martes, 23 de octubre de 2007
Rodolfo Walsh se anticipó a los norteamericanos en Girón. Operación Masacre, Gabriel García Marquez escribió sobre él. argentino, colombiano, cubano
A 30 años del asesinato y desaparición de Rodolfo Walsh
Cuando Walsh se anticipó a los yanquis
(AW) En La Habana , Rodolfo Walsh confluyó con otros maestros del periodismo y las letras durante los tiempos incipientes de Prensa Latina. El eximio Gabriel García Márquez fue uno de ellos, uno de los – a la postre – grandes literatos obnubilados con la figura del autor de Operación Masacre. En julio de 1977, Gabo publicó una nota sobre el amigo argentino, con quien había compartido desvelos y alegrías. A modo de homenaje, el colombiano realzó en ese texto a un Walsh metido a criptógrafo que descifra un cable secreto de la CIA , adelantando dónde se entrenaban los exiliados que invadirían Cuba en la Bahía de Cochinos. De la inmortal Carta de un escritor a la Junta Militar , el creador de Hojarasca dice: “quedará para siempre como una obra maestra del periodismo universal”.
Rodolfo Walsh, el escritor que se adelantó a la CIA
Rodolfo Walsh, escritor y periodista argentino, fue secuestrado en su casa de Buenos Aires el pasado 25 de marzo por un comando represivo de la dictadura militar, y nadie duda de que está muerto. Para los lectores de los años cincuenta, cuando el mundo era joven y menos urgente, Rodolfo Walsh fue el autor de unas novelas policíacas deslumbrantes que yo leía en los lentos guayabos dominicales de una pensión estudiantil de Cartagena. Más tarde fue el autor de unos reportajes tremendos e implacables en los que denunciaba las masacres nocturnas y las corrupciones de escándalo de las Fuerzas Armadas argentinas. En todas sus obras, aun en las que parecían de ficción simple, se distinguió por su compromiso con la realidad, por su talento analítico casi inverosímil, por su valentía personal y por su encarnizamiento político. Para mí, además de todo eso, fue un amigo alegre cuya índole apacible se parecía muy poco a su determinación de guerrero. Pero sobre todo, seguirá siendo para siempre el hombre que se adelantó a la CIA.
En realidad, fue Rodolfo Walsh quien descubrió -desde muchos meses antes- que los Estados Unidos estaban entrenando, exiliados cubanos en Guatemala para invadir a Cuba por Playa Girón en abril de 1961. Walsh era en esa época el jefe de Servicios Especiales de Prensa Latina, en la oficina central de La Habana. Su compatriota, Jorge Ricardo Masetti, que era el fundador y director de la agencia, había instalado una sala especial de teletipos para captar y luego analizar en juntas de redacción el material informativo de las agencias rivales. Una noche, por un accidente mecánico, Masetti se encontró en su oficina con un rollo de teletipo que no tenía noticias sino un mensaje largo en clave muy intrincado. Era en realidad un despacho del tráfico comercial de la Tropical Cable de Guatemala. Rodolfo Walsh, que por cierto repudiaba en secreto sus antiguos cuentos policiales, se empeñó en descifrar el mensaje con la ayuda de unos manuales de criptografía recreativa que se compró en una librería de lance de La Habana. Lo consiguió al cabo de muchas noches insomnes, sin haberlo hecho nunca y sin ningún entrenamiento en la materia, y lo que encontró dentro no sólo fue una noticia sensacional para un periodista militante, sino también una información providencial para el gobierno revolucionario de Cuba. El cable estaba dirigido a Washington por el jefe de la CIA en Guatemala, adscripto al personal de la embajada en ese país, y era un informe minucioso de los preparativos de un desembarco en Cuba por cuenta del gobierno norteamericano. Se revelaba, inclusive, el lugar en donde empezaban a prepararse los reclutas: la hacienda de Retalhuleu, un antiguo cafetal al norte de Guatemala.
