domingo, 3 de septiembre de 2017

Sagrado Corazón Nahir Amuedo una clase de dignidad Madre de Plaza de Mayo

De: Programa Educación y Memoria [mailto:educacionymemoria@buenosaires.gob.ar]
Enviado el: viernes, 01 de septiembre de 2017 11:42 a.m.
UNA CLASE DE DIGNIDAD

 


Boletín Nº317

Con motivo del Día Internacional del Detenido Desaparecido, que se conmemora el 30 de agosto, el Programa Educación y Memoria de la Ciudad de Buenos Aires organizó una serie de actividades educativas. La más reciente fue una charla de la Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nair Amuedo, con estudiantes del Instituto del Profesorado Sagrado Corazón. Se realizó el viernes 25 de agosto ante un centenar de estudiantes, en su gran mayoría mujeres y con un promedio de 22 años, que cursan el profesorado de los niveles inicial y primario. También estuvieron presentes la vicerrectora del turno mañana, Marina Izuel, y docentes de distintas materias.



“Pensamos que sería muy valioso y significativo para ustedes poder tener un encuentro con Nair Amuedo. Quiero agradecerles a las autoridades del establecimiento que alberguen en este espacio a una Madre que es un ejemplo de lucha y ha mantenido en el tiempo las mismas convicciones. Con este ‘sagrado corazón’ forman, sin dudas, futuros docentes comprometidos y solidarios que van a ser un factor de transformación cuando vayan a las escuelas en las que les toque trabajar. Y mucho de lo que se lleven de acá servirá para la formación ciudadana de esos alumnos”, dijo en la presentación el coordinador del Programa, Claudio Altamirano .

El encuentro comenzó con una apelación de Nair a los derechos. “Nosotros como familia siempre respetamos los ideales de nuestros tres hijos y yo, como cristiana, los crié en el amor al otro”, dijo. Su hija, Patricia Rossana Maddalena de Romero, fue secuestrada el 28 de agosto de 1976, tras el asesinato de su compañero. Desde entonces, además de la denodada lucha de Nair por encontrar información sobre su paradero, se enfrentó con la amorosa tarea de criar a los dos nietos que los militares dejaron tras el operativo, un niño de dos años y una beba de 44 días. Nair también sufrió la desaparición de uno de sus hermanos. “A los torturadores no los entiendo ni los quiero entender, prefiero ni pensar en eso. Lo que sí tengo en claro es que esto no puede volver a suceder. Y ahora estamos buscando desde hace un mes a Santiago Maldonado”, afirmó.



También relató la experiencia de terror que vivieron las Madres durante la primera Marcha de la Resistencia, en 1981, cuando comenzaron a quedarse solas en Plaza del Mayo a medida que avanzaba la noche. Los militares les apagaron la luz y las rodearon, pero ellas mantuvieron el valor convencidas, tal como les había dicho un periodista del diario Buenos Aires Herald, de que si llegaban al amanecer sin que las desalojaran, nadie más podría moverlas de ese espacio significativo. Y así fue.Del mismo modo, recordó lo sufrido durante la represión del final del gobierno de Fernando de la Rúa, en diciembre de 2001, cuando abrió las puertas del edificio donde se encuentra la sede de Madres para darles refugio a unos jóvenes que escapaban de los gases lacrimógenos y las balas de goma por Avenida de Mayo. El auto de civil que los perseguía subió a la vereda y de él bajaron hombres, uno de los cuales le apuntó con un arma a Nair directo a la cabeza. Ella cerró la puerta y consiguió correr pasillo adentro, salvando su vida.

“No se olviden de mí: mi nombre es Nair, soy luchadora como tantas madres. No me arrepiento y quiero seguir hasta el final trabajando por los Derechos Humanos”, dijo a modo de cierre.



Ángela, profesora de filosofía, comentó que la actividad fue conmovedora: “Para nosotros es impactante haber escuchado esta historia en primera persona. Desde su relato personal se puede construir lo que ha ocurrido en el país, así se construye la memoria colectiva. Es importante entender que lo que les pasó a ellas está ocurriendo hoy también, ya que la figura de Santiago Maldonado nos llama a hacer un ejercicio de memoria nuevo, porque pareciera que está abierto aquel ‘Nunca más’”.

“Para nosotros fue una experiencia más que satisfactoria. Es un orgullo haberla tenido acá por su compromiso y su coraje y trataremos de seguir los pasos y las enseñanzas de las Madres”, dijo Marina Izuel. “La congregación del Sagrado Corazón de la cual dependemos trabaja por la igualdad de derechos y las libertades individuales y sé que pondremos nuestro grano de arena desde el espacio educativo para seguir promoviendo los Derechos Humanos”, afirmó.




 

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