domingo, 15 de agosto de 2010

Pesadilla argentina por esclarecer, condenar y castigar

Otro desgarrador relato de una ex detenida

Soledad García, ex presa en la UP1, contó los padecimientos que sufrió cuando estuvo detenida en 1976.

03.08.2010 , por Lisandro Guzmán 

VIDELA. Detrás Menéndez, en una nueva audiencia (AP).

VIDELA. Detrás Menéndez, en una nueva audiencia (AP).

 

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"Con el desgarrador relato de una ex presa sobreviviente de la Unidad Penitenciaria Nº1 (UP1) el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°1 de Córdoba retomó el juicio oral contra el dictador Jorge Rafael Videla, el ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, y otros 29 acusados, por crímenes de lesa humanidad.

El tribunal, integrado por los jueces Jaime Díaz Gavier, Carlos Julio Lascano y José María Pérez Villalobo, escuchó a la testigo Soledad García, una ex presa de la UP1, actual dirigente del gremio provincial docente (UEPC).


Durante su emotivo relato, Soledad recordó "de manera dolorosa" las torturas que debió sufrir cuando fue detenida el 9 de marzo de 1976. También contó los vejámenes que padecieron sus compañeras. “Las hacían parir esposadas a la cama y con los ojos vendados”, señaló.

 

Soledad es la 17ª testigo del juicio. Dijo que en principio, al ser detenida, la llevaron al temible departamento de inteligencia D2. "Salvo el que manejaba, todos me golpeaban".


“Nos golpean brutalmente y  nos insultaban; nos manoseaban, nos ahogaban, en búsqueda de cosas incoherentes. Yo no entendía”, agregó.


La testigo contó que lo más terrible fueron los simulacros de fusilamiento. "A la noche se ponían como locos con nosotros", dijo.
“Un sábado a la tarde me sacó la capucha un joven  y me dijo: "están pasando cosas afuera, están tus compañeritos, te quedan dos cosas para hacer, si te quedas acá te quedas tranquilita, si te vas con ellos apareces con un tiro en la nuca en una cunetita”, dijo en su crudo relato.


También reveló detalles sobre el asesinato de José René Maoukarzel ocurrido en la UP1 el 14 de julio de 1976. Dijo que vio como personal militar "lo torturaba" y luego en un día frío "lo estaquearon".


“En otro momento pude ver cómo lo estaqueaban, le tiraban agua y lo insultaban a un muchacho que después me enteré  que era médico del San Roque, Moukarzel. Yo vi varios vestidos de uniformes como en una ronda”, dijo.
Contó que al producirse el Golpe de Estado el 24 de marzo del ´76 "todo cambió en la cárcel". A tal punto que los militares amenazaban con "matar a todos".


Niños. Cuando la testigo llegó a la UP1, le llamó la atención ver a unos niñitos gateando, una era la hija de Marta Rosetti de Arquiola, el otro era el niño de Liliana Paez.  


Después de muchos años la vio a la hija de Marta Rosetti y le dijo: “yo te vi gateando en el penal”.


También narró los momentos en los que fueron sacadas de la cárcel María Esther "Tati" Barberis", asesinada el 19 de junio de 1976; Diana Beatriz Fidelman y Marta González de Baronetto asesinada el 11 de octubre de 1976.


“Cuando llegué al penal, para mí, fue un alivio. Era un penal con reglas democráticas. Llegó un abogado de la UEPC y me pudieron hablar y abrazar. Era el 23 de marzo. Al día siguiente  fue el golpe y a los pocos días, lo que vino después , me da frío recordar. Nos desnudaron a todas y nos sacaron desnudas al patio  para una requisa. Nos tuvieron un buen rato desnudas en el patio", manifestó.
Devoto. García dijo que desde la UP1 fue trasladada a la cárcel de Devoto. "Íbamos en el piso de un avión, junto a otros compañeros, y pernanentemente nos gritaban, ahora los vamos a tirar al río", añadió.


Recuperó su libertad en junio de 1980 y luego se radicó en España. "En Devoto había un capellán que le pusimos San Fachon, porque era igual o peor que un militar en su trato", dijo.
“Cuando llegamos a Devoto nos metieron a una iglesia y nos desnudaron ahí delante de un crucifijo”, dijo.


“Cuando nos hicieron la requisa desnudas a todas la mujeres en el patio, pensaba 'ojala que los niños ya no estén'".
Sobre Menéndez y Videla. “Para algunos Menéndez era un ídolo y lo nombraban siempre, algunos decían que  todas la órdenes bajaban de Videla y que de Videla para abajo todos tenían que pensar igual”, recalcó.


