lunes, 2 de junio de 2008

Patria, Argentina, Che Guevara, Libertad, Villa Mercedes, San Luis, Cabildo abierto, Mariano Moreno, Juan José Paso, Virreinato, Saavedra, Escuela,


del profesor Carlos Torres:
quiero compartir con Uds mi discurso sobre el 25 de mayo, en acto escolar


Buenos días a todos.

En este acto alusivo a una fecha histórica para nuestro país, me toca compartir con Ustedes una referencia a tales hechos que nos han quedado muy adentro de nuestra memoria como ciudadanos que vivimos en libertad y prosperidad. Al menos eso creemos.
Les pido a Ustedes, estimados Alumnos que presten atención y oído muy sereno a las reflexiones que les quiero compartir. Y a mis Colegas les pido que de ser necesario y pertinente, contribuyan a que estas palabras mías sean desmenuzadas cuantas veces se pueda si desde lo más amplio de sus significados describen o redescriben esos momentos que con este Acto estamos recordando.
En primer lugar les presento esta idea: la denominada Revolución de Mayo no es el cumpleaños de la Patria. Ustedes se preguntarán: “¿y qué hacemos acá adornados de colores celestes y blancos por todos lados?”. No se desanimen, pues el que nos debe la respuesta es un personaje de nuestra historia devenido en prócer, al que encontrarán en los billetes de $2, el General Bartolomé Mitre, el misterioso triunfador en una batalla que tenía irremediablemente perdida, la batalla del arroyo de Pavón en provincia de Buenos Aires. Desde ese momento, la historia argentina es llevada ciegamente por un intencionado camino según los intereses políticos y culturales que buscan un modelo de país a la europea, menospreciando las raíces y tradiciones de nuestros pueblos.
Ese famoso General Mitre, fundador del Diario La Nación que aún hoy circula y se compre en nuestros kioscos, el mismo que en nuestro Villa Mercedes tiene una muy importante avenida ofrendada a su memoria, es uno de ese puñado de intelectuales que decidió armar el panteón de los próceres según su parecer, y resaltar fechas de importantes acontecimientos políticos pero matizadas con la valoración que ellos querían.
Una de esas fechas es el 25 de mayo de 1810. ¿Ustedes saben desde cuando se festeja el 25 de mayo? Parece ser que la llamada “Semana de Mayo” es una teatralización muy idealista del escrito “Memorias Curiosas” que le pertenece a un tal Juan Manuel Beruti, y también de una serie de relatos particulares de personajes que fueron activos participantes en aquellos días de 1810. Resaltar el 25 de mayo toma forma con ese movimiento cultural y político llamado Generación del 37 que era un grupo de jóvenes que en el año 1837 unen sus esfuerzos e ideas en una agrupación que se llegó llamar Asociación de Mayo, y son ellos los primeros que hablan y hacen que creamos en una Revolución de Mayo. De todos ellos, don Bartolomé Mitre retoma sus ideas y así va dando forma definitiva a lo que hoy pretendemos celebrar.
El 25 de mayo de 1810 no había noticieros, no había móviles en vivo ni periodistas que relataran los acontecimientos. Nada quedó filmado por una cámara o captado por una máquina fotográfica. El rating por la mejor toma o el mejor reportaje no existía. Tan solo nos tenemos que valer de testimonios escritos y relatos orales, con el peligro de que pueden ser descripciones parciales del hecho, o más aún ser tendenciosamente analizados. Pero a pesar de ello, algo nos ha quedado: los mitos del 25 de mayo.
Con esta denominación se hace referencia a todos esos detalles que hay adentro y afuera del Cabildo de Buenos Aires, que todos los argentinos ingenuamente hemos creído. No les estoy diciendo que el 25 de mayo no existió ni que es una fecha sin importancia histórica, pues creo que lo necesario es aclararnos lo que se puede aclarar.
