Stella Manuela Juliana Calloni [juliana@ar.inter.net]
Lunes, 27 de Diciembre de 2010
cosas de mujeres cubanas y argentinas
Querido Eladio
Los conozco a los dos por suerte para mí. Incluso estuvieron en el Mopassol. Yo hablé con ellos mucho sobre Celia, porque el Che era mucho ella, Austeridad, ternura, inteligencia abierta, una fuerza descomunal. Ella también tenía algo de asma. Ella estaba muy enferma y no lo decía a nadie. Espartana, como era. con una voluntad extraordinaria. Recuerdo como se impactó con el noroeste brasileño, en los tiempos de las rebeliones campesinas y con una figura muy olvidada que era la de Francisco Juliao abogado de los pobres nordestinos, a quien conocí en México y tuve la oportunidad de estar en el encuentro de él con los viejos hombres de Zapata que sobrevivían. Momento inolvidable si los hay.
cosas de mujeres cubanas y argentinas
Querida Adys: empiezo con vos porque sos cubana y nobleza obliga. Tus escritos sobre las tres madres me han educado, emocionado y fortalecido.
También el compartirlo con mi listado de correo ha producido ese inesperado "premio" de recibir confesiones conmovedoras a pesar de que NO soy cura.
Y es mi obligación transmitirte el efecto que tu labor investigativa produjo en una dama argentina, hermana de América, guerrera ética de admirable
valentía y aliada incondicional de la Revolución Cubana.
Te reenvío el mensaje de Stella Calloni comentando de tu escrito sobre Celia de la Serna.
Ella es Presidente del Club Argentino de Periodistas Amigos de Cuba – CAPAC fundado en Octubre de este año y que se ha constituído en una herramienta
argentina fundamental para difundir la información fidedigna sobre tu isla revolucionaria. Con asesores de la talla del Profesor Osvaldo Bayer.
Stella, toda tu enorme capacidad intelectual, compromiso combativo, valentía política y admirable decisión revolucionarias, se ven increíblemente opacadas
por esa envidiable ternura con la que conviven en vos, como recomendaba un joven rosarino, hijo de esa Celia que tanto influyó en tus hijas y vos.
Manuela, te presento a Adys Cupull mi hermana cubana, autora de lo que te conmovió y con quien espero mantengas contacto, para que Adys abreve en tus
escritos deleitándose y vos te emociones con sus libros sobre el Che, sobre Julio Antonio Mella, sobre Martí y transformen el muro divisor del bloqueo
en un espejo de dos caras donde vemos reflejadas las imágenes de dos mujeres gigantes y necesarias, la morena Adys y la rubia Juliana.
CAPAC necesita a Adys.
Las quiero mucho. ¡ Feliz Año Nuevo ! Toto e Irene Museo Ernesto Che Guevara de Buenos Aires Argentina
Celia de la Serna madre del Che Guevara Adys Cupull
Querido Eladio ´ Me emocionó esta biografía porque yo fui muy amiga de Celia, casi su hija aquí en Buenos Aires.
Ella me amparó mucho y vivimos algunas historias extraordinarias juntas.
También me ayudaba con mis hijas chicas a las que amaba. Hicimos algunos viajes juntas
Por eso cuando estuve a fines de 2008 en la larga charla con el comandante, hablamos mucho de ella.
No se si la viste. Bueno Eladio eso quería comentarte .
Si un día voy ahí, te cuento esa historia, les cuento a muchos.
un abrazo inmenso
Stella
Sent: Sunday, December 26, 2010
Subject: Celia de la Serna madre del Che Guevara Adys Cupull
Seminario del Pensamiento Iberoamericano de Mujeres Ilustres (Tres Madres) Celia de la Serna Llosa, resumen de su vida y obra. el mundo entero convertido al Socialismo. Por Adys M. Cupull
"…y no es la mamá la que está hablando, es una vieja señora que aspira a ver el mundo entero convertido al socialismo".
