domingo, 25 de noviembre de 2018

Fidel Castro Ruz VIVE en Buenos Aires Argentina Chaubloqueo y el Primer Museo Suramericano Ernesto Che Guevara devuelvan Guantanamo a Cuba diario Clarín

Entrevista a Fidel Castro Ruz (diario Clarin en Bs As  26 Mayo 2003. Periodistas: Ricardo Kirschbaum, Julio Blanck, Oscar Cardoso y Eduardo van der Kooy,

 

Periodista.-  Señor Presidente, podemos entrar en tema, si a usted le parece.

Fidel Castro.-  Sí, parece que el tiempo nos obliga.

Periodista.-  Claro.  Me parece que un buen lugar para arrancar es:  Estamos en una etapa de rediseño del sistema internacional, no necesariamente por la ley, sino por la fuerza, como acabamos de ver.  Cuba —usted lo recuerda siempre, en todo momento— lleva varias décadas de un sistema de bloqueo que constituye un impedimento mayor para establecer un sistema de seguridad para la experiencia política en la isla, para la vida de la isla.  ¿Usted cree que esta situación, a partir de este rediseño que encarna George Bush, este intento de rediseño es más precario, es más grave?  ¿Cómo lo ve usted?

Fidel Castro.-  Depende de las posibilidades que ese rediseño tenga, pero a tu pregunta puedo responder que sí, que esta situación es más peligrosa y más grave.  Pero no solo para Cuba, sino para quién sabe cuántos, porque habría que despejar aquella ecuación cuando él se refiere a que 60 o más países pueden ser atacados; para ese concepto “o más” hay que inventar una ecuación.  Cuando unos días después de aquello hubo una iniciativa en Estados Unidos proponiendo atacar a Holanda, si el Tribunal Penal Internacional sancionaba a algún norteamericano, se vio que parece que la equis esa es bastante amplia.  No sé si alguien se escapa de ese “o más”.

Periodista.-  Presidente, pero este rediseño en particular, depende más del empleo de la fuerza que de la vigencia de la ley.  Cuando usted dice —y yo creo que es así— que hay mayor precariedad para toda la región, uno tiene que pensar que en la región, a diferencia de la década anterior, están surgiendo gobiernos, y cuando no son gobiernos, propuestas políticas, que hablan de un cansancio latinoamericano con la injusticia, cierta fatiga —llámelo con el modelo neoliberal, el consenso de Washington, el nombre que se le ponga importa poco—; hay una fatiga de injusticia en la región.  Y esto lo que naturalmente nos lleva a pensar —la historia lo enseña— es que, cuando hay estos procesos, hay mayor posibilidad de una confrontación con Estados Unidos.   ¿Cómo ve el futuro, no ya de Cuba sino de la región?  Estoy hablando de Chávez, en Venezuela; Lula, en Brasil, lo que significa.

Fidel Castro.-  Hay peligro no solo en la región, es mundial; pero veo que tú quieres referirte a la región.

Periodista.-  Sí.

Fidel Castro.-  Sí hay un peligro para la región.  Los peligros son a partir de riesgos de agresión o riesgos de que la región sea devorada: riesgos de sometimiento, de apoderamiento de los recursos, de la imposición de un sistema que está realmente en crisis; es la globalización neoliberal, de lo cual todo lo que viene sucediendo no son más que expresiones de su crisis.  Cuba ocupa un primer lugar, tiene el honor de correr el mayor riesgo.

Periodista.-  Quizás, Presidente, aunque el riesgo de Cuba es grande, el riesgo mayor para la región es Colombia.  En Colombia uno puede pensar ahora en una invitación, hecha a partir del propio gobierno colombiano, para militarizar hemisféricamente la larga lucha de décadas, y va a ser muy difícil para los países,  si se produce esa convocatoria, si Estados Unidos la alienta, de militarizar en términos del hemisferio; para ponerlo en términos claros, de una intervención militar hemisférica en Colombia.

Fidel Castro.-  Sí, pero viene desde antes de esta administración.  Como también antes de esta administración se produjo un hecho como el de Kosovo.

Periodista.-  Claro, la intervención de la OTAN.

Fidel Castro.-  Y se hablaba del nuevo concepto estratégico de la OTAN.  Un día en Brasil, el 28 de junio de 1999, cuando se reunieron los jefes de Estado europeos con los de Latinoamérica y el Caribe, hice algunas preguntas sobre ese nuevo concepto estratégico.  Una de ellas:  Desearíamos que se nos aclarara si América Latina y el Caribe están o no comprendidos dentro de la periferia euroatlántica definida por la OTAN. Otra pregunta que viene muy al caso fue:  La Unión Europea, después de muchos debates, ha dado su apoyo a una declaración de esta Cumbre que dice:  esta asociación estratégica se sustenta en el pleno respeto al derecho internacional y en los propósitos y principios contenidos en la Carta de las Naciones Unidas, los principios de no intervención, el respeto a la soberanía, la igualdad entre Estados y la autodeterminación.  ¿Significa esto que Estados Unidos se compromete también a respetar los principios contenidos en este acuerdo de sus aliados?  ¿Cuál será la actitud de Europa si Estados Unidos decide por su propia cuenta lanzar bombas y misiles con cualquier pretexto contra cualquiera de los países de América Latina y el Caribe aquí reunidos?  La pregunta no voy a decir que era provocativa, pero sí muy franca. El Jefe de Estado de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, que estaba presidiendo la sesión, dijo que esas preguntas eran muy importantes y sugería que en la reunión privada que venía de inmediato se les diera respuesta.  El canciller alemán, Schroeder, y demás líderes europeos estuvieron de acuerdo. La reunión privada se produjo y yo esperaba que llegara el turno de la discusión del tema, y hablaban de una cosa, de otra, de otra, se fue el tiempo y nadie mencionó el tema.  Yo no quise ponerme impertinente, exigiendo respuesta.  Lo importante no era la respuesta sino la pregunta que allí quedó planteada.  Sabía que ninguno de los europeos podía decir una sola palabra.  Lo ocurrido en los años subsiguientes lo explica todo.   Y hoy la correlación de fuerzas a favor de Estados Unidos es mucho mayor.  Yo mismo planteé recientemente una pregunta al señor jefe del gobierno español con relación a determinadas recomendaciones que hizo en medio de la guerra de Kosovo, algo muy serio; pero no hay respuesta, y tal vez porque no puede haberla.  Llegué a una conclusión, y bromeando un poco dije:  “Yo acuso, luego no existo.”  Porque soy importante para algunas cosas, sobre todo cuando hay que echar culpas, y entonces cuando hago una pregunta que hay que responder, la respuesta es el silencio total. En esto que tú dices en concreto, ha habido cambios; es decir, en aquella política que se insinuaba como una concepción de dominio en el que participan la superpotencia y sus aliados viejos y algunos nuevos, que son más peligrosos, porque los nuevos quieren hacer méritos rápidamente.  Entonces la situación es distinta de cuando hice la pregunta sobre la nueva política estratégica de la OTAN.  Son ideas que vienen detrás, pero antes eran respaldadas con determinados argumentos o pretextos. Esta vez el gobierno de Estados Unidos no necesita ya argumentos ni pretextos.  Aquella, más o menos, se enmarcaba dentro de las Naciones Unidas y de los privilegios del Consejo de Seguridad; esta ya ignora a Naciones Unidas, ignora al Consejo de Seguridad, ignora a Europa, ignora a la OTAN, ignora a todo el mundo.  Es absolutamente unilateral su nueva concepción.

Periodista.-  Presidente, déjeme poner esto en términos gráficos. Desde la crisis de los misiles hasta el presente, hasta esta administración, todo esto que usted dijo pudo haberse estado gestando; pero desde esa crisis de los misiles hasta el presente era cada vez más difícil pensar en una acción militar norteamericana directa sobre Cuba, como ocurrió en la época con los bloqueos navales.  ¿Hoy se ha vuelto más posible?

Fidel Castro.-  Sí, se ha vuelto más posible el error.  La lógica indicaría que no hicieran eso; pero nosotros no tenemos que atenernos a la lógica, porque la lógica no existe mucho, ni la ley internacional existe tampoco.  En aquello hubo un riesgo muy inminente en un tiempo determinado, en un número de días; ahora el riesgo es prolongado.

Periodista.-  Si me permite:  hace 30 años la fatiga de injusticia que mencionaba Oscar también estaba en América del Sur; la teníamos en gobiernos, Argentina, Chile, Uruguay.  Esas experiencias terminaron trágicamente para nuestro país.  ¿Por qué hoy podría ser distinto?

Fidel Castro.-  ¿A qué experiencia te refieres?

Periodista.-  A los años setenta.  El caso de Salvador Allende en Chile, Cámpora-Perón en Argentina.  Había toda una ola contestataria latinoamericana, que terminó en dictaduras (Voces superpuestas).

Fidel - En tiranías sangrientas; fueron cosas terribles las que ocurrieron; no sé, me parecen de fantasía insólita.

Periodista.-  Y hoy tenemos un reverdecer de Argentina.

Fidel Castro.-  Bien, bien, pero es distinta la época. Yo diría que este es el mejor momento de América Latina, a diferencia de aquel.

 Periodista.-  ¿Este es el mejor momento?

 Fidel Castro.-  Sí, a mi juicio, el mejor momento.

 Periodista.-  ¿Por qué?

 Fidel Castro.-  Le explicaré. Antes eran países aislados.  En Chile ganó la izquierda.  Lo primero fue un plan golpista para evitar que tomara posesión.  El plan fracasó.  Allende tomó posesión.  Actuó con discreción. Yo lo conocí a él muy bien; no era un extremista.  Todo, sin embargo, se organizó desde el primer momento para derrocarlo: preparación, creación de condiciones.  A esto se añadían problemas económicos reales y los provocados.  Cualquier gobierno en esas circunstancias se topa con grandes dilemas:  uno, viejas demandas y ansiedades de la gente por mejorar lo antes posible, y, por otro lado, viejos y poderosos intereses que no resultan fáciles de vencer,  algo que requiere un proceso cauteloso y tiempo.  Los que más han sufrido se impacientan; y los que no quieren tales cambios trabajan para producir el rápido desgaste y el derrocamiento de los gobiernos.  No es un secreto que resultaba una tarea difícil. Aquel momento argentino mencionado fue también muy importante, pero con riesgos inherentes de carácter interno; desde luego, en un país de muchos recursos —hay que decirlo, ustedes no se pondrán bravos si lo decidimos—, enormes recursos de todo tipo, alimenticios, energéticos e incluso industriales.

