Número 616 (Nueva Etapa)
16 de febrero, 2018
En esta edición...
- Declaración de la Casa de las Américas: La Venezuela de hoy no será el Chile de 1973
- Presentación de Materiales de la revista Casa de las Américas, De/Sobre Ernesto Che Guevara
- Mujer y familia al centro del diálogo
Y además...
- ECOS DE LA CASA EN LA FERIA
DECLARACIÓN DE LA CASA DE LAS AMÉRICAS: LA VENEZUELA DE HOY NO SERÁ EL CHILE DE 1973
Las amenazas del siniestro Donald Trump de intervenir en Venezuela por la vía de las armas, con el propósito de eliminar de una vez el proyecto social iniciado por Hugo Chávez, han puesto en marcha una maquinaria planeada para desplegarse en los dos meses que nos separan de la VIII Cumbre de las Américas, convocada para el 13 de abril en Lima. ¿Culminará finalmente en intervención o no? ¿Esperarán confiados los que, a partir de la renacida Doctrina Monroe, se creen amos de América a justificar una agresión desde la Cumbre? ¿Obtener una resolución espuria que pretenda deslegitimar las elecciones de finales de ese mes? ¿Precipitarán ecuaciones militares si sus cálculos muestran inseguridad en lograr respaldo regional? El primer eslabón ha sido constituir un grupo con doce gobiernos genuflexos, bautizado «de Lima», para «obligar» a que el presidente de Perú reconsidere la invitación al mandatario de Venezuela.
No pueden desestimarse las amenazas como pura retórica, pero el curso de los acontecimientos estará determinado por las variantes que se logre desplegar en esta puja de resistencia. Lo primero a consignar es la capacidad mostrada por Nicolás Maduro para mantener la soberanía que reclama el seguimiento del modelo bolivariano frente a estrategias de asfixia al interior de Venezuela, y los avances de la ofensiva restauradora neoliberal seguida en el Continente.
La insistencia del canciller estadunidense, el magnate petrolero Tillerson, y del senador seudocubano Marcos Rubio con sus llamados al fraccionamiento de las fuerzas armadas venezolanas revela, precisamente, que no han encontrado brechas que lo permitan, y se ven por ello en la necesidad de inducirlo criminalmente, para hacer de la Venezuela de hoy lo que.el imperio (conducido entonces por los delincuentes Nixon y Kissinger) logró en el martirizado Chile de 1973.Lo vocean, a la vez, para dar confianza a la oligarquía e intimidar al pueblo venezolano. Y para concitar desde ahora, sin ningún recato, la disposición de sus títeres en la región a jugar como aliados en las abyectas tareas que les impongan. Por tal motivo, la alianza cívico-militar constituye en Venezuela el puntal para el mantenimiento de la independencia, la democracia y los intereses de la sociedad en el sentido más pleno.
El ingenio macabro del imperio ha alcanzado en nuestros días, los días luctuosos de Trump, un nivel de desvergüenza y de impunidad que convierte al nazismo en un precursor opaco, inmaduro e imperfecto. Sería ingenuo, por tanto, creer que cualquier victoria popular será, por si sola, definitiva. Se ha de estar preparado para defender con la vida lo alcanzado y lo que se revela posible alcanzar para el pueblo. Aunque la mejor victoria de un país pacífico ante la realidad de la agresión y ocupación a sangre y fuego es la de conseguir evitarla sin concesiones de principio: la de la paz cuando se logra por la fuerza de la resistencia. Porque la claudicación no es la paz, es el camino de regreso al desamparo. Sortear la amenaza inmediata va a significar, siempre, ganar el terreno para nuevos desafíos.
Esto es, sin embargo, tan importante que el enemigo imperial lo teme, y por eso pone mucho énfasis en cumplir sus propósitos en el plazo más corto. La permanencia y la vitalidad del proyecto bolivariano son la espina más dolorosa en su garganta, tanto por lo que significa bilateralmente para el coloniaje energético, como también –y en no menor escala– por ser la piedra angular de una alternativa latinoamericana y caribeña que Wáshington había imaginado neutralizar aislando a Cuba.
