domingo, 29 de noviembre de 2020

clase dominante chilena conserva el Poder impone sus intereses por sobre los trabajadores, o es el Pueblo trabajador que lo gana, y resuelve problemas del 80% de las chilenas Chaubloqueo museo Che Guevara Buenos Aires Eladio González toto

 

 ¿Qué pretende la Derecha? ¿Cancelar la Democracia?

 Patricio Serendero

- 28 Noviembre, 2020

 

Reunión de amigos: Piñera y Chile Vamos

 

Con las acciones y hechos provocados por la Derecha en el Parlamento, en el Gobierno y por el propio Piñera, uno se puede preguntar, consecuentemente, adónde quiere llevar al País la clase dominante.

 

Es cuestión de revisar algunos de estos hechos: los sucesivos envíos de proyectos de ley al Tribunal Constitucional (TC) por parte de Piñera, como son el segundo retiro del 10% de las pensiones y la anulación de la infame Ley de Pesca de Longueira; la represión campante al pueblo en la calle, por parte de Carabineros; los reiterados perdonazos fiscales a los grandes empresarios, o de discutir siquiera un proyecto de ley para el uso del agua como bien nacional de uso y propiedad pública; la negativa, hasta ahora, de no consultar a los pueblos originarios para escaños en la constituyente, sumado al engaño del Acuerdo Por la Paz del año pasado; la intransigencia actual del duopolio a cambiar la regla de los ⅔, donde el bombo no lo lleva la Derecha-Derecha, sino que la "oposición" y, por último entre otros, el escándalo de la triangulación de dinero de la AFP Habitat, donde está metido, nuevamente, Piñera.

 

Lo que va quedando clarísimo a los ojos de la gente en el accionar de la clase dominante y sus mandatarios en el Parlamento es que ellos están cerrando todas las salidas legales al Pueblo para resolver, ahora mismo, los urgentes problemas sociales y económicos de cientos de miles de cesantes y pobres y para darse una constitución democrática en el futuro próximo. Va quedando claro que ellos están cancelando todas las posibilidades de una solución pacífica a los grandes problemas del País.

 

Más aún, se diría que existe una especie de provocación y porfía ideológica. Provocación para mantener y acentuar los niveles de explotación, cuando se ve que el presupuesto del 2021 no tiene ninguna ayuda seria para los trabajadores, en un país donde la pandemia ha dejado más de dos millones de cesantes. Cesantes despedidos por las empresas cuando no consiguen vender productos y servicios o, simplemente, reducen sus utilidades, demostrándose, una vez más, que sin los trabajadores no hay creación de riqueza y, por lo tanto, no tiene sentido mantener la fábrica o el negocio abiertos. No es sino porfía ideológica, dependiente del capital foráneo, ver como se reducen fuertemente los presupuestos para Educación e Investigación, ambas ya deficitarias antes de estos nuevos cortes, cerrando la puerta a un desarrollo independiente científico y tecnológico, sin el cual se sigue hipotecando, por décadas, la independencia económica del País. Ellos, que, justamente, dicen amar a su país y se colocan una banderita chilena en la solapa.

 

La represión al pueblo chileno y al pueblo mapuche ocurre de manera brutal y sostenida, independientemente de los cambios en las jefaturas de Carabineros. Ya habrán comprendido, chilenas y chilenos, que esto no es un problema sólo de este o aquel general. Los carabineros están ahí para apalear, cegar, torturar, violar y matar al pobre, al joven, al estudiante que reclama en la calle. Esa ha sido, siempre, su labor. Sólo en una sociedad de cuño distinto es que se podría esperar una policía también distinta. La policía actual es una verdadera policía política del régimen. Además de la represión brutal, utiliza, diariamente, centenas de agentes de civil y automóviles anónimos para detener, denunciar, proporcionar pruebas y testigos falsos, además de provocar desmanes públicos que, después, son atribuidos a los manifestantes. De la misma manera, la Justicia chilena sigue siendo una justicia de clase. Un muchacho de la revuelta popular ha sido condenado a siete años de prisión por desórdenes y quemar una banca de una iglesia. ¡Siete años! Los camioneros que paralizan con barricadas las autopistas son llamados a dialogar y un grupo armado de ultra-derecha es considerado inocente, puesto que sus miembros utilizan sólo "utensilios", en las palabras del Gobierno.

