niños tercermundistas (uno judío, otro cristiano) como estos deben ser respetados
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Respect for all beings, and for Mother Earth
Leonardo Boff
Theologian
Earthcharter Commission
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If we acknowledge, as the original peoples and many modern scientists do, that the Earth is Gaia, the generous Mother, generator of all life, then we should give her the same respect and veneration we profess for our own mothers. The world ecological crisis derives in large part from the systematic lack of respect for nature and for the Earth.
Respect implies recognizing that each being has value in and of itself, simply because it exists, and, by existing, it expresses something of the Being and of the originating Source of energy and potentialities whence all of us come and to which we all will return (quantum vacuum.) From a religious perspective, each being is an expression of the very Creator.
When we see all beings as having intrinsic value, a feeling of caring and of responsibility towards them arises in us, with the goal of enabling them to continue to exist and to co-evolve with us.
The original cultures give witness to their veneration before the majesty of the universe, their respect for nature and for each of her representatives.
Buddhism, which is not so much a faith as it is a form of wisdom, a life's journey in harmony with the Whole, teaches a profound respect, especially for those who suffer (compassion). Buddhism developed the Feng Shui, the art of harmonizing the house and oneself with the elements of nature and with the Tao.
Christianity knows the paradigm of Saint Francis of Assisi (1181-1226). His earliest biographer, Tomas de Celano (1229) writes that Francis walked respectfully on the stones in memory of the one, Christ, who was called «stone»; he would tenderly pick up the slugs so that they would not be stepped on, and in winter he would give sugar water to the bees, so that they would not die of the cold and hunger.
Another form of inhabiting the world is exhibited here, by being together with all things, living together with them, and not above, dominating them.
Extremely compelling is the figure of the humanist Albert Schweitzer (1875-1965). He developed a grandiose ethic of respect for every being and for all forms of life. He was a great philosopher and a famous concert player of the music of Bach. At one point, he left everything, studied medicine, and went to live with the lepers (it is simpler) in Lambarene (Gabon).
In a letter he explicitly says that «what we need is not to send missionaries to convert the Africans, but persons who are willing to do with the poor what needs to be done, if the Sermon on the Mount and the words of Jesus are to have any value. If Christianity does not realize this, it will loss its meaning.»
In his hospital in the depths of the tropical jungle, in Lambarene, between one responsibility and another, between medical visits, he wrote several books on the ethics of respect, the principal of them being, Reverence for Life (Ehrfurcht vor dem Leben) .
He put it well: «the key-idea of the good consists in preserving life, developing and elevating it to its maximum value; the bad consists in the destruction of life, damaging it and preventing its development. This is the necessary, universal and absolute principle of ethics.»
To him, the limitation of the current ethics consisted in concentrating only on human behavior and forgetting the other forms of life. In few words: «ethics is the unbounded responsibility for everything that exists and lives.»
From this flow behaviors of great compassion and caring. In one of his sermons he said: «Keep your eyes open so that you do not miss the opportunity of being a savior.
Do not walk by, unconscious of the small insect that struggles in the water and is in danger of drowning. Get a little stick and remove it from the water, dry its little wings and experience the magnificence of having saved a life and the happiness of having done it for and in the name of the Almighty.
The earthworm lost on the hard and dry street, who cannot dig her hole, take her and put her in the middle of the grass. "What you have done for the lesser of these, you have done for me." These words of Jesus are not only valid for us humans, but also for the smallest of creatures.»
This ethic of respect is unequivocally needed at present, when Mother Earth is undergoing dangerous stress.
Leonardo Boff
06-19-2009
Free translation from the Spanish by
contacto@servicioskoinonia.org,
sent by Melina Alfaro, done at
REFUGIO DEL RIO GRANDE, Texas
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Respeto a todo ser, a la Madre Tierra
2009-06-19
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Si reconocemos, como los pueblos originarios y muchos científicos modernos, que la Tierra es Gaia, Madre generosa, generadora de toda la vida, entonces debemos darle el mismo respeto y veneración que profesamos a nuestras madres. La crisis ecológica mundial deriva en buena parte de la sistemática falta de respeto a la naturaleza y a la Tierra.
