martes, 29 de julio de 2008

Golpe sin violencia aparente Estados Unidos los practica aceitadamente, Argentina en la mira de Bush para destruir a Cristina Kirchner















22 de julio de 2008

ESTADOS UNIDOS Y SU GUERRA DE BAJA INTENSIDAD


en América Latina. El caso argentino.

Los golpes blandos por Stella Callóni


Golpe blando es el nuevo nombre que se utiliza en Estados Unidos para
mencionar las acciones desestabilizadoras utilizadas por el poder
económico, con apoyo extranjero, y de los viejos elementos de las
dictaduras militares y policiales. Ya no resulta imprescindible sacar
las Fuerzas Armadas a la calle: se van minando lentamente las bases de
un gobierno popular cuando se han logrado controlar la mayoría de los
medios de comunicación.

Mientras en Bolivia, gobernada por el dirigente indígena Evo Morales
—un hecho histórico en la región— se escenifica una escandalosa
"guerra sucia" y las agencias de Estados Unidos trabajan abiertamente
para la fragmentación del país, en Argentina está en marcha también un
"golpe blando" o "suave" desde la asunción de la presidenta Cristina
Fernández de Kirchner, en diciembre pasado, después de ser elegida por
una mayoría de argentinos.

"Golpe suave o blando" es el nuevo nombre que se utiliza en Estados
Unidos, en la jerga del lenguaje de la Guerra de Baja Intensidad, para
mencionar las acciones desestabilizadoras utilizadas por el poder
económico, con apoyo extranjero, y de los viejos elementos de las
dictaduras militares y policiales. Ya no resulta imprescindible sacar
las Fuerzas Armadas a la calle porque se van minando lentamente las
bases de un gobierno más popular y menos dependiente de Washington,
cuando ya han logrado controlar la absoluta mayoría de los medios de
comunicación.

Estos medios que han sido claves para la criminal invasión y ocupación
de Irak, por ejemplo, ahora también lo son para aplicar los golpes
mediáticos, como bien se demostró en Venezuela en abril de 2002. Los
medios dirigieron la acción golpista, como quedó registrado incluso en
filmaciones que dieron la vuelta al mundo.

El caso argentino

En Argentina, los mismos medios que ampararon las acciones criminales
de la dictadura militar —léase la mayoría— hoy actúan contra el
gobierno democráticamente elegido de Fernández de Kirchner mintiendo
abiertamente. "Masivas movilizaciones" dijeron la noche del 16 de
junio, cuando había unas dos mil personas haciendo sonar cacerolas en
los barrios de clase alta.

En realidad las acciones desestabilizadoras habían comenzado mucho
antes. Vale recordar la aparición por ejemplo del periódico Perfil en
junio de 2005.

En una investigación sobre lo actuado por ese medio contra el gobierno
de Néstor Kirchner, la integración de América Latina, la degradación
de presidentes cercanos a la administración local y las groseras
manipulaciones sobre política internacional sirven para entender cómo
el actual "golpe suave" ya venía transcurriendo desde hacía un buen
tiempo. También recorriendo lo actuado cuando apareció la candidatura
de la actual mandataria, el tratamiento degradante que se le dio a su
figura como senadora de la Nación, la frivolización en los análisis
sobre su investidura y demás para entender de qué se tratan los
sucesos actuales.

En realidad, la acción golpista comenzó muy tempranamente contra la
presidenta actual. Prácticamente en los primeros días de su asunción.
El asesinato del prefecto Héctor Febres, cuando estaba detenido bajo
proceso, debe ser visto como un mensaje mafioso de fuerte contenido.
Como antes se utilizaron las desapariciones de Jorge Julio López en La
Plata en 2006, —cuyo destino se ignora hasta hoy— así como de Luis
Jerez, en diciembre de ese año y Juan Evaristo Puthod, quienes
aparecieron con muestras de torturas, también como "mensajes" mafiosos
de un poder en sombras. Vale recordar que todos ellos eran y son
peronistas.

De la misma manera, la conspiración de "la valija" con casi 800 mil
dólares, que traía un "inocente" viajero, ligado a la CIA
estadounidense como es el venezolano-norteamericano Guido Antonini
Wilson. El estudio de lo actuado en Miami en este caso, "precisamente"
cuando asume la presidenta y se la quiere forzar a quebrar su alianza
con el Mercosur, aparece el curioso armado de que ese dinero provenía
de Venezuela para la campaña presidencial local. Si un experto en
analizar las "guerras sucias" estudia este caso, no tiene dudas en su
conclusión final, porque están todos lo elementos básicos de ese tipo
de acciones conspirativas.

Luego comenzó instalándose en los medios la constante alusión al
"autoritarismo" de la mandataria o mencionando la palabra "dictadura",
para el gobierno más democrático que conoció Argentina desde su larga
y difícil transición hacia una democracia —obstaculizada por muchas
impunidades, que tiene diversos señalamientos por algunas medidas
tomadas, como la Ley Antiterrorista que deberá ser derogada algún día.