Un hombre con el temperamento de Masetti no podía dormir tranquilo si no iba más allá de aquel descubrimiento, y desde entonces se empeñó en mandar un enviado especial de Prensa Latina al campo de entrenamiento. Durante muchas noches en claro, reunidos en su oficina, tuve la impresión de que no conseguía pensar en otra cosa. De pronto concibió la idea magistral. La concibió en la puerta de su oficina, viendo a Rodolfo Walsh que se acercaba por el estrecho vestíbulo con su andadura un poco rígida y sus pasos cortos y rápidos. Tenía los ojos claros y risueños detrás de los cristales de miope con monturas gruesas de carey, tenía una calvicie incipiente con mechones flotantes y pálidos, y su piel era dura y con viejas grietas como el pellejo de un cazador en reposo. Aquella noche, como casi siempre en La Habana , llevaba un pantalón de paño oscuro y una camisa blanca sin corbata con las mangas enrolladas hasta los codos. Viéndolo acercarse, Masetti me preguntó a qué se parecía Rodolfo Walsh, y yo le contesté que tenía cara de pastor protestante. "Exacto - replicó Masetti, radiante y precisó -: pero de pastor protestante que vende biblias en Guatemala."
Además, como descendiente directo de irlandeses, era un bilingüe perfecto. De modo que el plan de Masetti tenía pocas probabilidades de fracaso: Rodolfo Walsh se iría a Guatemala con un vestido negro y un cuello de celuloide volteado, predicando los horrores del Apocalipsis, que se sabía de memoria, y vendiendo biblias de puerta en puerta, hasta infiltrarse en los campos de entrenamiento. Habría sido, pensábamos con entusiasmo, el reportaje grande de la época. Sólo que el gobierno de Cuba tenía ya otros planes para infiltrar agentes suyos en Retalhuleu y éstos modificaron los de Masetti.
Quince años después de aquel golpe profesional y político, sin haber tenido un minuto de tregua en su guerra diaria, Rodolfo Walsh dirigió a la junta militar argentina una carta acusatoria que quedará para siempre como una obra maestra del periodismo universal. Esa fue la carta que le costó la vida. La escribió desde la clandestinidad, en Buenos Aires, la ciudad hermosa y desdichada donde su compatriota y colega Jorge Luis Borges, candidato finalista al Premio Nobel, recibió alborozado una condecoración infame de Pinochet y aclamó a los gorilas argentinos como los salvadores de su patria.
Por Gabriel García Márquez
Fuente: “Por la libre”. Editorial Sudamericana. Cuarto volumen de “Obra periodística de García Márquez 1974- 1995”
AGENCIA DE COMUNICACION RODOLFO WALSH
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CARTA ABIERTA DE RODOLFO WALSH A LA JUNTA MILITAR
1. La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento
de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una
hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a
esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como
escritor y periodista durante casi treinta años.
El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la
acción de gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes
llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y
lo que omiten son calamidades.
El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban
parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política
represiva, y cuyo término estaba señalado por elecciones convocadas para
nueve meses más tarde. En esa perspectiva lo que ustedes liquidaron no fue
el mandato transitorio de Isabel Martínez sino la posibilidad de un proceso
democrático donde el pueblo remediara males que ustedes continuaron y
agravaron.
Ilegítimo en su origen, el gobierno que ustedes ejercen pudo legitimarse
en los hechos recuperando el programa en que coincidieron en las elecciones
de 1973 el ochenta por ciento de los argentinos y que sigue en pie como
expresión objetiva de la voluntad del pueblo, único significado posible de
ese "ser nacional" que ustedes invocan tan a menudo.
Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e
intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas
productivtas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política
semejante sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos,
interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror
más profundo que ha conocido la sociedad argentina.
2. Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas
de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror.
Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales
guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra
ningún juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto
militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigación,
convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la
tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio.1
Más de siete mil recursos de hábeas corpus han sido contestados
negativamente este último año. En otros miles de casos de desaparición el
recurso ni siquiera se ha presentado porque se conoce de antemano su
inutilidad o porque no se encuentra abogado que ose presentarlo después que
los cincuenta o sesenta que lo hacían fueron a su turno secuestrados.
De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el
tiempo. Como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al
juez en diez días según manda un ley que fue respetada aún en las cumbres
represivas de anteriores dictaduras.
La falta de límite en el tiempo ha sido complementada con la falta de
límite en los métodos, retrocediendo a épocas en que se operó directamente
sobre las articulaciones y las vísceras de las víctimas, ahora con
auxiliares quirúrgicos y farmacológicos de que no dispusieron los antiguos
verdugos. El potro, el torno, el despellejamiento en vida, la sierra de los
inquisidores medievales reaparecen en los testimonios junto con la picana y
el "submarino", el soplete de las actualizaciones contemporáneas.2
Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a
la guerilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la
tortura absoluta, intemporal, metafísica en la medida que el fin original de
obtener información se extravía en las mentes perturbadas que la administran
para ceder al impulso de machacar la sustancia humana hasta quebrarla y
hacerle perder la dignidad que perdió el verdugo, que ustedes mismos han
perdido.
