30 de septiembre de 2019
Acto de los organismos de derechos humanos en Campo de Mayo
La señalización de El Campito
Imagen: Abuelas de Plaza de Mayo
"Era algo que veníamos pidiendo desde hace años. Nosotros y las próximas generaciones vamos a seguir reclamando memoria, verdad y justicia. Es muy importante que los jóvenes que están en el servicio militar voluntario sepan lo que pasó ahí adentro para que no vuelva a pasar", dijo a PaginaI12 Lorena Battistiol, integrante de Abuelas de Plaza de Mayo que participó en el acto en el que se señalizó formalmente el centro clandestino de detención El Campito, que funcionó en Campo de Mayo durante la dictadura cívico militar. El cartel que señala la historia del lugar fue colocado dentro del predio por el gobierno nacional y el de la provincia de Buenos Aires después de años de que los organismos de derechos humanos insistieran con el reclamo. Por El Campito pasaron más de cinco mil detenidos desaparecidos, y sólo sobrevivieron cerca de 45.
"De los centros de exterminio fue uno de los más criminales. Hay muy poquitos sobrevivientes", señaló a este diario Battistiol, que junto con su hermana Flavia busca a un hermano o hermana nacido en cautiverio en 1977 y que fue robado por los militares. Los padres de Lorena, Juana Colayago y Egidio Battistiol fueron secuestrados y desaparecidos en agosto de 1977 y fueron vistos por última vez en Campo de Mayo. "Esto que pasó es importante, no fue como lo veníamos reclamando porque acá funcionaron otras tres instalaciones al servivio de la tortura y la desaparición: la pista de aterrizaje, el centro conocido como Las Casitas y el Hospital Militar donde llevaban a las embarazadas a parir para después quedarse con los bebés. Queríamos que se señalicen los cuatro a la vez, y vamos a seguir insistiendo", destacó la militante de derechos humanos.
Al acto se acercaron cientos de personas para acompañar a los familiares y a los sobrevivientes. Además de Lorena y Flavia Battistiol estuvieron en el acto de señalización del predio Silvina Aranda y Miguel Santucho, que también buscan a sus hermanos nacidos en centros clandestinos de detención a los que les sustrajo su identidad. Además estuvo la legisladora y nieta recuperada Victoria Montenegro, cuyo padre fue uno de los prisioneros de El Campito y que continúa desaparecido. Gran cantidad de militantes del Peronismo 26 de Julio agitaban sus banderas, en algunas estaba la figura del dirigente peronista Cacho Scarpatti, uno de los pocos sobrevivientes que logró fugarse del CCD, fallecido en 2008. También participaron gremios como el Sindicato de Prensa de Buenos Aires, en nombre de los detenidos desaparecidos del sector.
El Campito, también conocido como Los Tordos, funcionó desde los inicios de la dictadura en marzo de 1976 hasta fines de 1978. Junto con la Escuela de Mecánica de la Armada fue uno de los CCD más grandes del país y, según testimonios, pasaron por allí cerca de cinco mil víctimas de la represión. El sitio está en medio de una zona boscosa que facilitaba el tránsito de los desaparecidos y sus traslados, como llamaban en la jerga militar a los vuelos en los que los represores se deshacían de los cuerpos arrojándolos al mar o al Río de la Plata. Una de las instalaciones que montaron los integrantes del Ejército fue un Museo de la Subversión, donde exhibían panfletos y materiales que las patotas militares conseguían en los operativos en los que secuestraban y mataban. El testimonio de un soldado arrepentido, Víctor Ibáñez, detalló que el cuerpo acribillado del dirigente del Ejército Revolucionario del Pueblo Mario Roberto Santucho fue exhibido durante un tiempo en en lugar. Los militares derrumbaron las instalaciones pero en 2010 el Equipo Argentino de Antropología Forense detectó los cimientos que posibilitaron la judicialización de la zona y su preservación.
A fines del año pasado el presidente Mauricio Macri firmó un decreto que creaba en Campo de Mayo una reserva ambiental. La intención presidencial se encontró con la férrea negativa de los organismos de derechos humanos que exigen que se preserve el lugar hasta que se haya buscado en cada rincón restos humanos que pudieran pertenecer a personas desaparecidas, o hasta que finalice la investigación judicial sobre el centro clandestino.