Como se recordará, la frustración más cercana del dominio de los Estados Unidos en la región se alcanzó en la Cumbre de Mar del Plata en 2005. Las políticas de Lula, en sintonía con las de Chávez y las del anfitrión argentino, Néstor Kirshner, bloquearon la imposición del Tratado de Libre Comerció (ALCA), gracias al cual se generalizaría una norma de sometimiento económico que hubiera resultado imposible modificar en la práctica, cuando se quisiera rescatar la soberanía perdida. Junto a aquella IV Cumbre de los jefes de Estado tuvo lugar allí, con un protagonismo muy activo, la III Cumbre de los Pueblos, que alertaba en torno a la postura de los gobiernos vacilantes: o votaban contra el ALCA o lo hacían contra sus pueblos. La mayoría votó contra el ALCA. Se pudo evitar así una salida trágica para los países de la América Latina y el Caribe.
¿Van los pueblos latinoamericanos y caribeños a permitir sin una movilización como la de entonces que una mesnada de gobiernos sometidos a las demandas de la Casa Blanca, impuestos en muchos casos contra la voluntad popular, por caminos ilegítimos, atente desde Lima contra la libertad, la soberanía, y la solidaridad consagradas por el proyecto bolivariano y chavista representado hoy por Nicolás Maduro?
Casa de las Américas
La Habana, 16 de febrero de 2018
PRESENTACIÓN DE MATERIALES DE LA REVISTA CASA DE LAS AMÉRICAS, DE/SOBRE ERNESTO CHE GUEVARA ESTE VIERNES A LAS 4:00 P.M.
A noventa años del nacimiento de Ernesto Che Guevara, el Fondo Editorial Casa de las Américas lo invita a la presentación de una nueva entrega de la colección Materiales de la revista Casa de las Américas, De / sobre Ernesto Che Guevara. Un enjundioso y conmovedor volumen que recoge cartas, artículos, discursos y ensayos del Che, así como diversos textos escritos por conocidos intelectuales de nuestra América y del resto del mundo. Será presentado por el profesor e investigador Jacinto Valdés-Dapena.
MUJER Y FAMILIA AL CENTRO DEL DIÁLOGO
Una nueva edición del Coloquio Internacional Mujeres y familias en la historia y la cultura de la América Latina y el Caribe, tendrá lugar en la Casa entre el 19 y el 23 de febrero próximos.
Las palabras de bienvenida serán pronunciadas por Luisa Campuzano, directora del Programa de Estudios de la Mujer, en la Sala Che Guevara a las 10:00 a.m.; para dar paso a la conferencia inaugural "La mujer pertenece a la familia (1873)", por la profesora emérita de la Concordia University, Catharina Vallejo.
El martes 20, a partir de las 9:00 a.m., varios de las y los participantes del evento intervendrán sobre temas como divorcio y sociedad, La crisis del modelo colonial de organización de la familia en la narrativa cubana de principios del siglo XX, maternidad científica en Cuba, mujeres, prácticas cotidianas y transformaciones socioculturales en ámbitos rurales, y política social, cuidado y familia, entre otros.
Desde el arte y la literatura también serán abordados temas relacionados con la mujer y la familia. Será el miércoles 21, a partir de las 10:00 a.m., con las ponencias "Influencias clásicas en Sor Juana Inés de la Cruz", de Marcela Cubillos Poblete (Chile); "Virgilio Piñera o la tragedia doméstica", de Aimelys Díaz Rodríguez (Cuba); "Medea adolescente", de Elina Miranda (Cuba); "Antígona, de la casa al ágora", de Vivian Martínez Tabares (Cuba); y "Género y familias en la actual literatura cubana para niños y jóvenes", de Maylén Domínguez Mondeja (Cuba).
Ese mismo día, a las 3:30 p.m. se desarrollará un diálogo entre Valeria Manca y poetas cubanas antologadas y traducidas por ella en el periodo 1980-2018. Finalizará la jornada con la presentación de libros y revistas a las 5:00 p.m.