Periodista.-  Usted nos lo ha recordado otras veces en público, Comandante, que éramos un país rico y más eficiente. 

Fidel Castro.-  Eso es lo que digo.  Usted sabe lo que usted dice.  Usted tiene que responder a la crítica con la crítica. Pero bien, las condiciones eran mejores, en ese sentido, que en Chile.  Chile tenía una dependencia muy grande del cobre; ahora ha desarrollado otros renglones, aunque sigue siendo agrícola, muchos renglones;  por ejemplo, la pesca se ha convertido en una fuente de ingreso importante; se han vuelto productores hasta de leche.  Ha sido importante la agricultura.  El vino —sin disminuir a los demás— tiene calidad, hay productividad y variedad.  Pero principalmente han desarrollado los productos forestales y los productos marítimos, que constituyen importantes fuentes de ingresos.  Continuaron desarrollando también los minerales. Allende no disponía de esos recursos: necesidades muchas, demandas grandes y bloqueos directos o indirectos, suspensión de créditos. La vulnerabilidad de nuestros países...  Bueno, de todos menos el nuestro.  Me da pena decirlo así, pero es que tienen que depender de lo que está establecido, del Fondo Monetario, de los créditos y condiciones que este impone sumamente difíciles. No quiere decir que no tengamos problemas económicos, digo que no tenemos las trabas insalvables que tiene el resto de América Latina.

Periodista.-  No son los mismos.

Fidel Castro.-  Entonces, aquella rebelión que ustedes mencionaron era más aislada.  Aunque estaba la deuda, que era ya de 300 000 millones en aquella época, casi un tercio de la actual, Allende gana las elecciones en 1970.

Periodista.-  Sí, Allende asumió a fines de 1970.

Fidel Castro.-  La deuda latinoamericana era todavía menor, pero de ahí va creciendo, sigue ascendiendo, y ya en 1985 se elevaba aproximadamente a 300 000 millones. Los factores que hoy determinan la intranquilidad y la inconformidad están mucho más generalizados en el hemisferio.  Ya no hay oasis en el hemisferio sur, en el Caribe, en Centroamérica, en México. Esta asume un carácter mundial para nuestros países.  Es mucho más generalizada la rebelión.  No había surgido todavía la etapa actual de globalización neoliberal que es terrible, de privatización forzosa —podríamos decir— de todos los recursos, medidas muy rigurosas que condenan a las monedas de los países latinoamericanos a escapar a toda costa.  El deber del dinero es huir.  Resulta lógico, porque, bien habido o mal habido, ninguna moneda latinoamericana garantiza la estabilidad de su valor; no la garantiza en absoluto.  Hasta en un país que mantuvo su moneda con un valor paritario con relación al dólar durante breves años, como, por ejemplo, el real —y no sé cuál de los dos vimos primero, si el peso argentino o el real brasileño, ¿ustedes se acuerdan?  Pongamos el peso por delante del real.  Entró en crisis primero el real que el peso.  Ambos habían creado ilusiones en un momento en que la gente estaba hastiada de inflación y quería una moneda estable, porque la inflación colosal e incontrolable que tuvo lugar era una verdadera pesadilla. Inflación progresiva ha habido siempre, es la tendencia histórica.  Un dólar de hoy debe valer más o menos diez centavos de un dólar de hace 40 años.

Periodista.-  Sí, en 1971 cuando Nixon lo declaró inconvertible.

Fidel Castro.-  Antes, con dos centavos se podían comprar cosas, hasta con un centavo de dólar, ¿verdad?  Ahora sirve solo para la propaganda:  $10,99 en vez de $11, ó $99,99 en vez de $100, para crear el efecto psicológico de algo más barato. ¿Cuál moneda es estable?  El oro fue moneda, como el cacao fue moneda para los aztecas; pero tenían un valor per se, un valor en sí el oro y el cacao.  Y vaya usted a saber el dinero que se ha gastado el mundo produciendo ese instrumento de cambio que era el oro. Yo creo que la idea de otros instrumentos de cambio, de un símbolo del dinero, es buena; lo que pasa es que el símbolo se ha vuelto algo que se imprime a discreción, un símbolo del cual se ha abusado extraordinariamente, incluidos los norteamericanos, porque son de los que más papel moneda han impreso, suprimiendo su conversión en oro como usted señaló. Bien, ahora me estoy extendiendo tal vez demasiado, pero quería responderle que las circunstancias son muy diferentes, y por todos estos factores, y porque el dinero se fuga y se tiene que fugar, no hay escapatoria; si a usted le imponen que no puede haber control de cambio, tal mecanismo es mortífero.  Cualquier inestabilidad, cualquier problema interno, cualquier problema económico, bajada de los precios, déficit en las exportaciones, déficit en el presupuesto, va creando todas las condiciones y el dinero tiende más rápidamente a escapar.  Medidas para contrarrestarlo aconsejadas, o más bien impuestas por el actual orden económico:  suba los intereses, para que no se escape; lo suben a 40%, a 50%, y luego lo tienen que prestar a 52%, a 55%, y no hay país que se pueda sostener con un préstamo que tiene que pagar el 50% de intereses para capital de trabajo, inversión, ampliación. No hay. Cuando se produce la crisis en el Sudeste Asiático, por ejemplo, Mahathir, que estableció un control de cambio, en ese momento tenían el 14% de interés los préstamos, los bajó a 7%, para salir de la contracción, para que la gente trabajara, crear empleos y pudiera funcionar la economía.  En estas condiciones, América Latina tiene una situación terrible. Fíjense, cuando yo vine la otra vez —si me perdonan me tomo un minuto más...

 Periodista.-  Todo lo que necesite.

 Fidel Castro.-  Sí, lo que no quiero es pelearme con los que me esperan.

 Periodista.-  No corren de afuera, no somos nosotros...

 Fidel Castro.-  Por mí, con muchísimo gusto, yo estaría tres horas.  Cuando vine a Argentina la primera vez, hace 44 años, la deuda de Latinoamérica era de 5 000 millones, y se me ocurrió —siempre a uno está ocurriéndosele alguna cosa mejor o peor— lo que planteé:  América Latina tiene que desarrollarse, la pobreza es muy grande.  Se hablaba del Plan Marshall como ejemplo de ayuda de un país que tiene más recursos, al resto, y yo dije:  “América Latina necesita un Plan Marshall”, y menciono la cifra de 20 000 millones de dólares para el desarrollo económico y social de América Latina.  No sé si hice bien o hice mal, podría sentir remordimiento; pero creo que fue correcto el planteamiento.  Estaba Rubotton, si mal no recuerdo el nombre, como representante norteamericano.  Y quién iba a decir que fue lo mismo que hizo Kennedy después.

Periodista.-  Después, en la Alianza para el Progreso.

Fidel Castro.-  Hasta reforma agraria.  La primera la hicimos nosotros en mayo de 1959.  A Jacobo Arbenz, por hacer una reforma agraria, le enviaron una expedición, lo que vino después fueron 200 000 muertos, es lo que quedó de aquello; entre ellos, 100 000 desaparecidos, sin exageración.  Esto, de acuerdo con informes y estudios que han hecho gente muy seria, algunas de las cuales han muerto por escribir sobre esas cifras espantosas.  La deuda en 1985 fue de 300 000 millones.  Nosotros dimos una batalla contra esa deuda, porque veíamos lo que venía.  Se logró algo siempre, porque ellos se asustaron un poco e inventaron alguna formulita, los bonos Brady, etcétera, etcétera; pero los bonos Brady ahora hay que estarlos pagando.  La deuda ahora es de 800 000 millones.  El Banco Mundial ya no hace préstamos blandos, sino que se dedica a operaciones de salvamento, y el Fondo Monetario es cada vez más rígido y no admite nada.  Y los primeros que pagan el precio, cada vez que hay una reducción de presupuesto, son las escuelas, los hospitales, la asistencia social.  Eso crea mucho descontento. Hemos tenido muchas reuniones con maestros.  Van miles de maestros y educadores a Cuba, un poco para ver la experiencia, y por lo que sangran es por la falta de presupuesto: que no hay presupuesto para lápices, para esto y para lo otro.  Y los médicos igual, todos los sectores.  Siempre los platos rotos los pagan en primer lugar los servicios sociales.  Además, cuando la Revolución triunfa, en 1959, yo estoy planteando    los 20 000 millones, 20 000 millones que valían mucho más; posiblemente sean el equivalente hoy de haber pedido 80 000 millones, calculando con extrema cautela. La deuda actual es de 800 000 millones por lo menos.  La parte del presupuesto que se usa para el pago de la deuda en algunos lugares rebasa el 50%.  No hay país que resista eso. En estas circunstancias la fuga de capitales es obligatoria, porque si usted tiene 100 000 dólares en oro los puede enterrar, guardar; pero si los tiene en papel moneda nacional los cambia en dólares y se los lleva.  Como existe obligadamente el libre cambio, es el “Abrete, Sésamo”, están abiertas las puertas y la gente se lleva el dinero, porque hay una moneda regularmente estable que es el dólar, por el poderío de su economía, por los privilegios de Bretton Woods, donde se comprometieron, además, a que esa moneda tendría un respaldo en oro.  Cuando la guerra de Viet Nam, que costó 500 000 millones sin impuestos, se crearon problemas tremendos y Nixon decide unilateralmente suspender la convertibilidad del dólar, lo cual ha dado lugar a un problema terrible con la especulación monetaria, de modo que se realizan cada día operaciones especulativas por millones de millones de dólares en esta actividad.  Ya no hay moneda segura. nglaterra, que fue la reina de las finanzas, tenía la libra esterlina y se la devaluaron en una operación especulativa.  

Periodista.-  Presidente, por todo esto que usted describe, que son condiciones adversas, ¿por qué cree que es un buen momento para América Latina?  

Fidel Castro.-  Por esa protesta de la que ustedes hablaron, que yo decía que tuvo lugar en condiciones diferentes y era relativamente aislada, y hoy se observa una protesta generalizada, que comprende a todos los países de América Latina. Se ha creado una situación que yo la califico de insostenible y es, además, insoportable.  Ha creado las condiciones objetivas que explican una serie de acontecimientos políticos. Dondequiera usted lo puede observar.

