viernes, 16 de noviembre de 2007

música cubana, Congreso de la UNEAC Alberto Falla, Tony Pinelli, Bayamo, grupo Moncada, Fidel, Raúl Castro



Dos músicos opinan sobre el Congreso de la UNEAC


---- “No eludimos nuestro papel en la política”, dice Alberto Falla
---- “La burocracia: el enemigo a batir”, opina Tony Pinelli

Por Manuel Alberto Ramy Desde La Habana

Primero fue el sonido, que estaba en la naturaleza circundante y
también en la anatomía del hombre. Las palabras vinieron después,
cabalgando sobre el sonido. Así nacieron la música, el canto, la
narración oral y posteriormente la literatura escrita.

La independencia de la nación cubana de la metrópoli española comenzó
por el sonido de una música tocada en el interior de un templo, hoy
catedral, en la ciudad de Bayamo. Tan elocuente fue que el jefe de la
plaza militar, al escucharla, la calificó de un himno de guerra. Tenía
razón. Unos meses después, el 20 de octubre de 1868 tras la toma de la
ciudad de Bayamo por las fuerzas independentistas, vinieron las
palabras, la letra de nuestro himno nacional. Por cierto escritas a
lomo de caballo de combate.

La música es importante en la vida de nuestra nación y sus creadores,
integrados en la Asociación de Músicos de la Unión de Escritores y
Artistas de Cuba (UNEAC), se han reunido para debatir sobre su 7mo.
Congreso --un tema que vengo siguiendo con atención.

¿Qué opinan los creadores musicales sobre este Congreso? ¿Cuál es la
función de la cultura en este momento tan excepcional? Estas son las
interrogantes de mi indagación.

Alberto Faya, músico, ex cantante del famoso grupo Moncada, licenciado
en filosofía y literatura, opina "(…) que el primer tema que debemos
encarar es la responsabilidad y función del artista y el intelectual
cubano en el crecimiento y desarrollo de nuestra Revolución, lo cual
no se trata de un asunto solamente político, sino de mucho más
alcance. Yo diría que es un asunto de nuestra cultura, lo cual implica
una visión más amplia".

Jovial, amable, con su voz bien timbrada, cree que "el sentido mismo
del trabajo artístico, tan vinculado a la creación, lleva consigo
actitudes renovadoras y pensamientos transformadores que son vitales
para la existencia misma de nuestra nación. No se trata de que sean
sólo los artistas e intelectuales quienes pueden señalar el camino
futuro que debemos los cubanos tomar, pero si tenemos una gran
responsabilidad en ese sentido".

Por su parte, Tony Pinelli, compositor, ex director del cuarteto vocal
Los Cañas, productor musical y comentarista de radio, estima que los
debates para el 7mo. Congreso ocurren cuando el presidente en
funciones Raúl Castro "ha dado un fuerte impulso a que la gente opine,
critique y proponga". Pinelli, quien también fue fundador del
Movimiento de la Nueva Trova, opina que la gran batalla "es con la
burocracia…al imperialismo hemos sabido manejarlo, por eso estamos
aquí, pero hay que batallar con una burocracia que no está capacitada
para dirigir al sector cultural". Y es lapidario: "no puede hacer
cultura quien no es culto".

Desde una perspectiva gremial, Pinelli destaca dos puntos que a su
juicio están golpeando a los músicos: el papel de las agencias
artísticas, "que en vez de defender los intereses de sus representados
se han convertido en aliados del estado"; y, "la política de pago, que
debe ser revisada, pues no es justo que cuando los músicos cobran en
pesos convertibles (CUC), solo reciban "el 50% además de pagar el 7%
en impuesto". El compositor de la antológica canción “Tú Eres la
Música que Tengo que Cantar”, agrega que además de lo anterior en
muchas oportunidades son los músicos quienes corren "con los gastos de
transportación de equipos, el de los utileros y si el lugar del
concierto no tiene los equipos de sonido adecuados, pues también deben
asumir el alquiler de los mismos".

Ambos entrevistados coinciden en que tanto Fidel Castro durante su
discurso en la Universidad de la Habana en noviembre de 2005, como
Raúl durante el discurso del pasado 26 de julio, están impulsando a
reflexionar críticamente sobre la realidad, a opinar, a "cambiar todo
lo que haya que cambiar".

"Pienso que se ha desatado un proceso participativo que garantiza el
que pueda calificársele, sin lugar a dudas, como democrático. Esto es
de un enorme valor en todos los sentidos", apunta Falla como una
primera consecuencia del llamado de los máximos dirigentes del proceso cubano.

Pinelli insiste en que "Raúl Castro ha dado un fuerte espaldarazo a la
participación, que en el sector cultural en buena medida ha estado
secuestrada por una burocracia inepta".

Falla, que no se detiene en asuntos gremiales --cuya importancia no
niega--, estima que "Los destinos de Cuba no pueden ser modelados
sobre la base de pensamientos estáticos o atados a convenciones y
conservadurismo". Y agrega: "el futuro de nuestro país está, además,
en lo que los cubanos vivimos día a día y en la solución de los
problemas que la vida misma genera. Esto implica una idea central: Las
necesarias transformaciones de nuestro país emanan de las soluciones a
los problemas que día a día enfrentamos".

Me detengo en la entrevista. Retrocedo mis pasos siglos atrás
procurando hallar en la raíz de nuestras palmas, en el frescor de la
guayabera, en un hombre sin rostro conocido que por vez primera y a
partir de la espinela, oriunda de España, cantó comenzando con un "ay,
ay", la décima criolla alterando los versos que debían rimar, o en
aquel otro de pincel sin firma intentando atrapar en un lienzo de mala
muerte la luz incomparable que baña la tierra nuestra. Y así hasta
llegar al sacerdote Félix Varela, quien según nuestro José Martí, "fue
el primero que nos enseñó a pensar en cubano". Nada, que la cultura
genuina es la que piensa en cubano y está en la raíz y en el penacho
de cada una de nuestras palmas. De ahí el compromiso de los creadores
nacionales.

Tal vez por esto Alberto Falla afirma: "Los artistas e intelectuales
son el grupo humano que tienen, entre sus funciones, reflejar,
relatar, dar fe de existencia de la cultura pero también de trazar los
caminos a seguir. En este sentido no eludimos los roles no sólo
estéticos y éticos de nuestro quehacer, sino hasta nuestro papel en la
política. Nuestra acción es decisiva en estos momentos; de ahí la
importancia del Congreso en tanto evento que concilia y mueve el
pensamiento entre sus funciones principales. El papel de la cultura
tiene que ver directamente con los métodos de participación que
desarrollamos y, por tanto, con la aparición y desarrollo de un
consenso encaminado a las transformaciones positivas de nuestra realidad".

Manuel Alberto Ramy es jefe de la corresponsalía de Radio Progreso
Alternativa en La Habana y editor de la versión en español del
semanario bilingüe Progreso Weekly/Semanal.