Otras tantas ponencias se presentarán el jueves 22, entre las que podemos destacar "¿Construyó una mujer el puente de Brooklyn? Apreciaciones martianas de Emily Roebling", de David Leyva, Investigador del Centro de Estudios Martianos; "Familias en la cultura cubana. Carolina Poncet y el legado familiar en el folklore", de María del Rosario Díaz, Instituto Cubano de Antropología; "Mariana, la Madre de la Patria", de Matilde Salas Servando, Centro de Estudios Martianos; "Jean Rhys y la búsqueda del espacio perdido. La historia de cómo una 'una inglesa, no muy británica' se transformó en caribeña", de Beatriz María Goenaga Conde, Centro de Estudios Nicolás Guillén; "Reinventar la familia: Emma y Julia en la metrópolis", de Zaida Capote Cruz, Instituto de Literatura y Lingüística; y "Familia, memoria e identidad en las obras de Jean J. Dominique, Dany Lafèrriere y Edwidge Danticat", de Camila Valdés León, Casa de las Américas.
Concluirá el día con la lectura de la poeta peruana Victoria Guerrero Peirano, presentada por Rocío Ferreira y Rommy Balabarca.
El viernes, día en que concluye el Coloquio, se podrá escuchar a Ana Niria Albo Díaz, Casa de las Américas, con "La familia que fue cruzada por la frontera. Historias de abuelas, madres, hijas y nietas relatadas por Sandra Cisneros"; Andrea Gremels, Goethe-Universität Fráncfort del Meno (Alemania), con "Familias en dictadura: Narraciones desde Haíti y la Republica Dominicana – Kettly Mars y Julia Álvarez"; Luz Nereida Lebrón, Universidad del Turabo (Puerto Rico), con "Cartografía del grito y el silencio en Cartas a Consuelo de Julia de Burgos"; y Sophie Lavoie, University de Nuevo Brunswick (Canadá), con "Carmen Rodríguez y Carmen Aguirre: Ficcionalizaciones de la familia revolucionaria".
Luego, a las 3:30 p.m., se proyectará el audiovisual "Piña colada", basado en el cuento homónimo de Laidi Fernández de Juan, con guion de Lil Romero y dirección de Magda González Grau, a lo cual seguirá un diálogo con sus creadoras.
ECOS DE LA CASA EN LA FERIA
PARA PRESENTAR TEATRO DEL OPRIMIDO
Por Vivian Martínez Tabares
Hace apenas unos días conversaba en San Juan con el director teatral y activista Pedro Adorno, líder del grupo Agua, Sol y Sereno, y la impronta de Augusto Boal se hizo presencia viva en nuestro diálogo. Mi amigo me contaba de las más recientes acciones teatrales emprendidas por muchos como él en distintas comunidades de Puerto Rico, para ayudar a personas de todas las edades a superar el impacto y la destrucción causados por el paso del huracán María. La situación se ha visto agravada por el limbo que atraviesa la nación boricua, debido a la crisis a que la ha llevado el estatus colonial, de dependencia económica, y severas implicaciones sociales y en todos los órdenes de la vida. Me impresionó en particular una de sus historias ocurrida en un barrio del Municipio Humacao, que se convirtió en materia de trabajo teatral. Y en la acción del teatro estaban procesadas herramientas de intervención artística y social creadas por Boal, pues técnicas teatrales y políticas sistematizadas por él contra la pasividad y la mecanización del espectador, como el Teatro Periódico, el Teatro Foro, el Teatro Invisible o el Teatro Imagen sirven como base del trabajo de la escena en circunstancias extremas, pero también cotidianas.
Siendo aún estudiante, Pedro Adorno formó parte en 1987 del núcleo fundador de los Teatreros Ambulantes de Cayey, un grupo de jóvenes que practicaba juegos teatrales aprovechando las teorías y las prácticas del Teatro del Oprimido de Boal, y aplicando a la realidad boricua lo que su maestra había aprendido directamente del brasileño. Numerosos teatreros latinoamericanos y del mundo, como ellos, procesan hoy la metodología teatral que uno de los mayores artistas y pensadores del teatro brasileño y mundial creara desde los años 60, a partir de la Pedagogía del Oprimido, de Paulo Freire, y de la inducción a un pensamiento activo, heredada de Bertolt Brecht. La maestra de Pedro fue Rosa Luisa Márquez, discípula aventajada del teórico, dramaturgo y director brasileño, quien es la prologuista de este volumen cuya edición, como parte de la Colección Literatura Latinoamericana y Caribeña de la Casa, celebramos esta tarde.