Periodista.-  Ahora, Presidente, ¿usted cree que estas condiciones de rebelión o de impaciencia, como usted dice, son sustentables en el tiempo, o América Latina corre el riesgo —y hay ejemplos, Colombia— de democracias menos democráticas, o democracias tuteladas, o giros autoritarios?  ¿No corre ese riesgo América Latina?

Fidel Castro.-  Mire, esa es una pregunta compleja.  Pero yo pienso que la violencia no parece ser el curso inevitable.  Ha cambiado mucho todo, hay fenómenos absolutamente nuevos. En Colombia concretamente existe un viejo problema de violencia. Hay dos o tres fenómenos nuevos en el hemisferio, uno de ellos:  a ningún militar en su pleno juicio se le ocurre hoy un golpe de Estado tradicional, para resolver  los problemas.  Fue la fórmula a la que acudió siempre el imperialismo.  Hay un cambio también en las conciencias.  Los militares saben que hay una situación social tremendamente explosiva.  Yo no dije que en aquella época de los 20 000 millones solicitados en Buenos Aires como necesidad del desarrollo económico y social, la población era menos de 250 millones de habitantes; hoy alcanza 524 millones, ha crecido tremendamente.  El empleo que crece no es el empleo formal; crece,  fundamentalmente, el empleo informal, cada cual buscándose la vida como pueda.  Eso se conoce bien. Una señora hoy, a la entrada de un parque muy bello, estaba reclamándole a la autoridad que me acompañaba un puesto, es decir, un lugar allí, y lo decía casi con dolor, “para vender algo”. Solo el 20% de los nuevos empleos es de carácter formal.  La propia industria moderna con las nuevas la tecnologías, lejos de incrementar el número de trabajadores, lo reduce. Nosotros en Cuba tenemos casos como el de una fábrica donde había 300 trabajadores y hoy hay 50, para producir, por ejemplo, tela de mosquitero, que la usamos para tapar el tabaco; doble de producción con la sexta parte de los trabajadores.  Hoy usted va a una termoeléctrica de ciclo combinado, que trabaja con gas y en lugar de cientos de trabajadores laborando con carbón o petróleo en las termoeléctricas tradicionales, usted no ve el obrero, usted lo que ve son unos ingenieros, 15 ó 20 ingenieros trabajando en aire acondicionado apretando unos botones. Muchas veces me he puesto a pensar.  Vamos a suponer que el ALCA trajera para cualquier país latinoamericano un enorme desarrollo industrial.  Supongamos que trae el desarrollo de Alemania.  No me gusta nombrar países, porque siempre se corre el riesgo de que te acusen de injerencia, de modo tal que casi no se puede abordar ningún tema desde el punto de vista práctico o  teórico.  No me queda más remedio en este caso que usar un ejemplo: Supongamos que un país grande y con recursos, como Argentina, llegue a alcanzar el desarrollo actual de Alemania, no habría resuelto el problema del desempleo que fue uno de los ingredientes de la crisis.  Siendo el país más industrializado de Europa, la tragedia alemana es el desempleo que alcanza el 10% de la población activa.  En nuestro país estamos a punto de alcanzar el pleno empleo.  Partiendo del criterio de que el crecimiento del empleo estará en los servicios, hemos llegado a la idea de convertir el estudio en una forma de empleo, que avanza con gran satisfacción de la población.  Hay seguramente otras fórmulas que no son necesariamente fórmulas cubanas.  Nosotros, ante la necesidad, nos hemos visto obligados a inventar. Bueno, soy anti-ALCA, eso es bien conocido.  Y habría que tener una fantasía similar a la locura para pensar que el ALCA trajera la industrialización y no la ruina a América Latina.  

Periodista.-  Presidente, usted dice que el camino no parece ser la violencia.     

Fidel Castro.-  Digo que no veo la violencia como el gran fantasma.  Me refiero a la violencia armada.  Veo las masas, y las masas están empezando a hacer cosas que antes no hacían. Puedo citar un ejemplo: Irán, unos años atrás.  El Sha de Irán era el gendarme de Estados Unidos en la región y era el país más poderoso, poseía las armas más modernas, además un país riquísimo; sin embargo, el pueblo  chiita, bajo la dirección de Khomeini, sin un arma, ni un disparo, derrocó al poderoso Sha. Cuando vino la crisis económica en el Sudeste Asiático, había otro señor poderoso con un enorme y bien armado ejército, que se llamaba Suharto.  Entonces era muy tolerado porque había matado a cientos de miles de gente de izquierda.  Eso lo sabe todo el mundo, fueron 800 000,  un millón o 1 200 000, y de un pestañazo las masas lo derrocaron. No quiero irme muy lejos pero tampoco quiero estar demasiado cerca. Tal vez si ustedes piensan un poco, ha habido cambios en este mismo país, sin que se hayan originado en la violencia armada, y ya no se trata de Indonesia ni de Irán.  Importantes avances políticos sin violencia armada, lo digo con el mayor respeto por este país; lo veo como un ejemplo, si es que no me prohiben pensar y alguien se pone bravo y dice que estoy haciendo injerencia en los asuntos internos; yo lo analizo simplemente desde un punto de vista histórico y teórico, para responder la pregunta. También lo ocurrido en Ecuador —no hay que ir más lejos— un día la población indígena penetró en el Palacio y determinó un cambio de gobierno, y los indígenas no tenían ni un arma, igual que los militares que se sumaron.  El que se ponga a pensar que en la actual situación los problemas de este hemisferio podrían ser resueltos mediante el empleo de las armas, estaría razonando en términos prehistóricos.  

Periodista.-  ¿Usted habla de izquierda y de derecha?  

Fidel Castro.-  Estoy pensando en todos e incluyo a las capas medias ante una situación que es ya insostenible.  Las capas medias están desempeñando un papel muy importante cuando se crean determinadas situaciones nacionales e internacionales.  Las capas medias son peligrosas para el actual orden dominante, porque poseen conocimientos. Muchas veces he visto que la gente más pobre está acostumbrada al sufrimiento, el engaño y la opresión; pero cuando a un hombre de las capas medias le confiscan los fondos, el problema es muy serio.  Yo no tengo que hablarles a ustedes de eso (Risas).  No quiero mencionar nombres, pero hay fenómenos nuevos y además son mundiales, no son solo locales.  También hay otras cosas nuevas, hay conocimientos nuevos.  Hay mucha incultura por un lado, pero también de las universidades ha salido mucha gente, es lo que más ha salido, que poseen conocimientos.  Es terrible no poseer los conocimientos, algo que es clave.  Nosotros lo vemos en nuestra propia Revolución: la población nuestra hoy es otra, porque antes se trataba de un país de analfabetos, un 30%, pero si usted suma los funcionales y los totales, era un 90%; porque en Cuba había solo 400 000 personas, en una población de casi 7 millones, que tenían sexto grado, ¡y qué sexto grado!  Es terrible cuando las masas ignoran.  Ahora las masas, en número creciente, disponen de medios para poder informarse.  Es verdad que siguen existiendo 860 millones de analfabetos en el mundo porque les ha dado la gana a las Naciones Unidas, a la UNESCO y a los gobiernos, porque era realmente fácil y posible liquidar el analfabetismo. 

Periodista.-  El conocimiento es otra forma de opresión. 

Fidel Castro.-  El conocimiento está hoy fundamentalmente en manos de las capas medias, que son las que en Cuba  llamamos los trabajadores intelectuales, estrechamente unidos a la Revolución, y que en el resto del mundo toman cada vez más conciencia de que el orden establecido conduce al mundo a la catástrofe. Otra cosa:  Internet.  Ha aparecido Internet y el valor de las grandes cadenas ha ido disminuyendo.  Los grandes órganos que antes estaban monopolizados han ido disminuyendo su influencia monopólica, porque al surgir y masificarse Internet, que está en manos de muchas personas de las capas medias, en realidad las posibilidades de trasmitir otros mensajes son hoy enormes. Seattle, ¿quiénes lo organizaron?  Lo organizaron gente de capas medias: canadienses, norteamericanos, latinoamericanos, se organizaron y dieron allí una batalla impresionante.  No fue bélica.  Lo que parecía bélico eran las protecciones, los gases, los métodos represivos contra ellos.  ¿Y en Quebec?  Bueno, los líderes políticos estuvieron encerrados en una fortaleza, pero los gases lacrimógenos cayeron dentro, más allá de las alambradas bélicas que los protegían. Si ustedes recuerdan la última reunión de Davos y ustedes han visto algunas fotos de la Primera Guerra Mundial, ambas líneas de fortificaciones se parecían:  las trincheras se parecían a las de los campos de batalla de Verdún y de Marne, trasladados a la pacífica Suiza.  Bueno, se mudaron para Nueva York y el pasado año, después del 11 de septiembre, se sentían más seguros en Nueva York que en Suiza; pero tampoco en Nueva York estarían seguros de encontrar paz, porque los organizadores de las manifestaciones las han realizado tanto en Washington contra el Banco Mundial, contra el Fondo Monetario, como en Génova contra la Reunión de los Ocho.  Deben estar al borde —y creo que eso tiene relación con el crecimiento de la agresividad imperialista— de construir en el nuevo laboratorio espacial un localcito para que se reúna el Grupo de los Ocho, o de los Nueve, o unos cuantos otros jefes, porque ya  Canadá se había visto organizando reuniones en altísimas montañas.  

Periodista.-  Es cierto.  

Fidel Castro.-  Terminarán en el Himalaya (Risas).  ¡Eso va a ser carísimo! El mundo está cayendo, por tanto, en una situación en que ya no pueden ni reunirse los amos del planeta.  Por eso digo que es mundial la crisis.  Y por eso dije antes que son de otras características. Mire lo de Kosovo, le puedo asegurar algo que conozco muy bien.  La ofensiva bélica se planificó para siete días, y se resuelve el día número 79, cuando ya había que entrar por tierra, y el ejército yugoslavo estaba intacto a pesar de los miles de bombas lanzadas.  Ellos tienen vieja experiencia en lucha irregular, se enfrentaron a los hitlerianos, le prestaron un enorme favor a la Unión Soviética; retrasaron el ataque algunas semanas que pudieron ser decisivas, y resistieron.  Los nazis tenían 30 ó 40 divisiones alemanas ocupadas en Yugoslavia cuando las estaban necesitando allá en Stalingrado o frente a la contraofensiva.  Tienen toda esa experiencia desarrollada, modernizada.  ¿Y cómo se las arreglaron que el ejército estaba prácticamente intacto?, ya la invasión tenía que ser por tierra, y por tierra es harina de otro costal cuando se quieren hacer guerras sin bajas. Recuerdo que estuvimos luchando contra los sudafricanos, me refiero al régimen del apartheid.  Para ellos, si moría la población indígena, que la reclutaban en Namibia o en Angola, no había problemas; pero cuando moría un blanco, dos o tres, aquello era el caos.  Entonces se va desarrollando la mentalidad de hacer la guerra sin bajas, y eso en una guerra irregular es muy difícil. 