Todos hemos estudiado, hemos escuchado y seguramente lo seguiremos haciendo, que en el Cabildo del 25 de mayo de 1810 nace la Patria porque se forma el Primer Gobierno Patrio. Y que los nueve hombres que formaron la Primera Junta son los abnegados héroes en el parto de la nuestra libertad. Lamento mucho decepcionarlos, pero toda esta historia no es tan real como nos la han contado. Puede que yo esté equivocado, o lea mal con los lentes puestos, pero he visto que en las Actas del Cabildo del 24 de mayo y 25 de mayo, refiriéndose a esos miembros de la Junta de Gobierno dicen que “de rodillas y poniendo la mano derecha sobre los Santos Evangelios prestaron juramento de desempeñar legalmente el cargo, conservar íntegra esta parte de América a nuestro Augusto Soberano don Fernando VII”. Y la Proclama del día siguiente, el 26 de mayo dice que es un deseo eficaz de la Junta de Gobierno elegida en el Cabildo “el sostén de estas posesiones de América en la más constante fidelidad y adhesión a nuestro muy amado Rey y Señor Don Fernando VII”. ¿Les cambié la historia, no?. Pues yo creo que no. Me permito contarles a Ustedes lo que he leído de varios historiadores, y en todos ellos encuentro un común denominador: la historia del 25 de mayo es muy compleja y enredada como para comprenderla de una sola leída. Es entonces nuestro deber releerla mejor
En mi opinión, puedo adherir a lo que dice el historiador Federico Ibarguren que la consigna aventurada en el Cabildo Abierto del 22 de mayo y adoptada al fin el día 25 fue esta: “contra Napoleón; con o sin el Rey”. Aquel Fernando VII ya estaba preso bajo el dominio del poderoso general francés Napoleón Bonaparte. Entonces, en la ciudad capital del Virreinato del Río de La Plata había una encrucijada: es hora de declararnos independientes o mantenernos con la máscara de fidelidad al Rey prisionero para ocultar los intereses independentistas y así no hacer enojar a su Majestad Británica por ese entonces aliada de la humillada España.
Sí. Aunque Ustedes no lo crean, en ese pretendido grito de libertad del 25 de mayo, aquellos revoltosos hombres se cuidaban de no dañar con los acontecimientos políticos el muy generoso y fructífero comercio con Gran Bretaña. O sea que la Patria del 25 de mayo nació bajo la atenta, celosa y astuta mirada de los parteros ingleses. Entonces sí se puede entender por qué en esa heterogénea Junta de Mayo los próceres que hoy nombramos estaban divididos enfrentados en dos grupos: uno encabezado por el coronel Cornelio Saavedra, uno de los héroes de la Reconquista de la ciudad de Buenos Aires tras las invasiones inglesas, y encargado de hacer pesar el poder militar en las decisiones del 24 y 25 de mayo; y el otro bando estaba encabezado por un joven y lúcido abogado, representante de los intereses comerciales británicos en el Río de La Plata, el Dr. Mariano Moreno.
Acuérdense Ustedes que en nuestra ciudad, como en tantas de nuestro país hay una calle y una escuela que lleva su nombre. La gran pelea entre Saavedra y Moreno era la forma de capitalizar hacia la independencia los hechos de la Semana de Mayo, que dicho sea de paso no fueron 5 días sino 3. El militar quería que la forma de gobierno después del 25 fuese decidida en un Congreso que reuniera a los representantes todas las Provincia del Río de la Plata, en cambio el iracundo abogado pretendía que la suerte de todo el Virreinato quedara en manos de la ciudad de Buenos Aires, la “hermana mayor” como la definió el Dr. Juan José Paso, otro de los Secretarios de la Junta de Mayo.
Algunos historiadores ven en esa primer pelea entre políticos que tuvo la Patria, el origen de lo que después se encarnó como la sangrienta lucha entre unitarios y federales. Tan al extremo llegó la diferencia de opinión que don Mariano Moreno, el hombre mas respetado y aplaudido por la historia armada desde Bartolomé Mitre, no dudó en mandar a asesinar a todos aquellos que se oponían a las pretensiones hegemónicas de Buenos Aires con la excusa de salvar a la Revolución. Y el mejor alumno para cumplir con el terror ordenado por Moreno fue Juan José Castelli, otro miembro de la Junta de Mayo. Él fue el gran encargado de cumplir y hacer cumplir las órdenes de Moreno de fusilar a los que se opusieron a la revolución, entre ellos a Santiago de Liniers, héroe de la Reconquista; también los ajusticiamientos en el Alto Perú. Castelli fue el gran orador en el Cabildo, con la idea de una Junta sin el Virrey Cisneros; murió de cáncer de garganta.