Celia de la Serna
Celia de la Serna Llosa, es de la tierra de José de San Martín y Ernesto Che Guevara. De allí, donde se empinan las altas cumbres nevadas de los Andes y se levanta el Aconcagua. De donde se juntan las aguas del Paraná y el Uruguay, para formar el ancho y abierto estuario de La Plata.
De la tierra de las pampas y el mate; donde retumban las voces de Martín Fierro y Don Segundo Sombra; y se irradian al mundo los versos de Alfonsina Storni y los tangos de Carlos Gardel. De la Patria de la legendaria Evita Perón, donde crece el ceibo en cuyos racimos de flores rojas y brillantes, yace el símbolo de la nación.
Nació en Buenos Aires, el 23 de junio de 1906. Su abuelo paterno, Juan Martín de la Serna, era propietario de grandes haciendas, participó en la Campaña del Desierto librada durante décadas por los ejércitos de soldados gauchos que exterminaron a la población indígena para apoderarse de las tierras. De esta forma adquirió nuevas propiedades en la provincia de Córdoba, donde una estación del ferrocarril y a su vez el lugar donde se encuentra, llevan su apellido. Como era costumbre en la época, compró el título de Senador de la República lo que le permitió incrementar sus riquezas. Juan Martín de la Serna, era descendiente del Virrey de la Serna, español que gobernó Perú en el siglo XVIII.
El padre de Celia se nombraba Juan Martín de la Serna Ugalde, desde muy joven se integró a las filas de los radicales y mantuvo una posición firme contra la corrupción. Estudió Derecho y Ciencias Sociales. Se destacó como dirigente de la Juventud Radical del partido Liberal Popular. Fue profesor universitario, Diputado Nacional y heredero de importante fortuna.
Su madre era católica, y descendiente también de familia procedente de España. Celia tuvo dos hermanas y dos hermanos.
Quedó huérfana de niña y creció al amparo de sus hermanos mayores dentro de una familia perteneciente a la aristocracia de Buenos Aires. Mujer sencilla y comunicativa, virtudes que la distinguieron. Por tradición familiar fue educada en una Instituición Católica para Señoritas. Desde temprana edad mostró la rebeldía ante las injusticias, voluntariedad, osadía y audacia.
En esta institución cursó grados primarios, y parte de los secundarios, además de asistir a misa, aprendió a coser, bordar, tejer. Estudió francés, luego aprendió algo de inglés y alemán. Desde joven fue una lectora incansable. Conoció a importantes autores entre ellos a Amado Nervo, María Rosa Oliver, Gabriela Mistral. De joven leyó a Charles Baudelaire, Pablo Verlaine y Stéphane Mallarmé.
Visitaba con frecuencia la hacienda de sus padres, amaba la naturaleza, jugaba tenis, montaba a caballo, nadaba en los ríos. Fue una de las primeras mujeres argentinas en subir a un avión, junto a su hermano Jorge que aprendía a pilotear.
En 1926, sin concluir el nivel preuniversitario y ante la insistencia de las monjas y la familia para que tomara los hábitos, abandonó la Escuela para Señoritas.
A principio de 1927 con la oposición de la familia, se comprometió en matrimonio con Ernesto Guevara Lynch, cuya familia también poseía haciendas. Un intenso amor que la hizo separarse de sus hermanas.
Casada con el arquitecto Ernesto Guevara lo acompañó a la selva de Caraguatay en la provincia de Misiones, donde poseían tierras sembradas de hierba mate. Allí comenzó una nueva vida como esposa, madre, y se adecuó al medio donde la población era mayoritariamente guaraní, trabajadores de la hacienda, con quienes convivió. Allí pasó su primer embarazo. Y regresó con su primogénito.
Tuvo cinco hijos. En 1936 preocupados por la salud de su hijo mayor, se trasladaron de Buenos Aires para Altagracia en la provincia de Córdoba. Como ella no había culminado sus estudios superiores, los continuó a distancia desde Alta Gracia.