Periodista.-  Si me permite, volver a nuestros países. 

Fidel Castro.-  Correcto.  Perdónenme, pero como hablábamos de esto. 

Periodista.-  No, lo que quería es decir esto. 

Fidel Castro.-  Es decir, como dijeron Colombia, si iba a pasar lo mismo. En Brasil no va a  pasar como en Colombia, los movimientos hoy son de huelgas, de masas, de movilizaciones.  Y a nadie se le ocurriría acudir a la violencia armada para tomar el poder; los militares tienen suficiente conciencia.  Es una época nueva y de una gran crisis, y quién va a querer que le regalen una gran crisis, tendrían que ser cada vez peores los procedimientos para mantener el orden.  Y se sabe que lo peor llegó en cuanto a represión y ya no es posible.  Ya hay muchas formas en que la gente sabe de ciertas prerrogativas; ya Internet está por todas partes y las posibilidades que tienen de trasmitir un mensaje, es algo real.  Se lo digo por Cuba. Las posibilidades que hoy tenemos nosotros de trasmitir mensajes, ideas, argumentos, no existían hace algunos años. 

Periodista.-  Sr, le quiero hacer una pregunta, para q no tenga el riesgo d entrar en asuntos internos d otro país. 

Fidel Castro.-  En el mío.  

Periodista.-  El Primero de Enero del año próximo ustedes van a cumplir 45 años del triunfo de la Revolución. 

Fidel Castro.-  Sí. De lo que parecía un triunfo de la Revolución, pero había que organizar aquello. 

Periodista.-  Pero resultó que era un triunfo de la Revolución. 

Fidel- El derrocamiento d régimen aquel y el inicio d un gbrno por parte d gente bastante inexperta q estaba en eso. 

Periodista.-  De toda la explicación que usted dio sobre la nueva perspectiva latinoamericana, ¿cómo se imagina la transición en Cuba? 

Fidel Castro.-  ¿A cuál te refieres, a la que hicimos o a una nueva? 

Periodista.-  A la nueva. 

Fidel Castro.-  ¿Y hacia dónde?  ¿Díganme hacia dónde?  Búsquenme un mejor modelo, y yo les juro que haría todo lo posible, empezaría otra vez a luchar otros 50 años  por el nuevo modelo (Risas). 

Periodista.-  Había una persona acá que dice... 

Periodista.-  Señor, si me permite aclarar.  Cuando se trata de una figura histórica como usted, los que piensan en una etapa posterior a esa figura histórica son los otros. Nosotros le traemos esto:  ¿Cómo imagina el futuro de Cuba cuando Castro no esté en el escenario? 

 Fidel Castro.-  Esa pregunta se la hacen muchos y yo también me la hago.

 Periodista.-  Por eso.

 Fidel Castro.-  Sí, pero el error es creer que Castro es todo, porque usted dice:  Castro hace esto... Castro ha ideado.  Por ejemplo, puedo atribuirme, con vergüenza —quiero decir, porque no quiero estar exaltando cosas personales ni mucho menos—, la idea de cómo resolver el problema de Batista cuando se da el golpe de Estado el 10 de marzo, y no teníamos ni un centavo ni un arma y había una fuerza tremenda frente a nosotros, y, además, nadie nos hacía mucho caso, porque el gobierno derrocado sí tenía muchos recursos y el apoyo de algunos oficiales del ejército.  Decidimos que, a pesar de todo, el problema podía resolverse. No hay mucho mérito, donde también hay mucho azar. Porque usted me puede preguntar:  ¿Por qué usted está ahí?  Bueno, pues digo:  por cuestión de suerte, cuestión de azar, entre otras cosas. Ahora bien, hay algunas ideas.  Cómo resolver ese problema era bien difícil y también se corrieron grandes riesgos personales; pero se pudo resolver. Después vinieron otros, como lo del bloqueo económico durante     30 años.  Después vino el período especial, que fue otro bloqueo dentro del riguroso bloqueo que veníamos sufriendo, el cual fue endurecido.  Por la supervivencia de la Revolución en esas condiciones, nadie apostaba un centavo. Si se conociera bien una información real y verídica, se nos podrían hacer todas las críticas que se quisieran hacer; pero podrían entender de verdad que, si nosotros fuéramos la gente que pintan, no tendríamos el apoyo del pueblo, que ha sido clave, en niveles que yo creo que no tienen precedentes; y no sobre una base de fanatismo, porque no somos chovinistas, no somos fundamentalistas, y más bien hemos educado a nuestra población en un concepto de solidaridad interna y externa.  Si es externa, la llamamos internacionalismo. Cientos de miles de cubanos han cumplido misiones internacionalistas.  Mencioné la lucha aquella contra Sudáfrica en Angola.  Este país de Africa está a más distancia de Cuba que Moscú de La Habana, lo que pasa es que la ruta va por el ecuador, si usted mira un mapa, parece que aquello está cerca.  Hay 14 horas de La Habana a Luanda, una distancia de vuelo superior, en más de una hora, que la distancia entre La Habana y Moscú. Hemos librado una dura lucha a más de 14 horas, y hubo algunos combates en la frontera con Namibia, más distante aún.  Cuba es un país pequeño, y quiero que sepa que eso lo hicimos con nuestros recursos.  Fueron los barcos mercantes nuestros, que ya disponíamos de una flota mercante; no vayan a creer que un barco soviético llevó un solo batallón hasta allí. Es decir que cientos de miles, más de medio millón de compatriotas nuestros, han cumplido de una forma o de otra una misión internacionalista, porque los médicos han sido decenas de miles; también constructores y maestros donde podían ir.  En Nicaragua estuvieron 2 000 maestros en las montañas; y mataron a algunos.  Se habían ofrecido 30 000 para escoger 1 000 maestros.  Hubo que enviar 2 000 y cuando algunos fueron asesinados, se ofrecieron 100 000. Si la gente no está imbuida de una idea, a veces en vez de ideas lo que le inculcan es fanatismo, sentimientos chovinistas, racismo, lo que quieran; nuestro país se mantiene sobre la base de ideas, de lo contrario, no habríamos podido luchar contra ese monstruo.  Nos habría corroído con sus medios de divulgación, su bloqueo, su exhibición de riquezas. Nada más digo esto:   Se nos pueden hacer todas las críticas que se quieran y opinar sobre cualquier cosa; pero el problema es que lo que se conoce de Cuba es una información que ha sido deformada durante mucho tiempo, aplicando toda una técnica para deformar la verdad y vender mentiras. Antes nosotros recibíamos los golpes y no teníamos las municiones con qué replicar; dentro se mantuvo la cohesión y el apoyo sobre la base de ideas, verdades y conceptos, por lo cual pudimos tener resultados.  Un cambio, por eso, yo le estaba preguntando hacia dónde.  ¿Hacia lo que vemos a alrededor, hacia lo que vemos en el mundo?  No quiero hacer enumeración de las cosas que tenemos, por las cuales hay razones éticas profundas y confianza.  Saben que nunca se les dice una mentira, porque ese es un principio sagrado; en nuestro país la gente conoce las normas. Por ahí escriben libros afirmando que en Cuba se tortura y se hacen veinte cosas.  Sabemos, incluso, quiénes los escriben y hasta quiénes los han mandado a escribir. Sin embargo, nosotros hemos dicho:  “Le damos todo, lo poco que tenemos, se lo damos todo al que pueda demostrar que en nuestro país hubo un solo caso de tortura.”  Libros de esos hay a montones, pero nosotros hemos resistido.  Ya tenemos una coraza para la defensa.

Periodista.-  Presidente, ud hizo mención a la situación interna de su país, hizo mención a la formación a través de las ideas, del conocimiento, de la libertad; pero, bueno, también ha ocurrido recientemente un episodio q tuvo gran repercusión internacional, acerca de las ejecuciones de disidentes. ¿Cómo se explicaría esta decisión de uds?  

Fidel Castro.- Nosotros tuvimos que aplicar medidas q eran legales y a través de juicios, no ejecuciones extrajudiciales, y lo hicimos con mucho dolor. Y sabíamos incluso el costo, pero ud tenía que escoger entre permitir la maniobra que están realizando para crear un conflicto o adoptar las medidas para evitarlo, porque hay gente allí que quieren provocar un conflicto entre EEUU Cuba, y que el diferendo con Cuba se resuelva de la misma forma q como tuvo lugar en Bagdad, y decenas d  miles de bombas, de aviones, de misiles, caigan sobre Cuba. 

Periodista.-  ¿Dónde se estaba gestando ese conflicto?

Fidel Castro.-  Allá en Estados Unidos.

Felipe Pérez.-  El ha dicho las noticias sobre “ejecución de disidentes” en Cuba.

Fidel Castro.-  ¡Ah!, no me di cuenta de q usó esa palabra. Esa es una de las mayores confusiones intencionalmente creadas:  se trata d cosas totalmente diferentes:  los q comenzaron a asaltar aviones y barcos son delincuentes comunes, no tienen absolutamente nada que ver con el problema de los llamados “disidentes”, y pongo dos grandes comillas, no quiero añadir mucho más. Bien, otro elemento importante que estaba señalando:  hay la provocación planeada.  Nombraron en receso del Congreso, como vicesecretario para América Latina, a un señor que es un gángster completo, que tiene su historia.  Es de los principales socios de la mafia cubano-americana extremista, que fue, además, para mala suerte de todo el mundo, incluidos ustedes y nosotros,  autora de un gran fraude electoral. Yo no me explico cómo allí en EEUU se puede hablar de democracia.  Todo el mundo sabe exactamente los votos que quitaron al candidato opuesto, el truco de cambiar el orden de los candidatos para inducir al error, los afroamericanos que no votaron sencillamente porque no los dejaron ir a los colegios electorales, robando así decenas d miles de votos q le permitieron a Bush ganar la fraudulenta elección por varios cientos de ellos, aparte dq la población negra sufre allí restricciones tales q una multa, a veces, puede llegar a ser causa de q ud pierda el derecho al voto.

