miércoles, 14 de noviembre de 2007
Julio Mella, Froilán González, Tina Modotti, Adys Cupull, Dublin, New Orleans, Partido Comunista Cuba, Universidad, "Así mi corazón" asesinato México
El más novedoso libro de los escritores e historiadores Adys Cupull y Froilán González acaba de invadir las librerías de La Habana, Así mi corazón, con valiosos apuntes biográficos sobre Julio Antonio Mella, el revolucionario cubano y líder continental que a los 25 años de edad fuera asesinado en México, cuyo atentado terrorista ordenaran, en 1929, el tirano Gerardo Machado y el imperialismo norteamericano.
Sobre este joven, parafraseando a Martí, los autores de la obra dicen haberlo vislumbrado ceñido a la estrella que lo envolvió en su manto de luz, y creció, y subió en la sombra, y se paró en el yugo para lucirla en su frente, porque logró ser como los astros y como los hombres que sienten como sentirían las entrañas de la Tierra, los senos de los mares y la inmensidad continental.
Al abrir el libro, con más de 205 páginas, sorprende al lector una reflexión de Mella que motivara el título del mismo: ¿Cómo puede el Amazonas, cuando está desbordado, preocuparse de la conveniencia que para aumentar su caudal pueda tener, una nube que pasa cargada de agua, si esta se rompe en llovizna? Así mi corazón. Estructurado en unos 120 capítulos, el libro al final incluye una memoria gráfica con abundantes fotos de Mella niño, joven, con sus padres, hermano e hija, así como de las mujeres que amó, lo que junto con las narraciones contribuyen a un profundo acercamiento a esta indispensable figura de la historiografía cubana.
Los primeros capítulos abordan la infancia de Julio Antonio, calificada por él de dolorosa y mártir. Fueron sus padres Nicanor Mella Brea, nacido en República Dominicana, en 1851, y Cecilia Mac Partland y Reilly, una bella mujer nacida el 26 de julio de 1882, en un pueblo cerca de Dublìn, capital de Irlanda. Ellos se conocieron en Nueva Orleáns, Estados Unidos, cuando Cecilia apenas tenía veinte años de edad y él, cincuenta y tres, poco después se trasladaron a La Habana donde fundaron su hogar en la calle Obispo no. 67; aquí les nació el primer hijo, 25 de marzo de 1903, al que nombraron Nicanor Mac Partland y Diez, pero sería conocido en el ámbito nacional e internacional como Julio Antonio Mella. La madre siempre lo llamó Lamy.
De pequeños, Julio Antonio y su hermano, Cecilio, estuvieron rodeados del inmenso cariño de los padres y bajo los cuidados esmerados, de la nana Longina O’Farrill, una hermosa muchacha negra, que inspiró a uno de los más célebres compositores cubanos, Manuel Corona, para su reconocida canción dedicada a ella. Según la investigación de los escritores, Longina determinó mucho en el carácter templado, los sentimientos y la férrea voluntad de Julio Antonio. Fue ella quien le enseñó a conversar en español y el gusto por las comidas criollas y la música cubana, e influyó en el hábito de efectuar paseos por la orilla del mar, mientras lo estimulaba a que aprendiera a nadar y a escalar la colina del Castillo del Morro.
Pero no todo sería color de rosa para los muchachos, pues cuando la madre enfermó de pulmonía, ella sola regresó a Nueva Orleáns para ingresar en un sanatorio. Entretanto, Julio Antonio con 7 años, y Cecilio, con 5, quedaron al amparo del padre y de la madrastra, Mercedes, una buena mujer con quien Nicanor había contraído matrimonio mucho antes de conocer a Cecilia. Una de las hijas de Mercedes y Nicanor, o sea una medio hermana de Julio Antonio, llamada Josefina, no soportó la presencia de los dos muchachos en su casa materna y los sometió a un régimen de vida tenso, discriminatorio, lleno de discusiones. De ahí que Julio Antonio años después evocara una infancia desdichada.
