lunes, 26 de abril de 2010

TATU Y Haiti medicos recibidos en Cuba

De: gino straforini [mailto:mir_rrii@uolsinectis.com.ar]
Lunes, 26 de Abril de 2010
 

PROPUESTA  TATU

           P.T. - 3

Ciencia más Conciencia


 

                                    HAITI

 

 

Emiliano Mariscal, es un médico argentino egresado de la ELAM en el año 2007, nacido en el

Grán Buenos Aires que siempr soñó con ser lo que hoy es, médico solidario y constructor de

sueños.

 

Es miembro de PROPUESTA TATU, era el responsable de Tatu en Cuba,

 en los meses de Junio, Julio y Agosto del año 2009, estuvo trabajando en tres Misiones en

Buenos Aires, luego retorno a Cuba y, se incorporó a la Misión cubana en Haiti.

 

A Tatu se incorporan aquellos que llevan la solidaridad, el internacionalismo y el amor a nuestros

pueblo en el corazón y, cuyos objetivos son  la construcción de una sociedad profundamentre

 humana.

 

Comprendemos el humanismo solo dentro del socialismo, una sociedad superadora del mercanti -

lismo y el individualismo, es decir, no estamos dispuestos ni a olvidar ni a relegar los sueños y

objetivos de nuestros pueblos en estos 200 años.

 

CARTA DE EMILIANO :

 

 

HAITÍ EN MÍ

 

En consecuencia, se ha producido una modificación durante estas últimas semanas. Pero ¿dónde?     

 ¿Es un cambio abstracto que no se sustenta en nada? ¿Soy yo quien ha cambiado? Si no soy yo,

 entonces es esta habitación, esta ciudad, esta naturaleza, hay que elegir.” J.P. Sartre

 

Haití, tierra de gigantes país de montañas, cuna de Petión y Toussaint Louverture, silenciada y

mansillada por más de un siglo, aniquilada su dignidad y desterrada la esperanza.

Aquí somos testigos del desarrollo del capitalismo, vivimos el capitalismo desarrollado,

caracterizado por inexistencia del rol del estado, premisa de éxito según teoría neoliberal.

 Estado que no es capaz de garantizar educación, ni salud, ni transporte, ni condiciones

mínimas de vida ni salubridad ni higiene, nada de nada. No existe aparato productivo,

el estado no dispone de recursos de ninguna clase.

 

Esta es la cueva de las ONG. Aquí acuden a desembolsar migajas,  sin tener en

 cuenta las necesidades existentes. Justifican en Haití sumas millonarias, cuyos

centavos son distribuidos de forma desordenada, heterogénea. Por ejemplo, una

ONG que entrega bolsas de residuos, repartiría grandes cantidades de bolsas

que servirían para que la gente elimine sus desechos en ella, soñemos que

logren que todo se elimine en ellas, pronto se acumularían grandes cantidades

de bolsas que nadie recoge y nuevamente las bolsas se deterioran y luego

 se rompen y nuevamente el problema. La ONG ganó en credibilidad,

 justificando sumas millonarias (quizá antes abrió una fabriquita de bolsas de

 residuo en algún sitio) y publicitó su obra “humanitaria”. Haití despierta a los

 pocos días con sus calles colmadas de desechos.

Hay una batalla que en América Latina se ha acelerado los últimos decenios,

 que es la contienda cultural, se trata de generar pueblos sin educación, gentes

 que respondan al patrón de consumo, la cultura del sueño americano

desperdigándose por cualquier sitio. El individualismo, la cultura del sálvese

quien pueda y de que quien tiene necesidad solo le interesa superarla, aunque

 sea pasando por sobre otro, en esa lógica no existe sentido colectivo ni

 preocupación por los demás.

Ese empeño busca cercenar la identidad cultural de los pueblos, así

masifican patrones estéticos, patrones culinarios, patrones cinematográficos,

 amparados en el dinero y en el aparato mediático de que disponen.

Mediante éste manipulan la percepción de la realidad, fragmentando la

información, parcializándola, creando un estado de opinión favorable a sus

 intereses, convirtiendo a la gran masa humana en seres que son pensados,

cuyas opiniones están basadas en eso que le muestran como realidad.

Todo ello ya lo han logrado en Haití, donde el porciento de analfabetismo es

altísimo, el bajo nivel cultural repercute en todos los ámbitos,  la población

carece de sentido de identidad, no existe amor a la patria, ni sentido de lo

colectivo. Aquí se vive en el reino del asistencialismo, que consiste en brindar

 cosas a las personas sin que tengan que hacer ningún esfuerzo, lo cual con

 el paso del tiempo los convierte en seres inertes, que solo esperan que los

ayuden. Esa práctica se ha hecho norma, y lamentablemente les ha dado

 resultado, han erradicado la cultura del trabajo, esa respuesta natural del

hombre que ante dificultades o necesidades trabaja y con el trabajo es capaz

 de superar el conflicto o la necesidad, algo que la especie humana ha

aprendido a hacer, lo cual ha posibilitado la evolución que nos permite pensar,

analizar y actuar.

En Haití, todo el mundo espera, la imagen que me viene a la mente es la

 de peces de pecera que solo se limitan a abrir su boca y esperar que el

alimento les caiga. Así están hoy millones de personas, así razonan los

políticos que “manejan las riendas” del país, así enfrentan los miles de

desplazados que habitan asentamientos la situación provocada por el terremoto.