Periodista.-  Usted no se mete en las cuestiones de otros países, menos de uno. 

Fidel Castro.-  Ah, sí, sí.   

Periodista.-  De ese habla. 

Fidel Castro.-  No, no es de un país, es de un gobierno; yo tengo mucho respeto por el pueblo norteamericano, sincero respeto. 

Periodista.-  ¿Me deja seguir la pregunta que le estaba haciendo? 

Fidel Castro.-  Sí, yo estoy dispuesto a contestarles lo que ustedes deseen sobre este tema. Les decía que se mezclaron temas diferentes —hasta es importante, quizás, para ustedes mismos, seguir el hilo—; se mezcló el problema de los llamados disidentes con el hecho extraño, muy extraño, de que habiendo transcurrido 10 años sin que se produjera un secuestro de aviones con pasajeros a bordo tomados como rehenes, tuviera lugar un asalto utilizando cuchillos en la garganta de los pilotos, como aquel que hicieron con los aviones que fueron lanzados contra las torres de Nueva York y contra el Pentágono.  Si usted percibe una belicosidad tremenda por parte de la superpotencia, un jefe diplomático enviado con la misión específica de provocar incidentes cuyos fines son desbaratar un movimiento dentro de Estados Unidos, cada vez más fuerte, contra el bloqueo y contra la prohibición de los viajes a Cuba y crear condiciones para una agresión armada, no tiene otra alternativa que cortar de raíz esos planes.  Antes los jefes de la Oficina de Intereses se mezclaban en los problemas internos, pero este vino con instrucciones deliberadas de crear una gran provocación. 

Periodista.-  Estamos hablando del Jefe de la Sección de Intereses norteamericanos, ¿verdad? 

Fidel Castro.-  El último, que llegó en septiembre, más o menos, del pasado año 2002.  Es increíble.  Yo critico a nuestra propia gente de que no hubiese informado antes a qué nivel había llegado el hombre;  este recorría la isla, en virtud de la supuesta necesidad de monitorear la situación de los que ellos, al ser capturados en el mar intentando viajar ilegalmente a Estados Unidos, devolvían a Cuba, según lo establecido en el acuerdo migratorio.  Se acordó que con los que enviasen de regreso no se tomaría represalia alguna.  Durante años de vigencia del acuerdo no tuvo lugar una sola violación.  A veces no vaya a creer que fue muy fácil.  Usted podía ver una universidad casi sublevada, porque no aceptaban que el empleado tal o más cual volviera allí.  Hemos tenido a veces que buscar una solución alternativa, porque no vamos a entrar en guerra con una universidad que está defendiendo su honor.  Bueno, había que buscarle otro trabajo equivalente.  Pero el cumplimiento estricto se llevó a cabo, a pesar de que muchos de los que  viajan ilegales son aquellos a los que no les dan visas en Estados Unidos; nunca les darían visas por sus antecedentes penales.  Se trata, por lo general, de personas con antecedentes penales comunes.  Se mezclaron de mala fe, por la  propaganda imperialista, dos hechos totalmente diferentes. El día 14 de marzo se toma la decisión de arrestar a un grupo de los mercenarios a sueldo de la Oficina de Intereses de Estados Unidos:  de los llamados “disidentes”.  Ya este hombre —el Jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana— había estado recorriendo sistemáticamente la isla, conspirando.  Hablaba de un nuevo programa de 6 000 millas de recorrido, reclutando, creando y organizando abiertamente grupos contrarrevolucionarios, llevando de contrabando valijas llenas de radios y de implementos necesarios para la audiencia de su emisora subversiva, creando las llamadas bibliotecas independientes, donde incluían dos o tres autores buenos, y todo lo demás era veneno puro, de la peor literatura, o de la peor propaganda. Es como si nosotros le dijéramos a la Embajada nuestra: Mira, organiza bibliotecas en Argentina o en Brasil, o en cualquier otro lugar.  Ya el hombre quería de hecho actuar como procónsul legalizado.  Hace unas declaraciones públicas desafiantes que eran inadmisibles.  Las hizo creo que el día 24 de febrero, en un apartamento de La Habana donde se reunió con un grupo de contrarrevolucionarios; eran las declaraciones de un jefe político. Informado de los hechos, hablo en la Asamblea Nacional el 6 de marzo y le respondo al individuo que no se imaginara que le íbamos a tolerar eso, que si querían llevarse la Oficina o querían acabar con los acuerdos migratorios, nada de eso nos quitaba el sueño.  Fue una crítica dura. En ella expliqué que el monitoreo no estaba en el Acuerdo.  Se trataba simplemente de un gesto temporal por parte de Cuba.  Por ahora, nada.  Normas que había para ellos y para nosotros con relación al movimiento del personal diplomático:  ellos no pedían autorización para moverse sino avisaban tres días antes.  Les dijimos en nota diplomática: “Esa norma no va a continuar por ahora, hay que pedir permiso con 3 días de anticipación, y solo si reciben el permiso se pueden mover fuera de la capital.”  ¿Qué hizo?  Como ya no podía salir de La Habana, prestó la sede para centro de reunión de los mercenarios. Entonces su instalación se convirtió en sede de reunión, puesto de mando y jefatura de los llamados “disidentes”, con fuerte suministro de materiales y servicios gastronómicos. Fíjense bien, disponemos de todas las pruebas habidas y por haber: el dinero q reciben, cómo lo reciben; porque también entre esos “disidentes”, como es natural, había varios como es d suponer que eran revolucionarios, q  alcanzaron alto nivel de confianza entre ellos; para  los conspiradores yankis la decepción fue terrible.  Con todas las pruebas de todo tipo en nuestras manos no había desmentido posible.Quiero añadir q nuestra acción fue limitada. Son todos los q están y no están todos los que son. Muchos amigos d Norte nos recomendaban: “No expulsen al Jefe de la Sección de Intereses, es lo que quieren”. Nosotros tampoco lo íbamos a expulsar, porque no hemos expulsado nunca a ningún diplomático de esa sección en todos estos años, como suelen hacer ellos  en Naciones Unidas y en Washington.  

Periodista.-  Presidente, eso no hace que la carga haya sido vista como inequitativa por parte del Estado cubano, si castiga a quienes participan, los propios cubanos, del esfuerzo insurreccional, y no se hace nada con quien instiga, como dice usted, con la prueba, que es la Sección de Intereses norteamericana.  ¿No parece un poco inequitativo castigar con pena de muerte a tres ciudadanos cubanos y que no se quiera expulsar...?  

Fidel Castro.-  Veo que no he podido explicarme bien y persiste todavía una confusión.  Ninguno de esos llamados disidentes ha sido castigado a la pena de muerte, ni a cadena perpetua, ni a 30 años; son sanciones, de acuerdo con la gravedad de su conducta, que oscilan entre 28 y 5 años.  La traición a la patria al servicio de una potencia extranjera incluye sanciones mucho más graves.  Los diplomáticos de la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba prestaban servicios para su gobierno, violaban normas diplomáticas elementales, pero no traicionaban a su país, ni están bajo nuestra jurisdicción.  No hay comparación posible. La pena de muerte impuesta por los tribunales se relaciona con  actos de secuestros y toma de rehenes, que pusieron en peligro   inminente de muerte a decenas de personas inocentes ajenas al conflicto.  Su acción delictiva de carácter común era incitada por las autoridades de Estados Unidos, para provocar un conflicto.  Sus móviles eran otros, pero su peligrosidad para el país era cuestión de vida o muerte, aunque  desde el punto de vista moral la traición consciente y pagada por el gobierno de Estados Unidos sea más grave. 

Periodista.-  Los que tomaron el buque, los que secuestraron el buque. 

Fidel Castro.-  Sí, pero ellos toman el buque el día 1º de abril.  Desde el 19 de marzo, casualmente, el mismo día que estalla la guerra se realiza el primer secuestro.  Una hora antes de que estallara la guerra, alrededor de las 4:30 de la mañana, hora de Iraq, 9:30 hora de Cuba       —porque hay siete horas de diferencia—, un avión cubano que viajaba de la Isla de la Juventud a la capital, con 39 ó 40 pasajeros a bordo, el último viaje del día, es secuestrado por individuos que colocan afilados cuchillos en el cuello de los pilotos. 

Periodista.-  Sí, sí, conozco la historia. 

Fidel Castro.-  Desvían el avión hacia la Florida, y al llegar allí es donde está el problema.  Era la primera vez que ocurría desde los acuerdos migratorios:  allí arrestan a los tipos de los cuchillos, a los cómplices les dan residencia y a los cuatro días un juez decide que los secuestradores directos tenían derecho a libertad condicional, unos individuos que hicieron lo mismo que los que originaron la catástrofe en Nueva York; libertad condicional.  ¡Figúrese si eso era o no un problema!  Porque se trataba de gente con antecedentes comunes; ya expliqué que la gente que en general se va ilegal es porque no le darían jamás visa para entrar legalmente a Estados Unidos.  Ellos cuidan y seleccionan:  visa de residencia, yo no sé cómo será con Argentina, pero seguramente que a alguien con antecedentes penales comunes no se la dan. Esta era una gente con antecedentes criminales comunes; cuando llegaron a Cuba las noticias de libertad bajo fianza, un segundo avión, el 31 de marzo, procedente del mismo lugar, con 46 pasajeros, fue secuestrado por alguien que, con una supuesta granada en la mano, al final de la nave dice: “Hay que desviar.”  El piloto aterrizó rápido el avión en medio de la pista y el secuestrador con la granada.  Hubo negociaciones.  Había algunas autoridades en Estados Unidos que comprendía que eso era una locura y no estaban muy de acuerdo; porque ahí se vio francamente el criterio opuesto de unos que querían el máximo de provocación y otros más moderados.  Eso se discutió.  Los del Departamento de Estado dijeron con mucha energía que iban a castigar a los secuestradores, hasta nos pidieron que publicáramos esa posición.  Hicimos todo eso, y ellos mismos no querían  —algunos— que aterrizara en la Florida, preferían otro estado próximo.  Entonces, ¿qué hicimos?  Se logró que el secuestrador permitiera bajar un número de personas, se añadió el combustible necesario para ir a otro estado.  Lo que hicieron realmente fue aterrizarlo en Cayo Hueso y allí las autoridades correspondientes son las que deciden si hay investigación o no.  Maltrataron a los  pasajeros, los humillaron, confiscaron el avión y retuvieron a parte de la tripulación.  Para los cómplices del secuestro, impunidad. En la Florida hay un estado semindependiente; se hace allí lo que les da la gana a los mafiosos y amiguitos de Bush, tienen un control total de la policía, autoridades, jueces, fiscales.  Esto proporcionaba un gran estímulo a los secuestros de aviones y barcos de pasajeros. Mire, hemos tenido que investigar decenas de casos de intentos de secuestros.  Investigamos más de 35 intentos en unos días, organizados por delincuentes comunes.  Pero hay algo importante:  la ola de asaltos y secuestros de aviones era inadmisible por varias poderosas razones —si quieren no las enumero ahora, algunas las he insinuado.  De los tres que se produjeron, uno fue directo a Estados Unidos; al otro se le dio combustible en aras de seguridad y promesas que hicieron las autoridades norteamericanas, que no cumplieron en absoluto:  maltrataron de nuevo a los pasajeros igual que en el primer secuestro y se quedaron con el avión allá; el último fue un barco de pasajeros que presta servicios en aguas interiores de la bahía de La Habana, y suele llevar hasta 100 personas.   En ese momento iban 40.  Lo secuestran también con armas de fuego y armas blancas.  En nuestro país, para evitar incidentes, cuando alguien está con un barco en el mar y lleva personas dentro, muchas veces mujeres y niños, lo que se hace es darle seguimiento, no se le intercepta.