3. La negativa de esa Junta a publicar los nombres de los prisioneros es
asimismo la cobertura de una sistemática ejecución de rehenes en lugares
descampados y horas de la madrugada con el pretexto de fraguados combates e
imaginarias tentativas de fuga.
Extremistas que panfletean el campo, pintan acequias o se amontonan de a
diez en vehículos que se incendian son los estereotipos de un libreto que no
está hecho para ser creído sino para burlar la reacción internacional ante
ejecuciones en regla mientras en lo interno se subraya el carácter de
represalias desatadas en los mismos lugares y en fecha inmediata a las
acciones guerrilleras.
Setenta fusilados tras la bomba en Seguridad Federal, 55 en respuesta a
la voladura del Departamento de Policía de La Plata, 30 por el atentado en
el Ministerio de Defensa, 40 en la Masacre del Año Nuevo que siguió a la
muerte del coronel Castellanos, 19 tras la explosión que destruyó la
comisaría de Ciudadela forman parte de 1.200 ejecuciones en 300 supuestos
combates donde el oponente no tuvo heridos y las fuerzas a su mando no
tuvieron muertos.
Depositarios de una culpa colectiva abolida en las normas civilizadas de
justicia,incapaces de influir en la política que dicta los hechos por los
cuales son represaliados, muchos de esos rehenes son delegados sindicales,
intelectuales, familiares de guerrilleros, opositores no armados, simples
sospechosos a los que se mata para equilibrar la balanza de las bajas según
la doctrina extranjera de "cuenta-cadáveres" que usaron los SS en los países
ocupados y los invasores en Vietnam.
El remate de guerrilleros heridos o capturados en combates reales es
asimismo una evidencia que surge de los comunicados militares que en un año
atribuyeron a la guerrilla 600 muertos y sólo 10 ó 15 heridos, proporción
desconocida en los más encarnizados conflictos. Esta impresión es confirmada
por un muestreo periodístico de circulación clandestina que revela que entre
el 18 de diciembre de 1976 y el 3 de febrero de 1977, en 40 acciones reales,
las fuerzas legales tuvieron 23 muertos y 40 heridos, y la guerrilla 63
muertos.3
Más de cien procesados han sido igualmente abatidos en tentativas de fuga
cuyo relato oficial tampoco está destinado a que alguien lo crea sino a
prevenir a la guerrilla y Ios partidos de que aún los presos reconocidos son
la reserva estratégica de las represalias de que disponen los Comandantes de
Cuerpo según la marcha de los combates, la conveniencia didáctica o el humor
del momento.
Así ha ganado sus laureles el general Benjamín Menéndez, jefe del Tercer
Cuerpo de Ejército, antes del 24 de marzo con el asesinato de Marcos
Osatinsky, detenido en Córdoba, después con la muerte de Hugo Vaca Narvaja y
otros cincuenta prisioneros en variadas aplicaciones de la ley de fuga
ejecutadas sin piedad y narradas sin pudor.4
El asesinato de Dardo Cabo, detenido en abril de 1975, fusilado el 6 de
enero de 1977 con otros siete prisioneros en jurisdicción del Primer Cuerpo
de Ejército que manda el general Suárez Masson, revela que estos episodios
no son desbordes de algunos centuriones alucinados sino la política misma
que ustedes planifican en sus estados mayores, discuten en sus reuniones de
gabinete, imponen como comandantes en jefe de las 3 Armas y aprueban como
miembros de la Junta de Gobierno.
4. Entre mil quinientas y tres mil personas han sido masacradas en
secreto después que ustedes prohibieron informar sobre hallazgos de
cadáveres que en algunos casos han trascendido, sin embargo, por afectar a
otros países, por su magnitud genocida o por el espanto provocado entre sus
propias fuerzas.5
Veinticinco cuerpos mutilados afloraron entre marzo y octubre de 1976 en
las costas uruguayas, pequeña parte quizás del cargamento de torturados
hasta la muerte en la Escuela de Mecánica de la Armada, fondeados en el Río
de la Plata por buques de esa fuerza, incluyendo el chico de 15 años,
Floreal Avellaneda, atado de pies y manos, "con lastimaduras en la región
anal y fracturas visibles" según su autopsia.
