jueves, 23 de octubre de 2008

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José Martí y Karl Marx

por Orlando Licea Díaz.

A partir de la publicación del artículo "Marx y su Obra en el Pensamiento de José Martí" se originaron una serie de comentarios e interrogantes, que, por una parte, sacaron a relucir el tema a la luz pública, y por otra, reabrieron las puertas al estudio de este aspecto -no muy divulgado- del pensamiento de nuestro Héroe Nacional.

Como pienso que urge, para los revolucionarios y la gente honesta y progresista del planeta -especialmente la de Nuestra América-, conocer las fuentes nutricias de lo que se ha dado en llamar Socialismo del Siglo XXI, o lo que es casi lo mismo, Socialismo Americano, con el fin de ir perfilando el mapa de lo que sería una sociedad más justa, en la que todos los seres humanos tuviesen la dicha, no sólo de satisfacer sus necesidades materiales -alimentación, vivienda, vestuario- sino también las psicológicas, políticas, sociales y espirituales, superando la enajenación esclavizante que producen las sociedades consumistas y de clase, de la que no escapa los que detentan el poder.

Los representantes del orden burgués, o clasista o diabólico, como prefiera llamarle, están, día a día, acelerando el paso por el camino que conduce a la destrucción definitiva de nuestra cultura y nuestra especie, adoptando una posición realmente cerril ante los retos que la contemporaneidad está planteando a los representantes de la especie humana. Si estos representantes -estúpidos además de diabólicos- profundizaran un poco en el asunto, se darían cuenta, como desde hace ya mucho advirtieron los utópicos -que no por serlo dejaron de tener razón- de que ellos mismos pierden en salud, en plenitud, en disfrute y dicha verdadera, con el orden enajenado, en el que equivocadamente creen llevar la mejor parte, por lo que, si tuviesen un mínimo de inteligencia y bondad, debían inscribirse en la filas de los que intentan mejorar al mundo.

En un momento afirmé que a Martí habría que considerarlo el precursor del Socialismo Americano, que -con distintos matices-, va surgiendo en el seno de nuestra querida y sufrida tierra. Y que había que contar muy en serio con sus reflexiones acerca del tema, a la hora de intentar el diseño de un mundo mejor. Trataré de demostrarlo en estas líneas.

Por curiosidad, pedí en las Obras Completas de José Martí, usando un buscador, diferentes palabras clave que tienen que ver con la doctrina socialista. Mayúscula sorpresa me llevé al comprobar que las siguientes palabras aparecen aproximadamente y en diferentes contextos con la siguiente frecuencia:

Carlos Marx 5 referencias (Dedicó un artículo a su muerte. Estuvo en el funeral que se organizó en Nueva York)

Socialismo 99 referencias

Comunismo 32 referencias

Anarquismo 57 referencias

Monopolio 60 referencias

Proletariado 14 referencias

Obrero 499 referencias (En todos los tomos aparece la palabra)

Clase y clase social 123 referencias

Imperialismo 3 referencias

Soberbio 175 (En todos los tomos)

Humilde 123

Incluí las palabras, soberbio y humilde, por considerar que en el pensamiento martiano, es una forma indirecta de referirse a dos grupos sociales con características tales que podrían identificarse, sin mucho esfuerzo con una especie peculiar del concepto clases sociales. De hecho, el concepto de sociedad en general para Martí, y en especial el de una sociedad más justa, parte de lo subjetivo del ser humano, de los valores, del espíritu de la especie y nada más lógico que buscar entonces las características psicológicas esenciales que caracterizan a las clases sociales y bautizarlas con ellos.

No hay espacio, -por a la intención de este artículo- para perfilar, en toda su riqueza y complejidad, las concepciones de Martí acerca de estos asuntos. Sólo pretendo llamar la atención sobre el tema.

Otro momento significativo para comprender la aproximación martiana a las ideas del socialismo y el marxismo, es la publicación de un artículo titulado "La Futura Esclavitud" (La América, Nueva York, abril de 1884. O.C. Tomo 15 Pág. 388) en el que analiza y refuta las posiciones de Herbert Spencer - que había publicado un trabajo con este título- acerca del socialismo. Veamos, con palabras de Martí, su posición al respecto.

