miércoles, 17 de diciembre de 2008

Leonard Weinglass defiende al Che Guevara que hay dentro de los Cinco cubanos presos en EEUU hace diez años Excélsior Justicia terrorismo













15-Diciembre-2008

Carmen Álvarez

En entrevista con Excélsior, el famoso abogado cuenta cuál es su papel en la defensa de los cinco cubanos acusados de conspiración y encarcelados en Estados Unidos, y por qué considera que es un caso que amenaza el derecho de toda persona a tener un juicio justo
Tener un juicio justo es el derecho fundamental al que debe acceder cualquier persona dentro del sistema judicial estadunidense. Eso es precisamente lo que está en juego en el caso de cinco cubanos presos desde 1998 en Estados Unidos por conspiración, dijo a Excélsior el famoso abogado estadunidense Leonard Weinglass.

En su última batalla para defender a personajes que han contravenido las reglas para poner en evidencia el uso de tácticas ilegales del gobierno estadunidense al perseguir sus objetivos de política interior y exterior, Weinglass vuelve a captar los reflectores de la prensa internacional y los medios críticos de Estados Unidos.
La cita es a fines de enero de 2009, poco después que el demócrata Barack Obama asuma la presidencia de Estados Unidos. Y el lugar, la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos.

Weinglass estará al frente del equipo de defensores de los cubanos Gerardo Hernández, quien fue condenado a dos cadenas perpetuas, más 15 años de cárcel en Estados Unidos; René González, 15 años; Ramón Labañino, cadena perpetua, más 18 años encerrado; Antonio Guerrero, cadena perpetua, más 15 años, y Fernando González Llort, 19 años.
La madre de Fernando González, Magali Llort Ruiz, dijo la semana pasada en entrevista con Excélsior que han detectado irregularidades en el proceso, como haber dado a la defensa de los cinco detenidos un tiempo de 30 minutos para argumentar nueve puntos durante una audiencia. Esto es, poco más de tres minutos para cada punto, o el tiempo justo para delinear apenas los elementos comunes a la mayoría de los cinco procesos.

Weinglass tratará de sacar de la cárcel a cinco hombres que se infiltraron con nombres falsos en las filas de agrupaciones paramilitares cubano-estadunidenses en Miami, a las que la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas les atribuyó atentados perpetrados en La Habana a fines de la década pasada.
En Cuba, los Cinco son considerados héroes, pues lograron cumplir misiones de control y obtención de información sobre el accionar de grupos anticastristas en Estados Unidos y evitar atentados.

Magali Llort Ruiz dijo que la participación de Weinglass tendrá una repercusión enorme en el proceso contra su hijo y sus cuatro compañeros.

A sus 74 años de edad, este abogado ha causado revuelo mundial con casos que hicieron historia en Estados Unidos en las últimas cuatro décadas —como la defensa de Angela Davis, la activista del partido afroestadunidense Panteras Negras quien fue acusada de asesinato, o de Daniel Ellsberg, quien precipitó la caída del presidente Richard Nixon al filtrar los Papeles del Pentágono con la verdad oculta sobre Vietnam—. Es considerado uno de los brazos legales de la izquierda contra el gobierno estadunidense.

En ese sentido, Weinglass explica que espera capitalizar los errores jurídicos y de procedimiento del también llamado Caso de los Cinco en su calidad de coordinador del equipo de abogados de los acusados por infiltrar grupos paramilitares.

Reitera que este caso se asemeja al juicio por la filtración de los Papeles del Pentágono sobre Vietnam, porque sus más de 119 volúmenes de testimonios y alrededor de 20 mil páginas de documentos desvelan actos de ilegalidad de la política exterior estadunidense a lo largo de 40 años de relación con Cuba, así como las injusticias que se cometen al interior de los juzgados de su país.

Weinglass enjuicia concretamente el doble rasero de la política exterior estadunidense cuando señala que al mismo tiempo que condena el terrorismo mundial, alberga dentro de su propio país a organizaciones que han llevado a cabo actos terroristas contra territorio cubano, mismas que a pesar de haber sido debidamente reconocidas y documentadas, tienen a sus autores caminando libremente por las calles de Miami.
Injusticias, recuerda, como dejar en libertad al venezolano Luis Posada Carriles, quien en julio de 1998 declaró públicamente en entrevista con el diario The New York Times haber organizado una serie de atentados con bombas contra hoteles de La Habana en 1997, en el marco de una campaña para derrocar a Fidel Castro.