Celia se convirtió en la maestra de su hijo mayor cuando motivos de salud impedían al niño ir a la escuela. Fue colaboradora permanente de la Escuela Primaria José de San Martín, donde asistieron sus hijos.
Mujer sobresaliente para la época rigurosa y de tabúes que le tocó vivir. Considerada y querida por las familias humildes de Alta Gracia, su casa se convirtió en el lugar que todos los niños compartían. Conducía el auto familiar y transportaba a sus hijos y otros niños a la escuela.
Se actualizaba de los hechos nacionales e internacionales, era considerada una mujer politizada, cuyos conocimientos trasmitía a los demás. Se preocupó por las contiendas fronterizas como la guerra que se desarrolló en El Chaco, entre bolivianos y paraguayos. Y fundó junto a su esposo el Comité de Ayuda Acción Argentina para socorrer a los republicanos durante la Guerra Civil Española, y finalizada esta.
Durante la II Guerra Mundial, cuando en Europa, se desarrollaba el fascismo y Alemania invadía otros países, Celia estuvo atenta ante el armisticio franco-alemán. Conoció que Charles De Gaulle se encontraba en Inglaterra desde donde pronunció un llamamiento a la resistencia por la independencia de su patria. Celia vivía en la ciudad de Córdoba y allí fundó el Comité de ayuda a Charles De Gaulle.
El mayor orgullo y preocupación en su vida fueron sus hijos, exigía el estudio y la graduación de cada uno en su carrera universitaria. Era discutidora y madre cariñosa que inculcó los valores de solidaridad, justicia, humanismo, amor por la lectura, amor a la naturaleza.
Fue madre y amiga de su hijo mayor y no aprobó de inmediato sus primeras acciones internacionalistas. Razón por lo cual en una importante carta Ernesto le pide que sea como Mariana Grajales, la madre de los Maceo, Y le reafirma que estaba actuando en contra de sus propias convicciones.
Desde 1956, Cuba comenzó a ser el centro de sus desvelos, el apoyo al Ejército Rebelde se hacía desde su propia casa, donde cada noche, trataban de escuchar las comunicaciones a través de Radio Rebelde.
Fue a partir de 1959, cuando comenzó la transformación que la convertiría en aliada de las ideas socialistas de su hijo que defendió conscientemente, igualmente a Cuba y la Primera Revolución Socialista de América. Habló de la Revolución en diferentes foros, universidades e instituciones y centros laborales de varias ciudades: Argentina, Uruguay, Chile, Brasil y Cuba. Escribió las crónicas de su primer viaje a la isla, publicadas en el periódico del Partido Comunista de su país. Colaboró con el Movimiento de Liberación Nacional de Argentina.
Se enfrentó a la reacción sin miedo. Aglutinaba a cientos de jóvenes, mujeres y hombres que escuchaban sus conferencias, con una oratoria ágil, profunda, animosa. Escribió varios artículos acerca de Cuba en el semanario VANGUARDIA de Buenos Aires, con el título LA OBRA DE LA REVOLUCIÓN CUBANA.
Cuando se produce la invasión de Estados Unidos a Cuba, por Girón, Celia se puso a disposición de la Embajada de Cuba en Buenos Aires. En 1962 vivió junto al pueblo cubano los históricos hechos de la Crisis de Octubre. En ese mes y año su casa fue allanada en su país, por la Sección Especial de la Coordinación Federal.
También allanaron el apartamento de su hija Celia. El 28 de marzo de 1963 en su último viaje de regreso a su pueblo, pasó por Italia, Praga, desde Europa viajó a Río de Janeiro y y desde allí en ómnibus hasta Uruguay, y luego a la ciudad de Salto, fronteriza con Argentina. Cuando se dispuso a pasar en una lancha ambas márgenes del río Uruguay, para continuar a Buenos Aires llega a la ciudad de Concordia donde fue detenida a las 11 y 20 del día 23 de abril de 1963, registrada en los cargos como PELIGROSA. La noticia corrió por el mundo tergiversada, plagada de mentiras "la señora Celia de la Serna Guevara, madre del conocido líder castrista Che Guevara, la nombrada señora, viajaba desde Salto, Uruguay, y llevaba abundante material de propaganda comunista y castrista".