"Juzga Spencer como victorias crecientes de la idea socialista, y concesiones débiles de los buscadores de popularidad, esa nobilísima tendencia, precisamente para hacer innecesario el socialismo, nacida de todos los pensadores generosos que ven como el justo descontento de las clases llanas les lleva a desear mejoras radicales y violentas, y no hallan más modo natural de curar el daño de raíz que quitar motivo al descontento. Pero esto ha de hacerse de manera que no se trueque el alivio de los pobres en fomento de los holgazanes; y a esto sí hay que encaminar las leyes que tratan del alivio, y no a dejar a la gente humilde con todas sus razones de revuelta."

Me he permitido la licencia de poner en negrita y subrayar aspectos que a mi modesto juicio considero esenciales. En primer lugar la adhesión y simpatía de Martí por las idea socialista a la que considera una "nobilísima tendencia" "nacida de todos los pensadores generosos". Martí, quien se afilió siempre a todo lo noble que encontró en su vida, ¿no está declarando implícitamente su adhesión a la idea socialista? ¿No fue Martí un pensador generoso más?

A continuación viene un pero martiano, que lo ubica como profeta y fundador. Un pero al que debíamos prestar mucha atención los empeñados en construir un mundo mejor, más justo y más humano. A los peros de Martí hay que enfrentarlos con valor, pues vienen de unas de las mentes más preclaras, justas y honestas que ha producido la tierra americana. Y además comprometido hasta la médula con los pobres de la tierra. Ante estos peros, algunos han retrocedido amilanados, posponiendo una y otra vez su análisis, lo que ha dejado espacio a los enemigos de la especie humana para tergiversar su significado.

¿Acaso no ha constituido -y constituye- uno de los más serios problemas de la construcción del socialismo la productividad del trabajo? Martí simplemente nos está diciendo que a este asunto hay que prestarle la debida atención desde el principio. Si ojeamos con esta mirada la obra martiana veremos como, con la humildad propia del genio, supo conocer sus limitaciones y posponer respuestas para problemas que no eran de solución sencilla. Pero nos dejó el método para enfrentarlos y resolverlos.

Y sigue Martí profundizando y aclarando, el propio esquema del artículo nos dice mucho, y prevé otros asuntos que luego han constituido verdaderos retos para los emancipadores de la especie humana. Veamos:

"Tendencia al socialismo de los gobiernos actuales.-La acción excesiva del Estado. -Habitaciones para los pobres.-La nacionalización de la tierra.-El funcionarismo"

¿Hasta donde debe llegar la acción del estado en un mundo más justo? Este tema es tan arduo, que Engels y Marx llegaron a la conclusión de que lo mejor sería hacerlo desaparecer, pues constituye una institución opresora por su misma naturaleza y esencia.

El problema de la vivienda, muy ligado al de la familia, -y al de las clases- ha sido otro reto colosal para los diseñadores de una sociedad más justa. Engels incluso le dedicó un estudio especial.

¡Y que decir del funcionarismo o el burocratismo! Comején absurdo que corroe por dentro, confundiéndose con la madera misma y escondiéndose en ella, hasta que termina por destruirla, si no se fumiga a tiempo. -Y lo mejor es prevenirla, vacunando a la madera, lo que saben muy bien los que han tenido que sanar una madera infectada.

Y luego de razonar y predecir concluye Martí, con una sentencia definitiva, que deja muy clara su posición en el asunto, así como su adhesión a la idea socialista:

"Nosotros diríamos a la política: ¡yerra, pero consuela! Que el que consuela, nunca yerra."

En carta dirigida a Fermín Valdés Domínguez (Nueva York, mayo, 1894) Martí le expresa a su amigo:

"Una cosa te tengo que celebrar mucho, y es el cariño con que tratas: y tu respeto de hombre, a los cubanos que por ahí buscan sinceramente, con este nombre o aquél, un poco más de orden cordial, y de equilibrio indispensable, en la administración de las cosas de este mundo. Por lo noble se ha de juzgar una aspiración: y no por esta o aquella verruga que le ponga la pasión humana. Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras:-el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas,-- y el de la soberbia y rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse, para tener hombros en que alzarse, frenéticos defensores de los desamparados. Unos van, de pedigüeños de la reina,--como fue Marat,-cuando el libro que le dedicó con pasta verde-a lisonja sangrienta, con su huevo de justicia, de Marat. Otros pasan de energúmenos a chambelanes, como aquellos de que cuenta Chateaubriand en sus "Memorias". Pero en nuestro pueblo no es tanto el riesgo, como en sociedades más iracundas, y de menos claridad natural: explicar será nuestro trabajo, y liso y hondo, como tú lo sabrás hacer: el caso es no comprometer la excelsa justicia por los modos equivocados o excesivos de pedirla. Y siempre con la justicia, tú y yo, porque los errores de su forma no autorizan a las almas de buena cuna a desertar de su defensa. Muy bueno, pues, lo del 1º de Mayo. Ya aguardo tu relato, ansioso." (O.C. T 3 Pág. 168)

Mucho sugiere este breve párrafo martiano. -de nuevo me tomé licencia para subrayar-. A quien estas líneas escribe -acaso pecando de excesiva admiración- no le cabe duda de que Martí está expresando su adhesión al socialismo y que este es el sistema por el que va a optar en el destino de su patria, "en nuestro pueblo no es tanto el riesgo" y "explicar será nuestro trabajo, y liso y hondo", son frases que implícitamente declaran su propósito.

De nuevo aparecen peros, y unos peros de nuevo proféticos, de nuevo significativos. Señala dos peligros a la idea socialista, el de lecturas incompletas y extranjerizas, o lo que es lo mismo, una aproximación superficial a un problema muy complejo y la aplicación de fórmulas ajenas a las condiciones de los pueblos de nuestra América, la necesidad de un SOCIALISMO AMERICANO. Por supuesto, no se le escapa al agudo pensar político martiano el peligro del oportunismo, al que denuncia con filo de acero. ¡Cuántas amargas experiencias no han tenido los verdaderos representantes de nuestros pueblos con esta dañina plaga! El oportunista es peor aún que el burócrata, pues actúa a la luz, desacatando con su conducta lo que proclama con su verbo.

El término socialismo americano, y su necesidad histórica fue por primera vez, y antes de que nadie lo hubiese previsto, en la obra de Martí:

"Los Caballeros del Trabajo son un congreso permanente de trabajadores. A cada problema, una resolución. La sociedad debate en secreto, pero manda, y ocho mil obreros, diecisiete mil obreros, los mineros todos del Oeste, como a un golpe de martillo, abandonan el trabajo. Y son tales las arcas de la sociedad que pueden mantener en huelga meses sobre meses a diecisiete mil obreros. Misteriosos, constantes, enormes, fieles son las manos que llenan esas arcas. Y se extienden, se extienden. Son poderosas, porque nacen directamente de sus propios problemas. NO ES EL SOCIALISMO EUROPEO QUE SE TRASPLANTA. NO ES SIQUIERA UN SOCIALISMO AMERICANO QUE NACE." (O.C. Tomo 10 Pág. 308)

Y esta idea de la necesidad de buscar cauces propios de la mente y de la realidad americana al futuro y necesario socialismo, no es una afirmación casual, se repite, al menos en otra ocasión, lo que implica una sistemática preocupación por el asunto:

"¿Y la federación de obreros que está agregándose la de agricultores, y es toda de norteamericanos socialistas? ¿Y la misión del rico Huntington, el monje episcopal, que vive entre los pobres, como el ruso Tolstoi, y les ha abierto club, donde vayan a hablar, en conversación absolutamente libre, sobre los modos de sacarle los cimientos al orden social de hoy, y ponerle otros más seguros, sin que se venga abajo la casa? Lo que queremos, dicen, es resolver nuestros problemas con remedios nuestros. Cada pueblo se cura conforme a su naturaleza, que pide diversos grados de la medicina, según falte este u otro factor en el mal, o medicina diferente. Ni Saint-Simon, ni Karl Marx, ni Marlo, ni Bakunin. Las reformas que nos vengan al cuerpo".

