Estimados cofrades:
Todas las monarquías, por mucho que quieran
mostrarse como constitucionales y modernizadas, no son más que atajos de
anormales genéticos, corruptos y parásitos.
Un lastre que la humanidad viene cargando desde tiempos inmemoriales. ARGELIO
La simple pregunta de un amigo que
el rey Juan Carlos jamás pudo responder
y su verdadero temor frente a la historia
El monarca abandonó España
cercado por causas judiciales que marcaron los últimos años de su
reinado.
Se exilió en República
Dominicana, donde planea vivir sus últimos años
INFOBAE
Supo ser un paladín de la democracia allá por 1981,
cuando uniformados españoles quisieron tomar por asalto el poder y él agrupó al
resto de los militares alrededor suyo para evitar el golpe de estado que
hubiera devuelto a España a años oscuros de su historia reciente. Se
ocupó que todos sus compatriotas vieran su acto de heroísmo: salió por
televisión en medio de la madrugada para anunciar que no toleraría la asonada y
que él era el comandante a quien las tropas respondían.
“La Corona, símbolo de la permanencia y unidad de la
patria, no puede tolerar en forma alguna acciones o actitudes de personas que
pretendan interrumpir por la fuerza el proceso democrático que la Constitución
votada por el pueblo español determinó en su día a través de referéndum”, cerró
su mensaje nacional Juan Carlos I de Borbón aquel lúgubre 23 de
febrero. Fue su momento de esplendor y se erigió como un gran conductor por lo
que sería recordado durante años. Sabía que esa victoria le resultaría su
pasaje a la historia. Pero quizás ese fue su gran pecado: creer que tendría vía
libre a partir de entonces.
En una tarde de 2010, varios años después de aquel
traumático episodio nacional, junto a un amigo Juan Carlos le expresó
cuál era una de sus máximas preocupaciones en momento en que evaluaba abdicar
en favor de su hijo Felipe. “El dinero”. Ni su familia, ni el futuro de
España, ni alguna otra cosa más próxima. “El dinero”. La escena fue reproducida
por el diario El País, de España. ¿El dinero? ¿Cómo podía ser
posible que esa fuera la preocupación de un rey que lo tenía todo? O mejor
dicho: que no necesitaba nada. “¿Pero, para qué quieres tú el dinero? Si
siempre contarás con un pase de Iberia para viajar donde quieras... si tus
amigos saudíes siempre te prestarán sus apartamentos para que te alojes donde
te dé la gana?”, fue la respuesta de su interlocutor.
Del otro lado, silencio.
Justamente son esos amigos saudíes quienes podrían haber
sido parte de los escándalos de corrupción que salpicaron sus últimos años al
frente de la Casa Real española. Es que fue Juan Carlos el principal
lobista para el tendido ferroviario de un tren de alta velocidad que
uniría La Meca con Medina en Arabia Saudita. ¿Su
comisión? Unos 100 millones de dólares, según investiga la justicia de su país
y Suiza y por lo que decidió refugiarse en República Dominicana,
un paraíso para algunos, un amargo exilio con playa para otros.
Dos años después, el escándalo que ya era inminente
durante esa rueda de charlas con su amigo, se hizo público. Fue cuando salió a
la luz sus viajes de dinero y placer carnal con Corinna Larsen, quien
fuera su amante y supuesta “administradora” de algunos de sus pecados
financieros. Con su amigo volvió a reunirse hace dos semanas. La indiscreción
trascendió: “Los menores de 40 años me recordarán sólo por ser el de Corinna,
el del elefante y el del maletín”. Ese es el verdadero temor del rey emérito:
que la historia finalmente lo recuerde por sus fotografías cazando elefantes en
una sociedad que ya no tolera esas aventuras de otros siglos en lugar de
ilustrarlo como un estadista que supo domar un momento bisagra en la historia
de España.
República Dominicana
La isla caribeña es un destino que suele sonar cada vez
que algún dirigente de renombre pretende no ser molestado por la justicia. Eso
es por una razón por demás sencilla: sus acuerdos de extradición con otros
países son muy limitados. Es así que Juan Carlos ya estaría instalado
en República Dominicana, después de comunicar a su hijo, el rey Felipe
VI, su decisión de trasladar su
residencia fuera de España tras las últimas informaciones
relacionadas con presuntas donaciones de Arabía Saudita no declaradas
a Hacienda.
Según informa el diario ABC, el monarca se
trasladó este mismo fin de semana a la localidad pontevedresa de Sanxenxo
y desde ahí se desplazó a Oporto, en Portugal, para tomar un avión y
viajar al aeropuerto de la capital dominicana. En sintonía, La
Vanguardia dijo que el ex monarca de 82 años viajó en coche a Portugal
el lunes por la mañana y luego voló hacia el Caribe, donde planea quedarse
unas semanas con una familia que hizo su fortuna con las plantaciones de
azúcar, antes de buscar un nuevo destino.
En pleno cruce de conjeturas sobre a dónde podría haberse
trasladado, el canal de televisión portugués TVI24 y el
tabloide Correio da Manhã dijeron el lunes que Juan Carlos
estaba en Cascais, una zona turística cerca de Lisboa, donde pasó parte de su
infancia.
El gobierno socialista de Pedro Sánchez habría
estado al tanto de los movimiento del ex monarca lo que llevó malestar dentro
de su propia coalición política: Podemos, el grupo político de
izquierda y filochavista que conduce Pablo Iglesias, se mostró indignado
ante el ocultamiento de la información, de acuerdo a medios españoles.
La abdicación
Juan Carlos de Borbón abdicó en 2014 con una imagen
pública por los suelos. Los españoles, mientras sufrían las penurias de la
crisis económica, se enteraron que el rey se rompió la cadera durante un safari
de lujo en el país africano pagado por un empresario saudita, en el que estaba
acompañado por Larsen, su bellísima amante. A ello se sumó un escándalo de
corrupción que llevó a su yerno Iñaki Urdangarin a la cárcel. En
2019, se retiró de la vida pública.
Por el momento, se desconoce el nuevo país de residencia
que tendrá, así como la situación que tendrá su todavía esposa, la ex reina
consorte Doña Sofía de Grecia que por ahora permanecerá en
el Palacio de la Zarzuela. El mensaje tampoco da a entender que el
destierro implique que se le despoje del título real.
La prioridad, como expresa la carta, aparenta ser el deterioro de la imagen de la monarquía. Ante las recientes revelaciones, Felipe VI buscó marcar distancia de su predecesor y anunció en marzo que renunciaba a la herencia de su padre y le retiró su asignación anual de unos 200.000 euros (219.000 dólares): el dinero, lo que preocupó al exiliado rey estos últimos años.
¡ Reyes, reyes, reyes...!
Apestan antes y después de Pipino El Breve, pasando por diferentes modalidades de reinados o monarquías en Asia, África, Europa, America, sin olvidar diferencias abismales entre un Genghis Khan y un Selassie; un Zar y un Inca... pero lo de la Casa de los Borbones no tiene parangon...: apestan...!
Dios los tenga donde deban estar todos y todas los de sangre azul:
sin rencores, aunque vivan en el polo de los grandes ricos de Dominicana, o en Siberia; o el Infiernooooooo, da igual...!!
Solavayaaaaaaaaaaaaa, ♤♡♤♡♤♡...! ^Panta^ 13.8.20.
Nota Bene:
Bolívar jamás aceptó nada de monarquías; Martí, republicano, Céspedes igual... y así.