protesta ante embajada yanqui por Cuba contra el bloqueo y ley Helms Burton museo Che Guevara Buenos Aires cu 16 ¿Buenos Aires? 4 de Julio de 2019. Llegué a la Embajada de Estados Unidos de Norteamérica a las 14.30 hs. y la veo totalmente cercada por altas y azules vallas de seguridad. Camino 300 mts. a lo largo de las vallas hasta la otra calle que flanquea la embajada y saludo al guardia de la puerta. Por allí circula tránsito y decido hacer en ese lugar mi stand up ético político. Allí la calle no tiene vallas, son solo tres policías con sus motos cortando el tránsito pero a 30 mts. están unos doscientos policías "bien visibles" entre motociclistas, patrulleros, carros de asalto, furgones camión Neptuno que arroja agua y otros. De poncho rojo salteño y gorro canadiense negro (pero que parece ruso por las orejeras, Lenin vive), saludo al motociclista y pido permiso de pararme allí enfrentando al tránsito que viene y gira. Alego que vendrá la manifestación del otro lado por avda. Sarmiento y que a mis 76 años, condición física y discapacidad (que la padezco) temo estar entre la multitud. Me deriva "al Jefe" que está a 200 mts. dentro de un furgón con 15 efectivos, me presento entrego mi tarjeta del museo "Ernesto Che Guevara" y repito solicitud, planteo mi pacifismo y el hombre accede advirtiéndome: "no puede pasar de donde están los motociclistas hacia la embajada". Agradezco y él pregunta ¿porqué vienen en un dia feriado, donde prácticamente no hay norteamericanos dentro del edificio?. Es la pregunta del millón y no tengo respuesta. Vuelvo hasta lo de los motociclistas y monto el pendón con el Che Guevara exhibiéndolo orgulloso al tráfico que llega y gira. Un adulto mayor de pantalón camuflado, medio rubión en perfecto porteño me encima y pregunta ¿vos sos Carlos?. Respondo "Nó, soy Eladio González" y el hombre me dice "te reconocí por lo de los Cinco". Ahí recién confirmo que es de la embajada y viene a sonsacar. Le largo una andanada sobre los 5 Héroes, la admirable fortaleza de los 15 años en prisión y la asombrosa actividad que hoy despliegan impulsando la revolución cubana que tanto aman. Un custodio privado de la embajada me advierte que "no puedo estar allí con ESO", "eso" es el rostro de Ernesto Che Guevara de la Serna" el rosarino heroico, enarbolado al tope de una larga caña. Le digo que estoy autorizado por el jefe y cuando estoy presto a atar a un poste de semáforo el pasacalle que llevaba, vienen otros policías enviados por "el jefe" (ahí desapareció el de los pantalones camuflados) y la contraorden es que la Embajada montó tal preciso Operativo de Seguridad, que toda esa área tiene que estar despejada. Resignado regreso hacia avda. Sarmiento y allí cuelgo entre el semáforo y una columna de luz (en la ochava de la parada de colectivos) un enorme pasacalle con la leyenda: CON CUBA JUNTO A LA DIGNIDAD DE FIDEL , LA REVOLUCION Y EL PUEBLO – "HASTA LA VICTORIA SIEMPRE " CHAUBLOQUEO – MUSEO DEL CHE – Durante tres horas exhibí al tope de la caña de 3 metros el hermoso rostro de Ernesto Guevara impreso en el gigantesco pendón, que llamó la atención a los miles de vehículos que circulaban por Avda. Sarmiento entre el Jardín Zoológico y la Embajada. Eran tres patrulleros con sus efectivos los que hacían guardia allí y yo me movía entre ellos. Uno de los policías me confió que no sabía mucho de como lo mataron a Che Guevara, asi que sin dejar de enarbolar el pendón "me tomé una media hora para describirle con pelos y señales la captura el día 8 de Octubre, la prisión durante toda la noche y la mañana del día 9 hasta que llegó la orden de los norteamericanos, le dije señalando a la Embajada que él custodiaba y yo piqueteaba. La orden fue: "Juicio NO, mátenlo" o sea que fue asesinato". El policía agradeció y cada uno siguió con lo suyo. De cada cien vehículos que pasaban, unos diez choferes me puteaban (a pesar de que estaba rodeado de policías) mientras que tres de cada cien hacían sonar su bocina saludando aprobatoriamente. Cuando la puteada era bien audible para todos, le explicaba innecesariamente a los efectivos policiales "que era para mí y no para ellos". Una dama cincuentona descendió de un taxi y comenzó (sin detenerse) a apostrofarme enojadísima delante de la policía, a lo que le fui contestando en inglés (que domino) y en alta voz, aunque me dí cuenta que no era de la Embajada, sino que era vecina del lugar. El viento fortísimo doblaba la caña de pescar, embolsando el pendón con el impresionante rostro del Che y hacía flamear mi poncho y a mi también. Gracias a Eolo (el viento) nos llegaba a los Policías de la Ciudad y a mí el incesante redoble rítmico de los percusionistas militantes, que tocaban en Plaza Italia frente a la estatua de Garibaldi. Estaba exhibiendo al