Quienes, desde precoz adolescencia, solidarizamos sin límites con las víctimas judías del nazismo, después –desconcertados, con dolor– tuvimos que levantarnos contra colonialistas genocidas israelitas de Palestina, jamás contra su pueblo, ni ningún otro…
Importancia: Alta
Respuesta de Sabas Chahuán a ex presidente de la comunidad sionista de Chile
El abogado y miembro del directorio de la Comunidad Palestina de Chile, Sabas Chahuán, envió, hoy, una carta al director del diario La Tercera, en respuesta a la columna de opinión titulada La Bitácora Antisemita de Jadue, del ex presidente de la comunidad sionista de Chile, Gabriel Zaliasnik, trata de equiparar las críticas al Estado de Israel en sus políticas contra los palestinos como “antisemitas”.
Sabas Chahuán, en su misiva, hace una clara distinción entre judaísmo y sionismo aclarando “El judaísmo propugna divinos conceptos de amor y es una de las religiones monoteístas más importantes del mundo. En cambio, el sionismo es una corriente nacionalista judía que nace a fines del siglo XIX en Europa, cuyo propósito era la ocupación de Palestina y hoy es la ideología de base de Israel”.
La carta del abogado, Sabas Chahuán:
SEÑOR DIRECTOR
En la reciente columna de Gabriel Zaliasnik, llama profundamente la atención, más allá de su ataque a Daniel Jadue, la antojadiza e intencionada confusión que insiste en generar entre judaísmo y sionismo, lo que debe aclararse. El judaísmo propugna divinos conceptos de amor y es una de las religiones monoteístas más importantes del mundo. En cambio, el sionismo es una corriente nacionalista judía que nace a fines del siglo XIX en Europa, cuyo propósito era la ocupación de Palestina y hoy es la ideología de base de Israel.
Calificar como “antisemita” a quienes denuncian la violación de los derechos del pueblo palestino, parece haberse transformado más bien en un arma política para acallar a quienes se atreven a criticar a Israel, tratando de ocultar la ilegal e interminable ocupación de Palestina. Resulta sorprendente que se pretenda equiparar una solicitud de respeto al Derecho Internacional con manifestaciones de odio, a menos que se esté postulando que Israel debe estar exento de cumplir aquellas normas jurídicas.
Como abogado y miembro de la Comunidad Palestina de Chile, la más grande fuera del Mundo Árabe, rechazo la inaceptable hostilidad y los prejuicios contra los judíos, pero ellos hay que diferenciarlos, tajantemente, de aquellas legítimas críticas a las políticas israelíes y al sistema de injusticia y apartheid contra el pueblo palestino. En ningún caso se puede pretender hacerlas equivalentes. Esta equivalencia socava tanto la lucha palestina por la libertad, la justicia y la igualdad, como la lucha global contra el antisemitismo, que compartimos.
Cada vez más, valiosas y numerosas voces judías abogan para que Israel acate el orden jurídico internacional y ponga fin a su ocupación y colonización en territorios palestinos. Según el criterio que se nos pretende imponer, ¿ellas también incurrirían en “antisemitismo”?
Sabas Chahuán
Miembro de la Agrupación Judía Diana Arón también responde al presidente de la comunidad sionista de Chile
Daniel Mandler Dringber, miembro de Agrupación Judía Diana Arón, envió carta respuesta titulada ¿Antisemitismo?, al director del diario La Tercera, respecto a la columna de opinión, del pasado lunes 30 de noviembre, del ex presidente de la comunidad sionista, Gabriel Zaliasnik, quien equiparaba las críticas a las políticas del Estado de Israel en contra de los palestinos como de antisemitas.
SEÑOR DIRECTOR
El nombre Daniel proviene del hebreo. “Dan” del verbo juzgar, “El” que significa Dios y entremedio el pronombre personal “i”. O sea, el significado del nombre Dan-i-el es “Dios me juzga”. Sin embargo, Gabriel Zaliasnik acusa a Daniel Jadue de antisemita y no estar apto para ser candidato presidencial.
No es secreto que Jadue es descendiente de palestinos, y que siempre ha sido crítico de las políticas israelíes para los palestinos. ¿Alguien puede cuestionar aquello? Desconocer sus razones es negacionismo. Es desconocer su trágica historia bajo la ocupación.
La tesis que pretende equiparar el rechazo a dichas políticas con antisemitismo es una falacia: existe una oposición política a las mismas en el propio Israel y una buena parte del pueblo judío se opone a las mismas. Incluso, una buena parte de él no es sionista. ¿Todos ellos son antisemitas, también?
Este argumento ha sido manoseado por quienes pretenden desacreditar, a priori, cualquier crítica a las políticas israelíes, por muy legítimas que sean. Acusar de antisemitismo, incluso si no existen fundamentos, basta para poner sobre la persona un manto de sospecha.
Algo parecido ocurrirá conmigo, cuando algunos lean estas palabras: me tildarán de traidor, de sufrir “auto-odio judío”, o de ser una vergüenza. Estoy acostumbrado. Me lo han dicho antes por mi compromiso con el alcance universal de los Derechos Humanos.
Respecto a Jadue, mi respuesta es simple: el año 2013, al cumplirse 40 años del golpe militar, yo era de una agrupación judía y organizamos un acto en homenaje a los detenidos desaparecidos y ejecutados políticos de origen judío, en Villa Grimaldi. No asistió ningún dirigente de la Comunidad Judía, tampoco Gabriel Zaliasnik; sin embargo, ahí estaba Daniel Jadue, honrando a nuestros caídos.
Lo que me pregunto es, si estas acusaciones que bien podrían terminar en actos violentos, responden a que Jadue es comunista o a que tenga ascendencia palestina. Aún no lo logro dilucidar.