En los lugares donde hemos trabajado, solo un porciento pequeño sufrió la

 pérdida de su hogar, la mayoría de las personas confluyen en busca de

alimentos, agua y todo cuanto puedan recibir. En los asentamientos existen

 formas organizativas con buen funcionamiento en lo que respecta a la

recepción de ayuda y su distribución, es difícil para ellos asumir otro tipo de

reto, como lo es el trabajar, el disponer de fuerza que realice tareas que

mejoren sus condiciones de vida. Nosotros hemos podido vivir esa

experiencia, y pudimos lograr resultados, puesto que trabajamos sobre

esos líderes, y los fuimos persuadiendo de la necesidad de que algunas

 condiciones higiénicas de los lugares debían ser modificadas. Esos

 resultados son parciales, y al continuar su dinámica de relación con ONG´s

volverán poco a poco a ese mutismo, a ese esperar permanente. Sin embargo

 es de resaltar la nobleza de ese pueblo que hemos tenido la suerte de

conocer a plenitud, de estar allí donde la necesidad pone a prueba al ser humano,

 y su comportamiento está lleno de bondad, de respeto.

El momento histórico, donde fuerzas progresistas y revolucionarias empujan

 procesos de cambio en países como Venezuela, Ecuador, Bolivia, así como

la presencia permanente de Cuba, aúna a todos aquellos que anhelan la

verdadera y definitiva independencia de América Latina. Dicho proceso

permite alcanzar acuerdos  y convenios de nuevo tipo,  basados en la

complementariedad y en las necesidades de cada país. La dimensión de

 tales hechos trasciende lo conocido, y posibilita concretar el sueño de la

verdadera integración de la Patria Grande. En ese empeño es que el ALBA se

 propone, basado en la deuda histórica con Haití, establecer un Programa

Integral de Reconstrucción, que incluye las esferas de educación, alimentación,

 infraestructura, salud. En un esfuerzo por potenciar sus propios mecanismos,

 proponiendo soluciones consensuadas que seas sostenibles y que puedan

asumirlo en el mediano plazo los propios haitianos. Esa es la aspiración

 verdadera, basada en los principios de Martí, Bolivar, Petión. La búsqueda

 de soluciones reales, concretas y que brinden respuesta a sus necesidades

. En la esfera de salud dicho bloque integrador encomendó la tarea a Cuba, por

su experiencia y sus resultados en ese campo.

La humanidad está en deuda con este país, símbolo de anhelo libertario y

emancipador, y seguirá estando, ya empieza a sentirse el repliegue, en los

medios masivos de comunicación hace rato que dejó de ser noticia y desde

 aquí vemos movimiento de retirada generalizada, mientras tanto Cuba continúa,

 suma ya el año 12 de la cooperación al pueblo de Haití, ahora bajo los efectos

del terremoto, con un personal superior a los 1500 colaboradores y con un plan,

 ya en ejecución, que logrará la reconstrucción del derruido sistema de salud.

 Existen hoy día 101 posiciones en que Cuba está presente en Haití, se

construirán 30 centros de atención referencial, así como uno de alta

 tecnología. Todo se estructura en base a asegurar que los elementos

 fundamentales de la salud se alcancen, o sea, promoción, prevención, curación

 y rehabilitación.

 

El contingente médico de Cuba reúne particularidades  que lo diferencian de

otras experiencias. Incluye a profesionales de la salud de América Latina,

 la mayoría de ellos médicos, entre los internacionalistas. Dichos profesionales,

fueron educados en Cuba, cuya formación humanista les brindo una visión y un

 sentido de la solidaridad diferentes.

La Escuela Latinoamericana de Medicina fue creada pensando en brindar la

 posibilidad de formar médicos provenientes de sitios en que la salud es una

utopía, de manera tal que pudiera trabajarse en esos lugares aspectos sanitarios

relacionados principalmente con la promoción y la prevención. Más de 7000

jóvenes de América Latina, África y Estados Unidos, han tenido la suerte de

graduarse en Cuba, muchos de ellos no lo hubieran siquiera soñado hacer en sus

 respectivos países.

El verdadero desafío hoy, es interiorizar que constituimos verdaderos sujetos

 de cambio, que significa que en nuestras manos se hallan las posibilidades

de transformar la realidad, lo cual iniciará un camino, que será muy largo,

 pero sentará las bases de la verdadera reconstrucción, que ha de ser

 no solo económica sino también social, política. El verdadero sentido de

identidad que hemos de incorporar nos compromete más con la tarea,

siendo que en nuestras manos se allanan caminos al futuro, que en

nuestros pueblos nuestras voces son escuchadas, que muchas manos

 y voluntades se dispondrán a la lucha junto a nuestra guía, ese es el

compromiso que el momento histórico pone en las manos de esos

latinoamericanos que fuimos educados en Cuba. Asumirlo como tarea,

asumirlo como forma de ver la vida nos permitirá aunar nuestros esfuerzos

 y nuestras luchas, no solo en Haití, sino también en toda la geografía americana,

 en cada lugar en que tengamos la posibilidad de hacerlo.

 

                                                                                              Emiliano Mariscal