CHE PERIODISTA: Artículos Memorables [*].
2. Título: El payaso macabro y otras alevosías. p. 175.
EL PAYASO macabro, que ordenara los crímenes del bombardeo
atómico de Nagasaki e Hiroshima, vuelve a la escena para empujar a los
monopolios a cerrar filas contra Cuba.
Hace ya muchos años, cuando en Japón estaba en los últimos
estertores de una lucha perdida contra las democracias, el Presidente Roosevelt
moría y un anónimo vicepresidente ocupaba el poder. Su nombre, Harry S. Truman.
Al poco tiempo sería famoso como perpetrador de uno de los
crímenes más terribles contra la condición humana: la orden de bombardear
atómicamente a Hiroshima y Nagasaki. Este político de segunda fila que sólo
hubiera pasado a la historia por sus anécdotas ridículas o el color chillón de
su corbata, tomaba, sin embargo, un lugar prominente debido a la trágica orden
de aquel día de agosto de mil novecientos cuarenta y cinco. Estuvo a punto de
repetir su hazaña, instado violentamente por un compañero de fechorías, el
general Mac Arthur, a tirar la bomba atómica sobre Manchuria durante la guerra
de Corea. Pero ya los soviéticos la poseían también; una visita a tiempo del
Embajador de aquel país a Truman y fue retirado Mac Arthur. Después se retiró
de la vida política y quedó como una figura de segundo plano en los Estados
Unidos aunque con influencia cierta en las altas esferas dirigentes del partido
Demócrata de los Estados Unidos. Ahora vuelve a las andadas el payaso macabro. Cuando una de
las cosas que impiden a los monopolios norteamericanos intentar la
aventura de un ataque a Cuba es el temor a la repulsa electoral, que
pudiera ser aprovechada por los candidatos del partido Demócrata. Truman salta
a la palestra para incitar a los republicanos a intervenir en nuestra tierra,
garantizando que no habrá ninguna clase de protesta por parte de los círculos
demócratas y asegurando la unidad del país frente a la "agresión "
cubana. Este triste payaso que llegó a ser presidente por la muerte
a destiempo de quién fuera elegido por el pueblo de Estados Unidos, que tiene
como galardón histórico el de llevar sobre su conciencia la muerte violenta de
centenares de miles de hombres, mujeres y niños y la muerte lenta de otras decenas de miles consumidos por
enfermedades generativas producto de la bomba atómica, quiere hoy ensangrentar
el suelo de Cuba, empuja a los monopolios del otro partido y los llama a cerrar
filas para luchar contra la democracia cubana. Qué bueno hubiera sido para el
mundo que en la ficha biográfica de Harry S. Truman, figurara sólo como
vicepresidente, llegando a presidente por azares del destino, de gestos, porte
y vestimenta de payaso y muy poca cosa en la cabeza. Sin embargo, ya que no
puede aspirar a la celebridad por el camino recto de las empresas
constructivas, se dedica a Hiroshima, a Nagasaki, a Cuba... Ya no se conforman con amenazas a la cuota azucarera, con
servir de plataforma hipócrita, a las avionetas norteamericanas, ahora también
sirven de celosos guardianes a los asesinos, cuando un grupo de esbirros quiere
emprender el largo viaje hacia Miami, no tiene más que asesinar miserablemente
a un soldado rebelde, tomar un barco y partir llevando como rehenes mujeres e
hijos del soldado asesinado. Cuando todos creían que ese sangriento crimen,
cometido a puñaladas iba a ser castigado entregando a las autoridades cubanas
los autores de tales atropellos, los Estados Unidos contestan dándole asilo
generoso y tratando de hacer asilar a la viuda y huérfano del asesinado. Qué
triste es ver a la gran potencia que presume de ser paladín de la libertad,
aliada a los gangsteres más sucios, a los asesinos viles y canallescos, a los
rufianes de toda laya. Qué democracia más pura ésta que se alía con todas las
escorias humanas. Qué confianza debe tener el mundo libre en la defensa que
hagan de ella los socios de Masferrer, de Pedraza, de los asesinos del soldado Pérez, de Carratala, de los bombardeadores impunes y
de los mercenarios que azotan nuestra Isla, de todos los criminales de guerra,
de todos los bandidos, de todos los gangsters.
REVISTA VERDE OLIVO, 10 de abril de 1960.
[*] Editorial Pablo de la Torriente Brau, 1988. Unión de Periodistas de Cuba.
Trump y su corbata color chillon bloqueador genocida como la de Harry (Hiroshima ) Truman.