Respeto implica reconocer que cada ser tiene valor por sí mismo, por el mero hecho de existir y que, al existir, expresa algo del Ser y de aquella Fuente originaria de energía y de virtualidades de la cual todos provenimos y a la cual todos retornamos (vacío cuántico). En una perspectiva religiosa, cada ser expresa al propio Creador.
Al captar a los seres como valor intrínseco, surge en nosotros el sentimiento de cuidado y de responsabilidad hacia ellos, a fin de que puedan continuar existiendo y coevolucionando.
Las culturas originarias dan testimonio de la veneración ante la majestad del universo, el respeto por la naturaleza y por cada uno de sus representantes.
El budismo, que no se presenta como una fe sino como una sabiduría, un camino de vida en armonía con el Todo, enseña a tener un profundo respeto, especialmente por aquel que sufre (compasión). Desarrolló el Feng Shui que es el arte de armonizar la casa y a uno mismo con todos los elementos de la naturaleza y con el Tao.
El cristianismo conoce la figura ejemplar de san Francisco de Asís (1181-1226). Su más antiguo biógrafo, Tomás de Celano (1229) manifiesta que andaba con respeto sobre las piedras en atención de aquel, Cristo, que fue llamado «piedra»; recogía con cariño las babosas para que no fueran pisadas, y en el invierno daba agua dulce a las abejas para que no muriesen de frío y de hambre.
Aquí se nos presenta otro modo de habitar el mundo, junto con las cosas, conviviendo con ellas, y no sobre las cosas, dominándolas.
Enormemente actual es la figura del humanista Albert Schweitzer (1875-1965). Elaboró una grandiosa ética del respeto a todo ser y a la vida en todas sus formas. Era un gran exegeta y famoso concertista de la música de Bach. En un momento de su vida, dejó todo, estudió medicina y se fue a servir a los leprosos (es más sencillo) en Lambarene (Gabón).
En una carta dice explícitamente que «lo que necesitamos no es enviar allí misioneros para convertir a los africanos, sino personas dispuestas a hacer con los pobres lo que hay que hacer, si es que el Sermón de la Montaña y las palabras de Jesús tienen algún valor. Si el Cristianismo no realiza esto, perdería su sentido».
En su hospital en el interior de la selva tropical, en Lambarene, entre una atención y otra, entre consulta y consulta, escribió varios libros sobre la ética del respeto, siendo el principal éste: El respeto ante la vida (Ehrfurcht vor dem Leben) .
Bien decía él: «la idea-clave del bien consiste en conservar la vida, desarrollarla y elevarla a su máximo valor; el mal consiste en destruir la vida, perjudicarla e impedir que se desarrolle. Este es el principio necesario, universal y absoluto de la ética».
Para él, la limitación de las éticas vigentes consiste en concentrarse solamente en los comportamientos humanos y olvidarse de las otras formas de vida. En una palabra: «la ética es la responsabilidad ilimitada por todo lo que existe y vive».
De aquí se derivan comportamientos de gran compasión y cuidado. En una predicación decía: «Mantén los ojos abiertos para no perder la ocasión de ser un salvador. No pases de largo, inconsciente del pequeño insecto que se debate en el agua y corre peligro de ahogarse. Busca un palito y sácalo del agua, sécale las alitas y experimenta la maravilla de haber salvado una vida y la felicidad de haber obrado a cargo y en nombre del Todopoderoso. La lombriz perdida en la calle dura y seca y que no puede hacer su agujero, quítala y ponla en medio de la hierba. ‘Lo que hayáis hecho a uno de estos más pequeños es a mi a quien lo hicisteis’. Estas palabras de Jesús no valen solamente para nosotros los humanos sino también para las más pequeñas criaturas».
Esta ética del respeto es categórica en el momento actual en que la Madre Tierra se encuentra bajo un peligroso estrés.
Leonardo Boff