Augusto Boal fue un entrañable amigo de la Casa de las Américas desde que en 1969 entregara a la revista Conjunto para su publicación en el n. 9, el collage dramático La luna muy pequeña y la caminata peligrosa, acompañado de sus respuestas a una entrevista en la que participó también José Celso Martínez Correa, otro grande de la escena brasileña, y de un estudio del investigador Anatol Rosenfeld titulado "Héroes y coringas", que trataba sobre la labor del Teatro Oficina fundado por Boal, y sobre su pensamiento como elaboración libre y original de concepciones brechtianas. En 1973 Augusto Boal integró el jurado de Teatro del Premio literario Casa de las Américas, y nunca dejó de mantener un vínculo regular con nosotros, enviándonos sus reflexiones teóricas para la revista Conjunto y contándonos de sus montajes. Yo misma tuve la oportunidad de conocerlo en Rio de Janeiro en el año 2000, de disfrutar de su generosa hospitalidad, y visitar la sede del Teatro del Oprimido en el barrio de Lapa, para ver a los coringas o comodines en plena acción con un público participante de empleadas domésticas que comenzaban así a entender, a través del teatro, las causas de sus duras condiciones de trabajo.
En el número 150 de Conjunto, pocos meses antes de su muerte, en el primer trimestre de 2009 publicamos su última contribución, titulada "Función ritual, comercial y política del arte: un nuevo concepto", en la que denunciaba, --preclaro--, cómo la palabra, la imagen y el sonido pasaban a reemplazar el lugar de las armas convencionales como instrumentos de opresión, que debíamos convertir en campos de batalla y conquistarlas para el pueblo.
La edición del Teatro del Oprimido que hoy ponemos en circulación, llega casi al centenar de tiradas según me confirma desde Rio de Janeiro, Cecilia, su amante compañera y directora del Instituto que lleva su nombre. Este libro ve la luz para beneficio de teatreros, estudiantes, investigadores y activistas de la cultura y la educación popular. Recuerdo como nuestro interés desde la Dirección de Teatro por sumar a Boal al catálogo del Fondo Editorial Casa de la Américas se reforzó con el reclamo del colega Aurelio Alonso, subdirector de la revista Casa, al añadir cómo numerosos grupos de educación popular en la América Latina argumentaban la utilidad y la vigencia de este libro para su labor descolonizadora y de emancipación.
El volumen es resultado feliz de una amplia red de colaboración latinoamericana y latinoamericanista. Proyectada por la Casa de las Américas hace años, cristalizó finalmente gracias a la generosidad del crítico y editor Jorge Dubatti, que tramitó la cesión de derechos de la editora teatral argentina InterZona para que pudiéramos contar con la traducción de Graciela Schmilchuk. La cercanía con Rosa Luisa Márquez nos movió a solicitarle un prólogo, que fue escrito desde sus vivencias boalianas expresamente para el libro de la Casa. Y el generoso apoyo de la Editorial Rosa Luxemburgo –que agradezco en especial a Dagmar Enkelmann y Sandy El Berr-- coronó los esfuerzos, e hizo realidad nuestro empeño, para el cual trabajaron Claudia Torras Mendoza en la edición, Magaly Sánchez Álvarez en la corrección, Jorge Fornet y Aimelys Díaz en la actualización del marco epocal, y Caridad Tamayo desde la persistencia. Resalto la diagramación de Luis Moya Medina bajo la orientación de Pepe Menéndez, nuestro director de arte recién distinguido con el Premio Nacional de Diseño del Libro, quien creó la hermosa imagen de cubierta.
Los invito a leer otra vez o por primera ocasión Teatro del Oprimido y a la gente de la escena a aprovechar la experiencia de un artista genial que luchó toda la vida por hacer mejor al mundo.
En su autobiografía, Hamlet e o filho do padeiro, memórias imaginadas, resumió su esencia como artista cuando escribió:
El actor no entra en el personaje: falso. Ningún actor puede interpretar un personaje que no exista dentro de sí. El personaje sale del actor, que lo lleva dentro. ¡Sale por los ojos! El actor sí entra en los personajes de los otros, no en el propio. ¡Entra por los ojos!