"El exiliado Luis Posada Carriles dijo haber organizado el año pasado una ola de atentados a hoteles, restaurantes y discotecas, que mataron a un turista italiano y alarmaron al gobierno cubano", dice la nota que Ann Louise Bardach y Larry Rohter escribieron para la edición del 12 de julio de 1998 del rotativo neoyorquino.
Además, reconoció en entrevistas grabadas en un recinto caribeño, agrega el reportaje, que en los 60 fue entrenado en demolición y guerrilla por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadunidense y precisó que los bombardeos a hoteles y otras operaciones habían sido apoyadas por líderes de la Fundación Nacional Cubano-Estadunidense.

En la entrevista Carriles negó haber participado en el atentado terrorista contra un jet de Cubana de Aviación que en 1976 causó la muerte de 73 personas, muchas de ellas adolescentes integrantes del equipo de esgrima de Cuba, pero reconoció haber usado el nombre falso de Ramón Medina Rodríguez en el asunto del tráfico ilegal de armas a Irán para financiar a los Contras en sus ataques hacia la Nicaragua sandinista.

Carriles, según el rotativo neoyorquino, estuvo preso en Venezuela a causa del atentado terrorista contra el jet de Cubana, pero logró escapar sin volver a pisar la prisión.

Situación que en opinión de Weinglass implica no sólo un peligro para la seguridad de los estadunidenses, sino que además resalta la injusticia que enfrentan los Cinco.
Las condenas son similares a las de Aldrich Ames, Robert Hanson y John Walker, los más conocidos espías de la historia de Estados Unidos que entregaron cientos, o incluso miles de documentos secretos a los soviéticos a cambio de millones de dólares, comprometiendo la vida de agentes encubiertos.

La diferencia, insiste Weinglass, es que la parte acusadora no pudo encontrar en poder de los cubanos ni un solo documento clasificado del gobierno de Estados Unidos para poder demostrar el espionaje y tuvo que inventar los cargos de "Conspiración para espiar" y "Conspiración para cometer asesinato" para dictar las cadenas perpetuas, basándose en la intención de llevar acabo dichos ilícitos en el futuro.

"Como el caso es decidido por un jurado de doce personas de la comunidad, es esencial que la misma no albergue fuertes sentimientos de prejuicio contra los acusados para que no sean condenados únicamente por quiénes son y no por lo que supuestamente hicieron", explica Weinglass a los lectores de este diario.

Derecho que fue cancelado a los cubanos, pues fueron juzgados en Miami, hogar de 650 mil exiliados cubanos, donde el alcalde es cubano-estadunidense, el jefe del FBI es cubano-estadunidense, igual que el procurador general, el comisionado del condado, el dueño del principal medio de información y el dueño del bufete de abogados más influyente, etcétera...
Y a pesar de que en su apelación inicial Weinglass y sus colegas lograron que tres jueces revocaran dichas sentencias al emitir una histórica opinión de 93 páginas que calificó la audiencia de Miami como "una tormenta de prejuicios" que impidió un juicio justo, el caso retrocedió a donde estaba en un principio, e incluso empeoró, poco después que el ahora ex procurador general, Alberto Gonzales, ordenó revisar la sentencia.

El pasado 4 de junio de 2008, tres jueces reiteraron las sentencias de Gerardo Hernández y René González, y además, devolvieron los casos de Antonio Guerrero, Fernando González y Ramón Labañino para que sean sentenciados nuevamente en el juzgado de Miami.

Volviendo a anular el derecho que tuvieron hasta los autores del atentado contra la ciudad de Oklahoma, perpetrado en abril de 1995, al ser juzgados en una corte de Denver, a mil 900 kilómetros de Oklahoma.

Paul Bekaert, presidente de la Barra de Abogados de Brujas en Bélgica, y observador de Human Rights Watch, dijo al enterarse del retroceso en el juicio que la secrecía y arbitrariedad típica de los juicios politizados como el llamado Caso de los Cinco lo llevó a Estados Unidos a palpar el estado del sistema judicial de ese país.
"Si se permite que estas sentencias se mantengan en pie, lo que estará en peligro son los derechos de todas las personas que enfrenten acusaciones en el sistema judicial de Estados Unidos", añade Weinglass.

A fines de enero, Weinglass intentará que los diez jueces de la Suprema Corte, cuatro nombrados por el expresidente republicano Ronald Reagan, dos por el también republicano ex presidente George Bush padre, uno más por el saliente presidente republicano George W. Bush, otro por el ex presidente republicano Gerald Ford y uno más por el ex presidente demócrata Bill Clinton, retomen el Caso de los Cinco para su revisión.

Al respecto, Richard Hersch, presidente de la Asociación de Abogados Criminalistas de Florida, quien calificó de espléndida la labor de Weinglass y sus colegas, reconoció limitaciones en el sistema actual de jurados y se dijo ansioso de ver el desenlace de este pleito legal. "Estoy ansioso de ver los cambios que la nueva administración va a implementar en nuestra relación con Cuba", dijo vía telefónica desde Miami.