Ya una vez se creó el único desorden que ha habido en Cuba, en más de 40 años, fue el 5 de agosto de 1994.  No sé si ustedes conocen la historia de cómo aquello se resolvió sin ejército, sin policía, sin un solo disparo, sencillamente; ya estaban tirando piedras; y era que los habían engañado, desde la radio subversiva les dijeron que venía un grupo de barcos a buscarlos.  Entonces, ese elemento se acumuló por la orilla del mar;  al no venir, comenzaron a tirar piedras y crearon un desorden.  Eso fue el 5 de agosto de 1994, en los momentos más difíciles del período especial. Aquello dio lugar a lo que se llamó una emigración ilegal masiva, porque dijimos:  “Nosotros no les vamos a cuidar las costas a Estados Unidos”, y entonces, sencillamente, huelga; lo que hicimos fue una huelga.  Aquella gente que emigró conoce bien a la Revolución, tiene una confianza ciega en su palabra.  Si se dice:  Miren, envíen unos barcos a buscar a sus familiares, es más cómodo que correr el peligro de viajar en otros medios.  No albergan duda en enviar los barcos.  ¿Y por qué corren riesgos de viajar sin visa?  Porque hay una ley que se llama Ley de Ajuste Cubano, que se aplica a un solo país del mundo, Cuba, que está cerquita, y es el derecho a todo el que llegue ilegal allá a recibir entrada y darle residencia legal.  No importa cuáles sean sus antecedentes penales.

Imagínese que a los mexicanos les otorgaran una ley de ajuste; no la pedimos, porque nosotros la llamamos ley asesina.  Nosotros lo que decimos es que en virtud del Tratado de Libre Comercio, el intercambio sea no solo de mercancías y dinero, sino de seres humanos como en Europa, en las dos direcciones. Allí tratando de cruzar la frontera con Estados Unidos mueren alrededor de 500 mexicanos cada año, de eso casi no se habla.  Se habla terriblemente de Cuba porque tiene que aplicar una sentencia de acuerdo con leyes previas y procedimiento judicial estricto.  Aunque yo comprendo, y le doy la razón a la inmensa mayoría de los que se oponen a la pena de muerte, porque a nosotros nos desagrada tremendamente.  Y si teníamos de facto una moratoria de casi tres años, que nos hemos visto obligados a romper, es porque ellos con lo que hicieron —y fue deliberado, lo tenían pensado, eso lo sabíamos—  intentaban crear una especie de ola migratoria que sirviera de argumento, como peligro para la seguridad de Estados Unidos para agredir a Cuba. Esa palabra la usan para todo.  Si ustedes producen demasiada carne y amenazan con bajar el precio de la carne, pueden ser conceptuados como peligro para la seguridad de Estados Unidos —se lo advierto—, o si venden mucho trigo más barato. La idea de que se produjera un éxodo masivo está incluso expresada por escrito. Usted no puede permitir que se desate una ola de secuestros.  Basta que un individuo diga:  “Tengo una granada aquí en el bolsillo.”  Los del barco, con hombres, mujeres y niños, se lo llevaron hasta 20 millas, mar fuerza cuatro, hasta que se agotó el combustible.  ¡De milagro no se hundieron!  Les dimos auxilio allí con nuestros barcos.  Vinieron a tierra, pero sin deponer la actitud, a exigir combustible, y entonces allí es donde se realiza toda la tarea para lograr liberar a los rehenes, no fue necesario usar la violencia, pero no porque ellos colaboraran, sino porque los mismos pasajeros se sublevaron gracias al conjunto de medidas psicológicas adoptadas por las autoridades cubanas en coordinación con los rehenes, se lanzaron al agua y todos fueron rescatados.  Nosotros ya conocemos el potencial migratorio.  Si decimos:  “Los que quieran irse, estamos en huelga, o vengan a buscarlos”, ninguno vacilaría en hacerlo.  El 90% de los que emigran y se acogen a esa ley de ajuste son ciudadanos que los vienen a buscar de la Florida en lanchas rápidas enviadas por familiares; pero también entre ellos se mueve el otro tipo de gente que proviene del delito común.  Parte importante de los que vienen a buscar proviene igualmente del sector que no recibe visas.  En conjunto, más del 50% de los que viajan ilegales en virtud de ciertas familias con ciertos recursos que pagan hasta 8 000 dólares por persona, lo hacen en una lancha rápida de 12 pasajeros en las que montan 15, 20, 25, 30, y no son pocos los casos de barcos que se han hundido dando lugar a muchas muertes. Ese es el problema.  Lo resumo así.  El 14 de marzo se toma la decisión de arrestar a un grupo de mercenarios; comienzan los arrestos   el 18, el 19 se produce el secuestro del primer avión por delincuentes comunes —algo que no ocurría, como se explicó, hacía 10 años—, vaya usted a ver quiénes son aquellos que fueron estimulados a llevarse ese avión, a los que se concede inmunidad.  Cuando supieron de la inmunidad, corre la noticia entre delincuentes comunes, estos creen que la mafia cubano-americana es dueña de todo y se multiplican los proyectos de asaltos a barcos y aviones.  Los que secuestraron el barco de pasajeros el 1º de abril dicen:  “Llevamos cuatro extranjeros y tantos niños”, amenazaron, si no les daban otra nave o combustible, con ir tirando rehenes al agua.  Esa es la característica.  Si se accede a tales demandas, el problema se vuelve insoluble. En una situación como esta hay un ejemplo y un precedente:  Nosotros, a los que se robaban los aviones norteamericanos, los sancionábamos, devolvíamos el avión en el acto a Estados Unidos, después de atender óptimamente a los pasajeros.  No fueron pocos los aviones norteamericanos de gran porte secuestrados en Estados Unidos y desviados a Cuba.  Ellos inventaron ese procedimiento contra Cuba, pero después se convirtió en un bumerán, porque hay mucha gente desequilibrada en ese país.  Hasta con una botella de agua decían:  “Mira, aquí tengo un coctel molotov” y los pilotos suelen tener instrucciones de que no corran el menor riesgo. A veces la policía allá les disparó a las gomas y nosotros hemos tenido que llenar de espuma la pista para que un avión cargado de pasajeros aterrice sobre las ruedas de hierro sin goma. A fines de 1980 estaba Carter en la presidencia.  El problema venía de atrás, porque lo habían inventado contra Cuba anteriores gobiernos.  ¿Cómo lo resolvimos?  Devolvimos dos secuestradores.  Antes eran sancionados hasta cinco años de cárcel.  Tuvimos que elevar y elevar las sanciones, pero, sencillamente, no paraban los secuestros. Adoptamos entonces la otra fórmula:  les devolvimos dos secuestradores y resolvimos definitivamente el problema.  No habría necesidad de fusilar a nadie si a los secuestradores los devolvieran, como los devolvimos nosotros y les resolvimos el problema de tal modo que en más de 20 años, a pesar de los desequilibrados, no se han vuelto a producir. Ahora les decimos: “Devuélvannoslo.”  Era obvio que Cuba tenía que cortar de raíz el problema del secuestro de sus aviones y barcos de pasajeros. El Consejo de Estado no ejerció clemencia y esos delitos están sancionados hace rato con la pena capital.  Incluso algunas de esas leyes no se aplicaban.  ¿Por qué?  Porque no había interés, no había una situación de peligro de guerra, que tenemos ahora; peligro de una ola de secuestro de aviones y barcos.  Cualquier día no les faltaba nada más que asaltar un ómnibus de turismo, tres tipos con un cuchillo y decir:  “Mato a tres turistas si no me llevan para el aeropuerto y me dan un avión para que me vaya.”  Así son las cosas ajustadas a la estricta realidad.  El Consejo de Estado tiene la facultad de ejercer clemencia, pero no tiene la obligación de hacerlo. Si usted sabe que existe un peligro serio para la vida de mucha gente, un peligro serio de un conflicto, qué puede hacerse si ellos siguen dándoles residencia a los secuestradores, si no los devuelven, con lo cual resolverían todos los problemas.  En el caso del barco, cuando eran advertidos de un grupo que viajaba ilegalmente, enviaban guardacostas hasta cerca de Cuba para recogerlos y devolverlos antes de llegar a las costas de Estados Unidos. ¿Saben lo que hicieron?  Enviaron como siempre unos guardacostas, por el mediodía avisaron que no, que eso era asunto nuestro en virtud de un acuerdo internacional, que el país de la bandera del buque era el que tenía que resolver el problema en aguas internacionales.  Ellos podían haberlo resuelto como era habitual y no lo hicieron.  No querían buscarse el problema, vaya usted a saber por qué, y dicen:  “Resuélvanlo ustedes.” Hubo que hacer una declaración ulterior y afirmar categóricamente:  “No volverá a recibir una gota de combustible de ningún tipo, el avión o barco secuestrado que aterrice o llegue a puerto de Cuba.”  La gente sabe, y ellos también, que cuando esto se afirma, es así. Dijimos adicionalmente:  “Los que cometan tales hechos serán enviados a los tribunales, juzgados de forma sumarísima, y el Consejo de Estado no ejercerá clemencia.”  Inevitablemente los pasajeros corren riesgos con acciones criminales de este tipo.  Yo preguntaba:  “Y si en estas aventuras irresponsables vuela un avión en el aire, con todos los pasajeros, ¿quién tiene la responsabilidad de esos muertos, nosotros o los que los están provocando desde EEUU?  Tendrán culpa no solo los que incitan a cometerlos o cometen el hecho, sino también aquellos q nos condenaron sin piedad porque tuvimos que aplicar medidas en defensa de Cuba y de sus hijos.  ¿Y cuánto le costaría una guerra a Cuba con EEUU?  No bajan de millones, porque Cuba es un país q tiene ya una cultura de lucha. 