García dijo que le quedaron secuelas del cautiverio. "Tengo la rodilla izquierda  dañada. Otro síntoma es una fibromialgia.  No conozco un lugar mas frió en el mundo que las cárceles", sentenció. 

Chau, Besos

Norberto Burni
 


From: norbertoburni45@hotmail.com
Subject: La Sole en Tribunales Federales
Date: Fri, 13 Aug 2010

Queridos:

Les envío mi relato, mi particular crónica sobre lo que dijo Soledad ese 3/8/10, a la mañana, en los Tribunales Federales.

 

Ustedes saben sobre la contienda interna de tratar de separar lo subjetivo de lo objetivo en el momento de escribir o  de contar algo que luego será mensaje público. Siempre es -por suerte- imposible porque algo se cuela de uno mismo en eso de que se va y no vuelve porque comienza a ser de todos aquellos que  lo reciben.

 

En este caso, como llegué a mi mesa de trabajo inmediatamente después de la sesión, no podía recomenzar sin antes no “bajar” de mi mente lo que había escuchado y sentido.

 

Entonces, escribí atendiendo a  mis tripas y no a mi cabeza, porque allí estaban, en las vísceras, todas  las sensaciones indomables y molestas.

 

Lo hice para mis entrañables, familiares y amigos como una devolución íntima de lo que me pasaba al escuchar ahí, otra vez, esa parte de la vida de Soledad. Y se sufre, como la primera vez cuando nos conocíamos e "intercambiábamos figuritas" aunque muchas de las que mostraba Sole eran más pesadas que las mías. 

 

Antes éramos pareja y todo nos unía. Ahora nos unen estas cosas y algunas más que tienen que ver con eso de entreverar los Derechos Humanos y las pequeñas o grandes luchas para que esta sociedad sea un poco mejor, que la justicia no sea tan imposible entre los seres humanos. Pero ahí, otra vez, separar es por demás difícil si uno es honesto con uno mismo.

 

Un beso y un abrazo.

Norberto

 

 

Un buque

 Podría ser el título de este relato, muy personal, que hago contando sobre  lo que hace poco concluyó.

La nota periodística de La Voz del Interior, como última noticia, ya está colgada en la red y a continuación se las reproduzco. Viene bien porque me ahorra gran parte del primer plano de las palabras de  Sole en ese discurso que se  llevó cuatro horas de nuestras vidas.

Uno siempre gasta horas, vaya Perogrullo, pero gracias a Soledad,  todos los que la  escuchamos bien, consumimos cuatro de nuestra mejores  horas de cada una de nuestras  vidas.

Fue construyendo de a poco, un relato muy sólido en lo jurídico-legal porque cuando no sabía o no le constaba en su recuerdo, lo dejaba en claro. Y eso, con semejante marco y con la carga emocional que naturalmente se debe llevar en esas circunstancias, es de mucho valor y extraordinariamente útil para la acusación. Tampoco dejó resquicios a los defensores para encontrar contradicción, falsedad o subjetividad que pudiera derribar sus conceptos.

Hay que recordar  que Soledad debía exponer y responder de forma  coherente con sus propios dichos en la Instrucción, testimonio que ya ha cumplido  más de diez años. 

Primero ante el Presidente del Tribunal, que quería saber como y cuando la habían detenido, con detalles. Totalmente, en forma completa, cronológica,  hasta cuando subió al avión del exilio, cuatro años y medio después.

En el comienzo puso  énfasis en  que  esa mañana del 9 de marzo del ' 76 estaba acompañado por el Compañero Rafael Flores Montenegro, Secretario General del Sindicato del Caucho y que eran ambos militantes sindicales que se aprestaban a cumplir con una tarea de propaganda en las fábricas de Ferreyra.

Dijo que los rodeó un grupo de casi diez personas armadas y de civil que a los golpes le hicieron abandonar el automóvil Citroen 3CV. Relató como y adonde la habían llevado; quiénes eran y que era lo que había sucedido en la D2 y en la cárcel, tanto en la UP1 como en Devoto y en los traslados de un lugar a otro.

Ahí los que escuchábamos tuvimos que atravesar otra vez ese horrible desfiladero que aprieta la garganta  y moja los ojos: La historia de los bestias que pegan, hieren y gritan, haciendo gritar…. Y hasta matan en la cúspide del dolor.

 Qué había visto, oído decir, todo fue dicho con la mayor precisión posible, fue ordenadamente explicado en el relato. Luego evacuó varias dudas de los fiscales; siguió con las precisiones  y detalles para los abogados querellantes, los cuáles  querían dejar como constancia en  firme puntos muy importantes.