 

En el contexto de una sociedad donde cientos de miles están permanentemente en las calles –que, en el caso de Santiago, se han prácticamente tomado Alameda, desde la Plaza de la Dignidad hasta La Moneda–, una minoría sigue gozando y abusando del sistema por los privilegios que obtiene mediante la explotación del trabajo, donde se deja que la pandemia mate, diariamente, personas sin que el sistema de Salud reciba un peso más de ayuda, donde el gobierno de turno del duopolio vive en una realidad paralela y es insensible al hambre y la desesperación, ¿qué soluciones posibles tiene el Pueblo?

 

¿Será que la Derecha tiene también miedo que, incluso en la elección de convencionales, de repente los opositores al continuismo de la constitución Pinochet-Lagos obtengan los requeridos y poco democráticos ⅔ de sus miembros, para así redactar una verdadera constitución democrática? ¿Cuáles son las hipótesis que baraja la clase dominante si tal ocurriera? Ellos están seguros de que no será así y la historia electoral les da la razón. Pero, igual existe una posibilidad –por remota que sea– que no lo consigan. ¿Y no será que el miedo a esa pequeña posibilidad los hace incurrir en provocaciones diarias a los trabajadores, con vistas a que el Pueblo se levante, finalmente, con violencia y ellos poder recurrir nuevamente a las FFAA, como último bastión del neoliberalismo?

 

La diputada Jiles

 

De que tienen miedo, no hay duda. Miedo que expresa, también, la clase política, incluida la ex Concertación y el Frente Amplio. Toda la escena hecha con el retiro del segundo 10%, impulsado por la diputada Jiles, que aparece ahora muy alto en las preferencias presidenciales según las encuestas, desató el pánico en el Partido del Orden y el Gobierno. Eso les echaría a perder todo el plan de la Democracia del Tercio. Plan que supone que Piñera consigue terminar su período presidencial –algo cada vez más difícil– y de hacer elegir, nuevamente, un Presidente de Derecha. Todavía peor, la diputada se coloca claramente fuera de la lógica de las mafias parlamentarias. Corre por fuera del establishment. Su candidatura sería una gran piedra en el zapato. La propuesta de Piñera –un plagio total, apropiándose de la idea del Proyecto–, finalmente votada inequívocamente por diputados y senadores, mostró claramente el contubernio. No se trataba de mejorar la entrega de este 10%. Nada de eso, porque los intereses de los trabajadores los tiene sin cuidado. Se trataba de la vieja maniobra política de quitarle a la diputada Jiles el ser la promotora original del proyecto del 10%, con lo cual, obviamente, ella subiría aún más en las encuestas, brújula principal de todo político en el capitalismo. Este patético episodio, de paso, nos ha mostrado, también, los verdaderos intereses de la clase política como tal clase. Lucha por su propia existencia e intereses. Los intereses de los votantes que los pusieron allí y los cuales les pagan millonarios sueldos, no cuentan. Sólo cuenta la lucha por permanecer en el Congreso, administrando directa o indirectamente el aparato del Estado.

 

¿Será que –repetimos–, en su afán de mantener el Poder, la clase dominante estaría dispuesta a imponernos otra era de Dictadura, eliminando, así, la remota posibilidad del Partido del Orden ser democráticamente derrotado y terminar con una Constitución que no acepta?

 

Debemos todos tener claro que si el Pueblo se levanta masivamente –y aumentan las posibilidades de que eso acontezca–, no sólo habrá represión y matanza de los trabajadores y supresión de todas las libertades ciudadanas, sino que todo el proceso de la nueva constitución será enviado al olvido, terminándose, así, para la clase dominante el riesgo de perder el control y tener que lidiar con una nueva constitución, que les cortaría fuertemente todos sus privilegios, comenzando por las cuestiones económicas determinadas por el principio de subsidiariedad, llave rectora del reinado sin contrapeso de la empresa privada en todos los ámbitos de nuestra vida ciudadana.

 

Las próximas semanas y meses (el tiempo político corre por estos días y la situación cambia rápidamente) dirán si estas hipótesis se verifican y cuál será el camino que seguirá la clase dominante en su afán de conseguir mantenerse en el poder. Los antagonismos de clase han llegado hasta este punto. El problema del Poder, ahora, se plantea con mucha más claridad a los ojos de chilenas y chilenos. O es la clase dominante que lo conserva e impone sus intereses por sobre aquellos de los trabajadores, o es el Pueblo trabajador que lo gana, para resolver los problemas del 80% de las y los chilenos. Una cosa sí es cierta. No se necesita mirar y observar mucho para saber que la Derecha nunca dejará el Poder democráticamente. Nunca. Toda la Historia lo confirma, porfiadamente.

 

Que el Pueblo lo tenga muy claro.