Similitudes

Pero el llamado "conflicto del campo" es exactamente un calco de los
paros patronales con desabastecimiento que se hicieron contra el
gobierno democrático de Salvador Allende en Chile en los años '70, que
en ese caso culminaron con el golpe militar de 1973.

Ese mismo accionar fue aplicado contra otros gobiernos democráticos.
El paro patronal en Venezuela antes del golpe militar de abril de
2002, tiene las mismas características y también está siendo utilizado
como una serie de conflictos aparentemente sindicales o estudiantiles,
cuya génesis no es genuina. Así se ha visto en los últimos tiempos en
Bolivia y Ecuador.

La experiencia de Brasil con el llamado terrorismo mediático es
trágica, como ha investigado el periodista de ese país Beto Almeida.
"Getúlio Vargas, quien presidió el país en la etapa en que más se
nacionalizó la economía, creando leyes que favorecían a los
trabajadores", la universidad pública con incentivos a la educación
gratuita, además de crear la Radio Nacional, de gran repercusión
popular, "fue duramente atacado por la prensa por esas posiciones
nacionalistas y antiimperialistas".

Recuerda Almeida que "exactamente 30 días después de haber firmado la
Ley que creaba Petrobrás, Vargas fue llevado al suicidio el 24 de
agosto de 1954 bajo presión de una fuerte campaña terrorista mediática
que hablaba de corrupción y acciones nunca comprobadas de su
gobierno."

Aunque Vargas había creado la radio pública, "había cometido el error
de permitir que la televisión naciera privada en Brasil, e
inmediatamente asociada a los intereses económicos extranjeros, que
jamás han aceptado la nacionalización del petróleo, de las riquezas
minerales, las leyes de protección al trabajador, y que estaban
determinados a no permitir que su gobierno siguiera adelante."

En este caso el cerco mediático, de TV, radio y periódicos "fue
determinante para desmovilizar a la población, y crear un clima de
terror".

En Brasil se cita también otra experiencia trágica con el terrorismo
mediático utilizado en 1961, cuando renunció el presidente Jânio
Quadros "y los mismos que antes habían derrocado a Getúlio Vargas no
querían permitir que João Goulart, vicepresidente electo, asumiera el
cargo presidencial, conforme la Ley" acusándolo de comunista, "tal
como ahora se acusa a los presidentes populares y progresistas de
encubrimiento al terrorismo" o de otros cargos no comprobados", señala
Almeida.

Fue determinante también la intromisión de Estados Unidos en la
política brasileña, con ayuda del poder económico, la distribución de
dólares para la compra de diputados, medios de comunicación, como lo
confesó el propio ex embajador norteamericano en Brasil en 1964, para
la organización del golpe de estado contra Goulart. "Las manipulación
mediática creó también entonces un clima de terror en la sociedad."

Una respuesta a la acción popular

Simplemente citamos estos casos para entender los elementos del
llamado "golpe blando", para formar un cerco y minar las bases del
gobierno, confundiendo a la sociedad en su conjunto. Los organismos de
inteligencia de Estados Unidos reconocen ahora que "aprendieron" de
las rebeliones populares que se produjeron en los últimos años en
América Latina cuando derrumbaron presidentes que no cumplieron sus
programas electorales (Ecuador, Bolivia, Argentina). En los "golpes
blandos" sólo falta que otros sectores —no populares— encabecen las
acciones y arrastren a grupos supuestamente progresistas o de las
"nuevas e imprecisas izquierdas" que surgieron en este período
histórico. Así lo dicen.

Por estos días en Argentina ya se mencionaron varias veces algunas
ideas para un "reemplazo de la presidenta". El periódico La Nación
sugirió hasta el posible sucesor post golpe contra el gobierno actual,
en este caso Carlos Reutemann, ex gobernador de Santa Fe que estuvo
ligado al ex presidente Carlos Menem, el hombre que entregó al país a
los capitales extranjeros.

Los "golpes suaves" son parte del esquema de la Guerra de Baja
Intensidad (GBI), el plan básico de contrainsurgencia que abarca lo
político, diplomático, cultural, informativo, militar, en el esquema
actual de recolonización de América Latina, elaborado por Estados
Unidos.

Para este nuevo tiempo la GBI fue reciclada en los años '90, después
de haber sido "exitosa" en la siembra de dictaduras en los años '70, y
en las numerosas operaciones criminales que llevó adelante en
cumplimiento del plan general de la Doctrina de Seguridad Nacional
durante la Guerra Fría.

Se necesitó su readecuación después de la caída de la Unión Soviética,
y esa adecuación "dialéctica" al analizar los posibles conflictos de
los años 2000, es lo que estamos viendo ahora con la creación de un
enemigo tan ambiguo y por eso mismo tan fácil de usar en cualquier
circunstancia como el "terrorismo" o el "narcotráfico" y estas nuevas
fórmulas golpistas, para lo cual hablando de "reconciliación" e
impunidad "democrática" mantuvieron casi intactos en todos nuestros
países a los responsables y actores de las pasadas dictaduras.