A todo esto, ¿qué sentido tienen entonces los colores celeste y blanco que adornan este Acto? Pues ninguno. Es verdad que en todo cumpleaños hay globos, entonces sería mejor que los guardemos para el verdadero cumpleaños... el 9 de julio. Mientras tanto les cuento que el día de la Plaza del 25, es una imagen retórica del pintor Ceferino Carnacini, quien en un cuadro de su autoría del año 1938 destinado a adornar billetes en la segunda mitad del siglo pasado. Es ese cuadro, la gran imaginación de un artista plástico, el que nos muestra una errónea visión histórica de la Plaza del 25 de mayo de 1810. Cuentan los historiadores que en la plaza no estaba mas del 1 o 2% de la población total de Buenos Aires, que los paraguas si existían eran muy pocos y caros, y encima parece que en el mango tenían imágenes del Rey Fernando VII. Pero lo mas entretenido es la historia que French y Beruti repartían cintas celestes y blancas, los colores patrios. He aquí otra monumental mentira, o al menos verdad a medias, y se la debemos a don Bartolomé Mitre y sus erróneos escritos. Estos dos jóvenes entusiastas de las ideas de independencia, pertenecían a un grupo de gente que se llamaban Los Chisperos, y estaban encargados de exaltar a la gente en contra del Virrey Cisneros. Por eso, ellos fueron los que comandaron una suerte de operativo cerrojo, al mejor estilo del “piquetero K” Luis D´ Elia, porque impidieron que a la Plaza del 25 de mayo llegaran ciudadanos partidarios de Cisneros y opositores a una suerte de primer paso hacia la independencia. Para identificar a quien dejaban quedarse y a quien no, parece que se les ocurrió darles a los que iban llegando e identificaban como partidarios de una Junta sin Cisneros, unos distintivos de color. El que lo tenía entraba, el que no, era corrido.
No hay acuerdo acerca de cuales eran los colores de las cintas que repartieron Domingo French (el primer cartero de Buenos Aires) y Antonio Beruti (que no se sabe dónde fue sepultado su cuerpo). Algunos dicen que azules como los colores de la banda de la casa real de los Borbones Reyes de España; otros dicen que celeste y roja representando éste último a la corona del Rey. Al fin y al cabo, estos dos revoltosos y agitadores muchachones fueron los primeros en llevar a gente a una plaza y ponerlos bajo unos colores identificativos como partidarios de una idea política.
Finalmente, les quiero decir que eso que se ha decidido llamar la Revolución de Mayo, fue un acontecimiento totalmente “porteño”. El resto del “país”, ni enterado ni consultado. En el Cabildo Abierto del día 22 se dejó bien asentado que no se podía esperar a que se reuniese un congreso representativo de todas las Provincias del Virreinato que en ese entonces incluía lo que hoy es Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia. Se adoptó la tesis que Buenos Aires es la hermana mayor y por eso tenía que velar y tomar decisiones urgentes para bien de todos. Es por eso que se tarda mas de un año en que todo el país se identifique con la Primera Junta de Gobierno que asumió el 25 de mayo tras el golpe de estado militar que hizo con su Regimiento de Patricios el muy respetado y aclamado Cornelio Saavedra, la noche del día 24. Sí, tal como Ustedes lo escucharon, la Patria del 25 de mayo nació con un golpe de estado militar que derrocó (le pidió la renuncia no como Virrey sino como Presidente de la Junta elegida en el día 24) al ya muy odiado Sr. Baltazar Hidalgo de Cisneros, el representante del Rey de España en esas zonas de América.
Con esto que les he dicho, solo pretendo contribuir a desenterrar anécdotas muy astutamente ocultadas o tergiversadas por pensadores, políticos y gobernantes según sus propios intereses sectoriales. Los invito a Ustedes alumnos que hagan de cada 25 de mayo que les toque vivir en adelante una imperdible oportunidad para recuperar nuestra enmarañada historia y reclamar que ya es hora que nos digan una verdad testimoniada sobre lo que pasó en esta Argentina heredada.

Prof. CARLOS ALBERTO TORRES

Villa Mercedes (S.L.) 23 de mayo de 2003