 

Defensa concertacionista de un quórum fraudulento

 

Felipe Portales

- 25 noviembre, 2020

 

 

Viera Gallo y Tironi, lo que por ahí queda de la escoria de la Concertación. Ahora los lobbistas en El Mercurio, para revivir la fallida transición y proyectarla al futuro

 

Han impactado la ferocidad y las falacias con que el establishment concertacionista ha reaccionado frente a la presentación de varias diputadas (incluyendo de la ex Concertación) de un proyecto de Reforma Constitucional destinado a que la Convención Constitucional pueda aprobar, democráticamente, una nueva Constitución. Es sabido que con el fraudulento quórum de dos tercios, impuesto por el funesto acuerdo del 15 de noviembre del año pasado –y refrendado, luego, por una Reforma Constitucional, en diciembre–, ello no será en absoluto posible; al 'igualar', contra todo principio democrático y toda lógica, el valor de 34 al de 66. Naturalmente, en el contexto político-electoral chileno, esto significa conferirle a la minoritaria derecha un decisivo poder de veto en la aprobación de la 'nueva' Constitución…

 

Este proyecto fue presentado por las diputadas Camila Vallejo (PC), Maya Fernández (PS), Cristina Girardi (PPD), Pamela Jiles (PH), Alejandra Sepúlveda (FRVS) y Camila Rojas (Comunes). Y provocó tal furor en el liderazgo de la ex Concertación y, particularmente, del PS que, en un hecho pocas veces visto en nuestro País, este último presionó a tal grado a su diputada Maya Fernández (además, nieta de Salvador Allende…) que la forzó a que retirara, en horas, su patrocinio.

 

Y generó, además, un conjunto de cuestionamientos públicos, tanto a las autoras como a la iniciativa misma, por parte de dirigentes actuales y de figuras históricas de la Concertación. Así, en sendas columnas en El Mercurio, las han cuestionado nada menos que José Antonio Viera-Gallo (La regla de los 2/3, 23-11-2020); y Eugenio Tironi (El exocet de Camila, 24-11-2020). De este modo, Viera-Gallo las emprendió duramente contra ellas, al señalar "Los partidarios del cambio de quórum están animados por una mentalidad de trinchera. Imaginan la Convención como un escenario de enfrentamiento de posiciones", ¡como si el aspirar a que se defina democráticamente el contenido de una Constitución fuera prepararse para una guerra…!

 

Pero, además, notablemente –revelando implícitamente la debilidad de su posición de fondo–, comienza la argumentación de su artículo dando un argumento meramente fáctico: "No es la primera vez que se exige un quórum de 2/3 para que una asamblea pueda aprobar una nueva Constitución". Y ¡ni siquiera cita algún ejemplo exitoso de su afirmación…! Para hacernos cargo del tema –independientemente de la pobreza argumental del ex senador– se escuchó mucho hablar, a fines del año pasado, por parte de los apologistas de 'centro-izquierda' de dicho quórum, de dos ejemplos: Sudáfrica y Bolivia.

 

En enero pasado, se aprobó, por gran mayoría, en el Senado una disposición en ese sentido; pero, como no obtuvo los dos tercios –quórum de la actual Constitución para dicho ámbito–, no logró aprobarse. Pues, bien, ¡lo mismo se repetirá, con toda seguridad, en la próxima Convención, de mantenerse el famoso quórum de los dos tercios…!

 

El haber puesto como ejemplo a Sudáfrica, no se sabe si fue producto de la ignorancia o de la mala fe. Porque allí, si, bien, se estipulaba en principio un quórum de dos tercios para aprobar las normas constitucionales, las que no alcanzaban ese quórum eran sometidas a un plebiscito dirimente, por el que el pueblo sudafricano (¡el soberano, en definitiva!) definía si aceptaba la posición mayoritaria o minoritaria de la Asamblea (Ver Héctor Testa Ferreira: El proceso constituyente en Sudáfrica. Los dos tercios y el referendo dirimente. Lecciones para la experiencia chilena, en De Frente, 11-12-2019).

 

Si esto se hubiese aprobado, ahora, en Chile, nadie tendría algo que objetar. Pero, lo que se decidió aquí fue algo muy distinto y que podemos verlo perfectamente graficado con el ejemplo de la aspiración claramente mayoritaria, en nuestro país, de estipular que el agua sea efectivamente un bien nacional de uso público, sujeto a concesiones administrativas del Estado a privados. En enero pasado se aprobó, por gran mayoría, en el Senado, una disposición en ese sentido; pero, como no obtuvo los dos tercios –quórum de la actual Constitución para dicho ámbito–, no logró aprobarse. Pues, bien, ¡lo mismo se repetirá, con toda seguridad, en la próxima Convención, de mantenerse el famoso quórum de los dos tercios…!