"Asimilarse lo útil es tan juicioso, como insensato imitar a ciegas. El dinerismo nos pudre y guerreamos contra el dinerismo. Antes teníamos más hombres felices: ahora tenemos más fieras y más bestias. ¿O se vive para probar que se es más bribón que el vecino, so pretexto de ser más inteligente, y será el mejor de la sociedad, el "aristo" nuevo, el que más dinero mal ganado acumule y pague más Pommard, o más Liebfrauenmilch, a los alfonsos de las bailarinas? ¿No son odiosos estos viejos carnudos, con ojos como lentejuelas, y estos jóvenes vendidos, fríos y envenenados? Otros viejos queremos, que no cambien, por unas cuantas trufas más, la corona de la vejez: otros jóvenes queremos, que no vivan de limosna, sino de sí, ni vayan de pajes secretos de la política, abriendo y cerrando la puerta de las mancebías, ni vayan de insolentes por la calle, con coche y plastrón, y tiemblen, como el caballo ante el látigo, en las antesalas del poderoso o del vulgo. Y van estos bostonianos y socialistas de salón, hasta pedir que se nacionalicen las industrias, para que no haya estos magnates tentadores y estos políticos venales, y no se trabaje para tener más que el vecino, ni para cultivar lo grosero y feroz del hombre, sino para vivir a poco costo, en albedrío individual, y con tiempo y gusto para las cosas del corazón y de la mente. "Ya vendrá", dice un comentador, "quién dé con el modo, -puesto que no es más que cuestión de modo,-de echar abajo sin violencia este orden de acumulaciones inmorales, sin contrariar la naturaleza individual, y aun los defectos inevitables: y por tanto necesarios: del carácter del hombre."

"Y vienen a ser estas mesas de fin de año como una tribuna de la nación: donde se oye con igual gusto al adinerado henchido y al reformador fogoso, porque con ambos se prueba el hábito de pensar en alta voz, y de tener al aire libre las ideas, que a menos que no resulte hecho de miasma el hombre, ha de bastar, en lucha igual, para irlo poniendo, de peldaño en peldaño, donde no tenga, para vivir en casa limpia, que salir por el mundo alquilando el lomo o devorando semejantes. Trabajar es lo verdadero, y decir sin miedo lo que se piensa: he ahí las dos raíces."

(JOSÉ MARTI La Nación. Buenos Aires, 20 de febrero de 1890)

Cualquier espíritu sensible vibra ante estos análisis martianos, insiste en la necesidad de un socialismo que nazca de la entraña del suelo americano, y describe la esencia de los problemas sociales desde la mirada de lo subjetivo, de la vida real y cotidiana, de los valores e ideales de los hombres.

Los trabajos periodísticos sobre los acontecimientos de Chicago, que dieron lugar a la celebración del 1 de Mayo como el Día Internacional de los Trabajadores, son un modelo de honestidad y método de enfrentamiento con la vida desde la mirada de los humildes de la tierra. Termina valorando justamente al anarquismo, erróneo como método y como fin, pero justificable como ansia de redención.

"La aristocracia es una política, y la democracia otra. El zarismo es política, y es política la anarquía, -la anarquía, que en mucho corazón ferviente es el título de moda de la aspiración santa y confusa a la justicia, y en manos del gobierno español, que echa anarquistas por todas partes, es un habilísimo instrumento." (Obras Completas Tomo 1 Pág. 335)

"entre los hombres compasivos y viriles que ven en el mundo más desigualdad de la que conviene a su permanencia y dicha, y tanta hambre innecesaria de un lado como pompa innecesaria de otro, han prendido, más de lo que aparece, las ideas vehementes de reforma social, cuyo mismo nombre temido de anarquía, que para el cubano de suyo moderado y generoso jamás significará lo que para pueblos más odiadores y violentos, enciende en el corazón de sus prosélitos fieles, por el propio peligro que va en él, y por los crímenes que ya se han cometido contra él, un ansia de sacrificio poco desemejante de la que llevaba al circo a los mártires cristianos. Con este nombre común de anarquía se han cobijado precipitadamente, por la liga de la piedad social, los cubanos de opuestos sistemas de reformación, y de los más varios métodos; y el desdén ignorante de sus compatriotas, o el miedo excesivo, hubiera contribuido, más que la tentadora novedad, a lanzar en brazos de los más ambiciosos e inquietos a los que pudieran refrenarlos con el consejo y la virtud, si la natural claridad de la mente criolla, y la fuerza de amor humano que mueve estas ideas en los cubanos piadosos, sobreponiéndose a la amargura de las sospechas injustas, no les hubiese traído a declarar que no puede ser digno de la libertad para sí quien ve a todos a su alrededor sin libertad, y se niega a trabajar por la libertad de todos. No ha caído en la red española el cubano que ama y estudia las reformas sociales: no se ha negado, por odio a los meros nombres de patria y gobierno y política, a defender lo que en la esencia de ellos hay de equidad y ventura humanas: no ha logrado el gobierno español, como quería, partir en dos, en dos bandos odiosos, a los cubanos que han servido a su país con tanto sacrificio y fe como quienes más en Cuba, a los obreros cubanos: no ha conseguido el gobierno español,-que quería alzar una revolución social en que no cree contra una revolución política que teme,-que se aborrezcan unos cubanos y otros, que los que demandan derechos para sí en su patria, rehúsen trabajar por la creación de la patria en cuya libertad descansaran mañana para abogar por sus derechos. Vibra y gime, de dolor por el hombre, mucha alma cubana en el club "Enrique Roig".

