lunes, 1 de junio de 2009

Carmen Luciarte actriz y compañera del actor Miguel Padilla Tres nombres de una Judía Asociación Argentina de Actores Chaubloqueo Museo Che Guevara




"En el año de su 90º aniversario"

CARMEN LUCIARTE

Según la tradición judía, una persona tiene tres nombres. El primero de ellos se lo adjudican sus padres. Ese nombre está en sus documentos y es aceptado por toda la comunidad.

El segundo (más de una vez, un apodo) es ése por el que lo llaman los amigos, los más próximos, y pertenece a un segmento social más reducido.

El tercero de esos nombres –dicen– es el más importante de todos. Porque nos excede, toda vez que se transformará en una palabra que invocada, después de nuestra muerte, producirá en los otros una emoción especial. Ese nombre lo construimos nosotros, es el que dará testimonio de nuestras acciones a través del sentimiento que sepa despertar.

No sé si Carmen Luciarte conocía este basamento de la cultura judía, tampoco sé si era judía (quien esto escribe no lo es); sí sé que como actriz, como compañera, como madre, como abuela, construyó un nombre cuya evocación convoca a lo mejor de nosotros.

Murió Carmen, murió –hace una semana– la compañera de toda la vida de nuestro querido Miguel Padilla, murió una mujer que edificó “un buen nombre”.