sábado, 2 de septiembre de 2017

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El dinero escondido  de la Señora Tintori

Esta es una caja ¿ y  las otras tres ?

Un escándalo mayúsculo ha sacudido las entrañas  de la oposición venezolana. Se trata del hallazgo por parte de la policía bolivariana de un cajón de madera conteniendo la respetable  suma de  doscientos  millones de  Bolívares recién salidos  de un Banco capitalino, dinero que fue encontrado en el automóvil propiedad de un hermano de la señora Lilian Tintori, la  esposa  del dirigente  opositor  Leopoldo  López que  se encuentra actualmente  preso  en arresto domicilario en su  hogar  de Caracas y   a quien se le señala  como el  gran instigador  de las violentas  protestas callejeras    que  durante los  últimos  meses  han  sacudido  la capital  venezolana.

En su descargo  la  señora Tintori ha dicho que ese dinero estaba destinado a pagar los  gastos  médicos  de su abuelita   de 100 años    de edad que se encuentra  hospitalizada en la capital venezolana. La rocambolesca explicación que nadie puede  creer en serio,   parece  haber sido tomada  del cuento  de "La Caperucita Roja, la  abuelita y el  lobo" que nos  hacían en la escuelita cuando todavía  creíamos en los  Reyes  Magos.

Lo que  ahora  se peguntan en Venezuela es  donde  están , que se hicieron, quien  tiene en su poder  las otras  cuatro cajas  que  cada  una contiene también  doscientos  millones  de Bolívares que salieron del  mismo Banco caraqueño  con destino a los grupos  violentos  de la  oposición venezolana.

¿Será  ese  misterioso dinero perdido  también para  curar  la enfermedad  de  la abuelita de la  señora Tintori? ¿ O habrá que contratar  al  detective chino Chan-Li-Po para que salga por toda  Venezuela  a capturar  a  Rafles,  "el  ladrón de las manos de  seda"?

Para mí  ya tiene explicación  de porqué,  si  se han robado  el dinero para pagar a los revoltosos,  se  han acabado  las manifestaciones  violentas  de la  oposición  para sembrar  el   caos  en Venezuela.

No por  gusto  decía  Napoleón  que para hacer  una guerra hacían falta tres cosas: Dinero, dinero y más dinero.  Pero  si se lo roban y no hay vergüenza, la guerra se acabó. Digo yo.

Y hasta la  próxima entrega de El Duende que con mi gallo me voy cantando a mi tumba fría.Bambarambay.

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