YO TAN WADO Y VOS TAN WIÑAZKI
¿Sabés qué, Nico? Wado no es tartamudo, tiene una cicatriz de terror en la palabra desde el día en que escondido por su mamá en una bañera escuchó las balas que la destrozaron, a ella y a su compañero de entonces, balas iguales a las que antes mataron a su papá.
Después se lo llevaron los milicos. Dió tantas vueltas que su identidad era insegura. Insegura como esas palabras que a veces le costaba pronunciar, talvez porque inconscientemente no quería que un don tan preciado y necesario se percudiera con el rencor.
Es verdad, a veces Wado se queda colgado de una consonante, pero sin embargo lo que quiere decir es tan claro que hasta molesta a los tipos como vos que se arrodillan por guita ante los poderes cuyos sicarios lo dejaron así.
Una cosita más, Nico. ¿Viste tu sobrina, la que nació en la cuarentena, esa por la que lloraste falsamente en cámara porque no la podías conocer? Bueno, decile a tu hermana que te mande una foto de su DNI. En un rinconcito vas a ver una firma igual a esta que ves al final del texto.
Esa firma es la del bebé de la bañera, el que no recuerda a sus padres porque los asesinaron antes de tener memoria, el que perdió la identidad y el habla.
Porque Wado creció tanto desde entonces que no solo volvió a hablar y a decir verdades, también es hoy el que legaliza con su firma la identidad de todos los argentinos.
Él es un hombre, Nico. Vos sos un imbécil que miente, odia y habla de corrido.
Claudio Fabian Letta
Chile asesinado, arrojado al mar, inolvidable memoria cantada con los pies y bailada con una garganta popular.