sábado, 3 de julio de 2010

LA FUGA de los hijos adoptivos de Ernestina Herrera de Noble

 2 de julio de 2010

 

La Mañana de Córdoba es un diario provincial perteneciente al grupo Ambito Financiero, cerradamente antioficialista, es decir antikirchnerista. Por razones de mercado está también enfrentado al Grupo monopólico "Clarín".

La fuga                                        LA  MAÑANA DE CORDOBA

 

Propóngase el siguiente ejercicio mental: ¿Qué sucedería si –por ejemplo– un político decidiera viajar al exterior en las antesalas de una segura convocatoria judicial en el arco de una causa en la que estuviera involucrado?.                                          Horacio Lazcano

 

La respuesta sería sencilla: esta persona está huyendo para evitar vérselas con la Justicia.   Esta suposición, en manos de la prensa, serviría de combustible informativo a los más inflamados cronistas. "Se fuga reconocido político: sigue la impunidad", sería el titular más conservador que podría leerse. Entre todos los posibles títulos, probablemente los del Grupo Clarín serían los más encarnizados. Sus periodistas se contarían entre los primeros en denunciar la desaparición del dirigente, investigar su paradero y -de encontrarlo- publicar las típicas fotografías que lo mostrarían cómodamente instalado en algún chalet y con aire despreocupado. Esto no es ciencia ficción.

 

En abril de 2004, los periodistas de Clarín fueron unos de los tantos que sugirieron explícitamente que Carlos Menem era un prófugo de la Justicia argentina, porque argumentaba no poder abandonar Chile para presentarse ante el juez Oyarbide, quien había pedido su captura internacional. También se horrorizaron (hay que ser políticamente correctos) cuando varios barras bravas buscados por la Justicia lograron embarcar rumbo a Sudáfrica para ver la Selección de Maradona con total desparpajo y ante la comprensiva mirada de Inmigraciones.


Extrapólense ahora estas certezas a los hijos de la señora Ernestina Herrera y se verá que, para el Grupo Clarín, las varas con que se miden las conductas públicas son totalmente distintas. Ayer se conoció que Marcela y Felipe Noble Herrera se fueron al exterior, tras oficializarse que no fue posible reconstruir su perfil genético con las ropas secuestradas por la Justicia semanas atrás. Lamentablemente para la jueza Sandra Arroyo Salgado, Marcela y Felipe lograron contaminar eficazmente las muestras, por lo que el misterio sobre si son o no hijos de desaparecidos, continúa. Ahora, y para eludir otra requisitoria judicial, optaron por una suerte de emigración preventiva.

 

Es evidente que no quieren ser "recuperados", y que se los trata en forma muy diferente que a cualquier mortal en su misma situación. Este hecho es grave. Muy grave. Y se agiganta aún más cuando se piensa que quienes lo han protagonizado son los herederos de un multimedio que se considera a sí mismo como el gran juez de lo que sucede en el país, el campeón de los juicios morales erigido tras la coartada de la "prensa independiente". Claro que la señora Herrera de Noble, sus hijos y su grupo podrían denunciar una persecución en su contra como forma de justificar este explícito escape, pero para ello tendrían que haber afrontado un debate mucho más profundo que un expediente judicial.

 

Bien podría Clarín haber discrepado respecto al sentido final perseguido por el gobierno nacional en la utilización del tema de los Derechos Humanos, denunciando -eventualmente- su manipulación con fines exclusivamente políticos, pero lejos estuvo de hacerlo. Años atrás, cuando se mostraban como los aliados más incondicionales de Néstor Kirchner, Héctor Magnetto y los suyos fueron los primeros en asumir este tema como una auténtica política de Estado, abdicando de la posibilidad de dar una discusión profunda sobre la necesidad de traer nuevamente este problema a flote.


Por supuesto que, mientras el asunto de los desaparecidos se circunscribiera a encarcelar a militares octogenarios, resultaba fácil medrar periodísticamente con tal "cacería en el zoológico". De paso, se exorcizaban los viejos fantasmas que susurraban que Clarín había sido un colaborador mediático del Proceso de Reorganización Nacional. Pero, una vez que se hubo brindado la conformidad discursiva en un tema como éste, ya no resulta válido pretextar arbitrariedad alguna cuando, dentro de esta dinámica, aparecen los legítimos derechos de las Abuelas de Plaza de Mayo por saber si la señora Ernestina es una apropiadora de los bebés de sus hijos. Si se está de acuerdo en la "memoria y justicia" como principio de acción para meter presos a los represores de ayer, deben también consentirse las acciones de reparación histórica que tal principio exige.

 

Así lo indica una lógica estricta. En este sentido -y de confirmarse esta "huida precautoria" de Marcela y Felipe-, la estafa de Clarín sería doble, pues no sólo mostraría su rostro más miserable (denunciando a políticos, sindicalistas o empresarios de atroces conductas, pero callando el no menos reprochable proceder de los hijos de su dueña), sino que, además, pondría en evidencia que sus convicciones en materia de Derechos Humanos no son menos oportunistas que las que pudiera ostentar el kirchnerismo al que tanto denuesta.

 

Son éstas el tipo de contradicciones en que tarde o temprano terminan aquellos que utilizan el poder de fuego de los medios de comunicación para obtener ventajas en forma permanente, exaltando sus supuestas virtudes periodísticas a modo de justificación de sus arbitrariedades.                

                 

 Viernes, 02 de Julio de 2010.-