 

Y lo de Bolivia, donde, en efecto, la Derecha impuso unilateralmente dicho quórum fraudulento, no pudo ser más desastroso. Primero, porque luego de establecerse la Asamblea en agosto de 2006 ¡demoró un año en consensuar un solo artículo! Luego, la mayoría de la Asamblea que tenía el MAS (Movimiento Al Socialismo) "se cansó" del proceso y aprobó por mayoría absoluta un texto, en diciembre de 2007, completamente al margen de la minoría. Esta no reconoció el texto y comenzaron graves problemas políticos y regionales, con huelgas de hambre, enfrentamientos violentos, saqueos, muertos y heridos. Finalmente, hubo una negociación, al margen de la Asamblea, que terminó con un texto plebiscitado y, posteriormente, promulgado ¡en febrero de 2009! (Ver Emily Avendaño: El caótico proceso de la Asamblea Constituyente en Bolivia, en El Libero, 07-11-2019). Por mucho que la disposición hacia la derecha del liderazgo de la ex Concertación sea exactamente opuesta a la del MAS en Bolivia, nada garantiza que la base de sustentación social que votó por el APRUEBO y que generó el "estallido", o "rebelión", social del año pasado no origine, también –por su previsible frustración con una 'nueva' Constitución de consenso como la de 2005–, un escenario fuertemente conflictivo.

 

Esto último lo vislumbra, sí, Viera-Gallo, pero sólo desde un punto de vista elitista, al decir que detrás de esta propuesta de las diputadas "late la idea de algunos de que la Convención, por mayoría, pudiera atribuirse más facultades que las que le han sido conferidas, como ocurrió, por ejemplo […] en Bolivia; ese propósito en todo caso tiene muy escasas posibilidades de contar con el respaldo mayoritario de los futuros convencionales; pero, además de lograrlo generaría una crisis institucional grave al adoptar decisiones que adolecerían de nulidad de Derecho Público".

 

Pero, sin duda que la mayor falacia del ex senador la plantea al decir que el quórum de los dos tercios se hizo "pensando en la conveniencia para alcanzar acuerdos amplios, que dieran legitimidad y estabilidad a la nueva Constitución". ¡Cómo se va a lograr legitimidad y estabilidad después del estallido social (que puede verse mucho más estimulado como efecto de la pandemia) con una Constitución al gusto de la Derecha que impuso el 'modelo chileno', a sangre y fuego, y que, naturalmente, usará su poder de veto para continuar imponiéndolo, con alguno que otro maquillaje…!

 

En verdad, el artículo de Tironi no agrega nada interesante al de Viera-Gallo, porque sostiene que el proyecto no debiese generar preocupación alguna, al decir que "todo el arco político y social aceptó sin vacilar los resultados y la legitimidad del camino que se abre" y que una encuesta revela que "una inmensa mayoría de la población espera cambios positivos"; por lo que el "proyecto de Camila Vallejo" sería un "exocet", que lo único que lograría sería convertir en "imposible" una lista única de la oposición. Y el cabildero termina señalando, complacientemente, que esto "tendrá un efecto político sobre el resto del arco político, que también se fragmentará"; con lo que "la papeleta ofrecerá, entonces, una amplia variedad de opciones", lo que "para la vitalidad del proceso es una buena noticia".

 

Elogios de Eugenio Tironi a la 'obra' de Pinochet

 

La irrupción de las masas y el malestar de las élites, Chile en el cambio de siglo Editorial Grijalbo, Santiago, 1999 (páginas 36, 60 y 162).

 

"La sociedad de individuos, donde las personas entienden que el interés colectivo no es más que la resultante de la maximización de los intereses individuales, ya ha tomado cuerpo en las conductas cotidianas de los chilenos de todas las clases sociales y de todas las ideologías. Nada de esto lo va a revertir en el corto plazo ningún gobierno, líder o partido [...] Las transformaciones que han tenido lugar en la sociedad chilena de los 90 no podrían explicarse sin las reformas de corte liberalizador de los años 70 y 80 [...] Chile aprendió hace pocas décadas que no podía seguir intentando remedar un modelo económico que lo dejaba al margen de las tendencias mundiales. El cambio fue doloroso, pero era inevitable. Quienes lo diseñaron y emprendieron mostraron visión y liderazgo".