Claudio Mandler Drinberg
Antisionismo es diferente de Antisemitismo
El 30 de noviembre pasado, el Sr. Gabriel Zaliasnik publicó, en el diario La Tercera, un artículo, en el cual hablaba sobre la “bitácora antisemita de Jadue”, haciendo alusión, a que el actual alcalde de Recoleta escondía, dentro de su discurso, un marcado antisemitismo, enmascarándolo tras una alocución antisionista.
“El antisemitismo es la hostilidad hacia los judíos, basada en una combinación de prejuicios religiosos, raciales, culturales y étnicos”. Así comienza la columna mencionada que, en sus primeras líneas, se apropia del término semita, dándole un reduccionismo que solamente comprende a los judíos y, luego, mezcla términos raciales, culturales, étnicos, etc.
Según la definición de la RAE [Real Academia Española, de la lengua castellana], el término semita tiene varias acepciones: “según la tradición bíblica, descendiente de Sem”, “dicho de una persona: que pertenece a alguno de los pueblos que integran la familia formada por los árabes, los hebreos y otros”.
Como podemos observar, ninguna de las definiciones dadas por la RAE entrega exclusividad al término semita; por tanto, su columna comienza con un sesgo del lenguaje importante y, aunque sabemos que en la corta historia de Israel han tratado de adueñarse no sólo del territorio de la Palestina histórica, también se han apropiado del lenguaje, las tradiciones, la cocina, la artesanía, etc., intentando borrar cualquier vestigio del pueblo que habitaba esas tierras antes de la invasión de 1948, lo cual no es más que el fiel reflejo de un extenso proceso de colonización.
Luego, dice que el antisionismo niega la autodeterminación del pueblo judío; curiosa definición o interpretación, cuando debemos aclarar que el sionismo es un movimiento político de carácter judío que defiende la ocupación y la formación del Estado de Israel en territorio Palestino. Este movimiento surge a fines del siglo XIX, y el precursor fue Theodor Herzl, periodista y activista político de origen austrohúngaro.
Extraño es defender la autodeterminación de un pueblo (religioso, en este caso), ocupando las tierras de otro pueblo y negando la autodeterminación de los nativos de ese mismo territorio. Por lo demás, desconocía que el estar en contra de un determinado movimiento político, es estar en contra de todo un Estado (ilegitimo, en este caso), o su gente.
Posteriormente, afirma que Jadue ha expresado, en varias oportunidades, que miembros de la comunidad judía son agentes extranjeros, o que alumnos del Instituto Hebreo reciben formación militar en Israel y que, luego de una rápida búsqueda en Google (¡muy serias y confiables sus fuentes!) pudo reconstruir su perfil antisemita. Acá, nuevamente, creo que se equivoca, ya que me parece absolutamente condenable que un chileno, independiente de su origen, deba tener formación militar en otro país, ¿se imagina ud. que alguien de origen alemán, boliviano, peruano, o de cualquier país, deba ir a otro a realizar el servicio militar?, ¿qué sucedería en un hipotético caso de un conflicto militar entre ambas naciones?, ¿se puede considerar esa persona como un agente, o sólo en el caso de ellos se debe realizar la excepción?
A continuación, y como era de esperar, juega la carta que nunca falla, la del Holocausto, en donde afirma que Jadue se lucraba con esto y que era un “cheque en blanco, canjeable permanentemente por impunidad”. En este caso, al Señor Zaliasnik, le recomiendo el libro de Norman Finkelstein (sus padres fueron sobrevivientes del Gueto de Varsovia), titulado la Industria del Holocausto, en el cual grafica, en forma brillante, la explotación y el desvío de fondos obtenidos con este hecho histórico. Finalmente, podemos ver como el autor de la columna termina utilizando el Holocausto, para lo mismo que criticó a Jadue, y que es monopolizar el sufrimiento, ya que el tema del Holocausto, hoy por hoy, se ha convertido en un dogma, del cual no se puede opinar, sin ser crucificado por la opinión pública.
Finalmente, el ataque va por el lado de la Ley Antidiscriminación o Ley Zamudio, en donde afirma que Jadue se opuso, vigorosamente, a la inclusión del antisemitismo como una hipótesis de discriminación. Nuevamente apropiándose del término semita y del monopolio del sufrimiento, ¿se imagina ud. que tuviésemos que incluir en una ley a cada una de las colectividades que se sienten pasadas a llevar, por ser criticadas, o es que acaso la comunidad judía debe contar con un estatus especial, por sobre el resto de las minorías que habitan en Chile?
Considero que, hoy en día, criticar las políticas del Estado (ilegítimo) de Israel, no te transforma en antisemita; por el contrario, te transforma en una persona más humana y con conciencia de la realidad. Yo instaría al Señor Zaliasnik, que se preocupe por las largas violaciones que ha realizado el Estado de Israel a lo largo de los años a numerosas normas relativas a la protección de los Derechos Humanos, al Derecho Internacional; transgresiones que se pueden ejemplificar con el no acatamiento de resoluciones emanadas desde el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas y que responden a normas reconocidas como parte del Derecho Internacional como, por ejemplo, la ilegalidad en la construcción d’ El Muro del Apartheid, el no respetar el derecho a la autodeterminación del pueblo palestino, la sistemática negativa a la devolución de tierras confiscadas en forma ilegal, la invisibilización del tema de los refugiados, el fin de la construcción de asentamientos, y la ilegalidad tras la decisión de declarar a Jerusalén como capital del Estado. Todo esto y más, son ejemplos del desprecio que Israel demuestra a la legalidad internacional, lo que, además, evidencia la cobardía del sistema internacional, al no exigirle a Israel el fin de estas transgresiones.
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