sábado, 1 de noviembre de 2008

Tenerife José Martí apóstol de la revolución cubana Adys Cupull presidio colonial palmas novia mayor escultura fragua universidad Chaubloqueo toto












LA HABANA DE JOSÉ MARTÍ


que enamoró a Leonor y Mariano.


POR ADYS M. CUPULL (periodista e historiadora)

En La Ciudad de La Habana, capital de todos los cubanos, martiana y socialista, se levanta la imagen enèrgica y antiimperialista de nuestro Josè Martì, està de frente al norte “revuelto y brutal que nos desprecia”. Situado en un extremo de la Tribuna Antiimperialista que le erigiò su pueblo, fundido en bronce por el escultor Andrès Gonzàlez, Martì señala y acusa a los culpables del bloqueo que atenta contra la vida y los derechos humanos de la población cubana.

Abrazado a èl, como buscando protecciòn junto a su pecho: un niño, símbolo del hijo, que los piratas de mentes enfermizas secuestraron y quisieron robar a Cuba. Su imagen evoca la fuerza del sentimiento de amor a lo propio, a lo màs querido: a su padre, su familia, su ciudad, su Patria. Está rodeado de escultòricas palmas, que no podìan faltar. Ellas son novias que esperan, dijo el Maestro, y esperando, se encuentra una novia mayor: Cuba, exige que la justicia del pueblo de Norteamérica se ponga tan alta como las palmas de nuestros campos, para que cinco jóvenes, INOCENTES, prisioneros polìticos en los Estados Unidos sean liberados y regresen a su regazo.

La escultura se mueve, asì parece, ella ordena, genera a su alrededor una trinchera de ideas solidarias, internacionalistas, creadoras de paz, armonía y de amor por la humanidad, que hacen a los cubanos fuertes y felices.

Entre otras obras dedicadas a Josè Martì en La Habana, hay una que noas conmueve y hace recordar la historia de tiempos pasados, cuando los gobernantes del sistema colonial español ordenaban que los presos polìticos fueran encadenados y los llevaran a oscuros huecos. Es un Josè Martì, casi adolescente que se yergue en

la Fragua Martiana de la Universidad, en Centro Habana, obra del escultor Francisco Villa, fundido en bronce. Fue concebida de cuerpo entero. Tenìa 16 años cuando ya la Patria le habìa señalado un lugar en la lucha por la independencia, y lo estrechò en sus brazos, y lo besò en la frente, como dijo èl.

Lleva un grueso anillo en el pie derecho, como aquel de hierro que le pusieron los colonialistas y le produjo dolorosas llagas que le hicieron padecer

La figura del joven Martì se encuentra entre las piedras situadas en las antiguas ruinas de las canteras de San Làzaro, de pie, con una cadena que va desde el tobillo derecho hasta la cintura, se ve erguido, firme, con sus ojos soberbios, “con el corazòn lleno”.

En su testimonio “El Presidio Polìtico en Cuba”, relatò como los presos realizaban trabajo forzado desde antes de salir el sol, hasta que oscurecìa. Allì vio al anciano don Nicolàs moribundo. Su espalda era toda una llaga que destilaba sangre .

Por esas mismas calles de la ciudad, pròximas al mar, que hoy transitan los jóvenes, plenos, dueños de cuanto hay en ellas, fueron los caminos por donde iban aquellos hombres cadavèricos, ensangrentados, encadenados, y, hasta niños como Ramòn Rodríguez sentenciado a los 14 años, el negrito Tomás que tenìa 11 y era bozal, Lino Figueredo que tenìa 12 años, no sabìan el porquè estaban allì, les pusieron el anillo de hierro y los enviaron a las canteras para “…Ser apaleado, ser pisoteado, ser arrastrado, ser abofeteado, en la misma calle, junto a la misma casa, en la misma ventana, donde un mes antes recibìamos la bendiciòn de nuestra madre…” Escribiò Martì.