"Hijos tiene allí Cuba, dígase alto, que en nada ceden, ni por la caridad, ni por el desinterés, ni por la cultura, ni por la elocuencia, a ningún otro cubano. En Cuba, tenemos gérmenes de patria. Tenemos raíz nueva que poner donde la raíz podrida. Amor enérgico tenemos, donde ha habido odio enérgico. Lo excesivo se podará de sí propio, porque es mucha de veras la sensatez criolla, y porque el hombre se acomoda siempre a la verdad; pero lo nuevo surgirá de mil fuentes, y los cubanos que desconfían hoy de su pueblo se abrazarán, mañana, sorprendidos. En el club "Enrique Roig", Segade preside. Baliño razona, Izaguirre entusiasma, todos, como decía Baliño en noche memorable, "ponen tan alta la bandera de Cuba, que, por mucha ira que revuelva a sus pies la pasión del hombre, jamás llegue a la bandera el fango humano"." (Obras Completas Tomo 2 Pág. 198)

Un artículo no tiene suficiente espacio para poner en detalle las ideas, sólo para sugerir, una vez más se intuye que Martí, en plena tarea emancipadora, comprende la necesidad de las reformas sociales, -del socialismo- pero que era imprudente en el momento por que iba a dividir a los cubanos. Baliño, su amigo personal al que se refiere en esta cita, fundó más tarde el Partido Comunista Cubano.

Martí hizo el prólogo del libro "Cuentos de Hoy y de Mañana" de Rafael de Castro Palomino. Y más tarde escribió un artículo acerca de este. Y ¿Cuál era el tema del libro? dejemos que sea el verbo mismo de Martí quien nos lo aclare:

"En el segundo cuento, que titula el autor Del caos no saldrá la luz, narra el señor Palomino, con oportuno artificio y de muy clara manera, cómo vivió y por que murió un cierto ensayo de sociedad comunista; pone en planta y acción, para que la cura de los que lean sea más viva y directa, los elementos actuales y razones confesadas del partido comunista, y cuenta, como por vía de literatura y consejo de ejemplo, por qué razón nacieron y por cuál perecieron las sociedades comunistas instaladas en los Estados Unidos, y por cuáles, y con qué fines, y de qué manera subsisten las que aún no han desaparecido."

Vale aquí repetir lo que dice al concluir el prólogo de este benemérito libro:

"Este libro, que enseña todo esto, es más que un buen libro: es una buena acción"."
La América, Nueva York, octubre de 1883


En estos trabajos dice Martí cosas como estas: (Obras Completas Tomo 5 Pág. 101)

"De todos los problemas que pasan hoy por capitales, sólo lo es uno: y de tan tremendo modo que todo tiempo y celo fueran pocos para conjurarlo: la ignorancia de las clases que tienen de su lado la justicia."