El teatro para mí, fue siempre esa energía que pasa de uno a otro, entre los dos. Como el amor, que no está contenido en uno u otro amante, pero existe intenso entre uno y otro, también así la teatralidad no pertenece a este o a aquel. Como el rayo, es la chispa que salta entre los dos polos. Marx decía que la menor unidad social son dos ciudadanos, y dice Brecht que la menor unidad teatral son dos actores: eso es lo que yo pienso. Creo que fue Brecht quien dijo eso, pero si no fue él, ¡lo digo yo!
DEL EXILIO Y OTRAS YERBAS VENENOSAS
Por Laura Ruiz Montes
Gisèle Pineau nació en París pero no es parisina. No creció en la Guadalupe pero es antillana y plenamente asumida como tal ha elegido la recurrencia diaspórica caribeña antes que la asepsia metropolitana; la cartografía del alma antes que la geográfica; la "impureza" del idioma, su "contaminación" con el creol antes que la "incorruptibilidad" de la lengua gala. Desde esa posición, durante años,esta narradora ha reconstruido y representado el Caribe, el nuestro. Ese que se levanta entresacando piedrecitas de los frijoles mientras chacharea a través de la sabiduría proverbial; el que teje trenzas y parlotea sobre sortilegios y realidades, dolores y magias. El que se reúne a ratos los domingos en torno a la mesa familiar para hablar de noticias que atraviesan los mares, de exilios y nostalgias; de las partidas y el impacto de la lejanía. Y justamente de partidas y lejanías da fe El exilio según Julia, novela que ofrece la Editorial Oriente y para cuya edición su autora ha tenido la gentileza de donar los derechos de su circulación en Cuba.
Aquí, ahora, tenemos entre las manos páginas que narran un exilio extraño pues pareciera, solo pareciera, que siendo Departamento de Ultramar los guadalupeños cuando marchan a Francia no están saliendo de su país. Pero que alguien venga y le cuente eso a la niña protagonista de este volumen. Que alguien intente explicarle eso a ella y a sus hermanos, marcados por la huella del racismo, con los oídos lastimados de oír improperios y conminados constantemente a volver a su casa de paja en África. Que alguien ose decir a estos niños que la Francia metropolitana de los años sesenta del siglo XX es su país, que alguien intente convencerles de que no han atravesado todas las fronteras de la vida. Que alguien le comente a la protagonista que no significa nada que ella sea la única niña negra del aula, que alguien venga y le cuente que sus padres guadalupeños no hacen la diferencia y que ella, por haber nacido en París, es europea. Y sobre todo, que alguien le explique a la abuela de esos niños que el idioma que ella conoce de toda la vida, ese creol de la intimidad y la familia, esa voz del interior, de las pasiones,de la religión e incluso del silenciono le sirve para nada ante los franceses, no le facilitan la vida ni le ayudan a defenderse. Que alguien venga e interpele y como esto no será posible, entonces habrá de callar para siempre.
En El exilio según Julia, una niña relata la partida de su abuela hacia Francia, la relación de aquella con los nietos, su no inserción en el país de acogida y los avatares de la familia. Julia encarna el símbolo de la discriminación sufrida por el color de la piel y el no conocimiento del francés, la invalidez del creol como lengua y la ausencia del país natal vivida en el encierro de un apartamento donde el dolor se entremezcla con el rescate de ese propio país a través de la memoria afectiva.Ese es el espacio narrativo de esta magnífica novela. El espacio de pugna entre el cotidiano parisino y la memoria de la isla caribeña.
Recetas de cocina, cocimientos de yerbas para distintos males, cuentos y leyendas pueblan estas páginas. Francia y su cultura entran en contrapunteo con la savia antillana. La ciudad luz deja de ser bella postal turística y se convierte en el lugar de la batalla. El único paliativo al frío invierno es intentar la reconstrucción del espacio insular, el viaje íntimo al país natal, el cimarroneo espiritual. Julia, encerrada en el apartamento francés, desata en su nieta la nostalgia por la isla desconocida a partir de las historias que le cuenta. La ausencia del país pasa por cada angustia de la abuela. De la nostalgia se construye el presente y se fundará el futuro porque El exilio según Juliaes una zona sinuosa y agitada quese ha convertido para siempre en presencia y memoria.