Periodista.-  De defensa. 

Fidel Castro.-  Tiene la decisión de hacerlo, y allí la guerra no se acaba en tres días, ni en 100 días, ni en 100 años, porque hemos estudiado todas las guerras que han hecho en los últimos 40 años, sus técnicas, sus tácticas, y sabemos cómo defendernos.  De nada valdría lo que usted dijera, si usted no pudiera contar con millones de personas, millones de armas, y con el conocimiento necesario de cómo defenderse.  Es una guerra que no queremos, una sangrienta victoria que no deseamos en absoluto; pero, desde luego, no entregaremos jamás el país.  Les estoy hablando así, con toda franqueza.  Hay confusión, a pesar de que lo hemos dicho y lo que hemos explicado.  Usted sabe que después vienen los cables y hacen una caricatura de lo que se dice.  Ninguno de los mercenarios llamados “disidentes” ha sido fusilado.  Gracias a Felipe me di cuenta de ese detalle en la pregunta.  Le doy las gracias para poderlo explicar bien.  Yo simplemente iba a explicar las causas del arresto y las sanciones.

 Periodista.-  Presidente, acá se ha leído...

 Felipe Pérez.-  Tiene que ser esta la última, porque son las 12:50.

 Fidel Castro.-  Bueno, vamos a ver, yo voy a ser más corto, más rápido.

 Periodista.-  Acá se ha leído su presencia en Buenos Aires como una retribución de gentileza por la posición argentina de abstenerse en la votación sobre Cuba en Naciones Unidas, ¿es una lectura correcta?

 Fidel Castro.-  Entre otras causas, sí.

 Periodista.-  ¿Y las otras?

 Fidel Castro.-  Las otras las estuvimos hablando.  Veo un movimiento interesante, y tenemos unos cuantos amigos entre los que venían aquí, que son personas de prestigio, tenía esa oportunidad de saludarlos.  Segundo, porque nos alegramos mucho, por Argentina, de la evolución que van llevando los acontecimientos.  Nos alegramos.  Veíamos la importancia que tenía, no solo para el pueblo argentino —enviando mucha gente, muchos mensajes—, sino incluso para el proceso en su conjunto, en la búsqueda de soluciones en momentos difíciles, porque se sabe, uno puede hacer el inventario de las dificultades.  Solidaridad con Argentina, con el pueblo y con la actual administración, el gobierno argentino.  Sí, todo eso.  Y lo pensé muy bien.  Pensaba, ¿cuál era la única preocupación?  Estábamos allá con el 20 de mayo y una serie de medidas de respuestas  posibles a las amenazas, y yo no sabía si estaríamos allí movilizando 2 millones de personas en una protesta o estaría aquí, lo que  me aguantaba casi hasta el final; tuvimos que esperar el 20 de mayo, en que el gobierno norteamericano y la mafia terrorista de Miami hicieron cosas insólitas:  engaño, introdujeron un avión de la Fuerza Aérea, lo pusieron a 6 000 metros para interferir nuestra televisión con nuestros avanzados programas educacionales. Por suerte, se equivocan constantemente, son erráticos, son campeones olímpicos del error, lo cual no resulta difícil cuando se es campeón olímpico de la fuerza y del poder, de un poder superior a todo el resto del mundo junto, y la capacidad de destruir este mundo; porque ellos han dicho, incluso, no solo eso, sino que cualquier oscuro rincón del mundo podía ser atacado.  No sé si ustedes tendrán algún oscuro rinconcito por aquí; si lo tienen, pónganle luz eléctrica, por lo menos (Risas), para no ser víctimas.  

Periodista.-  Perdone que lo interrumpa. Usted habló de estas circunstancias, ¿y cómo fue un poco su relación con la década pasada, con el gobierno pasado, con Ménem? 

Fidel Castro.-  Te explico enseguida, me tomo un minuto más, pero déjame terminar lo que te estaba diciendo. 

Y otra cosa muy importante, si venir le ocasionaba algún daño al gobierno, porque soy un tipo que, ya sabe, desgraciadamente, cuando llego, a veces me reciben con un poco de ruido.  Bueno así me recibieron en México cuando la toma de posesión, aquí no hubo peligro de que se cayera todo un edificio de cristales; porque los periodistas, fotógrafos y los que manejan las cámaras son una tropa, a ellos solos no hay quien los aguante.  Hoy fui a poner una corona a San Martín y a Martí, cuando me miro en el espejo, veo una rayita aquí; salí con una pequeña lesión. Y hasta el Presidente de la República, que fue escoltado por los caballos, algún camarógrafo le ha dado un golpe, pero no acusen a nadie (Risas).  El día de su toma de posesión le han hecho una herida. Pude percatarme de que no sería visto con malos ojos que yo aceptara la invitación, así que hasta última hora no estuve seguro de venir.  Llegué a la convicción de que no le haría ningún daño, porque usted no debe ir porque lo inviten; a veces invitan, pero señalan un nombre:  que venga fulano.  Y aquí nadie señaló ningún nombre o algo parecido, y tenemos muchos amigos.  Al contrario, finalmente hubo satisfacción cuando se habló de que yo tenía una posibilidad de llegar.  También los viajes para mí no son muy fáciles.  Yo viajo en un viejo IL-62.  Hablaron de Allende.  La primera vez que lo utilicé fue en 1971, más o menos, cuando visité a Chile.  Ese es el que he usado toda mi vida, le he dado dos veces la vuelta al mundo en él; hace ruido y además al llegar ayer había unas nubes bajísimas, densas, y yo veo que vuela por debajo de las nubes, y no sabía si iba a aterrizar en la pista o en un parque de ese lugar.  La cuestión es que siempre que parte, llega. Me alegré muchísimo de haber venido, porque he visto algo que no se puede trasmitir por cables:  estado anímico.  Vi a la gente, en general, en todas partes, en el Parlamento, en un estado anímico como de esperanza, de satisfacción, una esperanza de encontrar la solución.  Eso vi, y un buen clima, un excelente clima.  Es lo que te puedo decir. 

Periodista- Pero Menem fue una relación d 10 años y donde ud mismo comentó cosas muy llamativas en la época...  

Fidel Castro.-  Pero primero que todo quiero aclarar que en la entrevista que me hizo Bonasso, cuando yo dije refresco, quería decir gaseosa —y no quiero hacer propaganda contra su cosecha, ¿para qué?— refiriéndome al champán que me obsequiaba Menem.  No hablé muy mal; dije del champán que, como refresco —que ustedes dirían como gaseosa—, era excelente.  Bueno, nos llevábamos, ustedes lo conocen a él bien.  Me invitaba a La Rioja cada vez que venía.  ¡Amiguísimo!  Conversábamos de lo más bien, hasta el momento en que iba para la conferencia de prensa y cuando llegaba allí estaba:  ra, ra, ra, ra  contra mí (Risas).  Pero usted no puede tomar en serio esas cosas, y seguíamos hablando amistosamente.  La antítesis del pensamiento de él es el mío, son antitéticos; pero la cortesía obliga.  ¿Qué yo voy a hacer?  No le puedo poner cara de malo. Mire, ayer mismo hubo un almuerzo de jefes de Estado, y estaban todos —algunos han dicho ni se sabe cuántas cosas de mí—, pero muy educaditos, todos sentados allí y yo calladito, porque estaban discutiendo problemas de ellos. Mire, pude ver un espíritu.  ¿Qué espíritu vi?  Casi casi un espíritu de unidad con relación a los problemas económicos.  Nunca había visto nada parecido en ningún lugar, a pesar de que los criterios no son iguales.  En Cuzco estuvieron discutiendo otros temas; pero allí yo presencié, y no creo que cometa una indiscreción —no voy a decir nada en concreto—, pero sí vi un espíritu, un raro y extraño espíritu de coincidencia en todos sin excepción, incluidas las esposas, en cosas económicas de las más importantes (Risas). 

Periodista.-  Para mí, hay una coincidencia, entre otras, que es la elección y la expresión de que la elección es el capitalismo.  ¿Eso no es una derrota de las ideas socialistas después de 45 años de revolución? 

Fidel Castro.-  ¿De que la única alternativa es capitalista? 

Periodista.-  Es lo que dicen los gobiernos de esta región, incluido Lula, por ejemplo. 

Fidel Castro.-  Sí.  Permíteme hablar, y hablo no por temor a nada.  Yo creo que cada país en concreto necesita su solución en concreto.  Digo que Cuba no tendría lo que tiene hoy bajo el capitalismo, especialmente lo que va teniendo a un ritmo impresionante en los últimos años, porque también el aprendizaje y la experiencia tienen un inmenso valor. Mira, el derrumbe del campo socialista enriqueció nuestra experiencia.  Fue una desgracia, una tragedia, porque nos regaló a todos la superpotencia hegemónica.  Cuando había dos superpotencias, Nyerere afirmaba que cuando los elefantes se pelean, la hierba es la que paga los platos rotos... Sí, pero, créame, más vale dos elefantes más o menos con ciertos límites, que un elefante dueño de la pradera y dueño de todo, dueño de correr y pisotear las 24 horas; eso es lo que ha pasado, y su poder es inmenso.  Nosotros hemos tenido que enfrentarnos a ese poder, tenemos un entrenamiento excelente. Cuando el bloqueo fue endurecido, y surgió el período especial en tiempo de paz, nadie daba un centavo por la Revolución Cubana. Y, además, cuando las leyes arreciaron, las medidas se hicieron más duras con la Ley Torricelli y la Ley Helms-Burton, casi no hallan ya qué encontrar, todas las pruebas las hemos tenido que soportar.  Somos un pueblo de curtidos veteranos.  