"¡Quién, quién no ha meditado,-que del nombre de hombre quiera ser digno, y no arrastre su vida, como su piel un cerdo,-quién no ha meditado en los visibles y afligentes dolores de los hombres; en las desigualdades injustas de su condición, no fundadas en desigualdades análogas de sus aptitudes; en el contraste ilícito, que quema los ojos, de esas existencias de quirites romanos, empapadas de jugos de flores, y en senos de lúbricas famosas y tentadoras sagas adormecidas, y esas otras bestiales existencias, torcidas de manera que las cabezas de los hombres son en ellas meras cabezas de martillo? ¡Quién, de mozo fresco e ingenuo, viendo a ociosos mancebos o a cortejadores viles de doncellas ricas, no ha imaginado manera de anular la herencia, que estimula a la holganza, al egoísmo y al vicio; y la dote, que lleva como de la mano la desventura de la mujer y el rebajamiento del hombre? ¡Quién, con nobles empeños, no ha aderezado a sus solas cuadros de distribución de los productos, de modo que el dueño holgado toque a un poco menos, y el apurado obrero a un poco más? ¡Quién no ha sentido, una vez al menos en la vida, el beso del apóstol en la frente, y en la mano la espada de batalla? ¡Quién no se ha levantado impetuoso, y retrocedido con desmayo, de ver cuánta barrera cierra el paso a los que sin más caudal que una estrella en la frente y un himno en los labios, quieren lanzarse a encender el amor y a pregonar la redención por toda la tierra? ¡Quién no ha reconstruido en su cerebro la "Utopía" de Moro, y la "Occeana" de Harrington?"

"El mundo está en tránsito violento, de un estado social a otro. En este cambio, los elementos de los pueblos se desquician y confunden; las ideas se obscurecen; se mezclan la justicia y la venganza; se exageran la acción y la reacción; hasta que luego, por la soberana potencia de la razón, que a todas las demás domina, y brota, como la aurora de la noche, de todas las tempestades de las almas, acrisólanse los confundidos elementos, disipanse las nubes del combate, y van asentándose en sus cauces las fuerzas originales del estado nuevo: ahora estamos, en cosas sociales, en medio del combate."

"explica a los trabajadores-porque no hay hombre hoy que no lo sea, a no ser un vil, y leer es trabajar-las raíces de sus males; la inconveniencia de deslucir con la ira la justicia; la necesidad de conocer los elementos de un problema para poder resolverlo; las flaquezas de los nobles sistemas ideológicos discurridos para ver de equilibrar y asentar sobre bases menos inseguras, crueles y desproporcionadas la vida humana; las tentativas varias que con nombre y apariencia de cosa novísima, sacan de las cenizas de edades pasadas reformadores más vehementes que afortunados; los métodos vagos y confusos, como nubes de aurora, ya cercana al día, con que almas evangélicas, movidas del ansia heroica de la redención, procuran resolver de antemano, con prisa saludable que anuncia y espolea, problemas de demasiada monta para que los precipite voluntad alguna aislada. ¡Ay, que las leyes históricas no las tuercen, ni el espectáculo del apostolado, ni las querellas desgarradoras del martirio, ni los febriles ímpetus del genio! ¡Otro manda, y nosotros andamos! ¡Ay, que cuando una fruta se corrompe, hay que dejarla corromper de un todo, para que con sus acres residuos abone la tierra, y salga de ella fruta sana y nueva! ¡Ay, que los pueblos son masas enormes, que de sí propios se mueven, brillan como relámpagos, despréndense como avalancha, desátanse e incendian como el rayo, y cuando dejan caer su alma a sus pies, mientras que arteros envenenadores les llevan a los labios copas henchidas de mieles letárgicas, y joyeros complacientes les llenan el cuerpo femenil de joyas, y descuidadas mozas los coronan de flores, y laxan con besos, ¡pesan ay! los pueblos, como rocas, o como cadáveres!"

"Los problemas que engendran cambios, sobre todo, no se resuelven sino en momentos críticos y extremos, en que accidentes, acaso inesperados y fútiles, ponen en brusco relieve los daños que hacen necesaria la transformación; exacerban y precipitan, a grado de resolución, las cóleras y raciocinios paciente y dolorosamente acumulados, y despiertan de súbito al héroe, dormido siempre en el fondo del hombre."

Ya se va haciendo demasiado largo el artículo por lo que no queda otro remedio que cortarlo y anunciar una tercera parte, pues quedan cosas esenciales por decir.

Despido éste con una "misteriosa" frase de Martí:

"Hay una gran política universal, y esa sí es la mía y la haré: la de las nuevas doctrinas".

(O.C. Tomo 7 Pág. 98)