Esta escritora -nacida en París, hija de emigrantes guadalupeños, que cada noche durante algunos años durmió en la misma habitación de su abuela negra y analfabeta, oyendo sus historias, pegada al calor de su cuerpo en la intimidad familiar y viviendo en el afuera la exclusión por el color de su piel- se ha convertido, ella misma, en espacio emergente y sensible.Estaimportante narradora caribeña, primera mujer en obtener el Premio Carbet, que alternó durante muchas horas la escritura con su labor como enfermera psiquiátrica en Guadalupe, ha decidido, a través de esta autoficción que hoy llega al lector cubano, compartir sus experiencias de infancia vividas en la metrópoli, sus marcas personales, las huellas de dolores y también de regresos y hermosos aprendizajes y habremos de coincidir que ante eso, sin lugar a duda, no hay silencio posible. Gracias, Gisèle Pineau, por darnos -desde esta novela que inicia la publicación de sus libros en Cuba- la posibilidad de asistir al acercamiento de espacios culturales y de libertad personal, al descubrimiento de nuevos signos identitarios. Gracias por compartir la oportunidad de insertarnos en esa realidad intra y extratextual que a ratos también es la nuestra. Una realidad que se sostiene desde el rincón luminoso donde están nuestras abuelas trasmitiéndolo todo en el olor de las especias y en la delicia de la natilla caliente en el fondo del jarro.
JUAN VALDÉS PAZ Y LA EVOLUCIÓN DEL PODER EN LA REVOLUCIÓN CUBANA
La última presentación de La Casa en la Feria tuvo lugar el viernes 9 en la tarde con la puesta en circulación del primer tomo del volumen La evolución del poder en la Revolución Cubana, del intelectual cubano Juan Valdés Paz. Santiago Ronny Feliú, al frente de la revista Tricontinental, comentó exhaustivamente el contenido de esta nueva entrega de la Fundación Rosa Luxemburgo.
Patricia Zapata, coordinadora de Proyectos para Cuba desde la Fundación, acompañó la mesa explicando parte del proceso de edición y la significación de este título del cual se espera ya el segundo tomo.
Por su parte, Valdés Paz, prometió esta continuación pronto, luego de los posibles debates que generará este nuevo título que comienza su análisis en 1959 y concluye su periodización en 1991, en los albores del Periodo Especial.
Luego de una acuciosa investigación en la cual el autor se sumergió en centenares de libros y revistas como fuentes primarias de estudio, Valdés Paz, entre sus conclusiones, apunta que el proyecto de la Revolución sigue respondiendo a la gran mayoría, de ahí su vocación de justicia social. Hoy, señaló ante una pregunta del público, el desafío es la normalización institucional pos elecciones, luego del liderazgo de Fidel y de Raúl.
En las páginas finales de su libro, Valdés Paz deja propuestas líneas conclusivas en el campo social y el político: "(…) en el proyecto de sociedad socialista se avanzó lo suficiente para crear una sociedad muy superior a la precedente pero muy lejos aún de sus propias metas". Para terminar que "al sostener ambos proyectos (el político y el social), el poder revolucionario estuvo indeclinablemente al servicio de los intereses de las grandes mayorías del país, prueba primera y última de su justeza".
Este libro, según palabras de Valdés Paz, intenta suplir una carencia sensible sobre la historia de la Revolución Cubana. "No existe un libro que historie desde esta perspectiva la Revolución Cubana", añadió. El volumen segmenta los periodos según las transformaciones que en el campo político, sobre todo, se producen en la isla. De manera que del 59 al 63, ocurren la institucionalización del nuevo poder y los cambios en ella de orientación socialista; del 64 a 1974, Valdés Paz observa las bases de un socialismo autónomo, el modelo de ese socialismo y un interregno hacia un nuevo modelo de socialismo; el tercer periodo y último en este primer tomo (de 1975 a 1991) se caracteriza por la evolución del poder político y social en apoyo al socialismo histórico.
Para la siguiente entrega, Valdés Paz ha demarcado otras periodizaciones que llegan hasta el 2018.
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