Aportó sobre los últimos momentos de otras Compañeras presas a disposición del Poder Ejecutivo Nacional que luego fueron fusiladas.

Y luego pasó a soportar y eludir las preguntas tramposas y hasta desfachatadas de   los defensores oficiales puestos por el Estado y de otros pagados por los acusados. 

El colmo fue cuando el abogado Viola, después de repreguntar cuál era la diferencia entre el verde del uniforme de los militares y cual el verde de los gendarmes de la UP1, vomitó una pregunta que fue drásticamente repudiada por el Presidente del Tribunal que ordenó su no constancia en actas por estar fuera de lugar. Quiso saber, el sátrapa, si había cobrado beneficio o indemnización y cuánto por su detención.

El cuervo en uno de sus últimos manotazos pretendió de esa manera sacar patente ideológica  y demostrar, ante la inminencia de la condena, su trasfondo político e ideológico, como para seducir y mostrarse confiable en el planeta de los inmundos.

Para contextualizar el segundo plano,   tuve que buscar en el Diccionario de la Real Academia las diferentes  acepciones del verbo calar. Y Soledad, más allá de la corrección de sus respuestas,  no cabe dudas que caló profundo como lo que se dice  de un buque: "Alcanzar en el agua determinada profundidad por la parte más baja de su casco".

Tenía que superar el nivel del agua jurídica o legal y hasta allí  llegó, magnífica, brillante, íntegra,  con su decir, la Soledad Edelveis García que todos nosotros conocemos.

Terminó contestando a un vocal del Tribunal sobre el significado de su participación y de los compañeros que con diversidad de ideas  y de  acciones,  quisieron transformar la sociedad injusta y represiva que vivíamos en los años 60 y 70.

En otra parte, dibujó con precisión el contorno de los que no creemos en Dios, pero respetamos a los que tienen religión y merecen igual trato que nosotros.

En esa parte puso en evidencia los límites de la ideología burguesa y fascista que entroniza un Dios benévolo y todopoderoso y sin embargo, ellos los creyentes, cuando guardianes de la fe, cuando protegen el poder dominante y su ideología, son capaces de  desnudar, denigrar y pisotear la condición humana, la condición  de género de las mujeres detenidas ilegales y también de las  legales, bajo la tutela del Estado.

Soledad con esos conceptos  enmarcaba  el cuadro de las presas desnudas en la capilla de la cárcel de Devoto, que debían "cumplir" con el trámite de ingreso.

Antes habían sufrido amenazas de los oficiales del ejército armado por la Constitución y las leyes, en el viaje del avión que aterrizó en la nada de la noche bonaerense. En el silencio de la sala daba la sensación que se escuchaba el grito, el alarido con amenazas de que serían tiradas al mar, todo en medio de  otra apaleada feroz sobre mujeres esposadas, indefensas y tiradas en el piso de la nave.

Esta mañana Soledad quiso que se dieran cuenta a quién habían torturado, vejado, ultrajado; a quién habían querido destruir psicológicamente con el terror casi infinito.

Soledad respondió desde su persona, con toda su historia que la blindaba diciendo pausadamente sus verdades y al final, disparó un alegato para aquellos acusados y aún sin acusar que no tienen dignidad. Para los que no tuvieron ley,  piedad, respeto, decencia, ni moral.

Pidió, que finalmente  tuvieran el honor, como último atributo que ellos mismos se endilgan, que  revelaran donde están los restos de los compañeros desaparecidos; donde están los niños que reclaman las abuelas, por que “ellos, Señor Juez, lo saben, seguro tienen toda la documentación para saber sobre nuestros seres queridos” y se dirigía a Videla, a Menéndez que había salido de la sala y a los otros canallas que escuchaban en esa platea de infames.

Videla no se durmió esta vez. Escuchó atentamente  y uno de los momentos cumbres que llenó de emoción a todos, fue cuando Soledad en su alocución polemizó versus el mismísimo Dictador. Casi mirando de reojo al anciano asesino, dijo: …."Los desaparecidos son personas, son compañeros que vivieron y fueron detenidos ilegalmente y masacrados por los represores y no entelequias que no existen como alguno de los aquí presentes lo ha afirmado”.

Minutos antes había contado ese instante de puñal cuando le dijeron que su Compañero de vida y militancia había desparecido y posiblemente haya ido a parar a La Perla. En ese momento, desenfundó de sus ropas el papel con su mejor poema “Indicios” y lo leyó  para todos los que se reclaman tener condición de seres humanos.

Así cumplió con el Compañero Eduardo Requena, con todos nosotros y con todos aquellos compañeros que no están.

Hoy Soledad navegó como un buque insignia.         Norberto     03/0810