Un verdadero cementerio lacustre descubrió en agosto de 1976 un vecino
que buceaba en el Lago San Roque de Córdoba, acudió a la comisaría donde no
le recibieron la denuncia y escribió a los diarios que no la publicaron.6
Treinta y cuatro cadáveres en Buenos Aires entre el 3 y el 9 de abril de
1976, ocho en San Telmo el 4 de julio, diez en el Río Luján el 9 de octubre,
sirven de marco a las masacres del 20 de agosto que apilaron 30 muertos a 15
kilómetros de Campo de Mayo y 17 en Lomas de Zamora.
En esos enunciados se agota la ficción de bandas de derecha, presuntas
herederas de las 3 A de López Rega, capaces dc atravesar la mayor guarnición
del país en camiones militares, de alfombrar de muertos el Río de la Plata o
de arrojar prisioneros al mar desde los transportes de la Primera Brigada
Aérea 7, sin que se enteren el general Videla, el almirante Massera o el
brigadier Agosti. Las 3 A son hoy las 3 Armas, y la Junta que ustedes
presiden no es el fiel de la balanza entre "violencias de distintos signos"
ni el árbitro justo entre "dos terrorismos", sino la fuente misma del terror
que ha perdido el rumbo y sólo puede balbucear el discurso de la muerte.8
La misma continuidad histórica liga el asesinato del general Carlos
Prats, durante el anterior gobierno, con el secuestro y muerte del general
Juan José Torres, Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruíz y decenas de
asilados en quienes se ha querido asesinar la posibilidad de procesos
democráticos en Chile, Boliva y Uruguay.9
La segura participación en esos crímenes del Departamento de Asuntos
Extranjeros de la Policía Federal, conducido por oficiales becados de la CIA
a través de la AID, como los comisarios Juan Gattei y Antonio Gettor,
sometidos ellos mismos a la autoridad de Mr. Gardener Hathaway, Station
Chief de la CIA en Argentina, es semillero de futuras revelaciones como las
que hoy sacuden a la comunidad internacional que no han de agotarse siquiera
cuando se esclarezcan el papel de esa agencia y de altos jefes del Ejército,
encabezados por el general Menéndez, en la creación de la Logia Libertadores
de América, que reemplazó a las 3 A hasta que su papel global fue asumido
por esa Junta en nombre de las 3 Armas.
Este cuadro de exterminio no excluye siquiera el arreglo personal de
cuentas como el asesinato del capitán Horacio Gándara, quien desde hace una
década investigaba los negociados de altos jefes de la Marina, o del
periodista de "Prensa Libre" Horacio Novillo apuñalado y calcinado, después
que ese diario denunció las conexiones del ministro Martínez de Hoz con
monopolios internacionales.
A la luz de estos episodios cobra su significado final la definición de
la guerra pronunciada por uno de sus jefes: "La lucha que libramos no
reconoce límites morales ni naturales, se realiza más allá del bien y del
mal".10
5. Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son
sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni
las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En
la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación
de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres
humanos con la miseria planificada.
En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al
40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6
a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta
familiar11, resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en
los últimos reductos coloniales.
Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas
de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo
asambleas y comisioncs internas, alargando horarios, elevando la
desocupación al récord del 9%12 prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos
despidos, han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la
era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han
calificados de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados que en
algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron.13
Los resultados de esa política han sido fulminantes. En este primer año
de gobierno el consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el de ropa más del
50%, el de medicinas ha desaparecido prácticamente en las capas populares.
Ya hay zonas del Gran Buenos Aires donde la mortalidad infantil supera el
30%, cifra que nos iguala con Rhodesia, Dahomey o las Guayanas; enfermedades
como la diarrea estival, las parasitosis y hasta la rabia en que las cifras
trepan hacia marcas mundiales o las superan. Como si esas fueran metas
deseadas y buscadas, han reducido ustedes el presupuesto de la salud pública
a menos de un tercio de los gastos militares, suprimiendo hasta los
hospitales gratuitos mientras centenares de médicos, profesionales y
técnicos se suman al éxodo provocado por el terror, los bajos sueldos o la
"racionalización".