Periodista.-  Presidente, yo tengo la última pregunta, y lo remito     —seguramente usted se acuerda— a la Primera Cumbre Iberoamericana en Guadalajara.  Yo estaba allí cubriendo esa cumbre, y de su discurso central recuerdo, hasta el día de hoy, con nitidez, casi puedo escuchársela diciendo, una frase a los otros presidentes... 

Fidel Castro.-  ¿Te recuerdas que elogié a  Endara, el de Panamá, a pesar de que salió de un cuartel norteamericano?  Ante mi asombro utilizó un lenguaje francamente nacionalista. 

Periodista.-  Pero hubo una frase que usted les dijo:  “Pudimos haber sido todo y no somos nada”.  Esa era una... 

Fidel Castro.-  Me refería al hemisferio. 

Periodista.-  Sí, claro.  Por eso digo.  Ese diagnóstico, o esa sentencia, me pareció —por eso la recuerdo hasta el día de hoy— final, terminal.  ¿Modificó esa visión? 

Fidel Castro.-  No. 

Periodista.-  ¿No? 

Fidel Castro.-  Hoy al parecer estamos comenzando a ser algo. 

Periodista.-  Ah, eso, eso. 

Fidel Castro.-  ¿Cuánto pasó desde la independencia, hace casi 200 años, y qué hemos sido?  Los británicos dueños por acá en el sur, y los del norte invadiendo a México, le arrebataron más de la mitad del territorio de las regiones más ricas en petróleo y en todo; a Panamá le quitaron un pedazo de tierra.  Se apoderaron de Puerto Rico.  Nos han gobernado de una forma o de otra, directa o indirectamente, o derrocando gobiernos.  Es decir, si este hemisferio se hubiera unido —y hubo más de uno que proclamó la unidad; Bolívar fue de los que más habló—, hoy seríamos algo en el mundo, no inferiores a nadie.  En todo el trato que recibimos también hay bastante de racismo.  Recuerdo que siendo todavía estudiante visité a Estados Unidos, estaba ya bastante coloreado de rojo.  Pude ver que se discriminaba a la gente por ser latina.  

Periodista.-  ¿Sí?  

Fidel Castro.-  Sí, sí, por ser latina.  ¿Y las minorías?  Se sabe lo que pasa allí, no hay que andarlo repitiendo.

Tengo una sincera admiración por los latinoamericanos, por su talento, su valentía.  No vaya a creer, en El Salvador mismo, país bien pequeño, vimos —porque estaban bastante cerca— cómo se enfrentaron allí a fuerzas muy superiores que contaban con un río de suministros militares, de helicópteros y de todo. No debe haber guerras.  Debemos luchar, incluso, por buscar soluciones de paz en cualquier parte; también en Colombia.  No debe haber guerra, porque por la guerra, en este minuto de la historia de América, no se resuelve ningún problema. Pienso en que el gran error cometido por Estados Unidos, y ahí está en el discurso que pronuncié el mismo día 11 de septiembre alertando ese peligro, fue utilizar la vía de la guerra para resolver el problema del terrorismo.  Pensaba que había que unir a toda la opinión mundial, había que unir a todos los partidos, a todas las corrientes de opinión, a todas las iglesias, en esa lucha contra tales métodos.  No creo que haya ninguna iglesia partidaria del terrorismo, como lo veo yo, que son aquellas acciones que cuestan vidas de personas que son ajenas al conflicto.  Nosotros nunca en nuestra lucha de liberación practicamos esos procedimientos. Desgraciadamente, como hay tantos caracteres diferentes, países diferentes, formas de lucha y problemas diferentes, la tarea de encontrar formas justas de paz no es nada fácil.  Incluso los problemas de Colombia hoy, no son los problemas de hace 40 años.  Allí había guerrilla antes que en Cuba. 

Periodista.-  Que en Cuba, sí, sí. 

Fidel Castro.-  Ya Marulanda estaba alzado antes de que en Cuba naciera la guerrilla, y en la época de nuestro triunfo estaba bastante tranquilo.  La verdad es que lo provocaron en un momento dado.  La República de Marquetalia, famosa, es testigo de ello.  Cuando fue a reunirse con el presidente Pastrana, en la zona de San Vicente de Caguán, se quedó vacía la silla de Marulanda, porque tenía una desconfianza tremenda por cosas que le habían ocurrido con anterioridad.  En el proyecto de discurso leído por otro, está la lista completa de lo que tenían en aquella comunidad.  Yo vi una copia de los discursos, eso se conoció, cada chivo, cada vaca, cada gallina, cada mulo de la República de Marquetalia, y que estando en paz se la invadieron.  Otras veces, en negociaciones, le pusieron unos equipos de localización y lo bombardearon; es terriblemente desconfiado por eso. Ahora, el problema de Colombia solo se puede resolver por la paz, y en la paz, pienso, todos deben poner su parte.  Paz verdadera, porque unas cuantas paces allí han terminado en el cementerio.  Los mismos comunistas, que fueron a varios procesos electorales, perdieron más de 3.000 hombres, era un matadero de cuadros.  A otras organizaciones les pasó lo mismo.  Todos esos antecedentes han complicado allí mucho las cosas, y ahora se une un ingrediente externo. Yo creo, de la misma forma en que los latinoamericanos piensan que hay que unirse para buscar soluciones a la gravísima crisis económica, hay que unirse para buscar solución al problema de la paz y la unidad de las naciones latinoamericanas sin injerencia alguna de Estados Unidos.  No le conviene a este hemisferio ninguna intervención, por el destrozo que causaría a nuestros pueblos y sus riquezas.   Por lo demás, no conduciría a nada ni liquidaría la violencia, todo lo contrario. En esto, como en la lucha contra el terrorismo, las drogas, la destrucción del medio ambiente, el analfabetismo, el hambre y las graves enfermedades que azotan y diezman al mundo, nuestras posiciones son bien claras y conocidas. Y en cuanto a las guerras de conquista, un país puede ser conquistado y jamás gobernado después de la conquista, porque usted dentro de un tanque no puede gobernar a un país, ni siquiera ocuparlo.  Hay misterios que todavía no se conocen, como qué pasó, qué ocurrió con la dirección iraquí, si murió o no murió.  El misterio.  A mí me parece extraño, porque conozco a los vecinos del Norte, y cuando no dicen una palabra de nada, se vuelven sospechosos.  He visto en Iraq imágenes de muchedumbres imponentes, cuando son masas como el millón o más ese de chiitas que no querían a Saddam, pero no estaban peleados con la patria iraquí y los musulmanes sunnitas, de igual cultura y religión, me persuado más de cuán insensata fue la línea seguida por el gobierno de Estados Unidos después de los dramáticos sucesos del 11 de septiembre. El camino para enfrentar el terrorismo era político y no militar.  Había que crear una cultura contra el terrorismo y no el intento de usarlo como pretexto para aplicar doctrinas preconcebidas para atacar, invadir países, aplastar las luchas justas por la liberación nacional y dominar al mundo sobre la base del terror y la fuerza. Respondiendo a su pregunta le hablo con mucho realismo y en virtud de la experiencia que he tenido el privilegio de adquirir durante muchos años de lucha.  Si estuviéramos en aquella época, habría hecho lo que hice; no he cambiado absolutamente mis sueños y esperanzas.  Ahora vivimos otra época, y las tácticas de lucha las están desarrollando los propios pueblos y sus propios líderes, ajustadas a las condiciones de cada país.  Los hombres de más prestigio tienen el deber de ser ejemplo y luchar por la honradez, la firmeza y la integridad de los que combaten por preservar el mundo y hacerlo mejor.  Hay cambios tremendos de tipo tecnológico y en las comunicaciones, que no existieron nunca.  Hay además problemas en el mundo y riesgos mucho más serios que los que hubo nunca. Cuando triunfa la Revolución Cubana, nadie mencionaba la palabra medio ambiente.  Ese concepto nace a lo largo de estos años.  Nadie hablaba de capa de ozono, de calentamiento, de cambios de clima, que se vuelven problemas vitales para toda la humanidad y unen a toda la humanidad.  Nadie hablaba de invasión cultural, que se produce a través del monopolio de esos medios de difusión masiva que se extienden por todo el planeta.  Hay muchos problemas nuevos que preocupan a la humanidad, intelectuales y no intelectuales, a los que trabajan con sus manos y los que trabajan con el pensamiento.  Las diferencias se reducen.  Hay que universalizar los conocimientos. Nuestro país se va convirtiendo en un país de intelectuales, que son ya cientos de miles.  Hemos extendido a todos los municipios del país la educación universitaria, con fórmulas incluso de cómo combatir el desempleo.  Muchachos que se han apartado de los estudios, entre 17 y 30 años, tenemos más de 100 000, a los que les damos una remuneración por estudiar.  Hay que ver, usted les está quitando materia prima a las prisiones; porque nosotros hemos estado estudiando muchos aspectos sociales, nunca bien estudiados todavía. Hasta con relación a la pena de muerte, hemos dicho que aspiramos a que se erradique; pero en las condiciones en que actuamos, asumimos la responsabilidad, con una conciencia absolutamente tranquila, porque uno tiene una idea de lo que pasa en el mundo, de lo que están pensando los otros y de lo que puede costar a Cuba una guerra, mucho más que a ningún otro país; porque el costo es mayor en la medida en que sea capaz de defenderse, cuando hay toda una conciencia necesaria para defenderse hasta la muerte. Créanme que si no continúo hablando con ustedes, no es porque me falten deseos de explicar, sino porque saben que tengo no se sabe a cuántos allí esperando, y tengo que ver al Presidente a las 3:00 de la tarde.

Periodista.-  ¿Hasta cuándo se queda?

Fidel Castro.-  Hasta hoy después de las 12:00.  Sí, será después de las 12:00, tengo todavía algunas obligaciones. Ha sido de gran satisfacción poder conversar con ustedes.

Periodista.-  Para mí, señor.

Fidel Castro.-  He apreciado mucha seriedad en las preguntas y en la conversación. 

Periodista.-  Muchas gracias.

Fidel Castro.-  Yo, encantado, me alegro.

Periodista.-  Me dicen que quieren hacerle una fotografía a usted allá... 

Fidel Castro.-  Correcto.

 


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