La escultura habla por sì misma, ella es la denuncia de aquel infierno, del que volvìan ciegos, cojos, magullados, heridos, asì lo explica èl, “…al son del palo y la blasfemia, del golpe y del escarnio, por las calles aquellas que meses antes me habìan visto pasar sereno, tranquilo, con las hermanas de mi amor en los brazos y la paz de la ventura en el corazòn…”

Entre el sufrimiento de los cubanos, al vivir la opresión colonial de su Patria, se forjò nuestro José Martì

Sus padres Leonor Pèrez Cabrera y Mariano Martì y Navarro contribuyeron a su formación integral, asì lo afirma èl “¿Y de quien yo mi entereza y mi rebeldìa, o de quien pude heredarlas, sino de mi padre y de mi madre?”.(Creciente Agonìa,p.14)

Leonor y Mariano fundaron su hogar en La Ciudad de La Habana, vivieron en varias casas, en ellas tuvieron alegrìas, pero fueron màs las vicisitudes y angustias. La Habana fue el sitio preferido para hacer el nido, al que ambos regresaron una y otra vez desde los diferentes lugares que visitaron o permanecieron por un tiempo: Belice, Islas Canarias, Valencia, Mèxico, Nueva York, Tampa, Cayo Hueso. Fue en su Habana donde les nacieron siete de sus ocho hijos, porque una naciò en Valencia, y, excepto una que muriò en Mèxico, toda la familia quedò para siempre cubierta con la tierra cubana. Mariano muriò en la calle San Nicolàs y Leonor en la calle Consulado.

Los Martì Pèrez constituyen una familia habanera, ellos sintieron como Josè Martì el amor y añoranza por la isla que los enamoraba, expresado en el poema Madre Mìa dedicado a Leonor en 1871, durante su primer destierro en España, en el que dice: No trinan como allà los pajarillos/ Ni aroman como allà las frescas flores,/ ni escucho aquel cantar de los sencillos/ Cubanos y felices labradores./ Ni hay aquel cielo azul que me enamora,/ Ni verdor en los àrboles, ni brisa,/ Ni nada del edèn que mi alma llora./ Y que quiero arrancar de tu sonrisa. (Obras Completas..T.17 P.31 a 33)

Sus pasos por La Habana Vieja son conocidos y estàn señalizados; pero la vida de la familia Martì Pèrez transcurriò durante muchos años en la ciudad extramuros, donde Josè Martì viviò en su adolescencia y parte de su juventud. Asì lo prueban documentos en los que aparecen mencionadas, las calles: Peñalver, Manrique, Lealtad, Dragones, San Nicolàs, Rayo, San Josè, Gervasio, Escobar, Industria, San Miguel, San Rafael, Reina, Jesús Peregrino, Oquendo, Soledad, San Josè, Amistad, Virtudes, Lagunas, San Nicolàs, Consulado y Campanario.

Calles relacionadas con la querida familia Martí Pérez cuyos quehaceres, segùn documentos, se extendieron hasta Marianao, Tulipàn, Guanabacoa, Batabanò, Guines, Bejucal, El Cacahual y la Isla de la Juventud. .

La Habana de Martì es una trinchera que se expandiò fuera de la Muralla de La Habana Vieja. Si Leonor y Mariano, sus padres, nacieron en Santa Cruz de Tenerife, ella, y en Valencia, él. Cuba es tambièn su Patria por decisión propia. Ellos estàn presentes junto al Apóstol en la casa de la calle de Paula No 41, hoy Museo Casa Natal de Josè Martì. En la ciudad que hicieron suya para siempre.

El Hèroe Nacional de Cuba, El Autor Intelectual del Moncada, está presente en el màs insospechado y digno lugar del archipiélago cubano, desde el Pico Turquino, en la más lejana comunidad, a la Plaza de la Revoluciòn; y en cada uno de los sitios y hechos donde sus ideas independentistas y antiimperialistas, de unidad y justicia social son o fueron defendidas en momentos decisivos y trascendentales como aquel 16 de abril de 1961, en la històrica esquina de 23 y 12 , en la Ciudad Natal, donde su pueblo aprobò la Declaraciòn del carácter Socialista de la Revoluciòn Cubana.