difusión de las ideas (5). Definió al peronismo como la base sólida del frente ciudadano, patriótico. Y reivindicó su pertenencia orgánica al Partido Justicialista.
-- El Partido Justicialista, unido y reorganizado, fiel a su tradición frentista, se hizo eco inmediato del llamado de Cristina.
-- Las centrales de los trabajadores, en una dinámica opuesta al fraccionalismo que predominó hasta aquí, deciden emprender el camino de la unidad, tan reclamado por sus bases, y que pareciera ir más allá de la siempre necesaria unidad de acción.
El término ciudadano, utilizado para definir el carácter del frente, tiene la virtud temporal de abarcar con generosa amplitud a quienes, por las medidas que impone el gobierno de Macri, les va peor que con las políticas públicas aplicadas en los últimos doce años.
En cuanto al calificativo de patriótico, le da un horizonte claro. Se trata de terminar con la dominación oligárquica sobre las mayorías ciudadanas. Se trata de refundar la República sobre bases democráticas y soberanas sólidas y reales, articulando "de modo inseparable los dos objetivos principales que debe tener la acción política dentro y fuera de ese frente: la libertad y la igualdad".
Es tiempo de unidad. De unidad sindical. De unidad popular. De unidad nacional. Es tiempo de construir un amplio y poderoso frente ciudadano, patriótico.
Martes 3 de mayo de 2016.
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(*) Ambos, del movimiento OCTUBRES.
(1) Reunión con los Curas de Opción por los Pobres, el 19 de abril: "Una de las debilidades de la construcción política de los últimos 12 años fue su excesiva dependencia de una dirigencia personalizada". Y precisó (en la reunión con los intendentes): "Me hago cargo de lo malo y de lo bueno. Las decisiones las tomé yo, así que soy la responsable de lo que pasó en la última elección".
(2) Reunión de despedida con diputados del FpV, el 26 de noviembre de 2015, en la Quinta de Olivos.
(3) Discurso del 13A: "No quiero interesarme solamente por el 49 por ciento, sino también por el 51 por ciento que votó a Macri. Lo votaron creyéndole. No se enojen con ellos porque eso nos divide".
(4) Reunión con intendentes del FpV, el 19 de abril: "Los dirigentes no vamos a definir la representatividad, eso lo hará la sociedad".
(5) Encuentro con la militancia, el 20 de abril.
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