martes, 10 de julio de 2007
Ernesto Che Guevara Holguín María Mercedes Sánchez Dotres Adys Cupull Froilán González biógrafos del argentino cubano Cuba Argentina
Aquella muchacha de Holguín.
l Parte.
Se llama María Mercedes Sánchez Dotres, y la entrevistamos hace quince años para nuestro libro Che entre Nosotros. Hoy Carmencita, como cariñosamente la llamamos por uno de sus nombres de guerra cumple años y la felicitamos por la entrega de tu vida a las causas justas de la humanidad.
En diciembre de 1957 ingresó en el Ejército Rebelde, en la Columna del Comandante Ernesto Guevara acerca de su incorporoación ella narró:
Me trasladé a la ciudad de Victoria de las Tunas, y desde allí a la Sierra Maestra. En El dorado conocí a Lidia Doce e ingresé en la tropa de Alcibiades Bermúdez. Con Lidia pasé unos quince días en el Campamento 34 a donde vino el Che a reunirse con ella. Hay varias fotos de ese encuentro.
Cuando me preparaba para subir a la Sierra, varios compañeros comentaron que el che era un hombre muy serio, muy adusto, muy responsable, que no bromeaba con nadie, que era muy justo, muy de esto, muy de lo otro, muy de todo...Tenían la idea de que era como un maestro. Así, muy bien en todo. También me dijeron que era muy formal, que no daba confianza a nadie, que no hacía bromas, que era muy rígido para todas las cosas y que no se le podía mentir, que despreciaba profundamente a los mentirosos, que no le gustaban las personas que le guataqueaban o eran "lava lava", que no concedía fueros ni privilegios a nadie, que para él todo el mundo era igual.
Lidia Doce y Alcibiades Bermúdez le añadieron otras imágenes positivas. Lidia me dijo que era una bella persona, pero que no me mostrara confianzuda porque no le gustaban las gentes así, ni me tomara atribuciones que no me habían dado, que no le gustaba la recholata, esa palabra usó Lidia. Me dijo que en la tropa 4 me mostrara con mucha seriedad con los hobres y que me comportara bien, porque yo era una muchacha muy joven y bonita, eso dijo ella, todos mis amigos lo decían, pero era porque querían halagarme de esa forma; yo tenía veinte años de edad, y pensé cuánto me hubiera gustado tener una mamá como Lidia Doce.
Testimonio de Mercedes Sánchez Dotres
ll parte
El Che vino a ver a Lidia montado en un mulo, venía acompañado de Guille Pardo Guerra, saludó a todos, se entrevistó con Lidia largamente, hablaron en secreto y después se reunió con cada uno de nosotros, de manera individual, era un ingreso grande que hubo en esa ocasión.
Cuando me tocó mi turno, no me habló, ni me saludó, ni me dijo nada, y como yo tenía el antecedente de que no le gustaba las personas que lo guataquearan, no le dije nada.
Pensé, si no me habla, no le hablo; si no me saluda, no lo saludo. Si el Che piensa que voy a llegar y enseguida le voy a decir: buenos días, Che, qué tal, cómo estás, cómo te sientes, se estaba equivocando conmigo. Permanecí callada sin decir nada.
El se quedó mirándome y comenzó a recitar: "Fue algo formidable que vio la vieja raza, fornido tronco de árbol al hombro de un campeón..."
Se calló la boca y yo lo continué: "Toqui, el toqui, gritó la vieja raza y anduvo, anduvo, tres días con tres noches el gran Caopolicán..."
Se sonrió muy cortesmente, muy caballeroso, y me ofreció asiento, en un tronco de árbol al borde del cafetal. Tenía una mirada muy candorosa, pero con ella le leía el alma a cualquiera y me hizo varias preguntas. Cuando le dije que era de Holguín expresó: "Ah! ¿Tú también eres de los del atentado a Cowley? "Le respondí afirmativamente y añadió: "Eso lo vamos a comprobar." Me dijo así porque llegaron algunas gentes diciendo que habían participado en el ajusticiamiento a Cowley y lo que pasó fue que ante la terrible represión, huyeron y se refugiaron en la Sierra. Él me dijo que de todos modos estaba aceptada en la tropa aunque me iba a verificar. Verificaba a todo el mundo y todo lo que le decían, conmigo lo hizo, porque después de la guerra, me enteré.
...Siguió preguntando otras cosas, entre ellas: si creía en Dios, si conocía a los comunistas de mi pueblo, cómo se llamaban, si salía con ellos, que si tenía amigos blancos y negros, y le respondí: "Bueno, con los negros no voy a los bailes porque ellos no pueden entrar a las sociedades de los blancos, ni los blancos podemos entrar a las de los negros."
Continuará
Una muchacha en bicicleta por las calles de Holguín
parte III