No obstante, al no haber estrechez económica en la familia, los hermanos pudieron estudiar en escuelas privadas, como la de los Escolapios de Guanabacoa, en las cuales sufrieron desprecio, burlas y hasta abusos, dada la condición de hijos naturales. Desde esa época, Julio Antonio se revelaba ante cualquier dogma e injusticia. Por las noches disfrutaba de los pasajes de las guerras pasadas por la libertad de Cuba o de República Dominicana, contadas por el padre, un hombre culto, bien informado que dominaba los idiomas inglés y francés, aficionado a la lectura, por lo cual poseía en la casa una importante biblioteca. Asimismo, Julio Antonio a través de las historias que el padre le narraba aprendió a admirar a los próceres independentistas José Martí, Antonio Maceo, Máximo Gómez y a su abuelo paterno, el general dominicano Ramón Matías Mella y Castillo. La casa era visitada, entre otros amigos del padre, por Emilio Roig de Leuchsenring, historiador que estudiara profundamente y escribiera sobre el imperialismo. Bajo ese ambiente de influencias y pensamientos martiano y antiimperialista se forjaba la ideología del futuro y excelso joven.
A los autores de Así mi corazón no se le escaparon los detalles sobre las estancias, en diferentes épocas, de los hermanos en Estados Unidos, donde Julio Antonio, a los 14 años de edad, fue reclutado (1917), luego de haber estallado la Primera Guerra Mundial, y la devoción del adolescente por uno de los profesores de la Academia Newton de nacionalidad mexicana, el poeta y político Salvador Díaz Mirón, quien había conocido a José Martí. Ya entonces Mella llamaba la atención por sus buenos modales, el porte atlético y su manera entusiasta y enérgica de hablar. Solía boxear y practicar remos, cuya disciplina le era impartida por el instructor norteamericano Smith. Hacia 1919 matriculó en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana; estudió Enseñanza Cívica; escribió un libro de poemas; se enamoró de Silvia Masvidal y en 1920, viajó a México para intentar realizar estudios militares, uno de sus sueños, etapa en la cual escribiera cuarenta y siete crónicas, caracterizadas por una filosofía e ideología propias, muy definidas contra el imperialismo estadounidense. Más adelante, la obra describe una guerra civil en la tierra azteca, de la cual Mella resultó ser testigo durante el padecimiento de una fuerte gripe, y de cómo decidió penetrar indocumentado en territorio de Estados Unidos, de la misma forma que lo hacían los braceros, por lo que no tardó en ser detenido e internado en un hospital. Este relato es continuado por los referidos a los regresos a México y a Cuba, posteriormente; la vuelta al Instituto de Segunda Enseñanza, así como el ingreso en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana, donde comenzó a firmar en documentos oficiales con los nombres que deseaba ser reconocido: Julio Antonio, y el primer apellido que le pertenecía, Mella. Es en la Universidad donde Julio Antonio Mella mostró su vocación y facilidad para la literatura y se da a conocer muy en especial como periodista y crítico. Sus documentos y artículos son importantes testimonios de la lucidez política, cultural y humana que alcanzó en su corta vida el líder estudiantil cubano, tal como enfatizan en el libro Así mi corazón los autores Adys Cupull y Froilán González.
Mella se convirtió en pilar del movimiento reformista de la Universidad: “La lucha es de vida o muerte, si perdemos, se pierde todo, el curso, el honor de la Universidad (...) Hagamos todo por el triunfo...” En otras páginas se refleja además de la intensa actividad estudiantil y política de Julio Antonio, la entrega del joven al deporte, incluida su participación en diferentes competencias y la obtención de medallas. De igual manera, no quedan inadvertidos relatos sobre el noviazgo y la boda de Julio Antonio con Margarita Zaldívar Freyre (1924); el nacimiento de su hija Natacha; el último día en la Universidad (26 de noviembre de 1925); las impresiones que Mella causara en el famoso trovador y compositor cubano Sindo Garay y en el argentino José Ingenieros, tras ellos haberlo conocido personalmente; las lecturas de Mella; las visitas respectivamente a Moscú y París, la cual le pareció: una ciudad hecha a modo de beso. Numerosos son los capítulos que tratan sobre la trayectoria revolucionaria de Julio Antonio Mella, entre estos los subtitulados: “Protestas en la Universidad; Liga de estudiantes Pan-Americanos”; “La Universidad Popular José Martí”; “Contra el fascismo”; “Nace el Partido Comunista Cubano”; “Mella en prisión”; “Huelga de Hambre”; “Vida clandestina”; “El congreso imperialista”; “Amor entre Tina y Mella”. Concluye el novedoso libro publicado por la Editorial Abril, Así mi corazón, con los últimos momentos vividos por Julio Antonio Mella, en México, donde continuó destacándose como líder continental. Aquella fría noche del 10 de enero de 1929, en la agonía de la muerte, sostenido por los brazos de la amada italiana, Tina Modotti, logra expresar: Muero por la Revolución.