Basta andar unas horas por el Gran Buenos Aires para comprobar la rapidez
con que semejante política la convirtió en una villa miseria de diez
millones de habitantes. Ciudades a media luz, barrios enteros sin agua
porque las industrias monopólicas saquean las napas subtérráneas, millares
de cuadras convertidas en un solo bache porque ustedes sólo pavimentan los
barrios militares y adornan la Plaza de Mayo , el río más grande del mundo
contaminado en todas sus playas porque los socios del ministro Martínez de
Hoz arrojan en él sus residuos industriales, y la única medida de gobierno
que ustedes han tomado es prohibir a la gente que se bañe.
Tampoco en las metas abstractas de la economía, a las que suelen llamar
"el país", han sido ustedes más afortutunados. Un descenso del producto
bruto que orilla el 3%, una deuda exterior que alcanza a 600 dólares por
habitante, una inflación anual del 400%, un aumento del circulante que en
solo una semana de diciembre llegó al 9%, una baja del 13% en la inversión
externa constituyen también marcas mundiales, raro fruto de la fría
deliberación y la cruda inepcia.
Mientras todas las funciones creadoras y protectoras del Estado se
atrofian hasta disolverse en la pura anemia, una sola crece y se vuelve
autónoma. Mil ochocientos millones de dólares que equivalen a la mitad de
las exportaciones argentinas presupuestados para Seguridad y Defensa en
1977, cuatro mil nuevas plazas de agentes en la Policía Federal, doce mil en
la provincia de Buenos Aires con sueldos que duplican el de un obrero
industrial y triplican el de un director de escuela, mientras en secreto se
elevan los propios sueldos militares a partir de febrero en un 120%, prueban
que no hay congelación ni desocupación en el reino de la tortura y de la
muerte, único campo de la actividad argentina donde el producto crece y
donde la cotización por guerrillero abatido sube más rápido que el dólar.
6. Dictada por el Fondo Monetario Internacional según una receta que se
aplica indistintamente al Zaire o a Chile, a Uruguay o Indonesia, la
política económica de esa Junta sólo reconoce como beneficiarios a la vieja
oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora y un grupo selecto de
monopolios internacionales encabezados por la ITT, la Esso, las
automotrices, la U.S.Steel, la Siemens, al que están ligados personalmente
el ministro Martínez de Hoz y todos los miembros de su gabinete.
Un aumento del 722% en los precios de la producción animal en 1976 define
la magnitud de la restauración oligárquica emprendida por Martínez de Hoz en
consonancia con el credo de la Sociedad Rural expuesto por su presidente
Celedonio Pereda: "Llena de asombro que ciertos grupos pequeños pero activos
sigan insistiendo en que los alimentos deben ser baratos".14
El espectáculo de una Bolsa de Comercio donde en una semana ha sido
posible para algunos ganar sin trabajar el cien y el doscientos por ciento,
donde hay empresas que de la noche a la mañana duplicaron su capital sin
producir más que antes, la rueda loca de la especulación en dólares, letras,
valores ajustables, la usura simple que ya calcula el interés por hora, son
hechos bien curiosos bajo un gobierno que venía a acabar con el "festín de
los corruptos".
Desnacionalizando bancos se ponen el ahorro y el crédito nacional en
manos de la banca extranjera, indemnizando a la ITT y a la Siemens se premia
a empresas que estafaron al Estado, devolviendo las bocas de expendio se
aumentan las ganancias de la Shell y la Esso, rebajando los aranceles
aduaneros se crean empleos en Hong Kong o Singapur y desocupación en la
Argentina. Frente al conjunto de esos hechos cabe preguntarse quiénes son
los apátridas de los comunicados oficiales, dónde están los mercenarios al
servicio de intereses foráneos, cuál es la ideologia que amenaza al ser
nacional.
Si una propaganda abrumadora, reflejo deforme de hechos malvados no
pretendiera que esa Junta procura la paz, que el general Videla defiende los
derechos humanos o que el almirante Massera ama la vida, aún cabría pedir a
los señores Comandantes en Jefe de las 3 Armas que meditaran sobre el abismo
al que conducen al país tras la ilusión de ganar una guerra que, aún si
mataran al último guerrillero, no haría más que empezar bajo nuevas formas,
porque las causas que hace más de veinte años mueven la resistencia del
pueblo argentino no estarán dcsaparecidas sino agravadas por el recuerdo del
estrago causado y la revelación de las atrocidades cometidas.
Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto
gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza
de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso
que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles.
Rodolfo Walsh. - C.I. 2845022
Buenos Aires, 24 de marzo de 1977.