Che Guevara en el medio de la avenida, cuando reapareció la vecina agresiva gritándome entre otras cosas que: ¿Por qué no se va a Venezuela?. (por un instante pensé que podría ser novia de Majul o Feinman). Apelé en alta voz a los policías que me rodeaban y eran testigos pidiendo intervinieran "para que cese este bullying que le hace a un anciano, esta mujer irrespetuosa de mi edad y condición de discapacitado. Grité a la policía "soy argentino y esta es mi Patria, no tiene porque agrederme enviándome a otro país". No me hicieron caso los policías y ella se fue. Pensé "si ella fuera mujer policía yo tendría varios agujeros de bala (no de goma) en la espalda de mi rojo poncho salteño" , porque realmente estaba "sacada". Los redobles de tambor se fueron haciendo más audibles y pudimos pronto ver un cordón de setenta Guardias de Infantería vestidos de negro funerario, con escudos y cascos que avanzaba acompañando perimetralmente la marcha de unas setecientos militantes solidarios con Cuba, con sus grandes carteles y banderas desde Plaza Italia. El camión con sonido que los precedía se puso perpendicular a las vallas azules que rodeaban la embajada y desde él se leyeron trescientas adhesiones de entidades, personalidades y políticos. Los manifestantes se apiñaron ante el camión escenario, desde donde varios oradores se refirieron a la perversidad de Trump atacando a Cuba a diario con medidas económicas y amenazas mas propias de un matón de suburbio, que del Presidente del país mas poderoso "y democrático" de la tierra. Descubrí a un hombre de la tercera edad tomando con su celular fotos de mi pasacalle. Me acerqué y le pedí me fotografiara con mi celular, pues yo estaba solo. Aceptó y resultó ser norteamericano (tal vez de la Embajada) y hablando inglés agradecí me tomara fotos (para mis nietos) y le comenté sobre la manifestación. Expliqué que no estábamos contra el pueblo yanqui sino contra las barbaridades de Trump y también de las de muchos Presidentes de su país que no habían podido con Cuba en sesenta años. Dije deben terminar este bloqueo de una vez por todas. Reiteré las gracias y me despedí de él. Espero que el hombre no haya enviado la foto a la CIA y estos reunidos con DONALD TRUMP bajen el pulgar y decidan ejecutar un MINICIDIO en mi humilde persona y enturbiar el período electoral fabricando un falso héroe.. Los policías con escudos habían formado una negra pared entre los manifestantes y las azules vallas de la Embajada encerrándolos. Yo por suerte con mi pendón había quedado afuera y me movía libremente por la avenida. Vino un señor a pedirme fuera a sacarme una foto con sus hijos y el pendón del Che Guevara cosa que hice orgulloso, pero me inquieté pues ingresé al "corralito" de la Guardia de Infantería. Allí aguardaba su esposa los pibes y pibas que eran chiquitos y tocaban redoblantes, todos con rasgos hermosos de DUEÑOS VERDADEROS DE ESTA AMÉRICA que los antepasados de mi padre gallego esclavizaron y asesinaron por millones. Felicité a los niños y volví a salir del "corralito" policial no sin antes darle una tarjeta del museo y pedirle me envíe la foto por email, ojalá lo haga. Había finalizado el acto y las nutridas columnas con los setenta policías (y ninguna flor) con escudos, cascos y bastones custodiándolos se habían retirado, sin que hubieran ocurrido incidentes o enfrentamientos. Pensé quedarme hasta que oscureciera, pero a los 15 minutos llegó un jefe con otro efectivo y me plantearon que "ya había terminado". Dije que me gustaría quedarme un rato más, pero arguyeron que tenían que liberar la calle Colombia (es la de la embajada) de las vallas y que los vehículos al verme telefonearían al 911 de emergencias y ellos tendrían que actuar. (Tal vez pertenecían al área policial de "disuadidores de viejitos suicidas atrincherados") porque eran muy amables. Patricia Bullrich no estaba, asi que acepté, ¿que otra me quedaba? y expliqué que desataría el pasacalle. Lo estaba haciendo y mandaron a dos policías de ambos sexos que muy atentos me ayudaron en desatar el pasacalle. Ella me dijo "lo admiro por la energía que despliega". Dudé si su frase podía tomarla como bullying, pishing, boarding, grooming o era una nueva aplicación de los celulares para "viudas negras de la policía". El caso es que mantuve silencio, agradecí y me retiré caminando hasta Plaza Italia con el pendón del Che Guevara siempre desplegado hasta llegar a avda. Santa Fé. Allí me senté y desarmé todo, para poder viajar en el colectivo 55 - sin bajas, salvo la caña de pescar (daños colaterales) que se con el fortísimo viento - y volver al museo del Che Guevara en calle Rojas 129, esquina Yerbal en Caballito, CABA que podés visitar de lunes a viernes de 10 a 19 hs. Eladio González toto director fundador.