Su expediente fue llevado para el juzgado de Concepción de Uruguay a fin de que se recibiese y alojara en la cárcel pública, acusada de introducir propaganda de tendencias comunistas.
Fue conducida bajo guardia armada para ser interrogada, y enjuiciada, e incomunicada en la Cárcel Pública Local Se le aplicaron leyes represivas que violaron la Constitución Nacional.
El material ocupado, fue el siguiente:
Un folleto, Autocrítica de la Revolución
Fotos de Celia en compañía de su hijo y nietos
Una banderita con las insignias cubana y venezolana.
Fue trasladada luego a la Cárcel de Mujeres de Buenos Aires, Se le había declarado absuelta en el juicio, pero el Poder Ejecutivo no aceptó la decisión. Se le ordenaba a que se declara funcionaria del gobierno de Fidel Castro.
Después de dos meses de presidio, la intervención del juez Kent fue decisiva para lograr su libertad. Constituyó un tribunal en la misma cárcel, terminado el juicio en la madrugada del 24 de junio ordenó dejarla en libertad y que inmediatamente la sacaran de la prisión. Afuera estaban sus hijos y un alto jefe militar argentino, quien la trasladó en su auto particular hasta su hacienda próxima a la frontera con Brasil, donde permaneció algunos días. Posteriormente simulando ser su esposa, cruzó la frontera y se trasladó a Montevideo.
Argentina en los años de la década de 1960 era un país ocupado por su propio ejército. Enferma continuó su apoyo a la Revolución Cubana.
Regresó a su país y vivió clandestina, era una de las personas más buscada. Había burlado la injusticia que cometieron. Poco después de la excarcelación recibió una carta de su hijo Ernesto, con pasaje para Cuba, pero se negó a viajar explicando que se exiliaba en Uruguay para continuar como hasta el momento trabajando en defensa de Cuba, que era trabajar en defensa de los pueblos de América.
La cárcel le hizo sufrir y meditar. Robusteció su conciencia revolucionaria. Salió convencida de que el único camino que les quedaba a los pueblos era el de la lucha para poder alcanzar su liberación definitiva.
Celia estaba operada, después de la prisión su salud se quebrantó más. Pero no dejó de ser madre y abuela, exigente y generosa.
Falleció el 18 de mayo de 1965, llamó a Juan Martín y Roberto, sus dos hijos cumplían años el mismo día, los felicitó.
Su hijo Ernesto estaba en El Congo, públicamente los adversarios desinformaban sobre su desaparición. Días antes de partir le respondió a ella, una carta en la que Celia le pedía ir a Cuba.
Su hijo le informaba que iría a cortar caña, lo que por su sagacidad nunca creyó, y le respondió con la esperanza de saber la verdad de su ausencia, la misión internacionalista en África, que su fallecimiento impidió que ella conociera.
En todos sus hijos contribuyo con la formación humanista que poseen, y veló por la unidad de la familia, lo que consta a través de documentos y cartas familiares.
Celia le respondió a su hijo Ernesto, una carta que él nunca pudo leer, en la que volcó su dolor de madre, sus dudas, su sentimiento maternal que le hacía saltar a la defensiva alertándolo. Defendiendo el Socialismo como el Sistema Social más justo del mundo.
Al finalizar esta carta le dice:
"…y no es la mamá la que está hablando, es una vieja señora que aspira a ver el mundo entero convertido al socialismo".
Fuentes. Froilán González y Adys Cupull, Canto Inconcluso, Editora Política 1998
Idem Amor Revolucionario, Editora. Xalaparta, España
Idem Canto Inconcluso, Editora del Pueblo, China, 2008
Idem Canto Inconcluso, Sur Editores, Quito, Ecuador 2009
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